LA NATURALEZA NO ES UNA MÁQUINA
La tratamos así por nuestra cuenta y riesgo
Desde la ingeniería genética hasta la geoingeniería,
tratamos a la naturaleza como si fuera una máquina. Esta visión de la
naturaleza está profundamente arraigada en el pensamiento occidental, pero es
un error fundamental con consecuencias potencialmente desastrosas.
El cambio climático, afirma Rex Tillerson, ex director general de ExxonMobil y antiguo
Secretario de Estado de EE.UU. "es un problema de ingeniería y tiene
soluciones de ingeniería". Esta breve afirmación resume cómo la
metáfora de la máquina subyace en la forma en que nuestra cultura dominante ve
el mundo natural. También insinúa los graves peligros que conlleva percibir la
naturaleza de este modo.
Esta visión mecanicista del mundo tiene profundas raíces en el pensamiento occidental. Los grandes pioneros de la Revolución Científica, como Galileo, Kepler y Newton, creían estar descifrando "el libro de Dios", que estaba escrito en el lenguaje de las matemáticas. Dios fue concebido como un gran relojero, el "artífice" que construyó la intrincada máquina de la naturaleza de forma tan impecable que, una vez puesta en marcha, no había nada más que hacer (salvo algún milagro ocasional) que dejarla funcionar.