CAPITALOCENO
En “fb” existen muros, súper especializados en energía (hasta el punto de que un elevado número de mensajes se emiten en inglés, lenguaje técnico y del imperio) y están súper obsesionados con la energía. Las conclusiones de sus mensajes suelen ser: ¡Que nos vamos a hundir por competo porque se acabarán inmediatamente las energías fósiles y con las energías alternativas solo conseguiremos el 15% de lo que hoy necesitamos! Es decir, se adhieren a la inquietud de las multinacionales. Pero, a mi ver, el fracaso no es no lograr más que el 15% del la energía que hoy gastamos a partir de energías alternativas.
El verdadero fracaso es que no
consigamos abandonar: la obsolescencia programada, la producción de armas, los
alimentos industriales obtenidos a partir de una TRE (Tasa de Renta Energética)
negativa, las segundas residencias, los ingentes desplazamientos innecesarios
(tanto en automóviles privados como en desplazamiento constante de millones de
toneladas de mercancías a varios miles de kilómetros), el turismo
universalizado y cada vez más frecuente y lejano, el boom inmobiliario que
produce millones de casas que se quedan vacías. Todo esto son seudo-necesidades
que deberían de suprimirse rotundamente si entendiéramos el verdadero
significado de la palabra economía.
Continuamente, y en exclusiva, se entiende por ECONOMÍA: la rentabilidad, el crecimiento de la acumulación del PIB, la competitividad y el despilfarro. Es decir se confunde constantemente la economía con la antieconomía. Pero sólo existe de verdad una economía, la economía ecológica, esa de la que nos habla Joan Martínez Alieri (1), que en realidad no es otra cosa que una mimesis de la economía de la naturaleza. En la naturaleza no existen en absoluto las seudo-necesidades, la rentabilidad, ni el despilfarro, etc.; sólo existe el absoluto ahorro de materia y de energía, algo que no se obtiene con una descomplejización, como hacen los monocultivos o el Pensamiento Único.
Tal y
como está de moda decir, si no con la enorme complejidad que es la
biodiversidad, la información genética de los seres de la naturaleza. En la
naturaleza tampoco existe la rentabilidad, el crecimiento de la acumulación del
PIB, etc. Por algo el inventor de la palabra ECOLOGÍA Ernest Haeker denominó a
ésta: “economía de la naturaleza”. Si elimináramos todas las seudo-necesidades
recién mencionadas. Con este 15% de energía de las renovables tendríamos de
sobra…Continuamente, y en exclusiva, se entiende por ECONOMÍA: la rentabilidad, el crecimiento de la acumulación del PIB, la competitividad y el despilfarro. Es decir se confunde constantemente la economía con la antieconomía. Pero sólo existe de verdad una economía, la economía ecológica, esa de la que nos habla Joan Martínez Alieri (1), que en realidad no es otra cosa que una mimesis de la economía de la naturaleza. En la naturaleza no existen en absoluto las seudo-necesidades, la rentabilidad, ni el despilfarro, etc.; sólo existe el absoluto ahorro de materia y de energía, algo que no se obtiene con una descomplejización, como hacen los monocultivos o el Pensamiento Único.
El problema no es la Revolución Industrial, el humano, la técnica o el conocimiento, sino el capitaloceno que nos impone de continuo las seudo-necesidades, la rentabilidad, el crecimiento de la acumulación del PIB, etc. La gente esta tan acostumbrada a pensar que lo único que puede existir es el capitaloceno, que he oído a animalistas que sueñan con la desaparición de la humanidad para salvar a la naturaleza... eso es similar al ecofascismo o incluso una modalidad de ecofascismo. Que violencia mas cruda la de los animalistas!! Confunden el antropoceno con el capitaloceno. Están completamente perdidos, confunden el conocimiento y el humanismo con el inhumano capitalismo. Confunden el antropoceno con el humanismo, con lo humano, con el desarrollo humano.
Al hablar de antropoceno, como están
hablando algunos ecologistas, lo que se está haciendo es echar la culpa del
colapso inminente a toda la humanidad, en lugar de a quien tiene la exclusiva
culpa de ello: el 1% oligárquico que manipula todo en la actual sociedad
humana. Pero el 99% que sufre este crimen, que no es otra cosa que un
capitaloceno, no es culpable sino sufridor. Y no es de recibo culpabilizar a un
sufridor. Y es que el capitalismo no sólo es el cáncer del ser humano, sino
también el del comportamiento humano y el cáncer de nuestra casa común: la
biosfera.
Por todo esto propongo cambiar el uso del termino antropoceno por el de capitaloceno. Es indispensablemente una urgente e ingente labor didáctica para que el 99% no se deje manipular por los oligarcas del capitaloceno y exijan terminar con todo tipo de seudo-necesidades. Esto es más urgente que la autoproducción y producción local que también serán indispensables. Pese a todo, unas pocas empresas de alta tecnología tendrán que ser más centralizadas, al menos a nivel de región.
Por todo esto propongo cambiar el uso del termino antropoceno por el de capitaloceno. Es indispensablemente una urgente e ingente labor didáctica para que el 99% no se deje manipular por los oligarcas del capitaloceno y exijan terminar con todo tipo de seudo-necesidades. Esto es más urgente que la autoproducción y producción local que también serán indispensables. Pese a todo, unas pocas empresas de alta tecnología tendrán que ser más centralizadas, al menos a nivel de región.
Julio
García Camarero
(1) Joan Martínez Alier, Introducción a la
economía ecológica, Rubes, 1999
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