El
fin de semana pasado se celebró en Barcelona la tercera Fira
d’Economia solidària de Catalunya. Fue la demostración de que lo
que parece imposible solo necesita tiempo. Crear otro tipo de economía, social
y a su vez con empresas eficientes en todos los sentidos, es posible, factible
y esperable. Hubo 190 estands, 17.000 visitantes y 100 conferencias de lo más
variadas. Empresas y entidades de todos los sectores, desde la energía hasta la
telefonía, desde la comida hasta la lectura, los medios de comunicación
como Alternativas Económicas o el turismo. Todo entra. La gente
está buscando otro modelo económico. Está buscando y construyendo, sin prisa
pero sin pausa, alternativas.
Los
que hemos estado rondando este mundillo desde hace tiempo sabemos que hace tan
solo diez años esto era pura utopía. El simple concepto “economía solidaria”
era cosa, para muchos, de un reducto de personas raras salidas de una peli
hippie. Chino básico para muchísima gente. (Para quienes todavía lo es, se
trata de una economía cuyas empresas, sin ánimo de lucro pero con ánimo de
pagar con dignidad los salarios, se rigen bajo los principios de solidaridad,
cuidado del entorno, participación, democracia e igualdad).
En
estos años los pasos han sido gigantes. Antes era imposible pensar en reunir
realmente a tanta gente. Hoy no solo es posible. La feria que comenzó en
Barcelona hace tres años ha crecido. Este año se volvió “ Mes de la economía solidaria”, con otras
tantísimas actividades y stands también en el Festival Esperanzah, en la Fira
Ecoviure, en charlas, debates, marchas... Madrid ya tuvo también dos enormes
ferias de economía solidaria, cuyos pasillos eran difíciles de transitar por la
cantidad de público. Zaragoza ya tiene su feria. Bilbao está preparando la
suya. En noviembre nos espera la Feria de Economía Feminista, con lazos
directos con la economía solidaria… el Primer Congreso
Internacional de Economía Social y Solidaria… las actividades siguen
y siguen…
Desde
hace al menos 35 años que España no vivía un boom tan grande de economía
solidaria como ahora. Entonces, cuando los obreros tomaban las empresas en
quiebra como en la Argentina del 2001, y hacían reflotar sus empleos, gracias
al trabajo en equipo y a los lazos de apoyo, nació el germen de las finanzas
éticas, de las federaciones de cooperativas, de lo que hoy puede llamarse
economía social.
A
pesar de todo, parece que las crisis sirven para algo… al menos para despertar
sueños, reflexiones y luchas. Ojalá los lazos de solidaridad que hoy se
afianzan sean lo suficientemente fuertes para consolidar una economía solidaria
al completo, que ocupe los escaños, que llegue a los gobiernos y parta de
ellos, que ponga límite al juego de la bolsa y al casino de las finanzas. Una
economía que ponga a la persona por delante del capital, y no al revés.
Trabajamos en ello. Parece una locura, una utopía. Sí. Pero quién sabe, solo
tarde un poco más.
Los que hemos estado rondando este mundillo desde hace tiempo sabemos que hace tan solo diez años esto era pura utopía. El simple concepto “economía solidaria” era cosa, para muchos, de un reducto de personas raras salidas de una peli hippie. Chino básico para muchísima gente. (Para quienes todavía lo es, se trata de una economía cuyas empresas, sin ánimo de lucro pero con ánimo de pagar con dignidad los salarios, se rigen bajo los principios de solidaridad, cuidado del entorno, participación, democracia e igualdad).
En estos años los pasos han sido gigantes. Antes era imposible pensar en reunir realmente a tanta gente. Hoy no solo es posible. La feria que comenzó en Barcelona hace tres años ha crecido. Este año se volvió “ Mes de la economía solidaria”, con otras tantísimas actividades y stands también en el Festival Esperanzah, en la Fira Ecoviure, en charlas, debates, marchas... Madrid ya tuvo también dos enormes ferias de economía solidaria, cuyos pasillos eran difíciles de transitar por la cantidad de público. Zaragoza ya tiene su feria. Bilbao está preparando la suya. En noviembre nos espera la Feria de Economía Feminista, con lazos directos con la economía solidaria… el Primer Congreso Internacional de Economía Social y Solidaria… las actividades siguen y siguen…
A pesar de todo, parece que las crisis sirven para algo… al menos para despertar sueños, reflexiones y luchas. Ojalá los lazos de solidaridad que hoy se afianzan sean lo suficientemente fuertes para consolidar una economía solidaria al completo, que ocupe los escaños, que llegue a los gobiernos y parta de ellos, que ponga límite al juego de la bolsa y al casino de las finanzas. Una economía que ponga a la persona por delante del capital, y no al revés. Trabajamos en ello. Parece una locura, una utopía. Sí. Pero quién sabe, solo tarde un poco más.
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