LA REPÚBLICA DEL 99%
“¡Más madera, es la guerra!” El tren de los
Hermanos Marx es hoy la imagen más exacta del capitalismo.
Desbocado, en fuga hacia adelante, desmantelándose a sí mismo para
seguir alimentando el fogón de la máquina. Derechos, garantías,
vidas, riquezas, recursos, cuidados, vínculos, el edificio entero de
la civilización social moderna. La loca carrera del capitalismo
amenaza con devorarlo todo. No hay ningún plan de conjunto ni a
largo plazo: sólo echar toda la madera necesaria para que la máquina
siga funcionando. El capitalismo se ha vuelto completamente punk: “no
future”.
Algo muy profundo se ha roto. Hacemos como si nada, pero lo sabemos. La sensación generalizada es: “todo se ha vuelto posible”. Que la UE saque a España del euro, un corralito o una insurrección. Cualquier cosa. Pero nos aferramos a la posibilidad más remota: que las cosas sigan igual, que volvamos a la “normalidad”. El capitalismo improvisa, pero también los movimientos que se le oponen. No hay brújula que valga, los mapas que tenemos se nos caen de las manos, no sabemos dónde vamos. Parece como si sólo nos quedara ir siguiendo los acontecimientos del día: ayer lo del Rey, hoy lo de Repsol, mañana ya veremos. The time is out of joint.
Protestar parece inútil. Los griegos han hecho ya
más de diez huelgas generales sin lograr aminorar ni un ápice la
velocidad absurda de la locomotora, ni disminuir su terrible poder de
devastación. Es como si los poderes hubieran desconectado de la
sociedad y no hubiese modo de afectarlos. Da miedo. El tiempo de
destrucción del capitalismo se ha acelerado por mil desde 2008. Se
come en segundos logros que exigieron décadas de trabajo y luchas. Y
no sabemos cómo se para.