LA ERA DEL CAPITALISMO DE VIGILANCIA
El nuevo libro de Shoshana Zuboff es una exposición escalofriante del modelo de negocio que sustenta el mundo digital. El columnista técnico del diario The Guardian, John Naughton, explica la importancia de la obra de Zuboff y plantea a la autora 10 preguntas clave
Estamos viviendo la transformación más profunda en nuestro entorno de información desde que Johannes Gutenberg inventó la impresión hacia 1439. Y el problema de vivir una revolución es que es imposible tener una visión a largo plazo de lo que está sucediendo. La retrospectiva es la única ciencia exacta en este negocio, y a la larga todos estamos muertos. La imprenta dio forma y transformó las sociedades durante los próximos cuatro siglos, pero nadie en Maguncia (ciudad natal de Gutenberg) en 1495 podría haber sabido que su tecnología alimentaría la Reforma y socavaría la autoridad de la poderosa iglesia católica; permitiría el surgimiento de lo que ahora reconocemos como ciencia moderna; crearía profesiones e industrias inauditas; cambiaría la forma de nuestros cerebros; e incluso recalibraría nuestras concepciones de la infancia. Y sin embargo, la imprenta hizo todo esto y mucho más.
¿Por qué elegir 1495? Porque estamos casi a la misma
distancia de nuestra revolución, la que comenzó con la tecnología digital y las
redes. Y aunque ahora nos damos cuenta poco a poco de que se trata de una gran
cosa y de que se están produciendo cambios sociales y económicos de época, no
tenemos ni idea de hacia dónde se dirige ni de lo que lo impulsa, como tampoco
lo tenían los ciudadanos de Maguncia en 1495.
Por eso la llegada del nuevo libro de Shoshana
Zuboff es un acontecimiento tan grande. Hace muchos años - en 1988 - una de
las primeras profesoras de la Escuela de Negocios de Harvard que ocupó una
cátedra, publicó un libro de referencia, The Age of the Smart Machine (La era de la
máquina inteligente): El futuro del trabajo y el poder, que cambió nuestra
forma de pensar sobre el impacto de la computarización en las organizaciones y
en el trabajo. Proporcionó el relato más perspicaz hasta ese momento de cómo la
tecnología digital estaba cambiando el trabajo tanto de los gerentes como de
los trabajadores.
Su nuevo libro
cambia la forma de pensar en lo que hacen Google o Facebook, ya no se trata
tanto de la naturaleza de la tecnología digital como de una nueva forma de
capitalismo mutante que ha encontrado una forma de utilizar la tecnología para
sus fines. El nombre que Zuboff ha dado a la nueva variante es "capitalismo de vigilancia".
Funciona proporcionando servicios gratuitos que miles de millones de personas
utilizan alegremente, lo que permite a los proveedores de esos servicios
controlar el comportamiento de esos usuarios con asombrosos detalles, a menudo
sin su consentimiento explícito.
"El capitalismo de vigilancia toma la experiencia
humana como materia prima para traducirla en datos de comportamiento.
Aunque algunos de estos datos se aplican a la mejora del servicio, el resto se
declaran como un excedente de comportamiento del usuario, el cuál es
introducido en procesos de fabricación avanzados conocidos como
"inteligencia de máquina" (machine intelligence) generando productos
de predicción que anticipan lo que ese usuario va a hacer ahora, luego
y más tarde. Por último, estos
productos de predicción se negocian en un nuevo tipo de mercado que yo llamo mercados
de futuros de comportamiento. Los capitalistas de vigilancia
se han enriquecido inmensamente con estas operaciones comerciales, ya que
muchas empresas están dispuestas a apostar por nuestro comportamiento
futuro".
Mientras que el modus operandi general de Google, Facebook,
ha sido conocido y entendido durante un tiempo, lo que ha estado faltando - y
lo que Zuboff proporciona - es la perspicacia y la erudición para situarlos en
un contexto más amplio. Señala que si bien la mayoría de nosotros pensamos
que con lo que lidiamos es simplemente con la inescrutabilidad o el misterio
del funcionamiento de los algoritmos, de hecho a lo que nos enfrentamos es la
última fase de la larga evolución del capitalismo: desde la fabricación de
productos hasta la producción en masa, pasando por el capitalismo de gestión,
los servicios, el capitalismo financiero y, ahora, la explotación de las
predicciones de comportamiento que se derivan encubiertamente de la vigilancia
de los usuarios. En ese sentido, su vasto libro es una continuación de una
tradición que incluye a Adam Smith, Max Weber, Karl Polanyi y -me atrevo a
decirlo- Karl Marx.
Visto desde esta perspectiva, el comportamiento de los
gigantes digitales es bastante diferente al de las alucinaciones rosadas de la
revista Wired. Lo que se ve en cambio es una colonización despiadada de la que
John D. Rockefeller habría estado orgulloso. En primer lugar, la apropiación de
los datos sobre el comportamiento de los usuarios, considerados como un recurso
gratuito. Luego, el uso de métodos patentados para extraer o inferir datos
incluso cuando los usuarios habían denegado explícitamente el permiso, seguido
por el uso de tecnologías opacas por diseño y que fomentan la ignorancia del
usuario.
Y, por supuesto,
también está el hecho de que todo el proyecto se llevó a cabo en lo que en
realidad era un territorio sin ley. Por ello, Google decidió que
digitalizaría y almacenaría todos los libros que se imprimieran, independientemente de las cuestiones de
derechos de autor. O que fotografiaría todas las calles y casas del
planeta sin pedir permiso a nadie. Facebook
lanzó sus famosos "faros", que informaban de las actividades en
línea de un usuario y las publicaban en los canales de noticias de otros sin
que el usuario lo supiera. Y así sucesivamente, de acuerdo con aquello que dice
que "es más fácil pedir perdón que
permiso".
Cuando el experto en seguridad Bruce Schneier escribió que "la
vigilancia es el modelo de negocios de Internet", sólo estaba
insinuando la realidad que Zuboff ha iluminado. La combinación de la vigilancia estatal y la de su contraparte
capitalista significa que la tecnología digital está separando a los
ciudadanos en dos grupos: los observadores (invisibles, desconocidos y sin
posibilidad de que se hagan cargo de sus responsabilidades) y los observados.
Esto tiene profundas consecuencias para la democracia porque la asimetría del
conocimiento se traduce en asimetrías de poder. Pero mientras que
la mayoría de las sociedades democráticas tienen al menos cierto grado de
supervisión de la vigilancia estatal, en la actualidad no tenemos casi ninguna
supervisión regulatoria de su contraparte privatizada. Esto es intolerable.
Y no será fácil de arreglar porque requiere que abordemos
la esencia del problema: la lógica de acumulación implícita en el capitalismo
de vigilancia. Esto significa que
la autorregulación no es una posibilidad. "Exigir privacidad a los
capitalistas de la vigilancia", dice Zuboff, "o presionar para que se
ponga fin a la vigilancia comercial en Internet es como pedirle al viejo Henry
Ford que haga cada Modelo T manualmente. Es como pedirle a una jirafa que se le
acorte el cuello, o a una vaca que deje de masticar. Estas demandas son
amenazas existenciales que violan los mecanismos básicos de supervivencia de la
entidad".
DIEZ PREGUNTAS PARA Shoshana Zuboff:
1 - John Naughton: En este momento, el mundo está
obsesionado con Facebook. Pero - como usted lo cuenta, Google fue el principal
impulsor.
Shoshana Zuboff: El capitalismo de vigilancia es una
creación humana. Vive en la historia, no en la inevitabilidad tecnológica. Fue
iniciado y elaborado a través de ensayo y error en Google de la misma manera
que la Ford Motor Company descubrió la nueva economía de la producción en masa
o General Motors descubrió la lógica del capitalismo gerencial.
El capitalismo de
vigilancia fue inventado alrededor de 2001 como la solución a la emergencia
financiera por la quiebra de las puntocom cuando la incipiente empresa se
enfrentó a la pérdida de confianza de los inversores. A medida que
aumentaba la presión de los inversores, los líderes de Google abandonaron su
declarada antipatía hacia la publicidad. En su lugar, decidieron aumentar
los ingresos publicitarios utilizando su acceso exclusivo a los registros de
datos de los usuarios en combinación con sus ya considerables capacidades
analíticas y su potencia de cálculo, para generar predicciones sobre las tasas
de clics de los usuarios, tomadas como una señal de la relevancia de un
anuncio.
Desde el punto de vista operativo, esto significaba que
Google reutilizaría su creciente caché de datos sobre el comportamiento de los
usuarios, que ahora funcionaba como un excedente de datos, y desarrollaría
métodos para buscar agresivamente nuevas fuentes de este excedente.
La empresa
desarrolló nuevos métodos de captura secreta de excedentes que pudieran
descubrir datos que los usuarios hubieran optado intencionadamente por mantener
en privado, así como inferir una amplia información personal que los usuarios
no proporcionaron o no quisieron proporcionar. Y este excedente se analizaría
entonces en busca de significados ocultos que pudieran predecir el
comportamiento de los clics. Los datos excedentes se convirtieron en la base de
nuevos mercados de predicción llamados publicidad dirigida.
Este fue el origen del capitalismo de vigilancia en un
brebaje sin precedentes y lucrativo: excedente conductual, ciencia de los
datos, infraestructura de materiales, potencia computacional, sistemas
algorítmicos y plataformas automatizadas. A medida que las tasas de clics se disparaban, la publicidad se convirtió
rápidamente en algo tan importante como la búsqueda. Con el tiempo se convirtió
en la piedra angular de un nuevo tipo de comercio que dependía de la vigilancia
en línea a escala.
El éxito de estos nuevos mecanismos sólo se hizo visible
cuando Google se hizo público en 2004. Fue entonces cuando finalmente reveló
que entre 2001 y su salida a bolsa de 2004, los ingresos aumentaron en un
3,590%.
2 - JN: Así que el capitalismo de vigilancia comenzó con
la publicidad, ¿pero luego se volvió más general?
SZ: El capitalismo de vigilancia no está más limitado
sólo a la publicidad como tampoco la producción en masa se limitó sólo a la
fabricación del Ford Modelo T. Se convirtió rápidamente en el modelo por
defecto para la acumulación de capital en Silicon Valley, adoptado por casi
todas las startups y aplicaciones. Y fue una ejecutiva de Google -Sheryl
Sandberg- quien desempeñó el papel de María
Tifoidea, llevando el capitalismo de vigilancia de Google a Facebook,
cuando firmó como la número dos de Mark Zuckerberg en 2008.
A estas alturas ya
no está restringido a empresas individuales o incluso al sector de Internet. Se
ha extendido a través de una amplia gama de productos, servicios y sectores
económicos, incluyendo los seguros, el comercio minorista, la salud, las
finanzas, el entretenimiento, la educación, el transporte y más, dando a
luz a nuevos ecosistemas de proveedores, productores, clientes, creadores de
mercado y actores del mercado.
Casi todos los productos
o servicios que comienzan con la palabra "inteligente" o
"personalizado", todos los dispositivos habilitados para Internet,
todos los "asistentes digitales", son simplemente una interfaz de la
cadena de suministro para el flujo sin obstáculos de datos de comportamiento en
su camino hacia la predicción de nuestro futuro en una economía de vigilancia.
3 - JN: En esta historia de conquista y apropiación, el
término "nativos digitales" adquiere un nuevo significado...
SZ: Sí, "nativos digitales" es una frase
trágicamente irónica. Me fascina la estructura de la conquista colonial,
especialmente los primeros españoles que se toparon con las islas del Caribe.
Los historiadores lo llaman el "patrón de conquista", que se
desarrolla en tres fases: medidas legalistas para dar a la invasión una glosa
de justificación, una declaración de reivindicaciones territoriales y la
fundación de un pueblo para legitimar la declaración. En aquel entonces Colón
simplemente declaró las islas como territorio de la monarquía española y del
Papa.
Los marineros no podían imaginar que estaban escribiendo el
primer borrador de un patrón que tendría eco a través del espacio y el tiempo
hacia un siglo XXI digital. Los primeros capitalistas de la vigilancia también
conquistaron por declaración. Simplemente
declararon que nuestra experiencia privada era suya para que la tomaran, para
que la tradujeran en datos para su propiedad privada y su conocimiento
propietario. Se basaron en el camuflaje retórico, con declaraciones
secretas que no podíamos entender ni rebatir.
Google comenzó
declarando unilateralmente que la World Wide Web era suya para tomarla para su
motor de búsqueda. El
capitalismo de vigilancia se originó en una segunda declaración que reclamaba
nuestra experiencia privada para su beneficio que se derivan de contar y vender
lo que nos pasa a otros negocios. En ambos casos, se tomó sin preguntar. Larry Page,
cofundador de Google, previó que las operaciones excedentes se trasladarían más
allá del entorno online al mundo real, donde los datos sobre la experiencia
humana serían gratuitos. Resulta que su
visión reflejaba perfectamente la historia del capitalismo, marcada por tomar
las cosas que viven fuera de la esfera del mercado y declarar su nueva vida
como mercancías de mercado.
El capitalismo de
vigilancia nos tomó desprevenidos porque no había manera de que pudiéramos
imaginar su acción, como tampoco los primeros pueblos del Caribe pudieron
prever los ríos de sangre que correrían tras su hospitalidad hacia los
marineros que aparecían de la nada ondeando la bandera de los monarcas
españoles. Al igual que los pueblos del Caribe, nos enfrentamos a algo
verdaderamente inédito.
Antes buscábamos en
Google, pero ahora Google nos busca a nosotros. Antes pensábamos que los
servicios digitales eran gratuitos, pero ahora los capitalistas de la
vigilancia piensan que somos gratuitos.
4 - JN: Luego está la narrativa de la
"inevitabilidad" determinismo tecnológico amplificado
SZ: En mi primer trabajo de campo en las oficinas y
fábricas informatizadas de finales de los 70 y 80, descubrí la dualidad de la
tecnología de la información: su capacidad de automatizar pero también de
"informar", que lo utilizo para significar y traducir cosas, procesos,
comportamientos, en información. Esta dualidad distinguió a la tecnología de la
información de las generaciones anteriores: la tecnología de la información
produce nuevos territorios de conocimiento en virtud de su capacidad de
informar, convirtiendo siempre el mundo en información. El resultado es que estos nuevos territorios del conocimiento se
convierten en objeto de conflicto político. El primer conflicto es sobre la
distribución del conocimiento: "¿Quién sabe?" La segunda es sobre la
autoridad: "¿Quién decide quién sabe?" El tercero es sobre el poder:
"¿Quién decide quién decide quién sabe?"
Ahora los mismos dilemas de conocimiento, autoridad y poder
han surgido sobre los muros de nuestras oficinas, tiendas y fábricas para
inundarnos a cada uno de nosotros... y a nuestras sociedades. Los capitalistas
de la vigilancia fueron los primeros en moverse en este nuevo mundo. Declararon
su derecho a saber, a decidir quién sabe y a decidir quién decide. De esta
manera han llegado a dominar lo que yo llamo "la división del aprendizaje
en la sociedad", que es ahora el principio organizador central del orden
social del siglo XXI, de la misma manera que la división del trabajo fue el
principio organizador clave de la sociedad en la era industrial.
5 -JN: La gran historia no es realmente la tecnología en
sí misma sino el hecho de que ha engendrado una nueva variante del capitalismo
que es posible gracias a la tecnología?
SZ: Larry Page comprendió que la experiencia humana
podía ser la madera virgen de Google, que podía ser extraída sin costo
adicional en línea y a muy bajo costo en el mundo real. Para los propietarios actuales del capital de vigilancia, las realidades
experienciales de los cuerpos, pensamientos y sentimientos son tan vírgenes e
intachables como las otrora abundantes praderas, ríos, océanos y bosques de la
naturaleza antes de que cayeran en la dinámica del mercado. No tenemos
ningún control formal sobre estos procesos porque no somos esenciales para la
nueva acción del mercado.
En cambio, somos exiliados de nuestro propio
comportamiento, se nos niega el acceso o el control sobre el conocimiento
derivado de su despojo por parte de otros para otros. El conocimiento, la
autoridad y el poder descansan en el capital de vigilancia, para el cual somos
meramente "recursos naturales humanos". Somos los pueblos
originarios cuya reivindicación de autodeterminación ha desaparecido de los
mapas de nuestra propia experiencia.
Mientras que es imposible imaginar el capitalismo de
vigilancia sin lo digital, es fácil imaginar lo digital sin el capitalismo de
vigilancia. No se puede enfatizar lo suficiente el punto: el capitalismo de vigilancia no es tecnología.
Las tecnologías digitales pueden adoptar muchas formas y tener
muchos efectos, dependiendo de las lógicas sociales y económicas que les dan
vida. El capitalismo de vigilancia se basa en algoritmos y sensores, en la
inteligencia de las máquinas y en plataformas, pero no es lo mismo que
cualquiera de ellos.
6 - JN: ¿A dónde va el capitalismo de la vigilancia a
partir de aquí?
SZ: El
capitalismo de la vigilancia pasa de centrarse en los usuarios individuales a
centrarse en las poblaciones, como las ciudades, y finalmente en la sociedad en
su conjunto. Piense en el capital que puede ser atraído a los mercados de
futuros en los que las predicciones de la población evolucionan para
aproximarse a la certeza.
Esta ha sido una curva de aprendizaje para los capitalistas
de la vigilancia, impulsada por la competencia en torno a los productos de
predicción. En primer lugar, aprendieron que cuanto más excedente haya, mejor será
la predicción, lo que condujo a economías de escala en los esfuerzos de
suministro. Luego aprendieron que cuanto más variados los datos, mayor es su
valor de predicción. Este nuevo impulso hacia las economías de alcance los
llevó desde la computadora de escritorio al móvil, al mundo exterior: su
recorrido, su carrera, sus compras, la búsqueda de un espacio de
estacionamiento, su sangre y su cara, y siempre... ubicación, ubicación,
ubicación.
La evolución no se detuvo ahí. En última instancia, entendieron
que los datos de comportamiento más predictivos provienen de lo que yo llamo
"economías de acción", ya que los sistemas están diseñados para
intervenir en el estado de la cuestión y modificar realmente el comportamiento,
dándole forma hacia los resultados comerciales deseados. Vimos el desarrollo experimental de este
nuevo "medio de modificación del comportamiento" en los experimentos de contagio de Facebook y en el juego de realidad aumentada Pokémon
Go incubado por Google.
Ya no basta con
automatizar los flujos de información sobre nosotros; el objetivo ahora es
automatizarnos. Estos procesos
están meticulosamente diseñados para que no nos demos cuenta, producir
ignorancia, eludiendo la conciencia individual y eliminando así cualquier
posibilidad de autodeterminación. Como me explicó un científico de datos,
"Podemos diseñar
el contexto en torno a un comportamiento particular y forzar el cambio de esa
manera... Estamos aprendiendo a escribir la música, y luego dejamos que la
música los haga bailar".
Este poder de
moldear el comportamiento para el beneficio o el poder de los demás es
totalmente autoautorizado (por las grandes corporaciones tecnológicas). No
tiene ningún fundamento en la legitimidad democrática o moral, ya que usurpa
los derechos de decisión y erosiona los procesos de autonomía individual que
son esenciales para la función de una sociedad democrática. El mensaje aquí es
simple: Una vez fui mío. Ahora soy de ellos.
7 - JN: ¿Cuáles son las implicaciones para la democracia?
SZ: Durante las dos últimas décadas los capitalistas
de la vigilancia han tenido una carrera bastante libre, sin apenas
interferencias de leyes y regulaciones. La democracia ha dormido mientras que
los capitalistas de la vigilancia han acumulado concentraciones sin precedentes
de conocimiento y poder. Estas peligrosas asimetrías están institucionalizadas
en sus monopolios de la ciencia de los datos, su dominio de la inteligencia
mecánica, que es el "medio de producción" del capitalismo de
vigilancia, sus ecosistemas de proveedores y clientes, sus lucrativos mercados
de predicción, su capacidad para moldear el comportamiento de los individuos y
las poblaciones, su propiedad y control de nuestros canales de participación
social, y sus vastas reservas de capital.
Entramos en el siglo XXI marcados por esta marcada
desigualdad en la división del aprendizaje: ellos saben más de nosotros que
nosotros de nosotros mismos o que nosotros sabemos de ellos. Estas nuevas
formas de desigualdad social son inherentemente antidemocráticas.
Al mismo tiempo, el capitalismo de vigilancia se aparta de la historia del capitalismo de
mercado de manera clave, y esto ha inhibido los mecanismos normales de
respuesta de la democracia. Uno de ellos es que el capitalismo de vigilancia
abandona las reciprocidades orgánicas con las personas que en el pasado han
ayudado a incrustar el capitalismo en la sociedad y a atarlo, aunque sea
de forma imperfecta, a los intereses de la sociedad.
En primer lugar, los
capitalistas de la vigilancia ya no dependen de las personas como consumidores.
En su lugar, la oferta y la demanda orientan a la empresa capitalista de
vigilancia hacia empresas que tienen la intención de anticiparse al
comportamiento de poblaciones, grupos e individuos. En segundo lugar, según los
estándares históricos, los grandes capitalistas de la vigilancia emplean
relativamente pocas personas en comparación con sus recursos
computacionales sin precedentes. General Motors empleó más personas durante el
punto álgido de la Gran Depresión de las que Google o Facebook emplean en sus
niveles de capitalización de mercado.
Por último, el capitalismo de vigilancia depende de que
se socave la autodeterminación, la autonomía y los derechos de decisión
individuales en aras de un flujo sin obstáculos de datos sobre el
comportamiento para alimentar los mercados que son sobre nosotros pero no para
nosotros.
Este monstruo
antidemocrático y antiigualitario se describe mejor como un golpe impulsado por
el mercado desde arriba: un derrocamiento de la gente que se oculta como
el caballo de Troya tecnológico de la tecnología digital. Con la fuerza de su acumulación de la
experiencia humana, este golpe logra concentraciones exclusivas de conocimiento
y poder que sostienen una influencia privilegiada sobre la división del
aprendizaje en la sociedad. Es
una forma de tiranía que se alimenta de la gente pero no es del pueblo.
Paradójicamente, este golpe se celebra como "personalización", aunque
contamina, ignora, anula y desplaza todo lo que es personal en ti y en mí.
8 - JN: Nuestras sociedades parecen paralizadas por todo
esto: somos como conejos ante los faros de un coche.
SZ: A pesar
de la dominación del capitalismo de vigilancia en el medio digital y de su
poder ilegítimo de tomar la experiencia privada y moldear el comportamiento
humano, a la mayoría de la gente le resulta difícil retirarse, y muchos se
preguntan si es siquiera posible. Sin embargo, esto no significa
que seamos tontos, perezosos o desventurados. Por el contrario, en mi libro
exploro numerosas razones que explican cómo los capitalistas de la vigilancia
se salieron con la suya creando las estrategias que nos mantienen paralizados.
Entre ellas se encuentran las condiciones históricas, políticas y económicas
que les permitieron tener éxito. Y ya hemos discutido algunas de las otras
razones clave, incluyendo la naturaleza de la inaudita conquista por
declaración. Otras razones significativas son la necesidad de inclusión, la
identificación con los líderes tecnológicos y sus proyectos, las dinámicas de
persuasión social y un sentido de inevitabilidad, impotencia y resignación.
Estamos atrapados en
una fusión involuntaria de la necesidad personal y la extracción económica,
como los mismos canales de los que dependemos para la logística diaria, la
interacción social, el trabajo, la educación, la salud, el acceso a los
productos y servicios, y mucho más, que ahora se duplican como operaciones de
la cadena de suministro para vigilar los flujos de excedentes del capitalismo.
El resultado es que los mecanismos de elección que tradicionalmente hemos
asociado con el ámbito privado se ven erosionados o viciados. No puede haber ninguna salida de los procesos
que están intencionalmente diseñados para pasar por alto la conciencia
individual y producir ignorancia, especialmente cuando se trata de los mismos
procesos de los que debemos depender para una vida cotidiana efectiva. Por
lo tanto, nuestra participación se explica mejor en términos de necesidad,
dependencia, la exclusión de alternativas y la ignorancia forzada.
9 - JN: ¿Todo esto no significa que la regulación que
sólo se enfoca en la tecnología está equivocada y condenada a fracasar? ¿Qué
deberíamos hacer para controlar esto antes de que sea demasiado tarde?
SZ: Los
líderes tecnológicos quieren desesperadamente que creamos que la tecnología es
la fuerza inevitable aquí, y que tienen las manos atadas. Pero hay una
rica historia de aplicaciones digitales antes del capitalismo de la vigilancia
que realmente fueron empoderadoras y consistentes con los valores democráticos.
La tecnología es la marioneta, pero el capitalismo de la vigilancia es el
maestro de las marionetas.
El capitalismo de la
vigilancia es un fenómeno creado por el hombre y es en el ámbito de la política
donde debe ser confrontado. Los recursos de nuestras instituciones democráticas
deben ser movilizados, incluyendo a nuestros funcionarios electos.
El GDPR [una ley de la UE sobre la protección de datos y la privacidad de los
individuos dentro de la UE] es un buen comienzo, y el tiempo dirá si podemos
construir sobre esto lo suficiente como para ayudar a fundar e imponer un nuevo
paradigma de capitalismo de la información. Nuestras sociedades han domesticado
los peligrosos excesos del capitalismo salvaje antes, y debemos hacerlo de
nuevo.
Aunque no existe un plan de acción sencillo de cinco años,
por mucho que lo anhelemos, hay algunas cosas que sabemos. A pesar de los
modelos económicos, legales y de acción colectiva existentes, como los
antimonopolio, las leyes de privacidad y los sindicatos, el capitalismo de
vigilancia ha tenido dos décadas relativamente libres para arraigarse y
florecer. Necesitamos nuevos paradigmas
que nazcan de una comprensión estrecha de los imperativos económicos y los
mecanismos fundacionales del capitalismo de vigilancia".
Por ejemplo, la idea
de la "propiedad de los datos" es a menudo defendida como una
solución. Pero, ¿qué sentido tiene poseer datos que no deberían existir en
primer lugar? Lo único que hace es institucionalizar y legitimar la
captura de datos. Es como negociar
cuántas horas al día se debería permitir trabajar a un niño de siete años, en
lugar de cuestionar la legitimidad fundamental del trabajo infantil. La
propiedad de los datos tampoco tiene en cuenta las realidades del exceso de
comportamiento. Los capitalistas de la vigilancia extraen el valor predictivo
de los signos de exclamación de su mensaje, no sólo del contenido de lo que escribe,
o de cómo camina y no sólo de dónde camina. Los usuarios pueden obtener la
"propiedad" de los datos que entregan a los capitalistas de la
vigilancia en primer lugar, pero no obtendrán la propiedad del excedente o de
las predicciones que se extraigan de él, no sin nuevos conceptos legales
basados en la comprensión de estas operaciones.
Puede que existan
sólidas razones antimonopolio para desmantelar las mayores empresas de
tecnología, pero esto por sí solo no eliminará el capitalismo de la vigilancia.
En cambio, producirá empresas capitalistas de vigilancia más pequeñas y abrirá
el campo a más competidores capitalistas de vigilancia.
Entonces, ¿qué se
debe hacer? En cualquier confrontación con lo inaudito, el primer trabajo
comienza con el nombramiento. Hablando por mí misma, esta es la
razón por la que he dedicado los últimos siete años a este trabajo... para
avanzar en el proyecto de nombrar como el primer paso necesario hacia la
domesticación. Mi esperanza es que un cuidadoso nombramiento nos dé a todos una
mejor comprensión de la verdadera naturaleza de esta pícara mutación del
capitalismo y contribuya a un cambio radical en la opinión pública, sobre todo
entre los jóvenes.
https://www.climaterra.org/post/bienvenidos-a-la-era-del-capitalismo-de-vigilancia-1
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