COOPERATIVISMO PARA REAPROPIARNOS DE LA VIDA
Vivimos un momento de despertar social en el que proliferan las iniciativas para construir modelos alternativos. Es el caso de Crowdcoop, un espacio digital en Goteo, especializado en la creación, impulso y consolidación, mediante financiación colectiva, de cooperativas.
Ya nada es lo que era. Y quizás no debería volverlo a ser.
La pandemia del COVID-19 ha puesto el mundo patas arriba, pero ¿y si sólo era
el golpe de realidad que necesitábamos para avanzar por fin hacia un modelo
económico y social que sea sostenible y se base en los cuidados? ¿Y si nos
hemos dado cuenta por fin de que merecemos vidas que valgan la pena ser
vividas?
El mito del desarrollo
Es casi como si estuviéramos despertando de un sueño. Un largo letargo colectivo en el que entendíamos los conceptos de riqueza, bienestar y producción completamente al revés. Una ilusión del progreso basada en la sacralización del dinero y el mito del crecimiento.
Nos contaron que el mejor modelo económico era el basado en
el consumo, que se sostiene y crece a costa de extraer cada vez más materiales,
de utilizar cada vez más energía y más recursos naturales. Nos hicieron olvidar
que algo que tiene límites físicos de ninguna manera puede sostener un modelo
basado en el crecimiento constante.
Nos creímos que la vida era trabajar, que trabajar era
producir y que producir consistía exclusivamente en generar dinero. Aprendimos
que todo merece ser sacrificado con tal de que crezca la economía. Tanto nos lo
creímos que llegamos a dar más valor a la producción de armamento que a la
producción de alimentos. Claro, cuando sólo medimos en términos monetarios, es
fácil olvidar que una cosa posibilita la vida y la otra la destruye.
El despertar
Por suerte, estamos despertando. Por si no bastaba con la
crisis climática inminente y la enésima crisis económica que ya se venía
gestando, llegó la pandemia para darnos el golpe de realidad definitivo. No, no
vivimos en el mejor de los sistemas posibles. No se puede crecer infinitamente
en un planeta finito. El modelo consumista no lleva al desarrollo sino a la
destrucción. La vida no consiste en trabajar hasta la extenuación para
alimentar una rueda que depreda territorios, energía y recursos naturales.
Nos estamos dando cuenta que la vida era otra cosa. Que
existen alternativas a este modelo. Estamos comprobando que el bienestar no
está ligado al consumo y que la cooperación y los cuidados son mucho más
resilientes que el neoliberalismo y la competitividad. Y, sobre todo, estamos
descubriendo iniciativas y proyectos que ayudan a tejer esta economía que sí
pone la vida en el centro.
El modelo cooperativo
¿Por qué los valores del cooperativismo son emblema de esta
Economía Social hacia la que debemos encaminarnos?
En primer lugar, por su gestión democrática y participativa.
En una cooperativa no existe esta forma de funcionar jerarquizada con dinámicas
de patrones y empleados subordinados, sino que las decisiones se toman
colectivamente y todas las personas integrantes trabajan por un proyecto que es
suyo.
En segundo lugar, porque integran unas condiciones laborales
acordes con las necesidades humanas, entendiendo el trabajo como un instrumento
al servicio de las personas y sus propios ritmos y no como una aspiración a
producir por producir.
Y por último, porque las cooperativas tienen una fuerte
vinculación con el territorio, creando empleo de calidad y fomentando
sociedades más resilientes; apoyan a causas sociales; respetan los ciclos y
ritmos de la naturaleza y, en definitiva, contribuyen a mejorar la sociedad.
El momento idóneo
Este despertar social que estamos experimentando está
ocurriendo, además, en un momento que facilita la proliferación de iniciativas
para construir modelos alternativos. Cuando la tecnología se pone al servicio
del bien común, se pueden hacer grandes cosas.
Como por ejemplo, crear plataformas de financiación
colectiva, de código abierto y replicable, mediante las cuales se pueden
impulsar empresas responsables y hacerlas sostenibles económicamente. Es
el caso de Crowdcoop, un espacio digital en Goteo especializado en
la creación, impulso y consolidación de cooperativas que, además de proporcionarles
financiación a través del crowdfunding, les ofrece formación en comunicación y
marketing, acompañamiento y asesoramiento integral.
En Crowdcoop se han financiado ya proyectos cooperativos
de huerta
ecológica; una línea de productos
zero waste; una cooperativa de cosmética artesana y ecológica (aún en
campaña); proyectos de sensibilización para reivindicar
ciudades más verdes y amigas de la infancia y hasta un viaje contra la despoblación rural en caravana. Sin
olvidar la campaña del Fons Cooperatiu para hacer frente a la emergencia
social y sanitaria. Esta campaña obtuvo más de 65.000 euros y sirvió tanto como
fondo de contingencia para apoyar proyectos de la Economía Social que
reorientaron su actividad para dar respuesta a la crisis de la COVID-19, como
de vía para ampliar el capital social de cooperativas de nueva creación o ya
existentes.
Todas ellas iniciativas que, en la línea de la Economía
Social y el cooperativismo, están orientadas a reducir la huella ecológica y se
alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030:
sostenibilidad medioambiental, digitalización y resiliencia industrial ante la
deslocalización.
Ya nada es lo que era. Y no volverá a serlo. Porque hemos
visto que necesitamos una transición ecológica justa, hemos comprobado que
consumir es un acto político, hemos descubierto que la mejor economía es la de
los cuidados y hemos llegado a la conclusión de que, como dice aquella canción
de Orxata Sound System, competir es un lujo que sólo se puede permitir
el 1%.
https://www.elsaltodiario.com/consumo-que-suma/cooperativismo-para-reapropiarnos-de-la-vida
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