30/12/21

Es nuestro presente. Y el presente de aquellos a los que estamos privando de su futuro

LA SOCIEDAD DE LA EXTERNALIZACIÓN

Vivir por encima de las posibilidades de los demás

Con el auge del neoliberalismo en las sociedades capitalistas desde la década de 1970, se ha convertido en un lugar común que políticos, economistas y representantes de los empresarios insten a la gente a no "vivir por encima de sus posibilidades". Ya sean los sindicatos que luchan por unos salarios más altos, los pensionistas que reclaman su legítimo derecho a la jubilación o los hogares de bajos ingresos que no economizan tanto como querrían, a todos ellos se les recuerda regularmente que los tiempos de la abundancia han pasado y se les acusa de no haber tomado conciencia de los signos de los tiempos.

Sin duda, como sociólogos, todos estamos hartos del mismo discurso neoliberal de la autonomía del mercado y la autorresponsabilidad, de la elección del consumidor y -nunca cambie una historia ganadora- de la vieja metáfora de la "mano invisible". Pero en cierto sentido, la narrativa neoliberal tiene razón aunque sin saberlo o quererlo. Porque es bastante cierto: los tiempos de la abundancia han terminado y parece que todavía no nos hemos dado cuenta. Y lo que es aún más cierto: los neoliberales no quieren darse cuenta en primer lugar.

Para decirlo en pocas palabras: El modelo de desarrollo socioeconómico de las economías capitalistas avanzadas del Norte Global no es -sorpresa, sorpresa- sostenible. Se basa en una dinámica de crecimiento y acumulación que, tras las inusuales décadas de "edad de oro" posteriores a la Segunda Guerra Mundial, está llegando lenta pero inexorablemente a su fin. Se basa en la explotación sistemática y la sobreexplotación de los recursos naturales, en la contaminación sin miramientos del aire y del agua y en la congestión desenfrenada de los sumideros biológicos y ecológicos. Y se basa en el principio de practicar un modo de vida, un modo de producir y consumir, que es cualquier cosa menos generalizable: El Norte Global puede vivir, producir y consumir como lo hace porque otros no lo hacen -ni pueden hacerlo-.

Las economías políticas avanzadas del Norte Global -antes conocidas y celebradas como el "mundo occidental"- son sociedades de externalización. Las sociedades de externalización viven de la riqueza y los recursos, de la fuerza de trabajo y de las oportunidades de vida de otras sociedades. Las personas que viven en las sociedades de externalización están -en promedio y en términos comparativos- mejor porque las personas de otras partes del mundo están peor.

Lo que los neoliberales parecen no saber, pero definitivamente deberían saber: "Nosotros", las mayorías relativamente acomodadas de las sociedades capitalistas de Europa, América del Norte y Oceanía, no "vivimos por encima de nuestras posibilidades". La amarga verdad es: Vivimos por encima de los medios de otros, de todos aquellos "que trabajan y están cargados" en las economías subordinadas del Sur Global. Basta pensar en la constelación global del extractivismo y el turismo de residuos: los recursos naturales son arrebatados de la tierra, haciendo uso de formas de explotación laboral preindustriales y dejando atrás un territorio devastado (por no hablar de la comunidad social), que luego se utiliza de nuevo para desplegar y almacenar los residuos, a menudo peligrosos, producidos por aquellos que arruinaron la tierra (o en cuyo nombre y por cuya causa fue arruinada) en primer lugar.

Podemos decir que la sociedad de la externalización es un futuro que no queremos -o no deberíamos-. Pero para ser sinceros: la sociedad de la externalización no es nuestro futuro. Es nuestro presente. Y, más aún, es el presente de aquellos a los que estamos privando deliberadamente de su futuro.

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