¿QUÉ ES EL BIENVIVIR?
Tres historias para intentar aprehenderlo
"El
mapa no es el territorio y el nombre no es la cosa nombrada."
(Alfred
Korzybski)
"Nadie
se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el
que se baña."
(Heráclito)
Lo
único constante en la vida es el cambio.
Esa es posiblemente la lección con la que a través de su cita,
Heráclito quiso ilustrarnos. El término o concepto de “bienvivir”,
que tantas veces he mencionado en distintos artículos, es también
dinámico, tanto en sí mismo como en lo que experimenta esto que
escribe. A través de este artículo y sus tres historias, me
gustaría describir esa fotografía estática del “bienvivir”
que siento a día de hoy. No obstante, esta descripción será
invalidada por nuevas sensaciones que perciba al sumergirme de nuevo
en el río de la vida, así como en cierto modo canceló
cognitivamente lo que describí en el pasado sobre otras zambullidas
experimentadas en esa corriente.
Yuval
Noah Harari a través de su exitosa trilogía de libros comenzada
con Sapiens, nos dice que una
de las características singulares del lenguaje humano,
con respecto a la de los demás parientes animales, es la
de transmitir
información de cosas que no existen en absoluto.
Esa revolución cognitiva en el Homo Sapiens nos trajo la aparición
de mitos, leyendas, dioses y religiones que se transmitían de unos
a otros a través del lenguaje hablado, narraciones y canciones.
Finalmente, cuando apareció la escritura, estas historias pudieron
ser transcritas de forma más permanente. Parece ser que vivimos
a través de ficciones o paradigmas que van cambiando de tiempo en
tiempo.
El bienvivir es, posiblemente, otra de esas ficciones o narrativas
que se quiere abrir paso a través de, o bien dejando atrás, la
actual ficción contemporánea que empieza a tener muchas
crisis, contradicciones
y paradojas tanto
a nivel personal como social y medioambiental.
Como
bien indica el título, este artículo es un
intento de aprehender (que
es diferente de aprender) el
fluir de ese bienvivir.
Es decir, el propósito es internalizarlo o como afirma una tercera
definición del término aprehender,
de la RAE (Real Academia Española):
(Filosofía) “Concebir las especies de las cosas sin hacer juicio de ellas o sin afirmar ni negar.”
En
contraposición con aprender y los matices
entre esos dos significados,
parece que aprender tiene una relación más implícita con adquirir
conocimientos a través del estudio o la enseñanza, mientras que
aprehender es, más bien, asimilar conocimientos sin estudiar. Así,
lo que se adquiere aprendiendo es muy posible olvidarlo, como cuando
uno aprendió las fases de la mitosis en la célula para un examen y
ya pasados unos días o años ya ni lo recuerda. En contraste, lo
que se adquiere aprehendiendo es más difícil de olvidar ya que hay
un componente de internalización muy fuerte, como
cuando uno vuelve a andar en bicicleta años más tarde desde la
última vez lo hizo.
Las
tres historias de este artículo serán los marcos claves para
intentar aprehender qué es el bienvivir. Para ello utilizaré un
enfoque en pensamiento negativo. Este es un enfoque que
utilizaba bastante Krishnamurti ante muchas preguntas que le hacían
en sus conversaciones y que ponía en práctica en sus diálogos,
como en la siguiente cita cuando una vez le preguntaron sobre cómo
encontrar el verdadero amor:
“Para responder de manera plena a esta pregunta, uno debe pensar negativamente, porque el pensar negativo es la más elevada forma del pensar. El mero pensar positivo es conformidad a un patrón; por lo tanto, no es pensar en absoluto. Es ajuste a una idea, y una idea es tan sólo el producto de la mente, de modo que es irreal. Así, pues para considerar este problema de manera plena, completa, debemos abordarlo negativamente – lo cual no implica negación de la vida-.”
Este
intento de aprehender el verdadero bienvivir se sustentará tomando
la cita de Alfred Korzybski con un pequeño añadido. Así, las
historias centrales de este artículo llevarán los siguientes
encabezamientos con un enfoque en pensamiento negativo: el
nombre no es la cosa nombrada, el mapa no es el territorio y la
brújula no es la dirección.
El
nombre no es la cosa nombrada
“Un
día, Korzybski, estaba dando una conferencia a un grupo de
estudiantes, y de repente interrumpió la lección para agarrar un
paquete de galletas, envuelto en papel blanco, que estaba dentro su
maletín. Comentó que sólo necesitaba comer algo, y preguntó a
los estudiantes de los asientos de la primera fila si querían
también una galleta. Algunos estudiantes tomaron una galleta. "Esta
buena, ¿no creéis?", dijo Korzybski, mientras agarraba una
segunda. Los estudiantes masticaban enérgicamente. Luego quitó el
papel blanco de las galletas, para revelar el envase original. En él
había un dibujo grande con la cabeza de un perro y con las palabras
"galletas de perro." Los estudiantes miraron el paquete, y
se sorprendieron. Dos de ellos querían vomitar, pusieron las manos
delante de sus bocas y salieron corriendo de la sala de conferencias
para ir al baño. -Ya ven -comentó Korzybski- acabo de demostrar
que la gente no sólo come alimentos, sino también palabras, y que
el sabor de los primeros es a menudo superado por el sabor de esta
últimas.”
Anécdotas
de Alfred Korzybski (traducción
propia)
Somos
muchas veces lo que escuchamos, lo que leemos, lo que vemos.
Bastantes de esas veces se crea una identificación muy clara entre
lo real y lo imaginario. El stress y el miedo que se generaba en los
cerebros de nuestros antepasados en la sabana ante estímulos de
peligro reales de vida y muerte, se ocasiona ahora de la misma forma
ante estímulos imaginarios que la mayor de las veces no ocurren o
no nos afectan con tanta gravedad física. Esa revolución cognitiva
de la que nos hablaba Harari es como una moneda de dos caras. Si
aceptamos una, aceptamos la otra. Somos bastante
dependientes del camino que nos ha traído hasta aquí.
Por
otra parte, en esa dinámica de la vida, el lenguaje también
cambia. Las palabras y los nombres, a veces cambian de
significado y se impregnan de nuevos matices o valores que son
aceptados primeramente por unos pocos y luego por una gran mayoría.
Así la palabra economía, en su origen “gestión de la casa”,
que Aristóteles diferenciaba claramente de crematística,
“acumulación del dinero por el dinero”, ahora se ha
hecho más compleja y lleva internalizado para mucha gente ese
primer significado de crematística.
Ese
acuerdo entre los hablantes para darle significados, más o menos
concretos a las palabras tiene su eslabón más débil en cada
persona, ya que, gracias a esa revolución cognitiva, ésta puede
imaginar o evocar diferentes significados. Así palabras como
libertad, igualdad, democracia, justicia, bien común,
transparencia, feminismo, masculinidad, derecha e izquierda…generan
tanta controversia en estos tiempos como yo intentando convencerle
de que en la siguiente imagen hay una persona joven mientras que
usted me contradice diciéndome que estoy equivocado y que lo que ve
es una persona anciana.
La
poesía, las canciones, nuestras conversaciones, la retórica, los
medios de comunicación tienen como base el lenguaje, con sus
palabras y nombres. Dependemos
de ello para bien o para mal. Por eso es importante tener un sentido
muy crítico y atender a su contexto para que sus evocaciones con
mala fe no nos hagan creer que son “galletas de perro”. La
posverdad o ciertos valores e intereses no explícitos se pueden
esconder tras ese papel enmarcado que envuelven “esos dulces”.
Si
en otros tiempos era muy importante el poder de la tecnología
armamentística, ahora creo que tiene más prevalencia el poder de
las palabras. Si antes la lucha de palos y piedras contra, por
ejemplo, arcos podría decantar la balanza hacia un lado, ahora la
posibilidad de usar armas nucleares puede dejarnos sin balanza.
Todos perdemos y nadie gana. Las estrategias comerciales,
económicas, ideológicas y políticas de poder se esconden tras ese
punto flaco de la revolución cognitiva. Al parecer, una estrategia
lingüística en Facebook tuvo mucha más poder decisivo en las
elecciones estadounidenses y en el Brexit que el poder del dinero.
En las elecciones de Brasil, la estrategia se apoyó en whatsApp y
parece que esto
también tendrá influencia en España.
Por ello, como aquí hemos recalcado, es importante
que en los sistemas educativos, elpensamiento
crítico sea
uno de sus pilares fundamentales.
Finalmente,
¿Qué es el bienvivir? Hasta hace poco, palabras como existencia,
convivencia, realización y consciencia me guiaban hacia un
enfoque positivo donde una posible definición del bienvivir se
evocaba ficticiamente a “personas realizadas en una
convivencia sana en la sociedad dentro de la existencia de un
planeta que se va regenerando”. Sin embargo, contrarrestando
ese enunciado, podemos enfocarnos en el pensamiento negativo que
puede allanarnos más el camino hacia internalizar y aprehender lo
que es el bienvivir. Así, a través del contenido de numerosos
textos que he escrito en Autonomía y Bienvivir, podría simplificar
qué no es bienvivir.
¿Qué no es el bienvivir?
“En general, el bienvivir no es matar la vida del planeta donde vivimos, ni luchar los unos contra los otros ni tampoco un estado hedónico individual.”
Ahora
que ya intuimos algo sobre lo que no es bienvivir, estamos más
cerca de encontrar lo que sí es. Para ello, lo mejor sería tener
un mapa para
no dar vueltas en círculo y pasar a cada rato por los mismos
lugares…
El
mapa no es el territorio
Del
rigor de la ciencia
"...
En aquel imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección
que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa
del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas
Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos
levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y
coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la
Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese
dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las
Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste
perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por
Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas
Geográficas.
SUÁREZ
MIRANDA: Viajes de Varones prudentes, libro cuarto, cap. XIV,
Lérida, 1658."
Tomado
del libro “El hacedor” (1960) de Jorge Luis Borges
A
través de esta historia de Jorge Luis Borges se abordan cuestiones
filosóficas sobre la ciencia que debaten, principalmente, los
diferentes mapas o modelos que se construyen para describir la
realidad. Como muestra la narración, no es útil hacer un modelo
1:1 de la realidad. Tener en cuenta todos los factores de lo
compleja que es, seria redundante. Para eso, ya tenemos la propia
realidad. Así mismo, también sería inoperante, ya que tenerlos
todos en cuenta, incluidos las decisiones y dinámicas de cada uno
de los habitantes que interactúan cambiando la realidad o el mismo
mapa, es incontrolable. Más que un mapa estático nos
encontraríamos con un mapa
vivo y
cambiante. Los modelos y teorías de la ciencia serán siempre
reduccionistas porque tiene que obviar muchos factores. La cuestión
problemática sería, como en el anterior apartado, considerar el
nombre la cosa nombrada o en este caso el modelo o mapa
cartografiado por la ciencia como la realidad misma.
En
esa búsqueda de hacer algún mapa o modelo del bienvivir, he
realizado varios que iré describiendo en este apartado. Como es
obvio, son reduccionistas, pero en sí no es ningún problema,
excepto si consideramos que son la realidad misma.
Antes
de mencionar esos modelos, me detendré en otro mapa o cartografía
sobre la ciencia que me resultó inspirativo. Realizado
por la Dra. Leal,
resumía en un cuadro cinco epistemologías científicas que
intentaban acercarse a la realidad.
Aunque
en principio abordé la construcción de un mapa
del bienvivir en sostenibilidad desde
las perspectivas de la complejidad y de la integración, no rehusé
ninguna de las otras. Como el carpintero que para crear un mueble
utiliza varias herramientas y no sólo la sierra, no descarté un
enfoque positivista para explicar y controlar el modelo, ni un
enfoque fenomenológico para intentar comprenderlo ni un enfoque
crítico para intentar transformarlo. La colaboración o la sinergia
de diferentes perspectivas, como en la solución del cuento
de los cinco sabios ciegos y el elefante,
ayuda o suma más de lo que resta.
Un
primer mapa para la sostenibilidad
y el bienvivir se
construyó a partir de cuatro grandes categorías de necesidades
humanas sugeridas por el científico
humanista Carlos A. Mallmann;
vivir, convivir, crecer o realizarse y perfeccionarse o superarse
(conciencia)
Posteriormente
y cartografiando más detalladamente, sugerí una taxonomía de diez
elementos o nodos por
los que se vertebraba el bienvivir, a través del individuo, la
sociedad y el Planeta. Dos de ellos, la educación y la ética
eran transversales.
Ese
mapa podría encajarse con el primero para buscar ciertas sinergias.
Finalmente,
apoyado en la teoría de la estupidez del economista Carlo Cipolla
sugerí cuatro cuadrantes tipológicos para encontrar la brillantez
y quizás el bienvivir.
Estas
cuatro tipologías podrían formularse a partir de los opuestos del
Bienvivir y del carácter complementario, hedónico y significativo,
que lo compone.
Homo
Sapiens Stupidus = Malvivir hedónico + Malmorir significativo
Homo
Sapiens Malvadus = Bienvivir hedónico + Malvivir significativo
Homo
Sapiens Incautus = Malvivir hedónico + Bienvivir significativo
Homo
Sapiens Sapiens = Bienvivir hedónico + Bienvivir significativo
Si
antes destacaba la importancia del pensamiento crítico para
cuestionar las narrativas o las palabras (ficticias) que vivimos,
para entender los mapas y no tomarlos por la realidad es necesario
un pensamiento
sistémico.
Este nos ayuda a entender que todo está relacionado, las partes con
el todo. Sin embargo, no
es posible abarcar el todo de manera científica,
por ello hay que tener cuidado con los marcos o mapas que elegimos,
su escala y saber que siempre nos dejamos fuera muchos elementos o
factores.
Nos
ha sido difícil encontrar el mapa o modelo adecuado fuera de la
realidad, su simplificación nos hace perdernos muchos detalles,
quizás, si tuviéramos una brújula podríamos
guiarnos…
La
brújula no es la dirección
Había
una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se
dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y
para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado.
Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que
hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a
la puerta de nuestro hombre diciéndole:
-Tu
caballo se escapó, ¿qué harás ahora para trabajar el campo sin
él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has
tenido!
El
hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena
suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Pasó
algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos
salvajes con los que se había unido. El vecino al observar esto,
otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No
solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos
más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
El
hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena
suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Más
adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos
salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna.
Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué
mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte,
tú eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para
realizar todos los trabajos.
El
hombre, otra vez lo miró y dijo:
-¿Buena
suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Pasó
el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de
manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes
para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo
llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no
apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió
diciendo:
-Se
llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su
pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
Otra
vez el hombre lo miró diciendo:
-¿Buena
suerte o mala suerte? ¿Quién sabe?
Esta
historia complementa muy bien las tres negaciones con las que se
encabezan los tres relatos: la palabra (suerte) no es la cosa, el
mapa (de la suerte) no es el territorio y lamentablemente para
guiarnos con una brújula (de la suerte) debemos marcarle una
especie de Norte, pero éste como el polo
Norte de la Tierra,
se mueve y hasta con el tiempo se puede producir una inversión
magnética que haga que la aguja apunten a otro lado.
Lo
subyacente a esta historia es que para guiarnos necesitamos unos
valores. Sin embargo, el problema que nos encontramos es que hay que
fijarlos y aunque durante cierto periodo pueden ser estables, al
final, el avance del tiempo los hace cambiar. Valores como el amor,
el bien común, la paz, la libertad, la justicia, la igualdad… se
mueven tanto de una épocas a otras como la aguja de una brújula
cuando se le acerca un imán o cuando visitas ciertos
lugares de la Tierra donde la brújula se vuelve loca.
Heráclito lo intuyó, lo único constante es el cambio.
Además
de que los valores cambian como lo ilustra el modelo de la Espiral
Dinámica (entre
características más individualistas o más colectivas), los
valores pueden tener su propia cartografía como muestra el
siguiente mapa elaborado en el “Common
Cause Hanbook”
y que explicaba en este
artículo.
Así, existen valores opuestos que se rigen por el efecto balancín
(uno suprime al otro) o valores muy próximos que se relacionan por
el efecto derrama (uno se lleva muy bien con sus próximos)
Si
descomponemos el nombre bienvivir, está se compone de “bien” y
“vivir”. La primera es un adverbio que complementa al verbo, es
decir le da un cierto valor. Valor, que como hemos comentado cambia
y se modifica según el contexto, en tiempo y en lugar. En cierto
modo y paradójicamente este nos lleva otra vez al primer elemento
del bucle, el nombre no es la cosa.
Como
se expresaba en un
artículo sobre las paradojas,
estas tienden a auto-referenciarse y para solucionarlas hay que dar
un salto hacia afuera o salirse del sistema. Una posible solución
para nuestro bucle cerrado y auto referenciado es quitarle el
adverbio “bien” y entonces nos quedará “vivir”. Tanto en
sentido figurado como real.
Que
sabiduría nos trasmitía el artista Alonso del Río al intentar
aprehender que es la vida:
“No creo que exista un solo vocablo en ninguna lengua que pueda describir lo que es la vida, pero si tuviera que escoger uno, elegiría la palabra “paradoja”. Por donde la miremos la vida es una paradoja.”
De
allí me surgió la importancia del pensamiento paradójico también
para la educación y cartografié, lo que podría ser un mapa
(obviamente reduccionista), del pensamiento responsable y
su posible utilidad educativa.
Llegado
a este punto, si el “bienvivir” no es la cosa nombrada, si su
mapa no es el territorio y su brújula no es su dirección, ¿qué
podemos hacer para aprehenderlo? Quizás, paradójicamente, cuando
ya creemos que no hay salida, damos un paso más allá de nuestro
marco y la hallamos. Saltemos entonces al siguiente apartado no
previsto para encontrarnos con tres
textos significativos…
Tres
textos para el bienvivir
A través de la lectura de los siguientes tres textos complementarios, quizás, podamos aprehender finalmente que es el bien-vivir e interiorizarlo personalmente.
El
primero nos aboca al misterioso nombre del Tao, de la vida, de su
esencia y energía (Hacia el sentimiento consciente). El
segundo nos apela a esa mapa tan vivo y cambiante con muchas
connotaciones con el poema de Antonio Machado que nos decía
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar...” (Hacia
el entendimiento consciente). El tercero nos lleva a esa brújula
interior que nos podría dirigir hacia una acción correcta que
Krishnamurti nos expone muy sabiamente con ciertas reminiscencias
con el Wu Wei (no acción-acción consciente) taoísta (Hacia
la acción consciente).
1) El
Tao Con Nombre y Sin Nombre
El
Tao que puede llamarse Tao
no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del Cielo y la Tierra;
y con nombre, es la madre de las diez mil cosas.
Desde el No-Ser comprendemos su esencia;
y desde el Ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, Ser y No-Ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el Misterio.
Y en este Misterio
se halla la puerta de toda maravilla
no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del Cielo y la Tierra;
y con nombre, es la madre de las diez mil cosas.
Desde el No-Ser comprendemos su esencia;
y desde el Ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, Ser y No-Ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el Misterio.
Y en este Misterio
se halla la puerta de toda maravilla
3) Texto
del libro "Más allá de la violencia" de Jiddu
Krishnamurti
“Para determinar qué haremos, por lo tanto en un mundo tan perturbado, tan brutal, tan completamente infeliz, tenemos que examinar no sólo qué es el vivir ‑como es en realidad- sino también tenemos que comprender lo que es el amor y qué significa morir. Asimismo debemos comprender lo que el hombre ha estado tratando de encontrar durante miles de años: si existe una realidad que trasciende todo pensamiento. Hasta tanto no comprendamos la complejidad de este cuadro, el preguntarnos: «¿Qué voy a hacer respecto de un fragmento en particular?», no tiene sentido en manera alguna. Tenemos que comprender la totalidad de la existencia, no simplemente una parte de ella, no importa lo tediosa, lo agonizante, lo brutal que esa parte sea, tenemos que ver el cuadro total ‑todo el panorama de lo que es el amor, de lo que es la meditación, si existe tal cosa que llaman Dios, lo que significa vivir. Tenemos que comprender este fenómeno de la existencia como un todo. Unicamente entonces podremos formular la pregunta: «¿Qué debo hacer?» Y si vemos ese cuadro completo, probablemente nunca formularemos la pregunta ‑entonces estaremos viviendo, y ese vivir será la acción correcta.”
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ARTICULO VISTO EN: http://autonomiaybienvivir.blogspot.com/2019/03/que-es-el-bienvivir-tres-historias-para.html#more
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