LA GRAN FARSA (5)
En esta edición hablaré sobre la Sofía occidentalizada,
sobre los deseos mundanos, la posesión demoníaca entendiendo como demonio al
gran poseedor, es decir, a la posesión misma. Breves pinceladas sobre el amor y
el empoderamiento propio, e iniciaré ya el tema de organizar y organizarse que
se desarrollará a lo largo de otras ediciones por considerarlo de vital
importancia.
Seguimos transitando senderos y de vez en cuando conviene tomar atajos para afianzar nuestras aspiraciones de libertad. Los occidentales hemos sido educados de manera práctica conforme a lo que se esperaba ocurriera, acomodando las palabras a conveniencia de la civilización en que nos metieron sin conocer, ni siquiera intuir este desenlace final que “Ellos” sí conocían. Con ello lograron conformar sociedades inhóspitas, peligrosas e insanas. Y lo hemos exportado a los cuatro cantones del planeta.
Fuimos y seguimos siendo aleccionados en términos dialécticos que inventaron ciertos eruditos en el arte de la mentira y el engaño. Nos hicieron creer que lo que nos enseñaban en una mano era lo correcto, mientras que escondían la otra con la que llevaban la piedra escondida. Así pues pudieron adormecer nuestro cerebro, y a la vez secuestrar la esperanza de la humanidad de acceder a su legado que le es consustancial a su naturaleza.
El
lenguaje que empleamos cuando lo dotamos de vida sabiendo cómo operan los
campos neuronales y la naturaleza en su sentido más holístico, nos provee de un
criterio veraz en todo aquello que desea ser observado. En ese sentido nos
corresponde a cada cual adoptar decisiones relevantes incluso trascendentes con
las que afianzar nuestro despertar.
Actualmente los “genópatas”, victimarios del sistema establecido, están desnaturalizando a la humanidad, dicho en otros términos, los seres humanos están faltos de vida. Pongamos por caso, la “filosofía”, nos perdemos en disquisiciones absurdas hasta quedarnos sin aliento. La filosofía dejó de ser un arte del discurrir hace mucho tiempo.
Los presuntos filósofos
modernos y contemporáneos contribuyeron notablemente a desnaturalizar el
lenguaje dejándolo sin vida, perdiéndose en inútiles debates de palabras contra
palabras, volviéndose tan polémicos como sus propias contradicciones. Buscaron
atar los fenómenos de la naturaleza maniatando el verbo vivo, asegurándose con
ello que el verbo quedara sin vida propia.
Nadie cae en la cuenta de que forma parte del sistema establecido con el que se destruye el pensar conforme a nuestra evolución consciente, un caos de inútiles y controvertidas elucubraciones que compiten entre sí a ver quién retuerce más las palabras y si éstas no existen se las inventan. Un auténtico manicomio dónde toda organización nace de la confusión.
Presuntos filósofos que nunca amaron el verbo e iniciaron el bullicio de la
post verdad, relegando el amor por la sabiduría a meros dislates intelectuales
que se refutan una y otra vez impugnando cualquier asomo de veracidad. Perdidos
en el laberinto del minotauro sin encontrar el camino de regreso a la vida
sintiente.
Esto no es filosofía, sino Sofía. La filosofía es amar la
sabiduría, el sofear occidentalizado no lleva incorporado el amor. Y ahí están
los presuntos «sofos» modernos y contemporáneos que lo confirman. Es la misma
diferencia que existe entre la verdad y lo verdadero. La verdad parte del mismo
principio filosófico, es decir, el amor. La verdad es objetiva e inmutable a la
vez que origina lo subjetivo y mutable siempre que se asiente en el amor.
Entonces aquellos que aman la sabiduría, comprenden que cuanto más amor
consigan alcanzar mayor será la sabiduría de calidad que les asistirá.
Es cuando la filosofía adquiere su sentido, dejando de lado
las pendejadas intelectoides, un diálogo entre sordos que intentan nadar en un
océano de conocimientos sin solución de salir airosos. No se les ocurrió
aprender a nadar, para no tener que estar arrastrando al fondo a otros en su
desesperada lucha por no ahogarse con tanta palabrería. Los presuntos «sofos»
modernos y contemporáneos han triturado el arte del pensar con naturalidad con
la que poder experimentar el verbo vivo.
¿Dónde y cuándo dejaron de amar la sabiduría si es que
alguna vez amaron algo que no fuese sus propios egos? ¿Qué sentido tiene la
filo y la Sofía, si no sirve a su propósito esencial? ¿Dónde dejaron el amor?
Sin amor no hay sabiduría alguna. Aunque lo que definen como verdad tan solo lo
atribuyen a unos enunciados platónicos. Ay si Tales de Mileto o Hermes
Trismegisto levantaran la cabeza y vieran en que han convertido su ciencia con
consciencia. ¿Dónde podemos encontrar el manantial que nos llene el corazón de
amor y de dulzura? ¿Cómo vamos a poder sentir la energía que emana de la
sabiduría del hombre por el hombre? ¿De qué sirve sofear cuando ni siquiera
requiere de la emoción ni de los sentimientos humanos?
La configuración intelectual para tratar con ciertos
aspectos del ser humano es inhumana, ni siquiera atiende a las cualidades
psicofísicas latentes en el hombre. Cierto es, la filosofía debería permitir
acceder a herramientas intelectuales y cognitivas superiores. Mi pregunta es.
¿De qué les sirve su sofear? ¿Son por ello mejores amantes?, ¿sus pensamientos
están íntimamente ligados al amor? El Verbo ya no tiene poder ahora porque el
lenguaje no tiene vitalidad, en buena parte por el sentido interesado que han
hecho de la filosofía. Han acomodado el lenguaje a un engranaje de insensateces
que lo que ha desencadenado es un disparatado elucubrar de palabras y más
palabras que se sostienen en la misma estructura piramidal que mantiene al
hombre prisionero de las palabras sin vida.
El amor no se sostiene en un sofear carente de vida. Dicho sofear no se ajusta al proceso evolutivo del hombre sintiente que desee experimentar su oriunda finalidad y consumar su objetivo planetario. El planeta es un hervidero de vida, está vivo, siente y se expresa según su andar, solo que lo hace a diferente escala evolutiva, por lo que también lo hace a diferente escala de percepción. Todo en él es materia de estudio y conocimiento como un gimnasio de las facultades mentales del ser en el que se asienta esta oleada de vida.
Nosotros, los seres humanos más avanzados en relación a otras
entidades animadas que se establecen como reinos biológicos, somos herederos y
portadores de dicha antorcha de esta oleada de vida la cual se dirige a ser
cada vez más consciente de sí misma. Aunque la situación psicótica de la
civilización sea distópica y desafortunada, es cuando los que perseveran y
asumen su propiocepción como guía inequívoca en su andar, encuentran el sentido
de la vida según sus medidas de amor. De hecho es la mayor oportunidad que ha
tenido la humanidad de acceder a su despertar de la consciencia, desde el
principio de los tiempos en que asentaron la farsa.
Por supuesto que nuestras percepciones cada vez más intelectualizadas
deberían servirnos para dotarnos de mayor individualidad y empoderamiento
propio, de forma que nuestros instintos se ejerciten pacíficamente en cuanto a
la creación de posibles escenarios de civilizaciones recreativas.
Lamentablemente esto no es así, el filosofar occidentalizado es parte del
engaño y la mentira, se ha convertido en un circo dónde se compite para
destruir el amor, sustituyéndolo por palabras vacías de contenido. Un enjambre
de elucubraciones que se han adaptado al sistema establecido. El filosofar está
bajo la misma dinámica de aquellos que usan las palabras como arma de
destrucción masiva del hombre, arrebatándole su amor y su ascendente linaje
humano.
El poder lo han convertido en un instrumento de corrupción
generalizado a pequeña y gran escala. Los corruptos que dirigen a otros
corruptos se justifican entre sí, no importa en qué lugar esté clasificado, sea
un alto dirigente del sistema o un cyborg atontado por estos. Todos participan
de la corrupción según cada cual, independientemente de su clase social. No
podría sostenerse la corrupción de los dirigentes sin que los dirigidos también
lo sean. En definitiva, todos en mayor o menor medida estamos corruptos, no
digo que lo seamos, sino que estamos corrompidos por el mismo proceder.
En mayor o menor medida los ciudadanos civilizados se han convertido en instrumentos de la corrupción, sean estas políticas o apolíticas, porque ya todo es política. Las sociedades actuales están bajo la tiranía de estructuras jerarquizadas que dominan el devenir de los acontecimientos que provocan para obtener resultados concretos. Usando la fuerza de las armas como instrumento de disuasión de contingencias que no les sean favorables y a la vez para aplicar las que convengan. ¿De qué otro modo puede uno sentirse a salvo sin recurrir a la disuasión sin aplicar la fuerza, sea por las armas o por el miedo?
Ese razonamiento del filosofar nos mantiene en el atontamiento,
embobados ante la cada vez más sofisticada maquinaria bélica que tienen ciertas
potencias para librar batallas cada vez más artificiales y artificiosas. Toda
una industria armamentística que se aprovecha para mantener los campos
neuronales humanos en permanente lucha de unos contra otros.
Se han aprovechado de ello quienes tienen el control absoluto de la civilización. Cuando los confabuladores de estas civilizaciones obtuvieron el conocimiento de la estructuración atómica externa, se acabó la esperanza de obtener de estos conocimientos mayores cotas de bienestar y progreso humano. En ese mismo momento se dieron cuenta de que el planeta ya era suyo y con ello todos los seres vivientes quedaron a su merced.
Los seres humanos dirigidos por el sistema establecido, se sometieron a este proceso radical de vivir y convivir socialmente, asumieron que todo lo que les ofrecían era el logro más grande que podíamos imaginar, que estaban disfrutando de una era de abundancia y de una tecnología que les haría crecer con todo tipo de lujos y comodidades bajo el yugo de un ordenamiento organizado, de modo que todos tuvieran las mismas oportunidades de prosperar.
El placer y la diversión,
la comodidad que les ofrecían, o decían ofrecerles, sería la glorificación de
los sentidos elevados al cuadrado de la hipocresía. Que gracias a ello gozarían
de una paz duradera y un desarrollo de acuerdo a unas sociedades modernas
justas y responsables.
Donde la opresión, fuera religiosa o ideológica, serían por
fin descartadas y relegadas al ámbito de cada individuo según su libre
elección. Se les convenció para que delegaran su libre albedrío sobre la
enseñanza y cómo no, sobre los asuntos de estado que le conciernen a sujetos
que velarán por su seguridad y bienestar. Unas sociedades perfectas para
cumplir con su papel asignado. Medios de comunicación, transporte, logística
etc. Todo fue bien, mientras duró el sueño, o la pesadilla según como se mire.
Pero los mismos que nos dieron todo esto, a cambio de nuestra libertad
individual, ahora nos lo quitan.
Nos enseñaron la zanahoria y fuimos como pendejos a intentar
cogerla antes que otro, sin darnos cuenta que cada cual ya tenía su zanahoria
delante. Así que yo te quito la tuya, tu se la quitas a otro y vamos en busca
de la zanahoria perdida, sin saber que dicha zanahoria es nuestra propia
ignorancia y estupidez. El que te enseña la zanahoria jamás dejará que la
alcances y la zanahoria que le robas a otros, mediante el engaño o la
violencia, creyendo que estás justificado porque te robaron la tuya, es un
ejemplo de hasta qué punto nos tienen cogidos por las pelotas.
Ahora resulta que los seres humanos son los causantes del
deterioro medio ambiental, por su egoísmo e irresponsabilidad. Vamos a ver, en
qué quedamos. ¿No son Uds., los políticos y dirigentes, científicos etc.
quiénes dirigen las sociedades sin la participación del pueblo? ¿No son Uds.
quiénes se enriquecen con ello? ¿No son Uds. quienes viven a todo lujo y
desenfreno a costa del pueblo? ¿Cómo se atreven a culpar de todo el dolor y
sufrimiento que ocasionan Uds. al común de los mortales?
Han puesto al planeta entero al borde de su extinción, no
solo por la capacidad armamentística sino también por experimentar con las
partículas mediante el CERN, y quién sabe si otros medios aún más peligrosos.
Han prostituido el lenguaje convirtiéndolo en un conglomerado de palabras
controvertibles, polémicas que se establece sobre las cosas en detrimento de
los seres humanos. Y todo ello defendido por los mismos sujetos, que en su
deambular permanente entre la estupidez y la prepotencia adquirida como medio
de supervivencia, están pisoteando a otros en beneficio propio.
Me pregunto si esto es una manera de vivir, una civilización fundamentada en la violencia, adulterada a propósito de quienes la crearon, altamente corrompida hasta el punto de que aquello que es puro y genuino es considerado como altamente peligroso y debe ser destruido de inmediato, siendo el aborto uno de los crímenes más execrables de lesa humanidad que se pueda concebir.
Una
civilización que ha desmembrado el proceso evolutivo natural y convertido la
energía en armas de destrucción masiva, no contentos con ello, han reactivado
toxinas virulentas que por naturaleza deberían servir para aumentar el grado de
inmunidad de la raza humana a los efectos corrosivos del movimiento en el
espacio tiempo.
Han convertido lo que debería ser medicina holística en la
peor pesadilla de todo ser viviente. Han contaminado de tal forma la atmósfera,
de todas las formas posibles para que los efectos derivados de ello sean
devastadores, suicidas. La naturaleza, cuna de la humanidad, está gravemente
herida y no por la superpoblación ni por la acción de los seres humanos, sino
por la ambición y los programas que se precisan para apoderarse del planeta
definitivamente.
Somos muchos los que intentamos que los seres humanos despierten. Sentimos el dolor que les están infringiendo a muchos seres humanos inocentes, en manos de un destino atroz y cruel, lo sentimos en cada partícula de nuestra humanidad. Sentimos el lamento del planeta, nuestra madre Tierra. No estamos sordos ni ciegos, sentimos su tristeza y su llanto. Mientras que la gran mayoría de la humanidad ciega y sorda a todo ello, tan sólo la oyen cuando les grita en forma de rayos y truenos, cuando llora en forma de tormentas que les achican el alma misma, cuando se remueve herida, causando terremotos desgarradores.
¿Acaso creen de verdad que no sufre? Pues sepan que su dolor es
indescriptible, mucho más aterrador del que podamos sentir nosotros. Su
conciencia tiene que preservarse aún a pesar de que sus más queridos hijos de
esta oleada de vida tengan que ser devueltos a su seno. Un nuevo aborto
provocado por la inconsciencia de unos hijos desagradecidos e irresponsables.
Atiende amigo mío, si la civilización fuera una panacea,
¿Cómo es posible que cause tanto dolor y sufrimiento? Que fundamente su
prevalencia por la miseria y el hambre y la explotación de seres humanos de
otros pueblos, para satisfacer la demanda de nuestras repugnantes sociedades
cuyos ciudadanos miran hacia otro lado mientras todo esto ocurre. Hinchando sus
barrigas, engordando a costa del sufrimiento de otros seres humanos. Guerras,
genocidios, hambre, miseria, codicia, corrupción, violencia extrema etc., etc.
Y sabiendo todo esto, cómo nos atrevemos a quejarnos cuando era obvio que todo
esto iba a ocurrir. ¡Basta! de quejas y pataleos, ya es la era del hombre.
Reflexione sobre todo esto y luego pregúntese qué hacemos
aquí, llenos de temores y miedos. ¿Acaso no saben que todo lo que hemos
conseguido en esta mierda que llamamos primer mundo, es a causa de la explotación
de la naturaleza y de otros seres humanos? Es desagradable comprobar que
estamos participando en todo lo anteriormente dicho, cuando es tan peligroso
para la vida y más aún cuando somos conscientes de que miles de inocentes seres
humanos son sacrificados, cada día, para seguir manteniendo esta repugnante
civilización. Todos nosotros cuando llegamos a nuestra mesa y ponemos los
alimentos sobre la mesa, porque se sienten hambrientos y exponemos todas las
viandas cocinadas, ni siquiera se preguntan si son alimentos o “comida”.
Disfrutamos de la “comida” hasta saciar nuestro apetito,
incluso vorazmente, hasta las pocas horas en que volvemos a sentir apetito y
nos disponemos a devorar la “comida”. Qué les parecería que en ese mismo
momento les hicieran ver imágenes de seres inocentes, niños, ancianos, madres
muriendo de hambre, sin comida ni alimento alguno, con la mirada triste y
apagada de saber que no tienen más futuro que el ver morir de hambre a sus
propios hijos para luego ir detrás de ellos. Un futuro que les fue arrebatado
por la codicia de otros seres humanos que los están asesinando literalmente.
¿Acaso ignoran que nuestra civilización está cimentada en el hambre y la
explotación de otros pueblos?
No se puede estar todo el tiempo en la ignorancia y el
desamor. No tiene sentido hacerlo, porque cuando hacemos esto no tenemos ningún
poder sobre nuestro destino. No se puede vivir a costa del sufrimiento y la
hambruna de otros seres humanos. Esto no es de seres conscientes. Por favor
reflexionen e investiguen, háganse conscientes de lo que estamos haciendo, de
no hacerlo no conseguirán superar sus miedos e incertidumbres. Todo seguirá
igual, engañándonos todo el tiempo y mirando hacia otro lado, presumiendo de
que estamos despiertos.
Amigos estar despiertos es también ser conscientes de todo
el dolor que hemos causado y seguimos causando con nuestra actitud. La era del
hombre libre, no puede alinearse con seres humanos que se complacen en la
mediocridad de sus aspiraciones, sean estas espirituales o materiales. Es un
deber de todos los seres despiertos, y que pretendan involucrarse en su
empoderamiento, ser conscientes de todo lo que les va a impedir avanzar en el
próximo destino que aguarda el despertar de la humanidad. No podemos seguir
indiferentes sobre asuntos que son de lesa humanidad.
Cómo aparcar nuestros temores, cómo saber si estamos en el
momento preciso para evaluar todo este disparate civilizador inadecuado para la
vida humana sintiente, consciente de sí misma. Cómo poder hacer para afinar
nuestro equilibrio y sentido de la proporción a fin de lograr una comunión
efectiva de seres humanos comprometidos con nuestro linaje. Cómo podemos hacer
para recuperar su confianza inicial para que nuestra relación con nuestro
planeta sea armoniosa. Mi respuesta a ello es, interviniendo decididamente para
contrarrestar el daño infringido por nuestra dejadez e ignorancia. Pienso y
siento que es la hora de los actos.
El sendero que tomemos para conseguir dicha armonía existencial determinará nuestra habilidad para romper definitivamente los límites que nos impusieron, así como también nuestros propios límites, porque, en el fondo, todos los que estamos despiertos o en proceso de despertar amamos lo mismo. El sendero que tomemos ahora, nos atañe a unos y otros. Sería genial que aprovecháramos esta oportunidad.
Soy consciente de que muchas de las cosas
que planteo al respecto de lo que digo es de si es ciencia o no. Te diré que sí.
Es ciencia, sorprende por su exactitud y por su funcionalidad, pueden acceder a
conocimientos y obtener pautas concretas y tangibles de su propio yo soy. Todo
lo que expongo tiene una analogía psicofísica con el ser humano, con todos
Uds., con la naturaleza y el ser que nos asiste. Uds. pueden comprobarlo y
conocerlo y reconocerlo como propio y natural.
No existe la igualdad, porque no hay dos individuos iguales. La igualdad es en cuanto a las normas mientras aún no estemos en condiciones de aceptar nuestra naturaleza. Cada individuo es un científico que crece y evoluciona en conformidad con los tiempos, adecuando su sabiduría a los patrones de entendimiento que recibe del entorno siempre cambiante. Todo individuo consciente se manifiesta y se desenvuelve a través de su vida que le es propia. Vivenciando procesos naturales únicos e irrepetibles por ser de naturaleza mutable.
Insisto, no hay dos individuos iguales, cada ser humano
actúa según su conSciencia. Un ser humano no es un robot ni una máquina que
repite lo que se le enseñó. Lo tiene que elevar a su comprensión y a partir de
ahí conformar su propia conSciencia, según la sabiduría que sea capaz de
alcanzar mediante sus medidas de amor iniciando su propio camino.
Entonces surge la paradójica pregunta ¿La unidad individual puede por sí sola avanzar sin la cooperación de otros? Lo expondré de manera alquímica. La Unión del Nos, es decir, del yo soy es el trabajo hercúleo exclusivo de cada individuo. A la vez que otros seres humanos que emprendieron su trabajo hercúleo posibilita la reunión con otros. Es a través del nos y otros, como conformamos el “nosotros». Todos nos necesitamos los unos a los otros, es una función del alma misma que es la gran necesidad. En definitiva esto es posible conseguirlo mediante el amor.
El amor es la clave esencial para
poder disfrutar de la libertad. No como sistema, sino como congregación,
asamblea, o si se prefiere reunión familiar o fraternal de todos los pueblos de
la tierra. Cada individuo es un puente entre principio y fin. Por decirlo de
alguna forma, somos la finalidad. Amaos los unos a los otros. Qué frase más
intensa. Esta frase contiene en resumidas cuentas la armonía de la vida. Nos
recuerda que el amor es el único catalizador que puede llevarnos a unirnos en
un proyecto común en beneficio de toda la humanidad.
Por mucho que deseemos compartir nuestra sabiduría con nuestros semejantes si no está avalada por el amor no tendrá dónde agarrarse. Recuerden que es a través del amor como se consigue percibir la verdad, y ambas son imprescindibles para alcanzar mayores cotas de libertad. De qué sirve tener conocimientos y sabiduría sin que el amor sea su motor. Pues a la vista lo tienen, sociedades y sistemas establecidos cuyos conocimientos y presunta sabiduría están carentes de amor. Con lo cual, aquello que construyen es destructivo, malsano y corrupto.
Es sin duda alguna, el aniquilamiento de la
filosofía. Nuestras necesidades anímicas están profundamente arraigadas en
nuestra alma individual, y de ella parte la necesidad, porque es la gran
necesitada. En nuestra alma convergen las influencias que nos impulsan, a los
seres humanos, hacia la reunión focal de nuestras atribuciones como tutores del
universo, emanando sus potestades acrecentadas por la experiencia, es decir,
las nuevas pautas vibracionales para acceder a la nueva era del hombre libre.
Esta fuerza poderosa entra y sale continuamente por cada partícula atómica, y su influencia se percibe en la mente consciente. De no ser consciente de ello no se percibe y su influencia se difumina, no teniendo dónde agarrarse. Lo explicaré de otra manera. Su influencia es a modo de una criba, una selección sistemática que organiza el sistema interactivo a modo de genio de la lámpara. Donde los deseos se convierten en realidad, aunque a veces pueda parecer lo contrario.
Todos aquellos que desean poseer bienes materiales serán
plenamente satisfechos aunque no sean conscientes de ello. Dije poseer y quien
posee es poseído por sus posesiones. Así es como actúan los demonios, pues su
mayor desempeño está en la posesión en la que se sustenta su arquetipo
subliminal. No significa lo mismo decir te quiero a decir te amo. Querer denota
posesión, amar implica libertad. Los seres conscientes no usan el te quiero,
sino el “Te amo o Te veo».
Este arquetipo subliminal del querer, es decir, poseer, lo
aprovechan bien quienes lo usan en beneficio propio según sus aspiraciones de
alterar y empoderarse de los individuos. Crearon las religiones para tener ese
aspecto controlado asegurándose con ello que los seres humanos no pudieran
establecer una conexión real y efectiva con su yo soy. De esta forma tendrían
bajo control los aspectos más relevantes y evolutivos del ser humano en el
limbo, tanto de la razón como del corazón, este último especialmente por ser la
sede de las emociones. En el pasado cuando ciertos inquisidores detectaban a individuos
que conocían el secreto implícito en el amor, es decir seres libres, los
torturaban y los quemaban vivos. Estamos en la misma cuadratura del círculo.
Mientras tanto, por otro lado, estamos siendo conducidos por sistemas cibernéticos mediante la ingeniería social de los constructores y destructores de civilizaciones que con las religiones idearon el sistema establecido, no dejando resquicio alguno para que el mayor de los comunes pudiera acceder a su consciencia individual. Todo perfectamente diseñado.
El
amor fue desterrado, vistieron a la verdad con ropas lujosas y atrayentes
elaboradas con la mentira y el engaño, sometieron la libertad a la ignominiosa
comunidad de las posesiones generando con ello la envidia, la codicia y la
maldad. Con ello se aseguraban poder establecer normas de convivencia en las
cuales “Ellos”, como dueños absolutos, siempre estarían ahí para imponerlas con
el uso de la fuerza de su ideario supremacista. Una farsa sacada del mismo
infierno de los sentidos, en los que deambulamos como zombies a la espera de un
desenlace fatal.
https://eldiestro.info/2025/10/la-gran-farsa-5a-parte/
Anteriores escritos de la serie La Gran Farsa:
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