REPENSANDO NUESTRO MODELO DE SOCIEDAD Y ECONOMÍA
Vivimos un momento de crisis civilizatoria. En el ámbito
socio-económico, nos enfrentamos a un deterioro generalizado de las condiciones
de vida de una gran mayoría social. Nos encontrarnos también ante una profunda
crisis de representación política, de la que el auge de la extrema derecha, la
llegada de Trump al poder o el Brexit son solo algunas de sus manifestaciones
más recientes. Y todo ello en un contexto de colapso ecológico que se antoja ya
inevitable.
En este contexto, en septiembre de 2015, los Estados miembros de
Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030, que lleva por título «Transformar
nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible» y constituye el
acuerdo global que pretende orientar las transformaciones a realizar en el
paradigma de desarrollo actual durante las próximas décadas. Una agenda que, al
mismo tiempo, pone de relieve, desde su mismo origen, los límites que
obstaculizan estas transformaciones.
En plena crisis multidimensional, y cuando se cumplen diez años
desde el estallido oficial de la crisis financiera de 2007, resulta
especialmente pertinente repensar nuestro modelo de sociedad. También
cuestionarnos cuál es el modelo económico que ese modelo de sociedad al que aspiramos
requiere, lo que inevitablemente nos obliga a repensar cómo se estudian y
enseñan las llamadas ciencias económicas.