Han
pasado casi diez
años desde
que se inició el proceso de destrucción
del modelo centenario de las cajas de ahorro.
Catalunya, el territorio de todo el mundo donde estas instituciones
tenían proporcionalmente más mercado, quedó prácticamente sin
presencia ni existencia de cajas de ahorro. Y hoy todavía la
sociedad se cuestiona que
pasó. Cuáles
fueron las causas, las de verdad, que precipitaron la muerte
repentina y el entierro pagado de un modelo financiero que, en otra
época, había ido tan íntimamente ligado a las necesidades del
territorio. Malas praxis y corrupción directiva sólo son la punta
del iceberg. La parte oculta del fenómeno (la que está,
interesadamente, sumergida bajo el agua) y la recuperación de un
modelo que, en circunstancias normales, tiene que garantizar el
retorno de los beneficios a la sociedad; fueron los dos ejes que
condujeron un debate sobre la cuestión en el marco de la 50ª
edición de la Universitat Catalana d'Estiu.
Conviene
aclarar que Joan Olivé, presidente de la Cooperativa Catalana de
Servicios Financieros, me invitó a impartir una
conferencia-mesa redonda no tanto en mi calidad de ex-empleado y
ex-directivo de una caja de ahorros, sino en la de autor de La
caixa negra (Pagès Editors),
un thriller que, con grandes dosis de sarcasmo y humor ácido,
novela (o por lo menos lo pretende) el proceso detallado y laminado
de destrucción de una de estas instituciones.
En
todo caso, el debate puso de relieve que la opinión pública está
ávida de saber que pasó exactamente; que y quien había
detrás de esta demolición escenificada (la de verdad) sobre el
cadalso de una crisis económica que, a estas alturas, ya nadie se
traga que no haya sido inducida, que es lo mismo que decir
provocada. Quien ha visto la serie televisiva
norteamericana Billions o
ha leído La
caja negra se
puede hacer una idea muy aproximada.
Pero
la cuestión que genera más interrogantes era: ¿Es posible (y es
factible) recuperar al modelo de cajas y con qué propósito?. La
respuesta a la primera parte de la cuestión sería la que generó un
debate más abierto: ponentes y asistentes debatimos el grado de
implicación social y empresarial en un proyecto de esta envergadura.
En cambio, en la segunda parte de la cuestión (con qué propósito
hay que recuperar el modelo), no hubo prácticamente diferencias de
criterio: tanto los ponentes como los asistentes a la sesión
coincidimos en que el modelo de cajas, conducido con acierto,
garantiza a la sociedad el control de sus propios recursos (el
retorno); y sobre todo, la independencia financiera: no ceder la
gestión y el control de los recursos de la sociedad a entidades
bancarias que actúan contra las aspiraciones sociales y contra la
voluntad democrática de su propia clientela.
Circ du soleil
como ejemplo
Joan
Olivé defendió al modelo cooperativo, y lo argumentó sobre el
éxito del caso Circ du Soleil, una iniciativa que nació gracias a
la confianza de una cooperativa de crédito quebequesa. Un modelo que
entronca con las cajas de ahorro, tan íntimamente vinculadas con una
tradición que se remonta a mediados del siglo XIX: la Revolución
Industrial y la mecanización del campo que cambiaron para siempre la
fisonomía del país y que convirtieron Catalunya en una potencia
económica no habrían sido posibles sin la existencia de un aparato
financiero propio y ligado a los intereses de su sociedad. Al margen,
naturalmente, de su aportación a la construcción de una cultura
social de ahorro y de inversión que, desgraciadamente, en la última
década de su existencia degeneró (o mejor dicho, fue degenerada)
hasta la indecencia más absoluta.
Hace
diez años en Catalunya había nueve cajas que gestionaban el 60% de
los depósitos del país. Instituciones que, por su particular
gobernanza, nunca se hubieran ni siquiera podido plantear la
posibilidad de trasladar sus sedes fuera del país. Cuando menos, sin
la feroz oposición de los estamentos representativos de
instituciones, clientes y empleados en sus órganos de gobierno.
Entidades que, con el pretexto que eran "zombies financieros"
que amenazaban la pretendida estabilidad económica española, fueron
devoradas por sus históricos competidores -la banca- al precio de un
menú de restaurante fast-food.
Con la inestimable colaboración (por no decir promoción) de
los poderes económicos y políticos del Estado español. La
desaparición de las cajas certificó la pérdida de la independencia
financiera de la sociedad y del país. En Prada (Conflent) se
resolvió que es la hora de repensarlo.
Marc
Pons
Marc Pons (Lleida,
1966) ha publicado La caixa negra (PagèsEditors),
una novela negra con una trama centrada en el proceso de fusión
de las cajas catalanas al
principio de la crisis, unos acontecimientos que el autor conoce de
primera mano porque había trabajado durante bastante tiempo en el
sector
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