Un grito empieza
a resonar en el Norte, en el mundo de la opulencia, ante la
abundancia de datos y evidencias que confirman el desquiciamiento
avanzado de los ecosistemas planetarios y del tejido social de las
naciones tanto opulentas como arruinadas por la globalización; ante
la creciente stress, tasa de suicidios, crisis nerviosas, disparo en
el consumo de drogas, calmantes y psicotrópicos; ante el aumento de
la violencia intrafamiliar, comunitaria, intersectorial e
internacional, ante la percepción del desfondamiento simbólico del
mundo: gritan cada día con más fuerza ¡DESCRECIMIENTO!, como única
alternativa a esta situación de locura colectiva que niega el
inminente colapso ecológico, de la economía, de la política, de la
sociedad, y de la persona humana.
Entre 50 y 200
especies vegetales y animales desaparecen diariamente, a un ritmo
entre mil y treinta mil veces superior a las hecatombes ecológicas
del pasado. El cambio climático y el pico del petróleo empiezan a
exhibir la formidable vulnerabilidad de la civilización occidental.
Al parecer, existe sólo un 50% de probabilidades de que la especie
humana sobreviva este siglo; algunos importantes toxicólogos que
estiman que la esterilidad general masculina tendrá lugar hacia el
2060. Sabemos que nos precipitamos al abismo, pero, no queremos
ocuparnos de ello. Una esquizofrenia total invade a los poderosos de
la Tierra: Miran hacia fuera cuando tienen el incendio en la
casa.
El crecimiento económico sin límite alguno comienza a encontrar límites ecológicos insuperables. Para ofrecer a todo el mundo el estilo de vida de los estadounidenses se requieren seis planetas Tierra y para el de los europeos se necesitan tres. Sin embargo, los bomberos- piromaniacos, es decir: los políticos del Norte, con el señor Bush a la cabeza, afirman que la salida a la crisis de crecimiento consiste en más crecimiento; que la salida a la guerra consiste en más guerra. Bush ha dicho “ el crecimiento es la solución y no el problema” y ha repetido una y otra vez el encantamiento perverso de los poderosos:
El crecimiento económico sin límite alguno comienza a encontrar límites ecológicos insuperables. Para ofrecer a todo el mundo el estilo de vida de los estadounidenses se requieren seis planetas Tierra y para el de los europeos se necesitan tres. Sin embargo, los bomberos- piromaniacos, es decir: los políticos del Norte, con el señor Bush a la cabeza, afirman que la salida a la crisis de crecimiento consiste en más crecimiento; que la salida a la guerra consiste en más guerra. Bush ha dicho “ el crecimiento es la solución y no el problema” y ha repetido una y otra vez el encantamiento perverso de los poderosos:
¡Crecimiento!,
¡Crecimiento!, ¡Crecimiento!, como la única solución a los
problemas ambientales y sociales del mundo y su propuesta no ha sido
rechazada por la izquierda mundial, por los socialistas, por los
comunistas, por los Verdes, por la extrema izquierda, incluyendo a
los alter mundistas! En el fondo, los capitalistas han conseguido
convencer a la gran mayoría de los ciudadanos de que el crecimiento
económico es la solución a todos los problemas, a pesar de que no
hay evidencia alguna de que así sea. Sin embargo, las cosas empiezan
a cambiar en el mundo y la idea del descrecimiento ha tomado fuerza
en los últimos años. Algunos estudiosos de varias partes del mundo
empiezan a considerar que un cambio radical de política es una
necesidad absoluta y que vale la pena apostar por el
descrecimiento.
El término “descrecimiento” es de muy reciente utilización política, social y económica, pero, tiene raíces históricas muy antiguas que pueden hallarse en el primer socialismo y en el anarquismo clásico, no obstante, fue formulado por Ivan Illich en México, en los años 60, en términos muy cercanos a los que hoy se utilizan en Europa y luego fue retomado en Francia en los 70, por André Gorz, Francois Partant, Jaques Ellul y Cornelius Castoriadis. El fracaso de las ideas del progreso y del desarrollo en el Sur, ampliamente documentado por Illich, unido a la pérdida de los símbolos, guías y referentes en el Norte, a causa del consumismo exacerbado y a los excesos de la ciencia y la tecnología, condujeron a varios pensadores europeos a la consideración de las ideas del descrecimiento. Empero, la crisis ecológica global añadió una nueva dimensión determinante en este proceso. Al cuestionar el imaginario capitalista que domina al mundo, como dice Castoriadis, el pensamiento ecológico resulta muy subversivo al rechazar que el motivo central de nuestro destino es aumentar la producción y el consumo; aumentar el PIB. El descrecimiento tiene entonces una doble filiación: se configura, por un lado, a partir de la toma de conciencia de la crisis ecológica y por el otro, al filo de la crítica a la técnica y al desarrollo. Es conveniente, sin embargo, mencionar en este punto algunos correlatos del descrecimiento, como es el “crecimiento cero”; el “crecimiento negativo“; el “desarrollo sustentable” y el “estado estacionario” que pretenden imponer algunos límites al desarrollo, no obstante, la hipótesis del Descrecimiento no tiene realmente nada que ver con estos términos.
El Descrecimiento es un simple lema político, una consigna, un llamado al orden; una palabra - obús, como dice Paul Aries, que no tiene una teoría en el sentido clásico de la palabra, pero que pretende profundizar en el abandono de los objetivos de crecimiento por el crecimiento mismo, por lo que podría ser definido mas bien como “ Acrecimiento” (sin crecimiento), como se dice “Ateo” ( sin díos). Se trata, pues, del abandono de una religión: la religión de la economía, del crecimiento, del progreso y del desarrollo; significa una bandera bajo la cual se agrupan aquellos que han iniciado una crítica radical del progreso y el desarrollo; una propuesta que invita a huir del totalitarismo economicista, desarrollista y progresista; que invita a erradicar de nuestras propuestas las palabras crecimiento, desarrollo y progreso, debido a sus consustanciales implicaciones depredadoras, contrarias a la sana convivencia y supervivencia humana. Más carreteras, más refrigeradores, mas aeropuertos, más celulares, más computadoras, más aviones, lo que es el contenido del desarrollo sustentable, implica más depredación y más devastación ecológica. Es importante repetirlo mil veces: El futuro del ser humano nos es el auto climatizado para todos. El descrecimiento entraña, en efecto, compartir mejor las cosas del mundo, pero, implica también cambiar radicalmente la forma en que se produce y se consume en el mundo.
CONTINUACIÓN
La ideología del crecimiento está moribunda , a pesar de los millones de seres humanos que se sacrifican en sus altares; a pesar de la virtual unanimidad con la que los ciudadanos y los políticos todavía se quieren aferrar a este salvavidas perforado . Por lo mismo, se inventan subterfugios para hacernos más comestible este envenenado platillo y así se inventan términos como el “ecodesarrollo“, el “desarrollo sustentable“ ; el “otro crecimiento” el “crecimiento con rostro humano” y otros términos que demuestran que este falso dios esta moribundo. No obstante, se le siguen sacrificando las generaciones futuras. Es necesario dejar muy en claro que la ideología del desarrollo es una hija bastarda de la guerra fría. En 1946, el presidente Truman propone al mundo por primer vez la idea del desarrollo económico generalizable, para contrarrestar la amenaza del socialismo revolucionario y atraer a los países recientemente descolonizados. La campaña funcionó algunas décadas. No obstante, la victoria de la contrarrevolución conservadora de las últimas décadas ha vuelto inútil este costoso mito, pues los ricos ya no tienen vergüenza de ser cada día más ricos mientras la miseria se generaliza en el mundo. Para la inmensa mayoría de los seres humanos, la alternativa real no está entre crecimiento o descrecimiento sino entre recesión o descrecimiento. En efecto, el descrecimiento no significa un crecimiento negativo; entraña más bien un descrecimiento elegido por la sociedad, aceptado por la mayoría . Una recesión es siempre dramática para los humildes, pues no hay nada peor que una sociedad de crecimiento sin crecimiento. Para el neoliberalismo sobra ya el 80% de los seres humanos y las patronales mundiales advierten “¡ Dejen de soñar! habrá que trabajar mucho más para ganar los mismo” . La corriente política del Descrecimiento estima que los ciudadanos debemos aplicarnos de inmediato en la destrucción del mito del crecimiento.
El crecimiento económico no es en ningún sentido una necesidad absoluta natural; sólo es posible llegar a ello después de que se ha instalado en una sociedad el principio de la división y la competencia. Las sociedades primitivas son sociedades contra la existencia del Estado y de la economía, con el propósito de proteger su integridad. Los pueblos originarios no rentabilizan sus actividades, no porque no puedan hacerlo sino porque no lo desean, porque pone en peligro su cultura. El rechazo a la mercantilización de la vida y al crecimiento económico es muy antiguo y continúa hasta nuestros días: no sólo los ludditas que destruían maquinas al inicio de la Revolución Industrial o los llamados trabajadores “sublimes” que en el Siglo 19 inventaron el San Lunes y se negaban a trabajar más allá de lo estrictamente necesario o los menonitas y los amish que colectivamente se opusieron a la industrialización en puerta en Alemania, sino también, a principio de este siglo 21, muchos campesinos y gente de las ciudades se opone a diversas formas de modernidad, para conservar su manera de ser y su cultura. Gritan, como en San Salvador Atenco o en La Parota “La Tierra No se Vende” Todavía una parte de la vida social e individual de hoy en día, en el dominio asociativo y amoroso, escapa al cálculo económico.. No obstante, la mayoría quiere ganar más dinero y gastar más dinero del que gana; los científicos no se detienen frente a investigaciones muy riesgosas como la nano tecnología o los transgénicos y sigue vigente aquello de que todo lo que es técnicamente realizable acabará por serlo: no detendremos la clonación humana sin cambiar de ideología. El crecimiento económico es por la tanto una elección que hace una sociedad, imponiéndose una disciplina para lograrlo.
El crecimiento duradero de la época moderna sólo ha sido posible por la creciente mundialización, por la exportación de la miseria a todo el mundo, especialmente al África y a Latinoamérica; pero, la crisis actual del crecimiento se debe a la imposibilidad física de desterritorializar aún más sus posibilidades. Un crecimiento mundializado tendrá como consecuencia una catástrofe generalizada. Más del 70% de los ecosistemas de la Tierra están severamente afectados. La ciencia moderna nos conduce a la desespeciación del ser humano. Como dice Lacan: el capitalismo funciona muy bien. Ciertamente, Nada triunfa como el triunfo. Sucumbirá a su propio éxito. La civilización occidental tiene el privilegio de haber inventado un modelo de desarrollo que ha funcionado mejor que cualquier otro en la historia; pero, no debemos olvidar los valores nacidos en el Siglo de las Luces que han hecho florecer la idea de la autonomía y de la democracia, nacidos también en Occidente. Libertad, Igualdad y Fraternidad que son todavía ideales por conseguir. Por lo mismo, es necesario no olvidar que la ideología de crecimiento nacida hace poco mas de medio siglo es también una hija bastarda de Occidente: nunca una civilización ha llevado tan lejos su confusión de valores, gracias a su fe en las supuestas leyes económicas. La economía ha envenenado nuestra vida y nuestro futuro inmediato. Para sobrevivir, debemos salir de la economía tan pronto sea posible.
Los limites del crecimiento, tema fundamental en el descrecimiento, están definidos a la vez por el volumen de los recursos naturales no renovables y por la rapidez de regeneración de los renovables. Por milenios, en la mayor parte de las sociedades, la utilización de estos recursos estuvo limitada por las comunidades, sin embargo, la rapacidad de la economía moderna y la desaparición de los frenos comunitarios han transformado los aprovechamientos en una depredación sistemática de los mismos. Nada se opone realmente hoy en día a la destrucción de la ecología. La competencia comercial y los mercados libres hoy en día tienen efectos desastrosos en la biosfera. Nada detiene a los buscadores de oro como nada detenía a los garimpeiros del Amazonas. En nuestro sistema, cualquier capitalista o cualquier homo economicus opera igual que un buscador de oro. La modernidad ha eliminado la reciprocidad que tenían los pueblos originarios con la Naturaleza. El sistema jurídico moderno, al considerar a los recursos naturales como una mercancía fomenta su rápida destrucción. Para colmo, los neoliberales proponen la erradicación total de los bienes comunes o commons, como el agua , por medio de su privatización. El establecimiento de los límites del crecimiento es el gran reto intelectual y político de nuestro tiempo.
POR QUÉ UN CICLO DE COLOQUIOS Y CONFERENCIAS
La reflexión del descrecimiento implicaría en este Ciclo de Coloquios, el estudio de dos cuestiones fundamentales: ¿por qué descrecer? y ¿cómo descrecer? ; lo que a su vez implica conocer a fondo lo que significa el infierno del crecimiento; ¿qué consecuencias ecológicas, sociales y simbólicas trae aparejadas el crecimiento? Será necesario resolver muchas preguntas en las conferencias y coloquios de este ciclo: ¿ por qué habría que salvar la idea del desarrollo? O preguntarnos ¿ el Descrecimiento es anticapitalista? O bien: aplicarnos al estudio de la medida del bienestar, el PIB y otros índices. ¿Cómo desmitificar el índice fetiche del bienestar moderno, el famoso PIB? Es conveniente recordar aquí la famosa declaración de Robert Kennedy : “ Nuestro PIB, decía, incluye la contaminación del aire, la publicidad de los cigarros y las carreras de las ambulancias que recogen los atropellados en las carreteras. Incluye la destrucción de nuestros bosques y la destrucción de la naturaleza. Incluye el Napalm y el costo del confinamiento de los desechos radiactivos. En cambio, el PIB no considera la salud de nuestros niños, la calidad de su educación, la alegría de sus juegos, la belleza de nuestra poesía o la solidez de nuestros matrimonios. No toma en cuenta nuestro coraje, nuestra integridad, nuestra inteligencia, nuestra sabiduría. Mide todo, salvo aquello por lo cual la vida vale la pena de ser vivida” Es demasiado importante lo que no toma en cuenta el PIB y es demasiado lo malo que incluye. Por otra parte, ¿ debemos aceptar otros índices de crecimiento, como el IDH, Índice del Desarrollo Humano o el IPG, Índice de Progreso Genuino o ISS; el Indicador de la Salud Social ? ,o ¿ puede realmente el bienestar humano estar relacionado con la riqueza?, o ¿ es conveniente llevar una contabilidad nacional del bienestar?,o ¿ ayudan realmente los indicadores a mejorar la felicidad general? ,o ¿ cuál es la verdadera riqueza de las naciones? El desarrollo implica el funcionamiento del capitalismo: las fuerzas productivas , especialmente el complejo tecno-científico que es la fuerza principal, impulsan sin cesar un crecimiento sin límites que contribuye a legitimar las relaciones sociales existentes: la tecnología proyecta entonces su cultura en el mundo: ¿qué efectos sociales, ambientales y simbólicos tiene entonces la ciencia y la tecnología?;¿ qué características tiene el desquiciamiento global; el desquiciamiento ambiental, social, político, de la persona humana? , ¿ cómo nos podemos dar una idea de estas devastaciones? ; tenemos que analizar si el descrecimiento es realmente un alternativa; si esto es así: ¿cómo podemos ir más allá del discurso antieconómico? ,o ¿ es un buen término el descrecimiento?; será necesario en este punto hacer la critica de las falsas soluciones como las que proponen los científicos, los privatizadores, el famoso Factor 4 , el uso eficiente de la energía; o las energías renovables, tan de moda, o lo gran farsa del “desarrollo sustentable” o la masoquista “desaceleración económica” propuesta por ATTAC o el falso miedo de la Bomba P ( Demografía) que tanto espanta a los ricos: Todo esto deberá ser debatido en nuestro Ciclo de Coloquios; Además, habrá que aclarar ¿ que es lo que no es el descrecimiento? Por otra parte, es necesario estudiar cómo decrecer, como organizar una sociedad en descrecimiento serena y convivencial en los países empobrecidos como México; cómo acabar con la ideología del progreso: ¿como eliminar el culto que ha hecho de la ciencia y la tecnología?,o ¿cómo rediferenciar lo sacro de lo profano? Y ¿cómo liberarnos de la mega máquina que nos hace a cada uno un engranaje y que nos desvaloriza a todos?.
El término “descrecimiento” es de muy reciente utilización política, social y económica, pero, tiene raíces históricas muy antiguas que pueden hallarse en el primer socialismo y en el anarquismo clásico, no obstante, fue formulado por Ivan Illich en México, en los años 60, en términos muy cercanos a los que hoy se utilizan en Europa y luego fue retomado en Francia en los 70, por André Gorz, Francois Partant, Jaques Ellul y Cornelius Castoriadis. El fracaso de las ideas del progreso y del desarrollo en el Sur, ampliamente documentado por Illich, unido a la pérdida de los símbolos, guías y referentes en el Norte, a causa del consumismo exacerbado y a los excesos de la ciencia y la tecnología, condujeron a varios pensadores europeos a la consideración de las ideas del descrecimiento. Empero, la crisis ecológica global añadió una nueva dimensión determinante en este proceso. Al cuestionar el imaginario capitalista que domina al mundo, como dice Castoriadis, el pensamiento ecológico resulta muy subversivo al rechazar que el motivo central de nuestro destino es aumentar la producción y el consumo; aumentar el PIB. El descrecimiento tiene entonces una doble filiación: se configura, por un lado, a partir de la toma de conciencia de la crisis ecológica y por el otro, al filo de la crítica a la técnica y al desarrollo. Es conveniente, sin embargo, mencionar en este punto algunos correlatos del descrecimiento, como es el “crecimiento cero”; el “crecimiento negativo“; el “desarrollo sustentable” y el “estado estacionario” que pretenden imponer algunos límites al desarrollo, no obstante, la hipótesis del Descrecimiento no tiene realmente nada que ver con estos términos.
El Descrecimiento es un simple lema político, una consigna, un llamado al orden; una palabra - obús, como dice Paul Aries, que no tiene una teoría en el sentido clásico de la palabra, pero que pretende profundizar en el abandono de los objetivos de crecimiento por el crecimiento mismo, por lo que podría ser definido mas bien como “ Acrecimiento” (sin crecimiento), como se dice “Ateo” ( sin díos). Se trata, pues, del abandono de una religión: la religión de la economía, del crecimiento, del progreso y del desarrollo; significa una bandera bajo la cual se agrupan aquellos que han iniciado una crítica radical del progreso y el desarrollo; una propuesta que invita a huir del totalitarismo economicista, desarrollista y progresista; que invita a erradicar de nuestras propuestas las palabras crecimiento, desarrollo y progreso, debido a sus consustanciales implicaciones depredadoras, contrarias a la sana convivencia y supervivencia humana. Más carreteras, más refrigeradores, mas aeropuertos, más celulares, más computadoras, más aviones, lo que es el contenido del desarrollo sustentable, implica más depredación y más devastación ecológica. Es importante repetirlo mil veces: El futuro del ser humano nos es el auto climatizado para todos. El descrecimiento entraña, en efecto, compartir mejor las cosas del mundo, pero, implica también cambiar radicalmente la forma en que se produce y se consume en el mundo.
CONTINUACIÓN
La ideología del crecimiento está moribunda , a pesar de los millones de seres humanos que se sacrifican en sus altares; a pesar de la virtual unanimidad con la que los ciudadanos y los políticos todavía se quieren aferrar a este salvavidas perforado . Por lo mismo, se inventan subterfugios para hacernos más comestible este envenenado platillo y así se inventan términos como el “ecodesarrollo“, el “desarrollo sustentable“ ; el “otro crecimiento” el “crecimiento con rostro humano” y otros términos que demuestran que este falso dios esta moribundo. No obstante, se le siguen sacrificando las generaciones futuras. Es necesario dejar muy en claro que la ideología del desarrollo es una hija bastarda de la guerra fría. En 1946, el presidente Truman propone al mundo por primer vez la idea del desarrollo económico generalizable, para contrarrestar la amenaza del socialismo revolucionario y atraer a los países recientemente descolonizados. La campaña funcionó algunas décadas. No obstante, la victoria de la contrarrevolución conservadora de las últimas décadas ha vuelto inútil este costoso mito, pues los ricos ya no tienen vergüenza de ser cada día más ricos mientras la miseria se generaliza en el mundo. Para la inmensa mayoría de los seres humanos, la alternativa real no está entre crecimiento o descrecimiento sino entre recesión o descrecimiento. En efecto, el descrecimiento no significa un crecimiento negativo; entraña más bien un descrecimiento elegido por la sociedad, aceptado por la mayoría . Una recesión es siempre dramática para los humildes, pues no hay nada peor que una sociedad de crecimiento sin crecimiento. Para el neoliberalismo sobra ya el 80% de los seres humanos y las patronales mundiales advierten “¡ Dejen de soñar! habrá que trabajar mucho más para ganar los mismo” . La corriente política del Descrecimiento estima que los ciudadanos debemos aplicarnos de inmediato en la destrucción del mito del crecimiento.
El crecimiento económico no es en ningún sentido una necesidad absoluta natural; sólo es posible llegar a ello después de que se ha instalado en una sociedad el principio de la división y la competencia. Las sociedades primitivas son sociedades contra la existencia del Estado y de la economía, con el propósito de proteger su integridad. Los pueblos originarios no rentabilizan sus actividades, no porque no puedan hacerlo sino porque no lo desean, porque pone en peligro su cultura. El rechazo a la mercantilización de la vida y al crecimiento económico es muy antiguo y continúa hasta nuestros días: no sólo los ludditas que destruían maquinas al inicio de la Revolución Industrial o los llamados trabajadores “sublimes” que en el Siglo 19 inventaron el San Lunes y se negaban a trabajar más allá de lo estrictamente necesario o los menonitas y los amish que colectivamente se opusieron a la industrialización en puerta en Alemania, sino también, a principio de este siglo 21, muchos campesinos y gente de las ciudades se opone a diversas formas de modernidad, para conservar su manera de ser y su cultura. Gritan, como en San Salvador Atenco o en La Parota “La Tierra No se Vende” Todavía una parte de la vida social e individual de hoy en día, en el dominio asociativo y amoroso, escapa al cálculo económico.. No obstante, la mayoría quiere ganar más dinero y gastar más dinero del que gana; los científicos no se detienen frente a investigaciones muy riesgosas como la nano tecnología o los transgénicos y sigue vigente aquello de que todo lo que es técnicamente realizable acabará por serlo: no detendremos la clonación humana sin cambiar de ideología. El crecimiento económico es por la tanto una elección que hace una sociedad, imponiéndose una disciplina para lograrlo.
El crecimiento duradero de la época moderna sólo ha sido posible por la creciente mundialización, por la exportación de la miseria a todo el mundo, especialmente al África y a Latinoamérica; pero, la crisis actual del crecimiento se debe a la imposibilidad física de desterritorializar aún más sus posibilidades. Un crecimiento mundializado tendrá como consecuencia una catástrofe generalizada. Más del 70% de los ecosistemas de la Tierra están severamente afectados. La ciencia moderna nos conduce a la desespeciación del ser humano. Como dice Lacan: el capitalismo funciona muy bien. Ciertamente, Nada triunfa como el triunfo. Sucumbirá a su propio éxito. La civilización occidental tiene el privilegio de haber inventado un modelo de desarrollo que ha funcionado mejor que cualquier otro en la historia; pero, no debemos olvidar los valores nacidos en el Siglo de las Luces que han hecho florecer la idea de la autonomía y de la democracia, nacidos también en Occidente. Libertad, Igualdad y Fraternidad que son todavía ideales por conseguir. Por lo mismo, es necesario no olvidar que la ideología de crecimiento nacida hace poco mas de medio siglo es también una hija bastarda de Occidente: nunca una civilización ha llevado tan lejos su confusión de valores, gracias a su fe en las supuestas leyes económicas. La economía ha envenenado nuestra vida y nuestro futuro inmediato. Para sobrevivir, debemos salir de la economía tan pronto sea posible.
Los limites del crecimiento, tema fundamental en el descrecimiento, están definidos a la vez por el volumen de los recursos naturales no renovables y por la rapidez de regeneración de los renovables. Por milenios, en la mayor parte de las sociedades, la utilización de estos recursos estuvo limitada por las comunidades, sin embargo, la rapacidad de la economía moderna y la desaparición de los frenos comunitarios han transformado los aprovechamientos en una depredación sistemática de los mismos. Nada se opone realmente hoy en día a la destrucción de la ecología. La competencia comercial y los mercados libres hoy en día tienen efectos desastrosos en la biosfera. Nada detiene a los buscadores de oro como nada detenía a los garimpeiros del Amazonas. En nuestro sistema, cualquier capitalista o cualquier homo economicus opera igual que un buscador de oro. La modernidad ha eliminado la reciprocidad que tenían los pueblos originarios con la Naturaleza. El sistema jurídico moderno, al considerar a los recursos naturales como una mercancía fomenta su rápida destrucción. Para colmo, los neoliberales proponen la erradicación total de los bienes comunes o commons, como el agua , por medio de su privatización. El establecimiento de los límites del crecimiento es el gran reto intelectual y político de nuestro tiempo.
POR QUÉ UN CICLO DE COLOQUIOS Y CONFERENCIAS
La reflexión del descrecimiento implicaría en este Ciclo de Coloquios, el estudio de dos cuestiones fundamentales: ¿por qué descrecer? y ¿cómo descrecer? ; lo que a su vez implica conocer a fondo lo que significa el infierno del crecimiento; ¿qué consecuencias ecológicas, sociales y simbólicas trae aparejadas el crecimiento? Será necesario resolver muchas preguntas en las conferencias y coloquios de este ciclo: ¿ por qué habría que salvar la idea del desarrollo? O preguntarnos ¿ el Descrecimiento es anticapitalista? O bien: aplicarnos al estudio de la medida del bienestar, el PIB y otros índices. ¿Cómo desmitificar el índice fetiche del bienestar moderno, el famoso PIB? Es conveniente recordar aquí la famosa declaración de Robert Kennedy : “ Nuestro PIB, decía, incluye la contaminación del aire, la publicidad de los cigarros y las carreras de las ambulancias que recogen los atropellados en las carreteras. Incluye la destrucción de nuestros bosques y la destrucción de la naturaleza. Incluye el Napalm y el costo del confinamiento de los desechos radiactivos. En cambio, el PIB no considera la salud de nuestros niños, la calidad de su educación, la alegría de sus juegos, la belleza de nuestra poesía o la solidez de nuestros matrimonios. No toma en cuenta nuestro coraje, nuestra integridad, nuestra inteligencia, nuestra sabiduría. Mide todo, salvo aquello por lo cual la vida vale la pena de ser vivida” Es demasiado importante lo que no toma en cuenta el PIB y es demasiado lo malo que incluye. Por otra parte, ¿ debemos aceptar otros índices de crecimiento, como el IDH, Índice del Desarrollo Humano o el IPG, Índice de Progreso Genuino o ISS; el Indicador de la Salud Social ? ,o ¿ puede realmente el bienestar humano estar relacionado con la riqueza?, o ¿ es conveniente llevar una contabilidad nacional del bienestar?,o ¿ ayudan realmente los indicadores a mejorar la felicidad general? ,o ¿ cuál es la verdadera riqueza de las naciones? El desarrollo implica el funcionamiento del capitalismo: las fuerzas productivas , especialmente el complejo tecno-científico que es la fuerza principal, impulsan sin cesar un crecimiento sin límites que contribuye a legitimar las relaciones sociales existentes: la tecnología proyecta entonces su cultura en el mundo: ¿qué efectos sociales, ambientales y simbólicos tiene entonces la ciencia y la tecnología?;¿ qué características tiene el desquiciamiento global; el desquiciamiento ambiental, social, político, de la persona humana? , ¿ cómo nos podemos dar una idea de estas devastaciones? ; tenemos que analizar si el descrecimiento es realmente un alternativa; si esto es así: ¿cómo podemos ir más allá del discurso antieconómico? ,o ¿ es un buen término el descrecimiento?; será necesario en este punto hacer la critica de las falsas soluciones como las que proponen los científicos, los privatizadores, el famoso Factor 4 , el uso eficiente de la energía; o las energías renovables, tan de moda, o lo gran farsa del “desarrollo sustentable” o la masoquista “desaceleración económica” propuesta por ATTAC o el falso miedo de la Bomba P ( Demografía) que tanto espanta a los ricos: Todo esto deberá ser debatido en nuestro Ciclo de Coloquios; Además, habrá que aclarar ¿ que es lo que no es el descrecimiento? Por otra parte, es necesario estudiar cómo decrecer, como organizar una sociedad en descrecimiento serena y convivencial en los países empobrecidos como México; cómo acabar con la ideología del progreso: ¿como eliminar el culto que ha hecho de la ciencia y la tecnología?,o ¿cómo rediferenciar lo sacro de lo profano? Y ¿cómo liberarnos de la mega máquina que nos hace a cada uno un engranaje y que nos desvaloriza a todos?.
Además,
estudiar cómo acabar con la sociedad de consumo: estudiar cómo el
consumo difiere del uso normal de las cosas; cómo tiene un doble
significado la compra de un bien en esta sociedad; como los jóvenes
aceleran la globalización consumiendo marcas , productos y servicios
con valor subliminal; cómo se ha ridiculizado y deslegitimado las
antiguas formas de vida, para impulsar el consumismo. También,
tendremos que estudiar cómo eliminar la sociedad del trabajo; cómo
recuperar “el derecho a la pereza” preconizado por Lafargue; cómo
la ideología del trabajo culpabiliza al desempleado y genera el
llamado “horror económico”; cómo el trabajo productivista
esclaviza a los seres humanos y aumenta continuamente los tiempos de
trabajo; cómo nos insertamos en el ciclo infernal de trabajar sin
limite para consumir sin límite ; cómo el trabajo moderno es
alienante y deshumanizador. Tendremos que considerar la
relocalización del mundo: cómo lograr una relocalización
generalizada ; relocalización de la política; relocalización de
las formas de vida; relocalización de la economía ; cómo
reaprender la gratuidad y la naturaleza ( la luz del sol, el aire,
los amaneceres o las amistades) ; cómo reencontrarse con la
Naturaleza( la naturaleza como una compañera); cómo recobrar la
autenticidad de la vida: recuperación de los saberes y del saber
hacer; como conseguir una vida de actor y no de espectador. Y
también, ¿Qué política para la liberación del cuerpo? : cómo
liberar al cuerpo de los maltratos de las instituciones, del trabajo
, de la competencia, de los roles sociales; como reenfrentar los
problemas del nacimiento, de la juventud y de la vejez.
Tendremos
también que reflexionar sobre la necesidad de revalorizar el tiempo
y el espacio; eliminar la idea de que tiempo es dinero o de que todo
debe ser rápido y breve; recuperar la calidad de los tiempos: la
noche, el día, las fiestas; reconocer cómo la velocidad aniquila el
territorio y la vida; reconocer que la velocidad es la cara oculta de
la riqueza. No debemos olvidar la reflexión sobre el espacio: La
ecología del tiempo es también la ecología del espacio. La
sociedad crecientita desarrolla prótesis técnicas para la
desnaturalización del espacio: autopistas, vías rápidas;
periféricos, distribuidores viales que cortan y destruyen y hacen
lejanos todos los sitios. En fin, tendremos que redescubrir el
significado de la autonomía, recobrar los valores, los símbolos que
nos permitan abandonar esta sociedad suicida amante de la muerte:
Será necesario estudiar en estos coloquios la manera de crear en
México un movimiento político para el descrecimiento que considere
que las únicas leyes que debemos respetar son las leyes políticas y
no las económicas. Espero que nos acompañen en esta alegre tarea.
Muchas gracias
Ponencia de Miguel Valencia Mulkay, en el Primer Coloquio del Ciclo de Coloquios y Conferencias "La Apuesta por el Descrecimiento"
Miguel Valencia - Ecomunidades
Ponencia de Miguel Valencia Mulkay, en el Primer Coloquio del Ciclo de Coloquios y Conferencias "La Apuesta por el Descrecimiento"
Miguel Valencia - Ecomunidades
ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
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