La batalla por engañarte que se gesta en internet
Cantidad no es calidad, al
menos ya no. Hace años solía decirse que cuantos más medios
leyeras, más informado estarías. En la actualidad tenemos una
cantidad ingente de periódicos y revistas a nuestro alcance, las
redes sociales dan voz incluso a personas ajenas al negocio
editorial, brindando una información más plural y variada,
analizada desde más perspectivas.
Consumimos
más información que en ningún otro momento de nuestra historia
pero, ¿estamos mejor informados? «El acceso a más información
también significa acceso a más desinformación», explica Clara
Jiménez Cruz, «es un arma de doble filo». La periodista,
cofundadora junto a Julio Montes de Maldita.es,
explica que la desinformación ha existido siempre, pero considera
que antes estaba más limitada: «En el pasado desinformaban el
Estado, la Iglesia y los grandes grupos de comunicación. Ahora puede
hacerlo cualquiera, es muy fácil mentir en un tuit, muy fácil crear
una noticia falsa y viralizarla».
Por eso
existe Maldita
Bajo
este curioso nombre se engloban Maldita hemeroteca (una web dedicada
a contrastar las opiniones pasadas y presentes de políticos),
Maldito bulo (responsable de desmentir las noticias falsas o faltas
de contexto) y Maldita ciencia (centrada en las noticias falsas de
ciencia y sanidad).
Surgieron como secciones de
programas de La Sexta, cadena a cuyos informativos estaban vinculados
estos dos periodistas hasta el pasado junio. Pero en los últimos
meses Maldita se ha independizado y está en proceso de convertirse
en una fundación para seguir luchando, de forma más independiente,
contra la desinformación.
Sobre estos
temas hablará Clara Jiménez Cruz en el próximo evento TEDxMadrid
,
que tendrá lugar el próximo fin de semana en el Teatro Fernán
Gómez. Nos encontramos con ella en las oficinas de Maldita unas
semanas antes de su intervención. Dice no tenerla cerrada al cien
por cien, pero se la ve segura. A fin de cuentas lleva dedicándole
su vida a este tema muchos años. «Menos años que los malos»,
puntualiza.
Con este término abstracto,
los malos, se refieren aquí a los generadores de bulos o de noticias
descontextualizadas. Con otro término que suena igualmente negativo,
los malditos, hablan de su comunidad, de la gente que les ayuda a
desenmascarar los bulos. Los malditos luchan contra los malos
«factchekeando», es decir, comprobando la veracidad de ciertas
informaciones. Puede parecer que aquí todo tiene su propio lenguaje,
pero la finalidad es la contraria, que todo el mundo entienda, de
manera simple pero fidedigna, qué está pasado. Y qué no.
En las últimas semanas, los
malditos se han trasladado allí donde mejor se mueven los malos: a
Whatsapp. Ya tenían un canal de Twitter, un boot de Facebook que
contesta a los mensajes de los usuarios sobre la veracidad de una
información («y si no, ya lo hacemos después las personitas») y
una extensión para Chrome y Firefox, pero han tenido que moverse al
canal de mensajería, pues es el lugar donde mejor se mueve la
desinformación y del que, irónicamente, nos fiamos más. «Tiene
que ver con que te manda las cosas gente de confianza y es más
difícil poner en duda a alguien a quien crees y en quien confías»,
explica la periodista, que opina que en realidad, Whatsapp es «el
agujero negro» .
«Si alguien desinforma en
Twitter, enseguida hay alguien que lo ve y te lo dice, o lo reporta…
Hay una conversación abierta y pública. En Facebook, medio medio,
pero en Whatsapp, no. Si en tu grupo de la familia alguien manda
algo, y nadie del grupo es consciente de que eso es una mentira, esa
información pasará a otro grupo de otra familia, y a otro y a otro.
Es mucho más difícil de parar», asegura.
Bulos y desinfomación.
Cómo te manipulan sin necesidad de mentirte
Jiménez habla de
desinformación y no de fake news. No lo hace por desechar el
anglicismo, sino porque el concepto desinformación es más amplio.
Le pedimos que lo ejemplifique: «Si te mandan un vídeo de unos
disturbios de manteros en Salou diciendo ‘Esto es Cataluña’…
Vale, yo no puedo desmentirlo: eso es Cataluña, pero es de hace seis
años y con un contexto [durante una redada un policía mató a un
mantero]. Aun así no deja de ser Cataluña, o sea, que no es un
bulo». Otro ejemplo similar es el de los disturbios en las calles de
París. «Hubo una época en la que parecía que París se quemaba
todos los días», lamenta la periodista.
Estos dos ejemplos, puestos al
azar, ejemplifican muy bien el tipo de desinformaciones que se
viralizan en los últimos meses. «Una de cada tres noticias que nos
llegan va sobre inmigración», asegura Jiménez. Algunas
descontextualizan, como las anteriormente citadas, otras directamente
mienten al cambiar la ubicación, el tiempo y la información.
Es el caso de uno de los
vídeos más virales de los últimos meses. «No sé si recuerdas el
vídeo de un supuesto marroquí pegando a una enfermera española…»,
interpela la periodista. «Bien, pues ese vídeo se empezó a
distribuir la misma semana en España diciendo que el agresor era
marroquí, en Francia diciendo que era argelino, en Alemania diciendo
que era un refugiado, en Inglaterra diciendo… Claramente ahí hay
un movimiento organizado», indica Jiménez antes de aclarar que era
un ruso borracho, no un inmigrante descontento con la sanidad pública
de su lugar de acogida.
En este
caso la finalidad está muy clara y lo organizado de la campaña
también, pero hay otros más sutiles. Para protegerse de esta
desinformación, Jiménez defiende la importancia de alfabetización
mediática, un concepto
defendido también por la UNESCO
como herramienta de empoderamiento de las sociedades. Con este
término se hace referencia a las capacidades críticas y creativas
de la sociedad respecto a los medios de comunicación.
Cuando la realidad se
convierte en opinión
Precisamente el exceso de
crítica a los medios de comunicación tradicionales parece estar en
la raíz de esta desinformación. No sin motivos, todo el mundo tiene
en mente algún episodio de mala praxis periodística producido en
los últimos años. «Hay que recuperar ciertas prácticas que en los
últimos años se han perdido», concede Jiménez, «prácticas como
que si la cagas, rectificas; y rectificas bien, públicamente, no
borras la noticia. Y si editas el artículo, lo avisas». Entonado el
mea culpa, Jiménez opina que la reacción del público ante esta
falta de profesionalidad tampoco ha sido la más adecuada.
Pone en duda la frase hecha,
ya convertida en meme, de «no verás esto en los medios». «No
verás esto en los medios… que lees tú», espeta. «Ningún lector
consume todos los medios, a veces nuestra visión está un poco
sesgada. A nosotros nos mandan mucho ese tipo de cadenas, de esto no
lo verás publicado… y es como: mira, está publicado aquí, aquí
y aquí».
A este respecto considera que
en los últimos meses se han traspasado barreras impensables hasta
hace poco. «Por ejemplo, se empezó a viralizar que Televisión
Española no había informado de los abucheos a Pedro Sánchez en
Sanlúcar de Barrameda ni del nuevo cargo de su mujer, Begoña Gómez
en el Instituto de Empresa. Televisión Española había informado de
las dos cosas, pero esto se viralizó de tal forma que el Partido
Popular registró dos preguntas para Rosa María Mateo
[administradora única provisional de RTVE] en la comisión del
Parlamento sobre este tema», explica.
En
una reciente entrevista
, el intelectual Noam Chomsky aseguraba que «la gente ya no cree en
los hechos», y uno no puede sino darle la razón viendo ciertas
noticias, como la que avisa de que el sarampión se dispara en Europa
(los casos han
aumentado un 400%
) por el
auge de los antivacunas.
«El problema de los bulos es
ese», apunta Jiménez, «hay un momento en el que se convierten casi
en creencias, ya da igual ya no es un bulo, es una opinión y eso es
peligrosísimo, porque se toma como una creencia social y llegamos a
puntos como por ejemplo lo que está pasando en Italia con los
antivacunas. Jiménez considera que España no está en ese punto.
«De momento», apostilla. Por eso es tan importante la
alfabetización mediática, considera. Por eso es tan importante que
ganen los malditos y no los malos.
CLARA JIMÉNEZ CRUZ.PERIODISTA
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