¿Alguna
vez te has planteado cultivar hortalizas en casa pero no sabes dónde hacerlo? No hace falta tener un jardín para tener
un huerto; en pequeñas macetas y
balcones, se pueden crear grandes vergeles, por ello vamos a
darte unas pautas a seguir para crear
tu huerto en el balcón. Tan solo necesitas sol, agua y, lo más
importante, algo de interés, entusiasmo y amor por la naturaleza.
LA UBICACIÓN DEL HUERTO
En primer lugar debemos organizar el espacio del que disponemos.
El factor clave a la hora de elegir el lugar donde ubicaremos
nuestro huerto es el sol. Debemos elegir un
espacio soleado, orientado preferentemente al sur, que
reciba, al menos, 8-10 horas de luz solar directa. Para
la horticultura lo ideal es la luz directa del sol, pero en todo caso también podemos jugar con superficies reflectantes para que
nuestra luz llegue en el mejor ángulo posible al huerto. Las plantas tienden a girar sus hojas hacia la luz,
así que si hacemos que la luz del sol incida de forma lateral, todas las
plantas se girarán hacia ese lado, desequilibrando nuestro huerto. Lo ideal es que la luz incida desde arriba. Hay
una pregunta muy simple para saber si el lugar es bueno o no: ¿En los días más largos del año dispongo de más de
cinco horas de luz directa del sol? En caso
afirmativo el lugar es idóneo.
LOS
RECIPIENTES DE CULTIVO
El espacio no es un inconveniente ya que existen en el mercado una amplia de gama de
soluciones en función de la extensión que dispongamos. Mira nuestro
artículo “Tipos de macetas para cultivar el huerto” y “Cómo elegir una maceta para mi huerto” para estudiar qué recipiente se adapta mejor a tus
necesidades. Sí es importante que el fondo del recipiente sea resistente -para que las raíces no lo rompan-, y tenga agujeros
-para poder drenar el agua de riego sobrante-. No son recomendables las jardineras de varios pisos en las cuales los pisos inferiores padecen la sombra
del piso superior. Este piso inferior es completamente inútil para el cultivo
de hortalizas.
ELECCIÓN
DEL SUSTRATO
La elección de un buen sustrato es
fundamental para el buen crecimiento de nuestras plantas. Es
recomendable el uso de sustratos ligeros, importante
para no sobrecargar de peso nuestros balcones y ventanas. Consulta nuestro
artículo “El sustrato ideal: la importancia de su elección” para conocer las propiedades óptimas de un sustrato.
Lo más
habitual es que nos acerquemos por nuestra tienda de jardinería u horticultura
habitual y compremos unos sacos de sustrato
para horticultura. Tened cuidado porque algunos para
jardinería, sobre todo los de flores, no son buenos para el cultivo de
hortalizas. De cualquier manera, os podéis aventurar a fabricar
vuestro propio sustrato. Aquí
tenéis unas mezclas que funcionan bastante bien:
§
60% de
fibra de coco + 40% de humus de lombriz.
§
66% de
sustrato estándar + 33% de estiércol de caballo compostado.
§
50% de
corteza compostada + 20% de turba rubia + 30% de gallinaza con serrín
compostada.
Es conveniente que antes de instalar el cultivo fertilicéis el sustrato
con algún abono orgánico. Para ello podéis elaborar vuestro propio compost aunque también podéis
encontrarlo en centros especializados en jardinería y agricultura.
EL RIEGO
Es importante pensar en el riego de nuestras plantas, ya que necesitan agua durante todo su crecimiento, pero sobre todo en los meses de calor en los
que hemos de regar al menos una vez al día, en
lugares más secos incluso dos. Os proponemos 3 formas de riego:
§ Con
regadera: Si el huerto es pequeño podemos regarlo simplemente
con una regadera.
§ Riego por goteo: Si queremos automatizarlo para que
sea más cómodo y olvidarnos de regar, podemos seleccionar un riego por
goteo con un programador y conectarlo a una toma de agua depósito. Para
mucha gente que no dispone de tiempo o que no está mucho en casa estos sistemas
son ideales.
§ Riego
exudante: Es un sistema de riego localizado que aplica el
agua de forma continua mediante un tubo poroso que exuda agua en toda su
longitud y en la totalidad de su superficie. También se puede automatizar.
§ Riego
gota a gota: Un método
más sencillo en el cual llenamos un recipiente (p.e. una botella de plástico)
de agua, lo instalamos en la maceta y nuestras plantas utilizarán el agua que
necesitan poco a poco, por lo que solamente tendremos que preocuparnos de
rellenar la botella de agua. Este sistema también es muy cómodo cuando vamos a
salir unos días de vacaciones.
IMPLANTAR EL CULTIVO
Puedes elegir semillas o planteles (semillas ya
germinadas en brotes). La ventaja del plantel es que facilita la tarea, ya que
las plantas están germinadas y tenemos la tierra ocupada por un período de tiempo menor, por
lo que podemos disfrutar un mayor
número de ciclos de cultivo. Por su parte, la ventaja de las semillas
es que nos permite disfrutar del proceso
completo de desarrollo de la planta.
En lugar de comprar los planteles, podemos obtenerlos nosotros mismos
mediante los semilleros.
Consulta el artículo “Cómo hacer un semillero en el huerto”para fabricarlo.
En cuanto a las variedades o cultivos, es importante pensar en nuestros gustos culinarios, ya
que lo que sembremos acabará en nuestro plato, siempre adaptándonos a las condiciones climáticas y la época del
año. Para iniciarse, recomendamos algunas especies sencillas de
cultivar como los ajos, los rábanos, las lechugas, las cebollas, las acelgas o las espinacas. Opta por variedades autóctonas que ya están adaptadas a la zona y son más resistentes
ante plagas y enfermedades.
Ya no
tienes excusa. Si quieres probar el indescriptible y fantástico sabor de la
satisfacción personal, ¡cultiva en tu balcón!
No hay comentarios:
Publicar un comentario