5/9/18

Una comunidad resiliente debe ser diversa, descentralizada, autónoma y flexible

EL MOVIMIENTO DE TRANSICIÓN
El Movimiento de Transición es el esfuerzo colectivo de más personas cada día, que optan por organizarse para hacer frente al desafío del Pico del Petróleo y el Cambio Climático, desarrollando iniciativas en sus comunidades (barrios, pueblos, islas, vecindarios, ciudades...) que aumentan la capacidad de supervivencia y bienestar, en la perspectiva de los importantes cambios que vamos a vivir en los próximos años, como consecuencia de la decreciente disponibilidad de los recursos energéticos fósiles y la alteración del clima.

El concepto de transición parte del intento de aplicar el diseño de la permacultura a asentamientos y ciudades teniendo como pilares básicos a nivel conceptual el pico de producción del petróleo, el cambio climático y, para hacer frente a esos dos fenómenos interrelacionados, la resiliencia.

Fomentando la creación de huertos urbanos, la plantación de árboles productivos, la construcción de casas y la mejora del aislamiento con materiales de la comarca, la recogida y reutilización de desechos, la creación de bancos de semillas y de plantas medicinales, la creación de talleres de aprendizaje de labores tradicionales (tejidos, conservación de alimentos, creación de herramientas), instalación de paneles solares, creación de sistemas de trueque y monedas locales, cría y cuidado de animales de tiro, mantenimiento de granjas avícolas, producción sostenible de leña...


El concepto de resiliencia es central para las iniciativas en transición. De manera
análoga a un ecosistema en el contexto comunitario este concepto se refiere a la
habilidad de una comunidad de no colapsar frente a la falta de energía o alimentos y a su habilidad de responder ante estos choques de origen externo.

Una comunidad resiliente debe ser diversa, descentralizada, autónoma y flexible.

“Crear el mundo que nosotros queremos es un proceso mucho más poderoso que destruir lo que no queremos”. El poder del cambio está en que seamos constructivos en vez de destructivos y positivos en vez de negativos. La concienciación no se debe mantener sólo en el nivel intelectual, “la cabeza”, porque también afecta a nuestros sentimientos, “el corazón”, y consecuentemente a nuestra manera de actuar. De ahí la gran importancia de ser optimistas.

Para saber más: 





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