26/11/12

Conviene respetar las aspiraciones nacionales; hoy en día los pueblos sólo pueden ser gobernados con su consentimiento


COL·LECTIU WILSON

El Col·lectiu Wilson está formado por seis académicos catalanes de los ámbitos de la economía y la ciencia política que, preocupados por la deriva que ha adoptado el debate en curso sobre la posible autodeterminación de Catalunya, hemos decidido unir esfuerzos para contribuir a que los ciudadanos de Catalunya tengan la oportunidad de decidir su futuro libremente, sin miedo ni amenazas, y con la mejor información posible.

El Col·lectiu Wilson es políticamente plural: sus miembros tenemos opiniones diferentes con respecto al funcionamiento de la economía o sobre los criterios que tienen que estructurar las normas de convivencia política y social. Sin embargo, hemos alcanzado un consenso en torno a los siguientes catorce puntos.

Los Catorce Puntos del Col·lectiu Wilson
1- El derecho a la autodeterminación es un derecho fundamental de cualquier nación y, por lo tanto, también de Catalunya. Este derecho incluye la potestad de escoger democráticamente su forma de organización política.

2 - El Estado español ha sido hasta ahora incapaz de satisfacer las demandas de Catalunya de tener un nivel de autogobierno pleno y un sistema de financiación que le permita alcanzar sus objetivos nacionales. Hoy en día, Catalunya no tiene libertad plena para elegir en cuestiones tan importantes como el modelo educativo, el sistema de justicia o el mapa de infraestructuras. De hecho, entendemos que el Estado español trata injustamente a los ciudadanos de Catalunya al ofrecerles unos servicios y unas inversiones que están muy por debajo de lo que corresponde a sus contribuciones fiscales. El sistema autonómico español, basado en una solidaridad interregional arbitraria e ilimitada, no sólo ha sido incapaz de dar a Catalunya los medios que le permitan alcanzar niveles óptimos de crecimiento y prosperidad, sino que ha acabado por llevar a la Generalitat a la ruina financiera.

3 - Estamos ante una encrucijada histórica. El debate actual sobre un nuevo modelo de estado para Catalunya es fundamental para el futuro de nuestro país. El nuevo estado que salga de este proceso de reflexión colectiva determinará el bienestar de las generaciones presentes y futuras de catalanes. Hay que elegir bien y sin miedo.

4 -  Para elegir bien y sin miedo hace falta que los ciudadanos estén bien informados sobre los riesgos y las oportunidades, los costes y los beneficios, las certezas y las incertidumbres que comportarán cada una de las alternativas de futuro. Por eso, los miembros del colectivo vemos con preocupación el rumbo que ha cogido este proceso de deliberación. Algunos medios de comunicación, partidos políticos, economistas, fundaciones próximas a partidos políticos y analistas han decidido poner en marcha campañas de desinformación e intoxicación sobre las verdaderas consecuencias de un hipotético estado catalán. A menudo estas campañas se hacen presentando estudios supuestamente académicos, datos supuestamente científicos y análisis supuestamente imparciales. Creemos que la mayor parte de estas predicciones y argumentos no resisten un escrutinio sistemático.

5 -  El futuro de Catalunya pasa por tres opciones bien distintas: (a) mantenerse dentro de una España recentralizada donde las autonomías de régimen común como Catalunya pierden poder económico y político; (b) mantenerse dentro de un Estado español reformado que dé más libertad política y financiera a las instituciones y a los ciudadanos de Catalunya; y (c) salir del Estado español y pasar a ser un estado más de la Comunidad Europea.

 6 - Cualquier reforma del Estado español (tanto si va en la dirección de la recentralización como en la de dar más libertad a Catalunya) no depende sólo de la voluntad de los catalanes, sino que exige encontrar un consenso con el resto de los ciudadanos del Estado español.

7 - Mediante sus representantes políticos, y a través de encuestas, el resto de los ciudadanos del Estado español han indicado repetidamente que no tienen ninguna intención de cambiar el Estado español para adaptarlo a las necesidades de Catalunya de tener más autogobierno y mejor financiación. Incluso niegan el principio básico de que Catalunya es una nación con derecho a la autodeterminación. Además, una parte creciente de la ciudadanía, fuera del País Vasco y Catalunya, se muestra partidaria de un proceso recentralizador. Ante esta realidad, no parece posible conseguir una reforma del Estado español.

8 -  No negamos que el resto de los ciudadanos del Estado español puedan cambiar de opinión en un futuro próximo, aceptando que Catalunya tiene derecho a la autodeterminación y/o proponiendo un Estado español reformado aceptable por parte de Catalunya. Sin embargo, los antecedentes sugieren que la probabilidad de que eso pase es muy baja.

9 -  De acuerdo con la jurisprudencia internacional, el ejercicio del derecho a la autodeterminación es factible. Difícilmente la comunidad internacional permitirá que se ignore la voluntad del pueblo de Catalunya si esta se expresa mediante un proceso pacífico y democrático.

10 - Las consecuencias económicas de tener un estado propio son inciertas. También lo son las consecuencias de seguir formando parte de España. Sin embargo, es incuestionable que una Catalunya independiente sería económicamente viable. A día de hoy, sería el décimo país de la Unión Europea en términos de PIB por cápita, justo detrás de Finlandia y por delante del Reino Unido, y el decimoquinto en términos de población, por delante de Dinamarca o Irlanda. Igualmente, es indiscutible que un estado propio tendría más recursos para financiar los diferentes servicios e inversiones que los ciudadanos y ciudadanas pedimos, porque todos los recursos que ahora se marchan hacia los fondos de solidaridad se podrían utilizar en Catalunya y en beneficio de sus ciudadanos.

11 -  Dicho esto, las perspectivas económicas de una Catalunya independiente dependerán, lógicamente, de las instituciones que adopte como país, de las leyes y regulaciones que se aprueben y de las políticas económicas, las inversiones y las prioridades que tengan sus gobiernos. En este sentido, los miembros del Col·lectiu Wilson también intentaremos hacer propuestas de futuro para que, en caso de que los ciudadanos escojan mayoritariamente el camino del estado propio, podamos aprovechar la oportunidad que otorga el empezar desde cero para crear unas instituciones y un marco legal y regulador modernos, innovadores y que permitan a los ciudadanos de Catalunya mejorar sus niveles de prosperidad.

12 -  Una de las incertidumbres asociadas a una posible independencia de Catalunya es su relación con Europa. Esta incertidumbre ha sido creada por el gobierno español que, a diferencia del gobierno británico, ha amenazado con vetar la pertenencia de Catalunya a la Unión Europea. Al Col·lectiu Wilson se nos hace difícil pensar que la actual Europa democrática se avenga a castigar a los ciudadanos de Catalunya (que, recordémoslo, llevan casi 27 años siendo ciudadanos de la Comunidad Europea) quitándoles la libertad que ahora tienen de circular, comerciar y hacer negocios en Europa.

13 -  La hipotética decisión del gobierno español de impedir la participación de Catalunya en las instituciones europeas no impediría a Catalunya integrarse plenamente en el orden económico internacional. A modo de ejemplo, los mismos tratados de la Unión prevén que, como en los casos de Suiza y Noruega, se puedan establecer acuerdos bilaterales que garantizan la libre circulación de mercancías y trabajadores, la prestación de servicios y la circulación de capitales. Estos acuerdos sólo requieren el apoyo de una mayoría cualificada en el Consejo Europeo e impiden el ejercicio del poder de veto de un solo estado. Igualmente, es obvio que una Catalunya independiente podría seguir utilizando el euro si así lo desea, como lo hacen actualmente otros países que no pertenecen a la Unión Europea.

14 - Más allá de las eventuales dificultades políticas para asegurar su pertenencia a la Unión Europea, no hay nada que pueda impedir que, tarde o temprano, Catalunya sea un miembro de pleno derecho y que los catalanes podamos contribuir activamente, y sin intermediarios, en la construcción de una Europa más unida y próspera.

El Col·lectiu Wilson toma el nombre y se inspira en el presidente norteamericano y premio Nobel de la Paz Woodrow Wilson (1856-1924), quien proclamó: "[…] Conviene respetar las aspiraciones nacionales; hoy en día los pueblos sólo pueden ser dominados y gobernados con su consentimiento. La autodeterminación no es una expresión cualquiera. Es un principio imperativo de la acción política que, a partir de ahora, ningún estadista puede arriesgarse a ignorar. […]" El respeto al ejercicio de la autodeterminación fue recogido en la Carta Fundacional de las Naciones Unidas y ha sido reafirmado en varias ocasiones por el Tribunal Internacional de Justicia. Entendemos que contribuir a su defensa y a su articulación pacífica y racional es una tarea irrenunciable en estos momentos.

Los miembros del Col·lectiu Wilson hemos decidido poner nuestros conocimientos al servicio de los ciudadanos de Catalunya para analizar y contrastar los trabajos, los estudios y las afirmaciones que se presenten a partir de ahora, y a difundir nuestra opinión en nuestra página web (www.wilson.cat) y en nuestra cuenta de Twitter (@col_wilson). El Col·lectiu Wilson no acepta ayudas, subvenciones ni patrocinios de ninguna institución, pública o privada.
 

Pol Antràs, Doctor por el MIT y catedrático de Harvard University
Carles Boix, Doctor por Harvard University i catedrático de Princeton University
Jordi Galí, Doctor por el MIT y Director del Centro de Investigación en Economía Internacional
Gerard Padró i Miquel, Doctor por el MIT y catedrático de la London School of Economics
Xavier Sala i Martín, Doctor por Harvard University i catedrático de Columbia University
Jaume Ventura, Doctor por Harvard University i catedrático de la Universitat Pompeu Fabra

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Sitio Web: www.wilson.cat

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