¿PARA QUÉ QUIERES LIBERTAD?
Si total vas a tomarte un par de cañas y una tapita de
bravas, mejor será esperar unos días. Sigue los consejos de los expertos y
quédate en casa, que se está muy bien. Vacúnate cuando te digan. No te salgas
de la fila, no discutas demasiado, no vale la pena hacerse notar, ni manifestar
tu opinión si vas a decir una perogrullada o algo estúpido y, por favor, no
quieras escribir recto con reglones torcidos, que eso es cosa de Dios.
Así como Franco otorgó los primeros Documentos Nacionales de Identidad a los reclusos que salían de la cárcel en Zaragoza y Valencia, tú puedes lucir tu carné de vacunación, muy europeo y moderno, puesto que ya has cumplido con los requisitos exigidos y eres, de nuevo, un ciudadano ejemplar, sano y provechoso.
Siempre será mejor una sociedad ordenada, regulada y segura que esa incertidumbre omnipresente, asfixiante, opresora.
Ya que puedes elegir: “Elige la vida. Elige un empleo.
Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas…
Elige la salud”. Elígela para ti y para todos los demás. Desarrolla
protocolos sanitarios infalibles, come sano, etiqueta bien. Lee siempre todos
los ingredientes del paquete y vigila las calorías. Ponte la vacuna correcta,
la que aconseje las autoridades sanitarias. Cuídate. Nos queremos vivas.
Consume productos bajos en grasa y marihuana ecológica. Espera tu turno.
Paga tus impuestos. Tu seguridad no se paga sola. Tus
servicios públicos, tus carreteras, tus ONG, tus congresos, tus senados y tus
defensores frente al fascismo y al comunismo no se pagan solos. Son necesarias
muchas personas para mantener este Estado de Derecho y de las Libertades que
todavía no es prudente disfrutar. Es necesario que todo quede por escrito, para
que todos ellos sepan que es lo que deben hacer para preservar el frágil
equilibrio mundial frente a las amenazas exteriores, pero también frente a las
interiores. Mejor unidos, más fuertes. Todos a una lo conseguiremos.
Puedes estar tranquilo. Estás en buenas manos. Y no te
preocupes, si consideras que esas manos no son las adecuadas, puedes elegir
entre el variado elenco que te propondrán cada cuatro años. O cuando les venga
en gana. Pero elegirás tú. Elegirás a tus representantes, comprometidos en
representarte y defenderte, resueltos a atender tus problemas y acabar con
ellos, vengan esos problemas de donde vengan. Si cometen un error en estas
tareas, prestos se pondrán manos a la obra para finiquitarlo cuanto antes.
Tienes internet y televisión a la carta. Puedes escoger tus
cabeceras informativas, digitales o en papel. No hace falta que te compliques
la vida pensando demasiado. Basta con leer en diagonal a tus columnistas de
cabecera. No hay más que escuchar a esos tertulianos que hablan con tanto
aplomo y serenidad, desmontando una tras otra las falacias que les sirve en
bandeja el moderador. Así da gusto planchar y limpiar el aseo.
Tenemos el fin y los medios. Tenemos los problemas y las soluciones.
Tenemos el Estado de Bienestar, el Estado de Derecho. La seguridad, la salud,
el ejército y la policía. Hemos desarrollado el carné por puntos y los radares.
Nuestras carreteras son más rectas, nuestro aire más limpio y nuestro campo más
verde. ¿Para qué quieres Libertad?
No es asunto tuyo.
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