31.7.25

El hombre moderno, que tolera todos los abusos, es un cobarde condenado a su suerte

UNA SOCIEDAD SIN MACHOS ALFA 

Antes de analizar el fenómeno de la masculinidad sumisa y ausente, se hace urgente entender qué es un macho alfa y sus capacidades, cada una de las cuales es esencial para entender la gravedad de una sociedad en la que estos sujetos han sido silenciados o censurados, todos sabemos por quiénes.

Lo primero que les caracteriza es la claridad de sus argumentos, de sus opiniones y conclusiones, las cuales llevan hasta el final para resolver todo tipo de problemas. No hablamos de hombres que se acobardan ante la adversidad, renuncian a sus ideas si son convencidos y todo su proceso resolutivo está guiado por una serie de valores morales que forman parte de su identidad más íntima y que jamás traicionarían.

El macho alfa asume las consecuencias de sus deseos y nunca necesita dar explicaciones a nadie y mucho más está dispuesto en alterar la realidad circundante en lo que considera sus prioridades morales. Este tipo de hombre, de hecho, reconoce en sus venas la palabra desobediencia si existe un bien común superior o un peligro que puede hacer desaparecer la sociedad que considera justa, libre y acorde con los valores humanos.

Su empatía le lleva a comprender no sólo el peligro que corren sus seres más amados, sino de todos aquéllos que pudiesen verse afectados por un acto de traición, engaño, daño irreparable o acoso. Su disposición moral los lleva a defender a sus familiares, esposas, o hijos como auténticos leones sin descanso, pensando en su bienestar y su seguridad, creando un campo de seguridad en el que nadie osaría en su sano juicio hacer el más mínimo daño.

El macho alfa, que está lleno de amor, cuando se enfada y actúa es para temerle porque no mide las consecuencias de sus acciones y es capaz de dar su propia vida antes de que sus seres amados se vean en redes donde sus vidas corren serio peligro. Puede actuar dentro de la ley o fuera de ella, simplemente desobedecerla, haciendo frente a la autoridad porque sabe que ésta, en la mayoría de los casos, actúa como mafias.

El macho alfa, por ende, es tenaz. El sentido que tienen de su vida no es sólo exclusivamente práctico, de premio rápido y abundante. Este tipo de seres quiere dejar una huella en tanto en sus hijos como en las personas que lo conocieron, como un ejemplo de que la verdad es la verdadera fuerza que lidera la inteligencia humana, que la mentira es una irrealidad que, desear y lograr alguien que sea real, se convierte en algo que hay que destruir a toda costa. No acepta que lo callen, lo condicionen o lo compren.

Consciente de la gran verdad, la considera un tesoro personal que nunca ha de perder, la cual descubre con cada error, porque el macho alfa no es soberbio, no defiende nada sin argumentos. Su mente es lógica, aprende de la experiencia, de la cadena de errores, al tiempo que acaba identificando la naturaleza moral de quienes lo rodean, seleccionando quiénes merecen la pena y actuando, de ser necesario con quienes considera un peligro para sus proyectos de vida, que van más allá de las prioridades materiales.

Una sociedad conformada por este tipo de sujetos, no tendrían como presidente a un psicópata, un enfermo mental, un delincuente y un ser capaz de las más oscuras artes demoniacas. No sólo no habría destapado las ilegalidades y crímenes de lesa humanidad ya cometidos, sino que los habría detenido y encerrado en el trullo, en vez permitir que este tipo de mafiosos campen por sus anchas y gobiernen como sucios psicópatas y dictadores sin escrúpulos. La presión social sería tan compartida que huiría como un vil cobarde, que es lo que es.  Igual ocurre con el funcionamiento de las instituciones estalas, al servicio de esta grandísima mafia sin reparos. Algo anda mal cuando España permite que un loco sin escrúpulos gobierne de esa forma.

Tal vez en España no hay machos que defiendan sus testículos, tal vez muchos prefieren ponerse a la moda en la masculinidad que se somete al feminismo y todo el absurdo de esta ideología que ha acabado con los verdaderos hombres de nuestro país, siendo ésta la raíz del problema. Pocos hombres tienen cojones de proteger a sus familias o a sus hijos, pocos hombres tienen el valor de oponerse a una serie de mafiosos sin inteligencia alguna, que han caído en la mayor estupidez imaginable. Sin embargo, antes de cuestionar la locura, el hombre de España, todo condescendiente con las nuevas ideologías woke y otras corrientes, prefiere evitarse problemas y mostrar su grotesco buenismo, lleno de tolerancia hacia lo que no se debería ni soportar ni un solo segundo. 

El hombre de España se somete a las normas de la justicia que lo convierten en un trapo condenado a renunciar a sus bemoles, a aceptar que las mujeres son muy vulnerables y que ellos son potenciales agresores y maltratadores, y cuando la justicia aleja a un padre de su hijo porque su madre ha puesto una denuncia falsa, entonces calla como un cobarde. De ahí a que se acostumbre a vivir en una dictadura comunista sin derechos, perdiendo las facultades de sus hijos, so pena de ser denunciado como si fuera el peor de los demonios, es lo habitual.

No hay cojones en España, no hay machos, muchos de ellos caen en la homosexualidad como única solución, pues relacionarse con mujeres es un acto de muy alto riesgo y las leyes que se aplican son tajantes (ni un piropo). Traslademos todo ello a la vida pública, a la económica, a las condiciones en los millones de hombres sin testosterona que viven en España y llegaremos a entender el verdadero problema de nuestra nación.

El macho alfa es una especie en peligro de extinción y todo aquél que tenga algo entre sus partes ha de hacer algo. El hombre suave y moderno, que tolera todos los abusos, es un cobarde condenado a su suerte, al tiempo que lo hace con la sociedad en la que vive, convirtiéndola en un infierno.

Ángel Núñez

https://eldiestro.info/2025/07/una-sociedad-sin-machos-alfa/

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