Cuando llegué a la casa de Arnau y Marcel en el barrio de El Clot de
Barcelona noté algo especial. Una extraña tranquilidad, mucho silencio, de
repente parecía que ya no estaba en la ciudad, no había rastro de ruidos ni de
estrés. Aquel piso era diferente, sobre la vitrocerámica de la cocina había un
camping gas, no había nevera ni lavadora. Tampoco había tele, solo una radio
grande y que además ahora estaba apagada. Aquel piso era distinto porque
no tenía electricidad.
¿Por qué no tenéis electricidad?
Marcel: Una mañana llegaron unos operarios de la compañía eléctrica y
nos dijeron que llevábamos un año sin pagar luz y que nos la iban a cortar.
Nosotros éramos nuevos en el piso y no teníamos ni idea de que existía esa
deuda. Fue un momento duro, nos quedamos un poco tirados e intentamos por todos
los medios conseguir que nos la volvieran a conectar. Teníamos todo eléctrico.
¿Y qué hicisteis después?
Marcel: Estuvimos dos semanas llamando cada día a la empresa para
quejarnos, ofreciéndonos a pagar lo que fuera. Queríamos volver a tener luz.
Pero al cabo de dos semanas más o menos, cuando vimos que la cosa se iba a
alargar, empezamos a pensar en soluciones para vivir mejor. Fuimos probando
cosas, experimentando. Comenzamos a hablar con gente sobre qué alternativas
teníamos y nos fuimos dando cuenta de todo lo que podíamos hacer por nosotros
mismos… ¡Y nos gustó hacerlo! No teníamos ni idea de nada y fuimos aprendiendo
sobre la marcha para vivir un poco mejor, preguntamos mucho a nuestros abuelos.
Nos dimos cuenta de que en realidad queríamos vivir sin electricidad. Y así
seguimos desde hace ya seis meses.
¿Qué tipo de cosas comenzasteis a cambiar?
Arnau: Nos encontramos varios problemas y los fuimos solucionando.
Lo primero fue la comida. No podíamos conservar alimentos durante mucho
tiempo y tuvimos que cambiar de dieta. Ahora casi no comemos carne ya que no la
podemos conservar. Compramos lo que nos vamos a comer ese mismo día. Y muchas
veces conseguimos gratis piezas de fruta y verdura en el mercado que no se
pueden vender porque tienen pequeñas taras.
Luego fue la luz. Primero utilizamos velas, pero nos salía demasiado
caro y nos vimos obligados a buscar un sistema más ambicioso, con lo que
empezamos a investigar sobre la posibilidad de generar electricidad en casa,
descartando una placa solar porque son muy caras. Fue entonces cuando
construimos la bicicleta.
¿Pero vosotros sabéis de electricidad?
Arnau: ¡Entonces no teníamos ni idea! Viendo vídeos en YouTube y
preguntando a mecánicos del barrio construimos una bicicleta para cargar el
móvil, los ordenadores y tener algún punto de luz. Con la bici pasas de la
energía mecánica a energía eléctrica mediante un alternador. Luego almacenamos
esta electricidad en una batería de coche a 12 voltios.
Marcel: Calculamos que más o menos, con media hora pedaleando tienes
cargada la batería. Después necesitamos transformar esa energía de 12 voltios a
los 220 que necesitamos para luces, cargar aparatos, etc., para eso tenemos un
transformador.
¿Tenéis algún tipo de turno para pedalear?
Arnau: No, simplemente pedalea el que tiene ganas. Y si algún día no
hay batería, pues no hay. Siempre podemos ir a la biblioteca a enchufar el
ordenador. De esta forma aprendes a adaptarte a que no siempre hay
electricidad, has de gestionar el consumo, pensar en cuando rato tienes la luz
encendida, etc.
También os podéis duchar con agua caliente, ¿verdad?
Marcel: Sí, estuvimos probando varias cosas pero no nos funcionaron muy
bien. Finalmente dimos con un sistema que consiste en llenar con agua calentada
en la cocina un depósito que está conectado con la ducha. Luego, con un pedal
de hinchar balsas, inyectamos presión. Gracias a esta presión conseguimos que
el agua salga por la ducha, con lo que puedes darte una ducha corta.
Cuando he llegado estabais derritiendo restos de
velas.
Arnau: Las velas son carísimas, con lo que reutilizamos los restos de
velas que ya no pueden encenderse para hacer velas nuevas.
Tenemos un hornillo que hemos hecho con una lata de cerveza siguiendo
unos vídeos de YouTube y que utiliza alcohol de quemar. En una taza derretimos
los restos de cera que tenemos y hacemos velas nuevas utilizando mechas que
compramos aparte y que trenzamos para que duren más.
¿Cómo laváis la ropa?
Arnau: Vamos a una lavandería del barrio, donde al final hemos conocido
a mucha gente que de otra forma nunca hubiéramos conocido.
Al final, viéndoos cómo estáis ahora, ¿diríais que
la experiencia de quedarse sin electricidad ha sido positiva?
Arnau: Nosotros ante un accidente, hemos decidido no reaccionar mal.
Nos podríamos haber jodido, pero le hemos dado la vuelta y hemos comenzado a
autogestionar nuestra vida por nuestra cuenta, fuera de la sociedad.
Si no te cortan nunca la luz, nunca te das cuenta de lo que es vivir
sin electricidad. Es como un despertar de la conciencia, nos dimos cuenta que
al autogestionarnos nuestra vida era mucho más gratificante. Es como dar más
importancia a la experiencia. Aunque tengas pocas cosas, si las compartes con
la gente las disfrutas mucho más. A raíz de quedarnos sin luz hemos tenido una
especie de revelación. Puedes montarte tu vida de otra forma y valorando mucho
más las cosas.
Marcel: Y luego te das cuenta de que además se genera una mayor unión
con la gente del piso. Antes, cuando teníamos electricidad, cada uno se iba a
su habitación con su ordenador, con sus movidas… Ahora cuando llegamos a casa
nos encontramos a gente hablando en el sofá. Hay un cambio, ahora somos más una
comunidad y nos hemos dado cuenta de que no está nada mal.
abr
29 2014
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