LA EXPROPIACIÓN DE
LA PROPIEDAD INTELECTUAL
Tuve que dedicarle algo de tiempo al bodrio legislativo de la reforma de la Ley de Propiedad
Intelectual aprobada en el Congreso, para ver qué cambios tenía que introducir
en el blog, por si las moscas, y me he quedado de pasta de boniato. Sabía que
esta gente del PP era capaz de todo, lo que espero haga reflexionar a los 11
millones de, por decirlo suavemente, despistados, que les votaron la última
vez. Pero es que lo que he visto supera todos los límites de la desvergüenza, y
eso mientras les está cayendo lo que les cae, lo que demuestra que,
definitivamente, no tienen propósito de enmienda ni lo conocen. Sencillamente
si alguna vez llegaran a ser personas decentes, o incluso, sin llegar a tanto,
normales, perderían su esencia y tendrían que cambiar hasta de nombre y
apellidos.
Por una parte me he tranquilizado. Veo que a lo que van es, como
siempre, a por dinero y a colocar amiguetes en nuevas mamandurias
oscurantistas. No pienso que el texto legislativo aprobado tenga por objetivo
principal ir a por blogs discolos o que toquen temas de los que el respetable
debe permanecer, de momento, ayuno de información. Pero la posibilidad de emplearlo como arma de
combate con tal finalidad desde luego existe, y conviene no echarla en saco
roto. De todas formas a los impresentables éstos les quedan tres telediarios,
al menos de gobernar en solitario y con mayoría absoluta, y no van a tener
tiempo para nada, y menos el año que viene que será de campaña electoral casi
permanente.
Me ha sorprendido que, en lo que nos interesa, lo que penaliza no es
en sí el enlace, sino la cita literal, aunque sea exigua y parcial. Esto supone
una aberración conceptual de grueso calibre. Así las cosas, si transcribo con
palabras parecidas lo que se dice en un artículo aparecido en la red, poniendo
luego el enlace, pues no genero el derecho de “compensación”. Pero en cambio,
si transcribo literalmente, lo cual es mucho más honesto y razonable para no
introducir sesgos en lo citado, pues entonces sí hay que pagar. Es totalmente
absurdo, y demuestra que lo que principalmente pretenden es saquear a los
agregadores de contenidos, para los que hacer un resumen de cada texto, de los
miles que gestionan cada día, les resultaría absolutamente antieconómico.
Pero lo peor viene a continuación. Este derecho de compensación, que
debe abonarse a una asociación privada oscurantista (tan impenetrable como la
tristemente famosa SGAE), tiene el sorprendente carácter de irrenunciable (ni
siquiera una ley similar alemana, que fue un rotundo fracaso, se atrevió a
llegar tan lejos). Incluso los que no hayáis estudiado derecho
probablemente
os deis cuenta de lo aberrante de tal determinación. Es evidente que en el
ámbito civil patrimonial todo derecho debe ser renunciable, y así lo establece
el artículo 6.2 del código civil, salvo que la renuncia “contraríe el interés y
el orden público o perjudique a terceros”, lo que no es muy comprensible que
sea aplicable al caso presente. El autor puede hacer con su obra lo que le
plazca, incluso destruirla, puesto que su trabajo intelectual es un producto de
su personalidad, de su particular visión del mundo y, por definición, no puede
haber interés público ni de terceros que pueda verse afectado. Esto lo entiende
cualquiera. ¿Qué pretenden? Pues una vez más expoliaros. Ahora lo entenderéis.
Imaginaos que tenéis un blog, honesto y desinteresado, por el que no
cobráis un duro y que encima os cuesta tiempo y dinero, y que, al menos de
cuando en cuando, despierta cierto interés y genera tráfico en los agregadores.
Evidentemente vuelcas los contenidos a la red sin pretensión de remuneración,
pero la ley no te permite hacerlo, no puedes decidir compartir tu obra de forma
gratuita, no puedes renunciar a que una entidad privada, y ya hemos dicho
bastante opaca, en este caso CEDRO, recaude una cantidad por ti que será
repartida a los medios de AEDE. Pero como tú no estás en AEDE, ni puedes estar
por no ser un periódico impreso de pago, estas empresas se reparten entre ellas
los emolumentos que tú generas en concepto de compensación.
Vamos, que con mi esfuerzo intelectual y el de otras muchas personas
que de forma desinteresada estamos informando de los verdaderos motivos de
esta crisis sin final, estaremos contribuyendo a pagar los
beneficios y salarios de desinformadores profesionales, que sí trabajan para
“publicaciones impresas periódicas de pago”, aparte lo que sacan de sus “otras
actividades profesionales” que cada cual pueda figurarse de acuerdo con la
profundidad de su conocimiento directo e imaginación. Es una verdadera
expropiación sin justiprecio de la propiedad intelectual honesta de los que
estamos indefensos, para beneficiar otra de muy distinto carácter, la que
conviene al sistema, la que nos mantiene distraídos y manipulados (o al menos
lo intenta).
Desde luego, y aunque el texto legal no nos llame a todos expresamente
“tontos del culo” a la cara, es el articulado que más se acerca a ello desde
los tiempos del Conde de Romanones, ese que decía que otros hicieran las leyes
que él haría los reglamentos (esto es, lo que le saliera de la entrepierna). Y
todo esto lo hacen de forma solapada, aprovechando una reforma legislativa cuyo
objetivo aparente es detener el tráfico ilegal de contenidos protegidos. ¡Hace
falta barra! Esto ya ha llegado muy lejos. Es el momento de decir “ya está
bien” y de actuar rápido, para cogerlos desprevenidos.
PODEMOS, ya lo he explicado, no es más que otra operación
de los Arriolas de turno para que los partidos dinásticos puedan gobernar en
coalición la próxima legislatura, probablemente los últimos años en que se
podrá dirigir el Estado con algo de coherencia, mientras aún lo permita la
declinación de los recursos menguantes, la que hará tambalear cada vez más sus
estructuras. Sin embargo me da la impresión de que el juguete se les está yendo
de las manos. Y los dirigentes de la nueva formación política, creo, al menos
de momento, que son bastante honestos. Cuanto antes toquen poder menos tiempo habrá habido para corromperlos,
como ya insinuó Esperanza Aguirre en uno de sus desbarres habituales. Démosle a
la casta bicéfala una colleja seca en la nuca y desbaratémosles los planes
mientras aún estamos a tiempo. La rapidez y la destreza son un elemento
esencial en la guerra, ya lo decía Sun Tzu. Pillémosles desprevenidos, porque
esta gente es peligrosa, es capaz de todo para salvarse, y no les importamos
absolutamente nada.
Saludos,
Calícrates
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