24.7.25

La única salida es inventar nuevas formas de pensar y actuar.

EL COLAPSO DE NUESTRO MODO DE DESARROLLO 

En un artículo para «Le Monde», el sociólogo Eric Macé lamenta que, a pesar de los diagnósticos firmemente fundados, el mundo que solíamos llamar «moderno» no se esté reformando, sino que, por el contrario, está intensificando los fallos que han conducido a la actual crisis «socioecológica».

Si durante mucho tiempo pudimos pensar que la alternativa entre transición socioecológica y colapso era simétrica, hoy es imposible pensar que podría ganar el escenario de la transición.

Si las palabras tienen algún significado, un modo de desarrollo insostenible no puede durar: en algún momento, colapsa. Ya está bien establecido que el modo de desarrollo moderno desplegado a lo largo de varios siglos, basado en una relación extractivista con la naturaleza y en una relación desigual entre los seres humanos, no es sostenible.

Este modo de desarrollo, que ha estructurado todos nuestros modos de vida, de producción y de consumo, es la causa directa del calentamiento global, a través de la producción exponencial de gases de efecto invernadero, y del primer colapso del progreso, el de la biodiversidad. Los equilibrios planetarios que hemos conocido durante los últimos 11.000 años en el Holoceno están en proceso de descontrolarse a un ritmo cuya rapidez hace cada vez más seguras amenazas de consecuencias incalculables.

Presión antropogénica exponencial

Desde este punto de vista, la interpretación dominante de la noción de Antropoceno es un obstáculo para comprender lo que nos está ocurriendo: los humanos no nos hemos convertido en una nueva «fuerza geológica», no acabamos de entrar en una «nueva era geoplanetaria». Todo lo contrario. El Antropoceno no es una nueva era que sucede a la modernidad: el Antropoceno es el nombre retrospectivo de la propia modernidad.

Mientras que la modernidad basó su legitimidad histórica en el proyecto de emancipar a los seres humanos de su vulnerabilidad original mediante los beneficios del progreso y el crecimiento en un futuro ilimitado, la trágica paradoja es que este modo de desarrollo conduce a una vulnerabilidad aún mayor porque ya no es local o estacional sino global, mundial, y su «futuro» catastrófico se precipita cada vez más rápidamente hacia el presente.

En otras palabras, el Antropoceno, que comenzó con los albores de la modernidad en el siglo XVI, ha ejercido desde entonces una presión antropogénica exponencial sobre los equilibrios planetarios, hasta el punto de amenazar las condiciones mismas de existencia de los humanos y de los no humanos asociados.

En este sentido, ya estamos en el proceso de salida del Antropoceno, porque la reducción drástica de la presión antropogénica ya ha comenzado. La primera fase ha sido claramente identificada: Es la transición de un modo insostenible de desarrollo moderno (capitalista, extractivista, inigualitario, imperialista) a modos sostenibles de vida, producción y consumo, es decir, no sólo técnicamente descarbonizados, sino sobrios y cooperativos, capaces de nuevas formas de alianzas y solidaridad entre humanos y con los no humanos... Cuando uno escribe y lee esta frase, que está llena de esperanza y parece de lo más razonable, se da cuenta de que actualmente las cosas van exactamente en la dirección contraria.

Por un lado, las lógicas capitalistas, extractivistas, inigualitarias, imperialistas, etnonacionalistas y etnopulistas han vuelto a imponerse, amenazando todas las formas existentes de cooperación internacional para una acción concertada y justa de reducción de los gases de efecto invernadero y de restauración de la biodiversidad.

Estas lógicas modernas aceleran las lógicas de colapso de un modo de desarrollo insostenible: los colapsos ecológicos en curso conducen a una vulnerabilidad creciente de los sistemas globalizados modernos que se han vuelto tan interdependientes y tan tecno-dependientes que los colapsos económicos, sociales, sanitarios y técnicos están abocados a seguirlos, con la violencia internacional y social asociada.

Por otro lado, los promotores de un «Antropoceno bueno» promueven un «crecimiento verde» hipermoderno, argumentando que si los humanos han sido capaces de desordenar el clima, también son capaces de regularlo con más inversión capitalista, más tecnología y más ingeniería climática.

Efectos bumerán

Esta opción, ampliamente adoptada por los actores dominantes del mundo moderno (los Estados imperialistas, las grandes fortunas del carbono, la deeptech y la inteligencia artificial, y una cultura científica prometeica), pasa por alto dos aspectos esenciales.

En primer lugar, los riesgos de este tipo de operación son muy elevados, con consecuencias catastróficas incalculables y efectos boomerang que perturbarán aún más brutalmente el clima y la biodiversidad, en un mundo que ya no tiene exteriores ni refugios seguros. En segundo lugar, esta opción se basa en la hipótesis de un mundo con un medio ambiente constante, aunque no hay ninguna garantía de que las condiciones actuales de producción y energía, tecnológicamente densas, no se deterioren.

Por tanto, la salida del Antropoceno se orienta cada vez más hacia una reducción drástica de la presión antropogénica, como resultado del colapso programado de un modo de desarrollo moderno insostenible. Nuestros sistemas políticos siguen estando totalmente estructurados en torno a las relaciones de poder de la modernidad: por un lado, la producción y redistribución del crecimiento y, por otro, el doble rasero de los beneficiarios del progreso en términos de género, raza, etc.

La única salida es inventar nuevas formas de pensar y actuar.

La única salida es inventar relaciones de poder y cuestiones específicas del final del Antropoceno: una inmensa vulnerabilidad reconocida como común y la necesidad de repensar nuestra solidaridad, es decir, la organización social de la interdependencia entre humanos y no humanos, sobre la base de un «cuidado» universal que se ha vuelto indispensable. No bastará con adaptarse al cambio climático: queda por ver quiénes serán los actores capaces de impulsar un verdadero proyecto de transición socioecológica.

https://www.climaterra.org/post/el-colapso-de-nuestro-modo-de-desarrollo-est%C3%A1-programado  

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