ADICTOS A INTERNET ANÓNIMOS
Un decálogo para desintoxicarse de la Red y de la
tecnología
Un programa similar al
de Alcohólicos Anónimos ya funciona en más de 80 países y en él participan
miles de personas.
Está claro que internet ha modificado nuestras vidas para
siempre. Resulta una herramienta inabarcable y enriquecedora que, si
desapareciera ahora mismo, nos obligaría a replantearnos nuestra vida entera.
Es extraño recordar cómo era
la vida antes de internet. A través de la red nos informamos, nos
entretenemos, conocemos a otras personas y mantenemos el contacto con nuestros
seres queridos; nos relacionamos con la Administración, con empresas… La
enumeración podría ser interminable.
Pero también es cierto que muchas personas tienen una relación complicada con internet y, especialmente, con su móvil, la principal puerta de entrada para la mayoría. Esta se ha agudizado en los últimos años, durante los que han surgido cientos de aplicaciones que pugnan por captar nuestra atención, en muchos casos, por desgracia, para mostrarnos anuncios.
En esta categoría ocupan un lugar privilegiado las redes
sociales que nacieron como una forma de conectar con nuestros amigos, pero que
para mucha gente se han ido convirtiendo en «internet», ya que hacen casi todas
las cosas que hemos citado anteriormente a través de ellas. Las redes sociales
quizá no son intrínsecamente malas, pero lo cierto es que están diseñadas para
acaparar nuestro tiempo y eso ha hecho que para algunos usuarios se haya
convertido en un problema. Pasan un número de horas excesivo dentro de ellas y
esto, aparte de la pérdida de tiempo que implica, ha comenzado a tener
consecuencias en su salud mental. Y las empresas que las gestionan lo saben
perfectamente.
Hace más o menos un año, el diario Wall Street Journal sacó
a la luz unos documentos internos de Meta, la antigua Facebook, en los que se
revelaba que Instagram «empeora los problemas mentales sobre la propia imagen
en una de cada tres adolescentes». En otra parte de la documentación podíamos
leer que «entre las adolescentes con pensamientos suicidas, el 13% de las usuarias
británicas y el 6% de las estadounidenses apuntaron a que el origen de su deseo
suicida era Instagram».
No es difícil intuir eso a nuestro alrededor. Todos tenemos
a alguien que, sin ser influencer ni nada de eso, ha tenido
que desinstalar de vez en cuando alguna de estas aplicaciones para «descansar
un poco». Investigando sobre el tema en la red, no es difícil dar con la
organización Internet and Technology Addicts Anonymous (Adictos a
Internet y a la Tecnología Anónimos o ITAA), una entidad sin ánimo de lucro
fundada hace unos pocos años que está inspirada en Alcohólicos Anónimos y a la
que ya han acudido miles de personas de todo el mundo.
Las adicciones son un tema muy complejo y el concepto de la
adicción a internet todavía es demasiado nuevo como para teorizar sobre él, por
esto decidimos hablar con Tomás, miembro de ITAA y portavoz de la organización,
para que contestara algunas preguntas al respecto.
«Adictos a Internet y a la Tecnología Anónimos es una
asociación basada en los doce pasos promovidos por Alcohólicos Anónimos»,
explica. «La ITAA se fundó en junio de 2017 después de que los tres miembros
originales se conocieran en otra organización. Los tres reconocieron que tenían
un problema grave con el uso compulsivo de internet y la tecnología y
decidieron unir fuerzas para ayudarse mutuamente. Como vivían en diferentes
países, las primeras reuniones se realizaron por teléfono».
Al principio ni siquiera tenían una página web, con lo que
los primeros miembros llegaron a través del boca a oreja. Una vez que tuvieron
presencia en internet, contactaron con más personas que sufrían problemas
similares a los suyos. «Durante el primer año, se celebraban dos reuniones
telefónicas por semana con solo un puñado de miembros participantes, además de
una reunión presencial en Bellevue, Washington», recuerda Tomás. «Durante 2019,
la cantidad de reuniones aumentó a siete por semana, incluida una reunión
presencial en Ámsterdam, Holanda y la primera convención internacional que se
llevó a cabo en Berlín en noviembre de aquel año».
La expansión fue rápida. Pronto se creó un grupo presencial
en Berlín y otros en Nueva York y Moscú. El ritmo de crecimiento ha seguido a
buen ritmo desde entonces y hoy en día ya hay más de 60 reuniones semanales en
línea y una docena presenciales por todo el mundo. «Nuestros miembros provienen
de más de 80 países y tenemos reuniones en inglés, español, alemán, ruso,
francés, portugués, árabe, hebreo y coreano», afirma el portavoz, que deja
claro que la organización es totalmente no profesional y autosuficiente, y que
el único requisito para ser miembro de la ITAA es el deseo de dejar de usar
internet y la tecnología de forma compulsiva.
«Compartimos nuestra experiencia, fortaleza y esperanza
entre nosotros a través de reuniones de grupo y relaciones personales, y
trabajamos con un programa de recuperación basado en los Doce Pasos de
Alcohólicos Anónimos», explica Tomás. «No tenemos opiniones sobre temas
externos y no condenamos ni aprobamos ninguna tecnología en particular. No
estamos afiliados a ninguna agenda política, movimiento religioso ni intereses
externos de ningún tipo. Nuestro único propósito es abstenernos del uso
compulsivo de internet y la tecnología y ayudar a otros a liberarse de esta
adicción». La ITAA está constituida como organización sin ánimo de lucro en el
estado estadounidense de Colorado.
Respecto al tipo de personas que se acercan a sus reuniones,
el portavoz afirma que «cualquiera que crea que puede tener un problema con el
uso compulsivo de internet y la tecnología es bienvenido a unirse a nuestras
reuniones. Nuestros miembros no provienen de un sector concreto de la sociedad.
Al igual que otras adicciones, la adicción a internet y la tecnología no
discrimina por la edad, el nivel educativo, la raza, el origen étnico o el
nivel socioeconómico».
¿ESTARÉ ENGANCHADO?
Es posible que al leer lo anterior te haya surgido la
pregunta: ¿Cómo sé si realmente soy adicto a internet o a alguna tecnología?
«Es posible desarrollar una adicción a diversos elementos como las redes
sociales, el streaming de audio o video, la pornografía, las
aplicaciones de citas, los juegos, la investigación online, las compras por
internet o las noticias. Cualquier actividad digital puede volverse compulsiva
y problemática», afirma, pero no toda actividad puede considerarse una
adicción. Tomás plantea unas preguntas que nos deberíamos hacer para determinar
si tenemos o no una adicción. Son las siguientes:
- ¿Alguna
vez me conecto a internet para verificar algo rápidamente y luego descubro
que he pasado horas conectado?
- ¿Establezco
límites a mi uso de internet o alguna tecnología y luego los rompo, usando
más tiempo del previsto?
- ¿Alguna
vez he desinstalado alguna aplicación o bloqueado una actividad en línea
en particular y luego he vuelto a usarla?
- ¿Me
doy atracones de internet o de alguna tecnología que duran todo el día o
hasta altas horas de la noche?
- ¿Usar
la tecnología es lo último que hago antes de acostarme o lo primero que
hago cuando me despierto?
- ¿Se
ha interrumpido mi descanso nocturno debido al uso de las pantallas?
- ¿El
uso de internet o de la tecnología me lleva a descuidar mi higiene
personal?
- ¿El
uso de mis dispositivos digitales ha afectado a mi concentración o a mi
memoria?
- ¿Mi
uso de internet o de la tecnología contribuye a que evite o abandone mis
relaciones personales?
- ¿Comparo
a menudo mi vida con la vida de las personas a las que sigo en redes?
- ¿Mi
comportamiento en internet o con la tecnología ha puesto en peligro mis
estudios, mi situación económica o mi carrera?
- ¿Alguna
vez he desarrollado o empeorado una dolencia o lesión física debido al uso
de internet o algún aparato tecnológico?
- ¿Oculto
o miento sobre mi tiempo conectado o sobre el tipo de contenido digital
que consumo?
- ¿Siento
culpa o vergüenza por mi uso de internet o de alguna tecnología?
- ¿Me
siento emocionalmente ausente, distraído o ansioso cuando no estoy en
línea?
- ¿Tengo
sentimientos intensos (altibajos, ira o miedo) antes, durante o después de
mi uso de internet o de alguna tecnología?
- ¿Utilizo
internet y la tecnología para adormecer mis sentimientos?
Según Tomás, si alguien responde a cinco o más de estas
preguntas de forma positiva, es posible que tenga un problema con la tecnología
o con internet. Nadie debería sufrir debido a su uso de internet y la
tecnología.
Que nadie piense tampoco en la ITAA como una promesa de
recuperación total. «No existe una cura total para la adicción», afirma Tomás,
«pero millones de personas han conseguido librarse de sus comportamientos
adictivos autodestructivos a través de programas de recuperación de ayuda mutua
basados en el modelo iniciado por Alcohólicos Anónimos. La ITAA es gratuita y está
abierta a todos los que deseen unirse. Damos la bienvenida a cualquiera que
crea que puede tener un problema para que asista a una de nuestras reuniones».
Estos encuentros suelen durar una hora y en ellos hay un
director que al inicio lee algún texto relacionado con la recuperación de la
adicción. Luego, durante la reunión, cualquiera de los miembros puede hablar y
compartir su experiencia o contar cómo está. «Nadie está obligado a decir
nada», apunta el portavoz, «está bien si solo se va a escuchar. Si se desea
participar, puede presentarse y explicar qué le trajo a ITAA o formular
cualquier pregunta.
No ofrecemos consejos ni comentarios en respuesta a las
acciones de los demás, simplemente escuchamos sin juzgar. Al final de la
reunión, se termina con algunas declaraciones de clausura. Luego, los miembros
generalmente se quedan para hacer y responder preguntas, hablar informalmente e
intercambiar información de contacto».
Según un informe de la Universidad de Hong Kong publicado en
2016, un 6% de la población mundial podría estar enganchada a internet, lo que
supondría más de 400 millones de personas. Sorprendentemente, todavía se habla
poco de ella. Quizá ha llegado ya el momento de cambiar esto.
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