EL
TESORO DE LA JUVENTUD
"Los
niños son por naturaleza desagradecidos, cosa comprensible puesto
que no hacen más que imitar a sus amantes padres; así los de ahora
vuelven de la escuela, aprietan un botón y se sientan a ver el
teledrama del día, sin ocurrírseles pensar un solo instante en esa
maravilla tecnológica que representa la televisión. Por eso no será
inútil insistir ante los párvulos en la historia del progreso
científico, aprovechando la primera ocasión favorable, digamos el
paso de un estrepitoso avión a reacción, a fin de mostrar a los
jóvenes los admirables resultados del esfuerzo humano.
El empleo del «jet» es una de las mejores pruebas. Cualquiera sabe, aún sin haber viajado en ellos, lo que representan los aviones modernos: velocidad, silencio en la cabina, estabilidad, radio de acción.
Pero la ciencia es por antonomasia una búsqueda sin término, y los «jets» no han tardado en quedar atrás, superados por nuevas y más portentosas muestras del ingenio humano. Con todos sus adelantos esos aviones tenían numerosas desventajas, hasta el día que fueron sustituidos por los aviones de hélice. Esta conquista representó un importante progreso, pues al volar a poca velocidad y altura el piloto tenía mayores posibilidades de fijar el rumbo y de efectuar en buenas condiciones de seguridad las maniobras de despegue y aterrizaje.