EL TARRO DE LA VIDA
“¿Cuáles
son nuestras prioridades y valores? ¿Qué dota a nuestra vida de
significado? Muchos ni siquiera nos planteamos tales
cuestiones. VAMOS EN PILOTO AUTOMÁTICO reaccionando a todos los
estímulos externos y dando bandazos de aquí para allá en busca de
una plenitud y alegría que no encontramos, ya que no se halla en el
exterior (…)
Este
momento, este día que empieza, sí que está, sí que es real y
tenemos la libertad de elegir como vivirlo. Aunque no lo parezca, ni
la prima de riesgo, ni la crisis económica, ni las impopulares
medidas del gobierno, tienen el poder de quitarnos nuestro poder,
salvo que se lo permitamos dándoles nuestra atención, quejas y
desesperanza”
(Si la vida fuese un tarro ¿cómo lo llenamos? De cosas superfluas o de aquello que nos llena y aporta sentido. Ana Novo* reflexiona al respecto)
No comparto para
nada la idea de que “la letra con sangre entra”; en todo caso,
“con sudor”, ya que, a pesar de todos los novísimos
antitranspirantes, cuando uno se mueve, suda, y
hasta que no se hace y experimenta algo, realmente no se sabe.
Sí me parece
una forma estupenda de enseñar y aprender, el uso de
fábulas, historias y metáforas, ya que, a la vez que se
está escuchando, convertimos la historia en imágenes, entrando
también en escena las emociones.
Por eso,
introduzco para estas reflexiones la siguiente historia:
“Un maestro
está enseñando a sus alumnos la importancia de priorizar,
para ello coge un tarro de cristal y lo llena completamente de
piedras de pequeño tamaño. ¿Está lleno este tarro? Por supuesto,
contestan los alumnos, hasta los bordes.
Acto seguido
coge un puñado de tierra con guijarros y lo vuelca en el tarro.
¿Esta lleno el tarro?, vuelve a preguntar. Nuevamente, respuesta
afirmativa, para sorpresa de los alumnos.
Por último,
vuelca un buen puñado de arena fina, que rellena los huecos aún
disponibles. Ahora si está lleno este tarro. Los alumnos se quedaron
sin palabras.
La lección que
quiero que aprendáis, dijo el maestro, es que este tarro
representa la vida. Si la llenáis, en primer lugar, de
cosas banales y sin importancia no dejará lugar para lo
verdaderamente importante y valioso”.
¿Cuáles
son nuestras prioridades y valores? ¿Qué dota a nuestra
vida de significado? Muchos ni siquiera nos planteamos tales
cuestiones. Vamos en piloto automático reaccionando a todos los
estímulos externos y dando bandazos de aquí para allá en busca de
una plenitud y alegría que no encontramos, ya que no se halla en el
exterior.
Conviene
tener presente lo temporal y efímera que es la vida y todo
su contenido, tanto para el sufrimiento y lo que nos disgusta, como
para el placer y lo que nos gusta. Personas, cosas, bienes y
situaciones, pasarán. También nosotros marcharemos del planeta
cuando llegue nuestra hora y mejor no fiarnos de las estadísticas
sobre la esperanza de vida y dormirnos en los laureles.
Este momento,
este día que empieza, sí que está, sí que es real y tenemos
la libertad de elegir como vivirlo. Aunque no lo parezca, ni
la prima de riesgo, ni la crisis económica, ni las
impopulares medidas del gobierno, tienen el poder de quitarnos
nuestro poder, salvo que se lo permitamos dándoles nuestra atención,
quejas y desesperanza. No podemos cambiar al mundo, ni a nadie, pero
si podemos cambiarnos a nosotros, utilizar nuestro círculo de poder
y libertad: nuestra actitud: creencias, sueños, comportamientos y
prioridades.
Amar, disfrutar,
jugar, saborear, reír…Al final, lo más sencillo y cercano es lo
verdaderamente importante y lo lamentable es perderlo, para valorarlo
y darnos realmente cuenta de ello.
El tarro
de tu vida está en tus manos. Tu decides de qué y como
llenarlo. ¿Eliges salud, alegría, buenas relaciones, amistad,
bienestar y servicio? Seguro que te merece la pena.
Ana Novo “La
Comadrona Espiritual” ®
www.creoycreo.com
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