RECLAMAN UNA RENTA BÁSICA UNIVERSAL
Como “la mejor política cultural posible”
Un manifiesto firmado por más de mil trabajadores del sector cultural pide
la implantación de una renta básica universal, que sería “la mejor política
cultural posible”.
La idea de que una renta básica universal mejoraría la vida, en general, y
las condiciones en las que se crea cultura, en particular, es el resumen
del manifiesto publicado por la web Nativa al que se han
adherido más de mil profesionales que, con su firma, quieren expresar su
“convicción de que una renta básica universal e incondicional sería la mejor
política cultural posible” puesto que “mejoraría la vida de mucha gente, y al
mismo tiempo mejoraría radicalmente las condiciones de las prácticas artísticas
y culturales”.
Los firmantes del manifiesto precisan que lo que reclaman es una “renta
mensual por un valor como mínimo equivalente al umbral de la pobreza”, a la que
tendrían derecho “sin ninguna condición ni exclusión todas las personas para
garantizar su vida, y no a ningún otro tipo de renta o medida específica para
la cultura ni para ningún otro sector”.
El texto hace referencia a las condiciones laborales del sector —“llevamos
bastantes años de precariedad, ingresos por debajo de los 6.000 euros anuales
para muchas personas, y supervivencia a base de voluntad y trabajos basura,
como para poder afirmar que no parece realista imaginar una vida digna
sostenida desde el condicionamiento laboral”— por lo que consideran que esa
renta básica universal mejoraría la vida “de millones de personas desempleadas,
de millones de personas que sobreviven con trabajos explotadores, y también mejoraría
la vida de la gran mayoría de las personas que dedican su tiempo de trabajo a
tareas culturales, por encima de las expectativas que les podría suponer
cualquier medida cultural específica”.
Para quienes han rubricado el manifiesto —1.186 adhesiones a primera hora
de este lunes 4 de mayo—, la renta básica universal incondicional supondría,
tanto en el campo cultural como en otros muchos, una mejora para ganar
autonomía y capacidad de negociación de las personas trabajadoras en estas
situaciones. “Con la renta básica podríamos decir no”, resumen.
Una de las razones por las que consideran que la renta básica universal
podría resultar beneficiosa para la cultura es que “favorece directamente a las
personas que lo necesitan, y no se distrae en las estructuras, como hacen
tantos sistemas de financiación públicos, que se pierden en un flujo de riqueza
que supuestamente va de arriba abajo pero nunca llega abajo, y en el que tantas
veces se consolidan las desigualdades y se acaba beneficiando a los que menos lo
necesitan”.
El manifiesto también lanza un interrogante acerca de la función que debe
cumplir la cultura, que entienden siempre en relación y no como una torre de
marfil aislada: “¿De qué nos serviría un sistema cultural que solo estuviera al
servicio de aquellos que tienen el tiempo, los recursos y la tranquilidad para
‘consumir cultura’? No tenemos más remedio que entendernos interdependientes y
preocuparnos por las condiciones de vida de todo el mundo. Si la vida social no
está garantizada, la cultura no es viable o acaba siendo un recurso insolidario
y elitista”.
Asimismo, los firmantes precisan que la renta básica universal que
propugnan “no puede servir de excusa para el desmantelamiento de aquellos
recursos comunes estatales que ayudan a sostener la vida. Queremos una renta
básica que simplifique cosas, sí, pero ni esta ni ninguna otra medida son la
poción mágica que por sí sola modifica el sistema”.
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