Hace unos días, un lector que había leído mi análisis sobre el último informe de la Agencia Internacional de la Energía me escribió para preguntarme si, en vista del planteamiento que hace la AIE este último año (completamente contradictorio con lo que hizo el año pasado) tenía sentido preocuparse por el problema del descenso energético. A fin de cuentas, me decía, parece que hay grandes reservas de todas las materias primas energéticas, en particular de petróleo, y seguramente el problema en el que nos debemos centrar es en el del Cambio Climático.
Yo
le escribí un largo mensaje en el que dejé a un lado la parte más
rigurosa pero también más farragosa, intentando ser lo más claro y
divulgativo posible para que entendiera por qué el problema del peak
oil no tiene que ver con las reservas, sino con la capacidad de
producir petróleo. Utilicé para ello metáforas y recursos que he
ido elaborando a lo largo de estos años de divulgación, en
numerosas charlas. En cierto modo, mi mensaje era un resumen
estructurado de todos esos recursos para hacer el problema del peak
oil más
comprensible a todo el mundo.
Al
acabar ese mensaje (que mi interlocutor me agradeció después),
pensé que quizá merecía la pena compartirlo y lo colgué en
Facebook. Tuvo un éxito como nunca antes lo ha tenido ninguna
publicación mía, hasta el punto de que en pocas horas varias
decenas de personas me pidieron amistad. Como creo que ciertamente
esa larga pero didáctica explicación podría tener un cierto valor,
he decidido volver a copiarla en este post,
de manera que quien la necesite en algún momento la pueda tener a
mano. Éste es el único contenido real de este post.
Y he aquí mi mensaje.