 El minimalismo es la tendencia a reducir nuestras
posesiones materiales a lo más esencial. Para saber qué es lo más
esencial, tendrás que reflexionar sin hacerte trampas, y caminar, poco a poco,
en una senda hasta donde quieras llegar.
El minimalismo es la tendencia a reducir nuestras
posesiones materiales a lo más esencial. Para saber qué es lo más
esencial, tendrás que reflexionar sin hacerte trampas, y caminar, poco a poco,
en una senda hasta donde quieras llegar.
El minimalismo prioriza el tener menos y el tener
más: menos espacio, casas más pequeñas, menos muebles, menos ropa, menos
posesiones… pero también más tiempo, más conciencia, más libertad…
Probablemente ya has empezado este camino o quizás nunca has
oído hablar de esto. Sea cual sea tu caso, esperamos que te sean útiles nuestro
conjunto de retos para caminar hacia el minimalismo y nuestras razones para
hacerlo.
Diez retos minimalistas: No te prohíbas ser más feliz
Ideas como estas ya las han puesto en práctica muchas personas por todo el mundo, pero las normas y los retos para ti los pones tú. Es muy posible que algunas ya las hagas. Puedes contarnos tus experiencias e ideas en los comentarios.
- Reto 333: Consiste en vivir con 33 prendas durante 3 meses. En esas prendas debes contar todo lo que uses para vestir dentro y fuera de casa (incluyendo zapatos y complementos como collares, cinturones o anillos). Si quieres, puedes no contabilizar la ropa interior, pero intentando minimizarla para ser coherente con el objetivo del reto. Los que lo prueban en serio, lo consiguen y toman conciencia de dos cosas: de que no necesitan tanto como pensaban y de que los demás no se dan cuenta. Es decir, los demás se fijan menos en nuestra ropa de lo que se suele creer. Pero por otra parte… ¿qué importa si lo hacen?
- Descarta
     cada día una posesión (mínimo durante un mes): ropa,
     zapatos, libros, electrodomésticos, utensilios de cocina, adornos… Cuando
     te fuerzas a buscar cosas que te sobran, suelen salir más cosas de las que
     uno imagina. Puedes venderlas o donarlas.
- Piensa
     al comprar: Antes de comprar, pregúntate qué valor aporta a tu
     vida. No compres por impulso o, al menos, sé consciente de cuándo lo
     haces. Retrasa la compra un día. Tal vez en ese día descubres que no era
     tan importante en tu vida y te liberas de esa necesidad. Si compras cosas
     porque crees que te van a hacer más feliz, ya deberías haberte dado cuenta
     de que casi nunca funciona. Comprar cosas que no necesitas es la mejor
     forma de hacerte infeliz y, a la vez, destrozar el planeta. La gente feliz
     regala más y compra menos. Mucho más importante que deshacerte de cosas
     inútiles es dejar de comprar cosas que realmente no necesitas (aunque sean
     útiles).
- Revisa
     y dona tus libros y ropa: Cuando termines un libro, no lo guardes
     (salvo excepcionalmente si lo quieres releer o consultar). Haz que
     circule. Revisa tus libros, encuentra alguien que los quiera o dónalos a
     una biblioteca. Los libros y la ropa suelen guardarse incluso aunque no se
     piensen volver a usar.
- Disminuye
     tu vida digital: Desconecta el móvil totalmente durante un día.
     El reto no es dejar totalmente el móvil o las redes sociales para siempre,
     sino demostrarte —y sentir— que no eres dependiente de todo eso. Una forma
     es reducir su uso y restringirlo por temporadas. ¿A qué dedicas el tiempo
     que antes dedicabas a estar conectado?
- Observa
     si tu mente está centrada en lo que estás haciendo (mindfullness): Si
     estás comiendo, estás comiendo, no mirando el móvil. Si estas charlando
     con alguien, no estés pendiente de la TV o de otra cosa. ¿Mirar el móvil
     constantemente te aleja de los que tienes cerca? Y… ¿de tu propia vida?
- Medita: Puedes
     buscar información por Internet (técnicas, meditaciones guiadas…), pero lo
     más simple es estar en silencio al menos 30 minutos observándote. Puedes
     contar tus respiraciones, fijarte en tus pensamientos, centrar tu atención
     en un objeto… Podrás descubrir, por ejemplo, lo poco que necesitas para
     ser feliz. Si no encuentras calma, es que necesitas practicar. La
     experiencia es mucho más gratificante si no esperas conseguir nada
     particular.
- Reduce
     tu colección de algo, más de lo que te gustaría: zapatos,
     cosméticos, productos de limpieza, libros, ropa, un cuadro… Este reto no
     trata de dar lo que te sobra, sino de dar algo que te duela,
     aunque sea un poquito. Ahí es donde descubrirás que eres libre de esas
     posesiones. Dona algo que te esclavice, algo que creas que realmente
     necesitas. En cambio, conserva lo que te permita mayor libertad, aquello
     que no te importará perder. Una modalidad de esto es deshacerte de
     algo con valor sentimental. El minimalismo exige ciertos sacrificios
     pero te alegrarás al saber que no necesitas esas cosas que tú creías
     importantes. De hecho, normalmente esas cosas suelen ser trabas que te impiden
     crecer y avanzar. Tira lastre en tu vida.
- Sé
     crítico con la publicidad: Piensa
     en qué dice el anuncio y en qué no dice. ¿Qué impactos ambientales no
     aparecen en la publicidad? ¿Esconden sufrimiento animal? ¿De verdad la
     gente del anuncio es tan feliz o están actuando? ¿Cómo afecta ese producto
     a tu salud?
- Usa
     lo viejo: Descubre que aunque la ropa o los zapatos estén
     gastados o incluso tengan agujeros siguen siendo útiles y cumpliendo su
     misión principal. Lo viejo suele seguir siendo útil y merece elogios.
     Libérate del qué dirán. En este reto también entra conservar o arreglar lo
     que tienes antes de sustituirlo por algo nuevo, incluso aunque sea más
     caro: muebles, coches,
     ordenadores, teléfonos, electrodomésticos…
Si algún reto lo haces solo de forma parcial, no es un
fracaso, sino un paso en la buena dirección.
¿Qué vas a conseguir siendo minimalista?
- Tendrás
     cosas útiles y que tengan sentido para ti. Te habrás deshecho de
     lo que te sobra, de lo que te da trabajo o te estorba. Lo importante es
     que lo que tengas, sea importante para ti y te haga feliz.
- Ganarás
     tiempo, espacio y molestias. Recuerda que las cosas que tienes,
     te quitan tiempo y requieren de tu energía para cuidarlas.
- Ganarás
     dinero para las cosas que para ti sean importantes. Si compras
     menos cosas innecesarias, puedes usar tu dinero de forma más inteligente.
     Por ejemplo, para comprar cosas de más calidad y mayor duración, o bien,
     para emplear el dinero en otras causas (asociarte a
     ONG, colaborar en proyectos…).
- Aprenderás
     que los objetos no te hacen mejor persona ni más valiosa.  Eres
     igual de valioso tengas lo que tengas. Te centrarás en ser más
     y mejor, en vez de en tener más.
- Avanzarás
     como ecologista. No hay auténtico ecologismo sin
     minimalismo.
- Divulgarás
     valores importantes en tu entorno. Enseñarás a tus hijos,
     familiares, amigos o vecinos a valorar lo importante. Los niños aprenden
     por el ejemplo y verán así más natural desde jóvenes cosas como tener
     menos juguetes, no tener cosas repetidas, usar menos tecnologías, ser críticos
     con la publicidad…
Para terminar…
Un lema minimalista dice: “Ama a las personas y
usa las cosas, porque lo contrario nunca funciona”. Los consumistas
están vacíos por dentro y creen que comprando cosas se van a llenar. Llenan es
su casa, no su vida. Y vacían su cartera. Los minimalistas, curiosamente,
tienen pocas cosas pero son gente generosa y que regala más de lo que recibe.
Son más felices porque han descubierto que la felicidad no procede de
las cosas.
El minimalismo no es un estado sino un camino, exactamente igual que el ecologismo, el animalismo, el veganismo, el feminismo, el igualitarismo… Son caminos distintos que acaban confluyendo en un único punto final.
https://blogsostenible.wordpress.com/2020/11/11/minimalismo-diez-retos-para-un-camino-mas-feliz/
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