SOBERANÍA
ALIMENTARIA. La voz de los pequeños productores
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Necesitamos
consumidores conscientes y comprometidos
Desde IDEAS y
la CLAC hacemos
un llamamiento a
la sociedad civil para que tomen medidas concretas para defender la
soberanía alimentaria de los pueblos y promuevan la agroecología,
una agricultura diversificada y sostenible, y sus vinculaciones con
todas las experiencias de economía solidaria, como el Comercio
Justo.
Hoy
queremos compartir con vosotros este documento en el que se
exponen algunas experiencias
puestas en marcha por varios grupos de Comercio Justo ubicados en
América Latina para
garantizar su Seguridad y Soberanía Alimentaria.
La
Soberanía Alimentaria es
el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus
propias políticas agrícolas, pastoriles, laborales, de pesca,
alimentarias y agrarias que sean ecológica, social, económica y
culturalmente apropiadas a sus circunstancias exclusivas.
Introducción
Vivimos
en un mundo con una economía cada vez más globalizada, donde las
sociedades y poblaciones humanas están muy conectadas a través de
sus relaciones comerciales, sociales y políticas; ello ha hecho que
sean más interdependientes y vulnerables a las decisiones que se
toman en el contexto internacional, especialmente si tenemos en
cuenta que no todos los países ni agentes económicos tienen la
misma capacidad de influencia en los organismos que regulan y
definen las reglas comerciales.
Podemos
observar cómo progresivamente todas las cadenas comerciales (de
productos básicos y manufacturados) están siendo controladas por
grandes grupos corporativos y compañías transnacionales, situación
que les permite imponer sus intereses sobre los de otros agentes de
la cadena; algunos criterios como la búsqueda de bajos precios,
soportados en la mayoría de ocasiones por situaciones de
explotación laboral o degradación ambiental, han perjudicado a
muchas comunidades productoras condenándolas a la exclusión y la
pobreza, imposibilitando su desarrollo.
Además
la sobredependencia de muchos países a la exportación ha hecho que
aumente su vulnerabilidad; por ejemplo la demanda internacional de
alimentos de moda, como la soja o la quinua, ha hecho que algunos
productores apuesten por su producción de forma masiva a través de
la agricultura industrial olvidando las necesidades alimenticias de
sus propias poblaciones y desplazando o reduciendo la producción de
alimentos básicos, con la consiguiente merma y desabastecimiento de
los mercados locales. Esta lógica ha hecho que muchos países
produzcan alimentos demandados por los mercados internacionales pero
tengan que importar alimentos básicos para satisfacer las
necesidades de su población, en algunos casos con altas tasas de
desnutrición. Desde nuestro punto de vista es una situación
anómala que vulnera claramente el Derecho Humano a la alimentación
que deben garantizar los Estados y los organismos
internacionales.(1)
Ante
esta situación, ya en 1996 Vía
Campesina presentó
la Declaración “Soberanía
Alimentaria. Un futuro sin Hambre”
durante la Cumbre Mundial de los Alimentos celebrada en Roma; en
ella se estipulan siete principios fundamentales para el logro de un
nuevo modelo alimentario cuyas líneas de acción estaban enfocadas
a contrarrestar la expansión de la agricultura capitalista que ha
impactado directa e indirectamente en el pequeño campesinado de
todo el mundo privándolo, poco a poco, del acceso a medios de vida
digna y sostenible.
Para
Vía Campesina la Soberanía Alimentaria es:
-
Priorizar la producción agrícola local para alimentar a la población,
-
El derecho del campesinado a producir alimentos y el derecho de las personas consumidoras a poder decidir lo que quieren consumir,
-
El derecho de los Pueblos y países a decidir y planificar su producción agraria a través de una política pública participada por la ciudadanía,
-
El establecimiento de mecanismos para fijar unos precios justos.
Las
organizaciones de Comercio Justo vienen poniendo en marcha
iniciativas que aseguran la seguridad y soberanía alimentaria de
las comunidades productoras; han diversificado sus producciones, han
facilitado el acceso a la tierra de pequeños productores, han
dedicado parte de su producción a los mercados locales, han
apostado por el cultivo de variedades autóctonas para conservar la
biodiversidad y basan su toma de decisiones en mecanismos
democráticos. Ello ha posibilitado un mayor empoderamiento de las
comunidades productoras que han visto reducida su vulnerabilidad en
relación a las exigencias e imposiciones de las compañías
transnacionales.
Además,
la apuesta por las redes de Comercio Justo les han permitido
conseguir mejores precios por sus producciones y basar sus
relaciones comerciales en principios éticos y solidarios, poniendo
los derechos y las necesidades de las comunidades campesinas en la
base de la negociación con los compradores internacionales.
A
continuación se exponen algunas experiencias puestas en marcha por
varios grupos de Comercio Justo ubicados en América Latina para
garantizar su Seguridad y Soberanía Alimentaria. Las mismas han
sido extraídas del concurso “Buenas
prácticas agrícolas de diversificación de los cultivos y huertas
familiares para la seguridad y soberanía alimentaria y nutricional”
organizado
por la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños
Productores y Trabajadores de Comercio Justo (CLAC) en noviembre de
2014, con el fin de conocer más sobre las experiencias de sus
organizaciones miembros y poderlas compartir en todo el continente y
el movimiento en su conjunto.
(1).
Artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
(1948). Actualmente recogido explícitamente en los textos
constitucionales de 30 países
Más
información
en http://www.fao.org/right-to-food-around-the-globe/es/
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