19/7/24

Afrontar los desafíos de la vida con ecuanimidad permite alcanzar bienestar y excelencia

AMOR FATI                                                  

La filosofía estoica que te enseña a amar tu destino

«Mi fórmula para expresar la grandeza en el hombre se reduce al deseo de que nada sea distinto con respecto a lo que es o ha sido, ni en el pasado ni en el futuro ni en la eternidad. No solo hablo de soportar lo necesario, sino de no disimularlo e incluso amarlo con creces».

La frase es de Friedrich Nietzsche. En ella refleja la esencia del amor fati, un principio estoico que aparece por primera vez en su obra Gaya ciencia y que invita a aceptar y abrazar todo lo que nos acontece, encontrando significado y propósito incluso en los momentos más difíciles.

El concepto de amor fati

Se basa en la creencia de que todo lo que ha pasado tenía que pasar tal y como ha sucedido, y que nuestras acciones responden a un plan fijado de antemano, al que comúnmente llamamos destino.

Los estoicos afirman que este destino, también conocido como logos cósmico, pneuma, ley natural, necesidad o Dios, es una entidad fundamentalmente racional que rige y mantiene unidas a todas las cosas.

El determinismo y el libre albedrío

Una de las cuestiones más intrigantes que plantea el amor fati es cómo reconciliar el determinismo cosmológico con el libre albedrío. Si nuestro futuro ya está sellado por el logos universal, ¿significa esto que debemos resignarnos a un destino inevitable? Los estoicos responden a este dilema con un oxímoron revolucionario: Estamos obligados a ser libres.

Según esta perspectiva, nuestra libertad para tomar decisiones utilizando nuestra razón también forma parte del propio destino. Como explica Epicteto en su dicotomía de control, debemos focalizar nuestra atención en aquello que sí podemos influenciar, como nuestra reacción y actitud hacia los eventos exógenos, en lugar de intentar dominar o alterar lo que no depende de nosotros.

Vivir acorde a la naturaleza

Los estoicos deseaban vivir en armonía con el flujo de la naturaleza, abrazando el inevitable devenir del cosmos en lugar de luchar contra él. Resistirse a los acontecimientos externos es enfrentarse al curso inmutable de la physis o el logos universal, una postura inútil y agotadora dadas las limitaciones del entendimiento humano.

«No procures que lo que sucede suceda como quieres, sino quiere que lo que sucede suceda como sucede. Así serás feliz». – Epicteto

La verdadera sabiduría, según los estoicos, consiste en aceptar con ecuanimidad cada situación sobrevenida, ya sea compatible con nuestros deseos o causante de emociones desagradables. El bien moral y la virtud residen en vivir de acuerdo a la razón, evitando las pasiones que no son sino desviaciones del intelecto.

El ideal del sabio estoico

El ideal del sabio estoico es aquel que vive conforme a la razón y está libre de todo vicio. La imperturbabilidad o ataraxia surgirá de la comprensión de que no hay bien ni mal en sí, ya que todo lo que ocurre es parte de un proyecto cuya dinámica jamás seremos capaces de comprender en su totalidad.

«Lo único que recae sobre la voluntad del hombre es su intención moral, esto es, el sentido e interpretación que le otorga a los acontecimientos», decía Epicteto.

Según esta filosofía, solo los ignorantes se dejan arrastrar por sus pasiones. El sabio estoico, en cambio, ha alcanzado la excelencia o areté al alinearse con el destino y aceptar buenamente el correr de las manecillas del cosmos.

Encontrar significado en la adversidad

Uno de los aspectos más poderosos del amor fati es su invitación a encontrar significado y propósito en los acontecimientos de nuestra vida, por muy adversos que sean. Si bien es cierto que la existencia puede ser singularmente cruenta en más ocasiones de las que quisiéramos, la magnitud de los contratiempos a menudo depende de la interpretación que les concedamos.

«Quiero aprender cada día a considerar como bello lo que de necesario tienen las cosas, así seré de los que las embellecen. Amor fati: ¡sea este en adelante mi amor!» – Friedrich Nietzsche

Al enfrentar un percance, podemos decidir verlo como una oportunidad para poner a prueba nuestra fuerza, coraje, disciplina y capacidad de recuperación. Porque aunque los efectos externos no siempre sean positivos, lo bueno es que podemos emerger de la experiencia más robustos, sabios y estables.

La clave de la felicidad

La práctica del amor fati pone de manifiesto la clave de la felicidad: la eudaimonía. Es, precisamente, esa capacidad para afrontar los múltiples desafíos que nos brinda la vida con resiliencia y la de dar la bienvenida a la muerte con ecuanimidad e indiferencia la que permite alcanzar un estado de bienestar y excelencia.

¿Y no es acaso eso la felicidad?

https://www.yorokobu.es/amor-fati/?utm_campaign=twitter  

 

No hay comentarios: