VER LA REALIDAD O UNA PANTALLA
¿Ves la realidad si
la miras a través de una pantalla?
En Matrix había que elegir entre la píldora
azul, que permitía al individuo permanecer en la realidad fabricada
de Matrix, o la pastilla roja, que servía para ubicar el cuerpo del sujeto
en el mundo real y prepararlo para ser desenchufado de Matrix. Lo que
parecía ciencia ficción parece que se ha convertido en realidad. Es cierto que
hoy no tenemos que elegir entre dos pastillas, pero sí que elegimos
entre ver la realidad o ver nuestra pantalla.
Cada día se nos presenta la oportunidad de elegir vivir la vida real o vivir nuestra vida en un mundo paralelo generado por píxeles. Porque, aunque la mayoría pensemos que nosotros sí que vivimos la vida real y que el móvil no deja de ser una herramienta que nos acompaña, no podemos estar más equivocados.
De un tiempo a esta parte, en más ocasiones de las que nos
pensamos, vivimos la realidad a través de la pantalla, ya sea de la
televisión o de nuestros dispositivos móviles. No hay más que fijarse en la elección del último pontífice. Una plaza abarrotada de fieles enfervorizados que han vivido este hecho histórico a
través de la pantalla de sus teléfonos cuando lo tenían delante de sus ojos.
Pero no pensemos que este nuevo comportamiento humano queda
reservado para las grandes ocasiones. ¿Cuántas veces hemos visto un concierto a
través de nuestros móviles, o una exposición, o la función del colegio de
nuestros hijos o la llegada a la meta de nuestra última carrera? Preferimos ver
las cosas a través de una pantalla que con nuestros propios ojos. En parte se
debe a que cada día desconfiamos más de nuestra propia memoria. Pensamos «Mejor
lo grabo, que luego se me va a olvidar» y, así cada día hacemos menos esfuerzos
por recordar lo que ocurre en nuestras vidas. Se lo dejamos a los móviles.
Es cierto que grabamos todo lo que nos ocurre pensando que
así cada detalle permanecerá para siempre. Pero en esas grabaciones perdemos
las historias que hay detrás de la realidad. Acumulamos hechos, pero no relatos. Y los seres humanos no somos
una suma de hechos, sino de historias que se van fraguando en nuestra memoria.
Son las historias las que nos definen.
Cada día preferimos vivir una vida apantallada, si es que se
puede usar esta palabra. Según Byung-Chul Han, «la palabra pantalla significaba
originalmente visera, algo que resguarda. La pantalla conjura el
peligro de la realidad transformándola en imágenes. Así nos protege de ella».
Ver la realidad a través del móvil tiene una consecuencia
directa: nos anestesia ante los
hechos. La pantalla funciona como un cristal que nos separa de la
realidad. Nos aísla inevitablemente de lo que ocurre. Así, la realidad ya no
nos puede tocar, no nos puede alcanzar y, por lo tanto, no nos puede hacer
daño.
Verlo todo a través de una pantalla nos aleja, pone
distancia, y eso hace que cada vez nos sorprendamos menos con las cosas. Es una
especie de velo que hace que la realidad pierda sus colores, su materialidad.
Ya nada nos llama la atención, ya nada nos marca, nos deja huella. No podemos
alargar nuestra mano y tocarle la cara a una persona a través del móvil.
Perdemos tres de nuestros cinco sentidos con el uso de las pantallas, el tacto,
el olfato y el gusto, información vital que nos ayuda a interpretar el mundo.
El uso del móvil y su dinámica de scroll infinito
no permite demorarnos en la contemplación de la realidad. Nos lleva a un consumo frenético de información, de
imágenes que se suceden a una velocidad vertiginosa y que nosotros mismos vamos
aceptando o descartando a golpe de pulgar. Un simple movimiento de un dedo y la
realidad desaparece ante nuestros ojos a nuestro antojo. Ya no hace falta mirar
para otro lado, somos dueños de lo que queremos ver y de lo que no. Nos
insensibilizamos ante la realidad que no nos gusta, creando una realidad
paralela solo con aquellas cosas que queremos ver, descartando lo que nos
resulta incómodo.
Pero ¿vivir así es vivir la realidad plenamente o estamos
viviendo en una Matrix creada por nosotros mismos sin ser conscientes de
ello?
La realidad es mucho más de lo que podemos ver y
almacenar en nuestros móviles. Está ahí fuera, al alcance de todos
nosotros, aunque en muchas ocasiones parece que lo hayamos olvidado. Así que
piénsatelo bien, ¿qué pastilla estás dispuesto a tomar?
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