RESIDUOS: Un monstruo que no queremos enterrar ni quemar
Félix Rodríguez de la Fuente nos definió como la “civilización de la basura”. Producimos basura a un ritmo tan alarmante que no podemos gestionar. Sabemos lo que tendríamos que hacer, pero no lo hacemos.En España, más de la mitad de los residuos
domésticos se entierran en basureros. Algunos creen que la basura desaparece.
Pero no desaparece. Toneladas de residuos de los países ricos llegan al tercer
mundo o se queman de forma misteriosa, incluso en
los mismos centros de reciclaje. Las empresas de reciclaje cobran por
reciclar, pero no siempre reciclan.
Si el basurero no está bien sellado, liberará productos
tóxicos y se contaminarán acuíferos, tierras y mares. También se
liberan contaminantes a la atmósfera. Tarde o temprano los productos tóxicos
pueden liberarse, aunque el vertedero sea perfecto. Nuestra sociedad no piensa
a largo plazo.
Que no te engañen con el reciclaje
Muchos ecologistas piden un sistema
SDDR para evitar los envases abandonados. El SDDR (Sistema
de Depósito Devolución y Retorno) es un sistema estupendo, si se usa
para reutilizar envases (como se hacía hace unas décadas
cuando te daban dinero al devolver el envase).
El SDDR no es ecológico si se usa
para reciclar, porque el reciclaje no funciona. Y no funciona
porque no es rentable. Si fuera rentable no veríamos botellas y tetrabricks
abandonados.
La solución a la que caminar es simple: cerrar
los basureros, abrir plantas de compostaje y obligar a que todo lo que se
ponga a la venta tenga su ciclo de reutilización y reciclaje ya cerrado y bien
organizado. Enterrar residuos sin tratar es una pérdida de recursos y
un riesgo de contaminación.
Se ha demostrado que poner impuestos sobre los
residuos que llegan al vertedero reduce la cantidad de basura. Y eso ocurre
en todos los países donde se ha hecho: Dinamarca, Noruega, Francia, Reino
Unido, Italia, Países Bajos, Suecia, Finlandia… Los diez vertederos más grandes
de España reciben entre 300.000 y 820.000 toneladas de basura
anuales. Tres de ellos pertenecen a la Comunidad de Madrid: Pinto, Las Dehesas
y Colmenar Viejo. Y en esas cifras no se contabiliza todo. Muchos residuos
llegan a los vertederos tras pasar por distintos recorridos, como puntos
limpios (que también arden
con frecuencia).
Todo arde. En vez de compostarse, los restos
agrícolas y de poda también se queman (ilegalmente en muchos casos,
como en Murcia). La chatarra también
se quema, habiendo casos —como Ceuta o Málaga—
con incendios casi diarios. Las autoridades ya han normalizado el problema y en
vez de poner solución, incrementan las dotaciones de bomberos.
El vidrio no se quema —porque no arde— pero
en vez de reutilizarse (que
sería lo inteligente), acaba en vertederos o, en el mejor caso, se
recicla generando
contaminación. El reciclaje nunca es totalmente limpio. Nunca.
España va con retraso en el tratamiento de residuos y podría
ser multada por la UE. Los movimientos ecologistas han hecho sus propuestas, entre las que destaca que los costes reales del
problema recaigan en las empresas productoras, sean de los productos que sean:
cápsulas de café, botellas, maquinillas de afeitar,
colchones o lo que sea. Hay normas en Europa para que las empresas que venden plásticos paguen por limpiar dondequiera
que acaben. Pero la ley no se cumple.
La solución es simple
- Todos
los productos de usar y tirar deben ser gravados,
de tal forma que se incentiven alternativas para la reutilización con un
sistema SDDR. Aquí se incluye todo: desde envoltorios de
caramelos hasta plásticos de invernaderos.
- Los impuestos a
los envases de usar y tirar deben crecer cada año.
- Los
envases de vidrio deben ser obligatoriamente retornables para su
reutilización, reduciendo el reciclaje a lo imprescindible.
- Es
urgente tratar bien cada residuo y compostar los restos orgánicos,
potenciando el compostaje
en casa.
Pero todo esto requiere un ingrediente esencial: educación
ambiental. Este es el único camino ecológico. Y es imperioso caminarlo.
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