EL INGRESO MÍNIMO VITAL
Un año de reformas
inacabadas
Si el camino al infierno está empedrado de buenas
intenciones, la incontinencia normativa de los gobiernos es, a menudo, la
cantera de donde se extraen esos adoquines.
A finales de mayo de 2020, inmersos en una pandemia global
sin precedentes, la sociedad española recibía con los brazos abiertos el
anuncio del Gobierno de una medida destinada a atajar la pobreza extrema y la
exclusión social, bajo el lema “que nadie se quede atrás”.
Un año después, estos buenos propósitos se han traducido en
las expectativas frustradas de más de medio millón de personas necesitadas que,
a día de hoy, siguen sin poder acceder a esta prestación.
El nacimiento esperanzador de la norma