COOPERATIVA INTEGRAL CATALANA HOY
Por una sociedad autogestionada y libre.
Entrevista a Enric Duran, en clave de
revolución integral
Neal Gorenflo, editor de la revista Shareable, Michel Bauwens, de la Fundación P2P y John Restakis (experto internacional en cooperativas) hablan con Enric Duran de la Cooperativa Integral Catalana
Duran es un
activista anticapitalista catalán conocido por su acción de “desobediencia
civil financiera”. El 17 de septiembre del 2008, Duran anunció haber conseguido
préstamos bancarios por valor de casi medio millón de Euros y su intención de
repartir los fondos entre movimientos sociales anticapitalistas. El objetivo de
la acción fue denunciar y crear debate en torno a los privilegios y las
ventajas legales de las élites financieras y al carácter depredador e injusto
de un sistema capitalista que: “nos está llevando al caos y a crisis
humanitarias y ecológicas sin precedentes”.
Como
consecuencia, Duran se ganó el apelativo de “Robin de los bancos” y 16
entidades financieras le denunciaron por estafa, enfrentándose a
desproporcionadas penas de prisión. Tras no comparecer al juicio, Duran
vive en la clandestinidad pero asegura plantearse regresar a la vida pública si
se dan las circunstancias adecuadas. A pesar de la precariedad de su estatus
legal, no ha dejado de trabajar incansablemente y desde la distancia en el
desarrollo de la Cooperativa Integral Catalana (CIC), una iniciativa
“transnacional y en transición para la transformación social desde abajo
mediante la autogestión, la autoorganización y el trabajo
en red”. Aquí tenemos a Enric Duran hablando de su vida y su trabajo.
ENRIC
DURAN Y LA COOPERATIVA INTEGRAL CATALANA
Michel Bauwens:
Hablemos de tu
evolución personal, desde tus intervenciones activistas a lo “Robin Hood” hasta
los planes constructivos de la CIC. Por otra parte, ¿cuáles son tus objetivos
actuales?
Bueno, de hecho cuando empecé a planear la acción de
expropiación ante los bancos (año 2005) ya tenía como objetivo primario
promover la creación de una alternativa de sociedad basada en la cooperación y
autogestión. Llevaba desde el año 2002 ideando planes de construcción y en el
2003 había empezado un primer intento a través de Infoespai.
Entonces no sabía cómo llamaríamos a esa alternativa de construcción ni qué
forma tendría, pero tenía claro que la acción desobediente tenía que servir
para acumular fuerzas en todos los sentidos para crear algo, como lo que ahora
es la CIC.
En el año 2006 cogimos de referencia el movimiento por
el decrecimiento para generar ese proceso de construcción desde abajo y, a
finales del 2008, ese proceso de ideación culminó en la concreción del proyecto
de lo que sería una cooperativa integral, hasta que la CIC se fundó en mayo del
2010.
Actualmente sigo volcado en el desarrollo de la CIC y en
tratar de extender las ideas y prácticas de revolución integral alrededor del
mundo.
Neal
Gorenflo:
A
nivel de conciencia, ¿qué cambios has notado como consecuencia de tu célebre
acción y toda la atención pública que recibiste? ¿Qué aprendiste y cómo influye
eso en lo que haces ahora?
Mi conciencia fue evolucionando, experiencia tras
experiencia, desde que en 1998 decidí dedicar mi vida al activismo social. Lo
que significó personalmente la repercusión pública de esa acción, lo que supuso
a ese nivel, fue sentirme más responsable y asertivo aún de cara a lo que
estaba por crear. Seguramente me dio la determinación necesaria para mover todo
lo que tenía que mover para que la CIC llegara a ser una realidad.
Aunque nunca he sido una persona temerosa o prudente
ante los grandes retos, el éxito de la acción me hizo aún más valiente y
decidido ante lo que estaba por llegar.
MB: ¿Cuál es tu situación legal y qué perspectivas
tienes para los próximos años? ¿Qué pasaría con la CIC si te encarcelaran?
Actualmente estoy declarado rebelde por el
estado español tras
no presentarme al juicio por el que me pedían 8 años de cárcel. Desde febrero
del 2013 vivo en la clandestinidad, aunque tengo planes de volver cuando
estemos preparados para asumir los riesgos que pueda conllevar. Esta situación
no me ha detenido en absoluto para estar implicado en el proceso de la CIC,
tanto desde la coordinación como en diferentes comisiones de trabajo y
varios proyectos clave.
Aun así, la CIC ya está totalmente preparada para seguir
sin depender de mi tiempo. Existen cerca de dos centenares de personas con una
implicación alta en el proceso global de la CIC y, si falta alguna, siempre se
puede notar, pero ninguna, ni siquiera yo, somos imprescindibles.
CIC
EN LA ACTUALIDAD A NIVEL LOCAL Y GLOBAL
MB: Háblanos de las
peculiaridades de la CIC en cuanto a modelos de gobernanza y propiedad y, ¿a
qué os referís exactamente con “integral”?
En castellano Integral significa holística,
completa, es decir, para todos los ámbitos de la vida, que es el significado
que nosotros le damos.
Lo que pretende la CIC es generar una sociedad
autogestionada y libre fuera de las leyes y control del estado y de las reglas
del mercado capitalista.
En este sentido más que un modelo de sociedad es un
modelo de transición, donde progresivamente vamos construyendo prácticas y
tomando decisiones que nos van alejando del punto de partida, dentro del
sistema, y acercando al mundo que queremos.
El modelo de gobernanza incluye las asambleas generales que tienen dos formas: jornadas
asamblearias cada mes, con una asamblea monográfica sobre un tema en el que
queremos profundizar para seguir avanzando, y asamblea permanente que funciona
con un orden del día abierto, al que cualquier persona puede aportar. Éstas son
cada 15 días y una de cada dos se hace en el marco de una jornada asamblearia.
Por otra parte, nuestro modelo de gobernanza se basa en
la descentralización de toda la
organización, tratando de potenciar el empoderamiento de los núcleos locales para que desarrollen su propia
autogestión integral, al mismo tiempo que se apoya la autonomía de cada
proyecto autónomo (comunidad, proyecto productivo, nodo de salud, etc.) para
que se autoorganice en asamblea y sea soberano para lo interno de su proyecto,
siempre en el marco de los principios comunes de la CIC.
En cuanto a la propiedad, la colectivización de recursos
para generar bienes comunales es una de nuestras líneas de acción.
Fomentamos propiedades comunes a toda la CIC que sean gestionadas en base a una
asamblea soberana para cada proyecto.
La propiedad privada es entonces una de las formas en
las que se puede proteger la propiedad pero no la única. Nosotros promovemos
formas de propiedad comunal y propiedad cooperativa, como fórmulas que
entendemos que enriquecen la autoorganización y autogestión de los individuos y
que nos dan mucha más fuerza para derrocar al estado y al sistema capitalista
que si simplemente decimos que defendemos la propiedad privada. Al mismo
tiempo, el tipo de propiedad que defendemos es, en todo caso, relacionada con
el uso y, por tanto, estamos en contra de la existencia de multipropietarios
que se dediquen a enriquecerse con abusivos contratos de alquiler, sin tener
ningún interés en el uso de una finca.
Una de nuestras estrategias contraeconómicas es la
colectivización de fincas a través de la compra cooperativa o de las donaciones
de sus propietarios individuales y, para ello, usamos una cooperativa que
llamamos patrimonial y que no tiene ninguna actividad económica para que el
estado no tenga ninguna excusa para atacarla con multas.
John
Restakis:
Aunque
vuestro proceso de toma de decisiones incorpora principios como los de la
democracia directa, la descentralización y la igualdad, me resulta algo aparatoso
y parece muy lento. Querría saber cuánto duran las asambleas permanentes, si
pensáis seguir con el mismo proceso y si ha decaído el nivel de participación.
Entre las asambleas permanentes y las monográficas,
podemos decir que dedicamos unas 16 o 20 horas al mes a grandes asambleas,
mientras que en grupos pequeños son muchas más.
Creo que podemos estar satisfechos de que nuestra
dinámica asamblearia se ha podido sostener con un buen nivel de participación
estos años y, de hecho, la tendencia ha sido creciente. Actualmente
encontramos una media de 50 participantes presenciales por asamblea, mientras
que algunos lo hacemos a distancia.
Al mismo tiempo la calidad de los acuerdos es un gran
éxito y no ha habido grandes conflictos en la toma de decisiones durante estos
años.
Puesto que la mayor parte de participantes elige ser
parte de algún proyecto o área concreta de la CIC pero no de todo el global, el
número de participantes en las asambleas no crece tanto como el de los
participantes en algún ámbito de la CIC, que son algunos miles de personas.
Usamos también una serie de herramientas de comunicación como son la red social y las listas de correo, que permiten a
muchas personas aportar a los ámbitos que les interesan aunque no estén en
estas asambleas presenciales.
MB:
¿Qué relación hay entre la CIC y sus proyectos subsidiarios, como Calafou, etc.? Háblanos del alcance de la red
de la CIC.
Existen unos 300 proyectos productivos entre
individuales y colectivos, unos 30 núcleos locales y ecoredes, unos 15 proyectos de vida
comunitaria, unos 1700 socios individuales y colectivos y, como dije antes,
aunque es difícil de cuantificar, unos miles de participantes en total, quizás
unos 4.000 o 5.000.
En función de su nivel de relación con la CIC, hay tres
tipos de proyectos: los autónomos, los PAIC y los proyectos públicos. El que
tiene un nivel de matiz más importante de aclarar son los PAIC, proyectos autónomos de
iniciativa colectivizada. Lo que significa esto es que, aunque
en la práctica su funcionamiento es autónomo a partir de una asamblea soberana,
existe una relación de reciprocidad más estrecha con el común de la CIC porque
ese esfuerzo del común ha sido importante para hacerlo posible, destinando
diversos tipos de recursos a que sea una realidad y, además, suele responder a
objetivos estratégicos de la propia CIC.
Calafou es uno de los PAIC de la CIC y, a la vez, uno de
los proyectos más emblemáticos.
MB:
¿Tenéis planes internacionales para la CIC? ¿Cómo relacionas el activismo con
la construcción de alternativas y la constitución de movimientos sociales?
Para nosotros lo que hacemos es activismo, un activismo
para la construcción de alternativas al capitalismo.
La CIC ha venido promoviendo activamente desde su inicio
la creación de cooperativas integrales alrededor del mundo, facilitando toda la
información que hemos sido capaces y acogiendo a visitantes de muy variados
lugares.
A inicios del 2013 se hizo público el llamamiento a la revolución integral,
cuyo grupo promotor está formado en parte por miembros de la CIC.
También se está trabajando desde hace unos meses en Radi.ms un colectivo y proyecto de medio de
comunicación digital, impulsado por personas vinculadas a la CIC para generar
una ventana de la revolución integral al mundo.
El compromiso con la expansión planetaria de nuestras
ideas y prácticas seguirá aumentando en la medida de nuestras posibilidades.
Ahora para el 2014 ya hemos puesto en marcha una comisión de trabajo que tiene
en este objetivo una de sus prioridades.
Dicha comisión “extensión de la revolución integral y
enredamiento sin fronteras” también es la que se va encargar de trabajar en las
relaciones con otros movimientos sociales de nuestro entorno.
Hasta ahora hemos tenido una implicación esporádica
fuera de nuestra práctica habitual, como fue con el movimiento 15-m, pero
esperamos que, a medida que cogemos más fuerza, podamos establecer vínculos más
estables con otros movimientos sociales de base.
CIC
EN LA ACTUALIDAD A NIVEL ECONÓMICO
JR:
¿Qué tal funciona el mercado social y cómo se relaciona con el sistema LETS? Me gustaría saber cómo se
valoran los intercambios del mercado social y si existen mecanismos
no-monetarios para asignar y medir los valores ¿Cómo funcionan? ¿Habéis
identificado algún punto débil?
Desde antes de los inicios de la CIC, la cuestión de los
intercambios locales y las monedas sociales ha sido uno de los motores del
movimiento de economía alternativa que se ha ido generando, con unas 20 monedas
sociales en funcionamiento vinculadas a las ecoxarxas, que
son contrapartes bioregionales de la CIC.
Nuestro sistema de moneda social,
a la que en general llamamos eco, utiliza como herramienta informática el CES (community exchange system). Se basa
en las mismas características de un sistema LETS, sumado a la posibilidad de
ampliar o disminuir la creación de moneda a través de cuentas públicas que
dependen de las decisiones de las asambleas.
Tenemos algunos acuerdos en cuanto a la valoración
máxima de las horas dedicadas a lo común, como son las 5 unidades monetarias
por hora pero, en general, en estos mercados internos, los precios se ponen de
forma libre y es informalmente la gente que participa quien sugiere o
ejemplariza buenas prácticas colectivas.
La implementación concreta del
Bitcoin y de la mayoría de criptomonedas genera diferencias sociales importantes
en función de la capacidad adquisitiva y el control de medios de producción.
Por lo tanto, siendo innovadora a nivel de libertad, no lo es a nivel social,
sino que por sí sola da continuidad al status quo, quizá incorporando a los más
hábiles tecnológicamente entre los más ricos.”
Los mecanismos no monetarios los ensayamos en los
ámbitos comunitarios y de afinidad, siendo quizá nuestro principal ámbito de
innovación en este aspecto el proceso para sacar del mercado las necesidades
básicas. Así, en las áreas de salud y educación, sobre todo, estamos ensayando
sistemas mutualistas mancomunados, o lo que es lo mismo, que para cubrir los
gastos de los proyectos cada participante aporte según sus posibilidades
económicas, siendo esto a veces espontáneo y otras veces en base a una tabla
que tiene en cuenta los ingresos y el número de personas que dependen de ello.
Por otra parte, en el ámbito del acceso a alimentos,
tenemos una estructura formada por la CAC (la central de abastecimiento de Catalunya)
y las despensas, que son espacios locales de abastecimiento. Cada uno
interacciona con campesinos y elaboradores de alimentos en función de su ámbito
y juntos aseguran una equitativa distribución de alimentos en todo el
territorio.
Estas diversas acciones están apoyadas por una segunda
moneda social a la que llamamos ecobàsics y que, a diferencia del eco, la
moneda que no se usa a final de mes no se puede acumular con las que se
ingresen en el mes siguiente. Con esa moneda se accede a los alimentos,
vivienda y otros gastos relacionados con necesidades básicas según la situación
de cada participante.
Finalmente comentar que tenemos previsto poner en marcha
durante este año diversas acciones estratégicas en relación a potenciar el
mercado interno entre los miembros de la CIC, que esperamos que culmine
generando un sistema económico más autónomo y robusto. Hasta ahora no hemos
tenido capacidad de empezar a profundizar en algunos aspectos clave.
JR:
Cuando decís cosas como: “…necesitamos
empoderarnos y pasar del asistencialismo al cooperativismo; superar el estado
de bienestar deseado por un sistema de redes de apoyo mutuo. El estado nos
quiere dóciles y dependientes; nosotros apostamos por la acción de cooperar
desde la autonomía, decidiendo colectivamente cuáles son nuestras necesidades
materiales y no materiales…” me da la impresión de que la CIC ve al Estado como
un mal irremediable o como si fuera el enemigo por antonomasia del bien común.
La asistencia social recae en los mecanismos comunitarios de ayuda mutua y en
las redes de confianza. Pero, ¿qué ocurre si una de las comunidades puede crear
estos sistemas mientras que otra no? ¿Qué mecanismos utilizáis para la difusión
del bienestar social como bien público dentro de un modelo descentralizado y
comunitario? ¿Se puede prescindir del Estado para esto?
Entendemos que el sistema político actual, al que llaman
democracia, pero que está dominado por pequeñas oligarquías políticas y
económicas, es caduco y que tratar de reformarlo no va a servir para llegar a
una sociedad basada en el bien común.
Al mismo tiempo observamos que el modelo de
Estado-Nación con control exclusivo de un territorio por parte de un sistema
político exclusivista, basado en una nacionalidad de forma obligatoria, está
quedando obsoleto y superado por las herramientas tecnológicas que permiten
comunicarse y hacer actividades económicas en cualquier parte del mundo.
Nuevas formas de organización voluntarias, basadas en
valores y principios que los propios participantes suscriben, deben ir
haciéndose paso.
Igualmente, nosotros asumimos que el Estado seguirá
siendo mejor que nada para aquellos que no sepan o no quieran autoorganizarse a
nivel de comunidad y apoyo mutuo; en este sentido no hacemos nada para destruir
el Estado, sencillamente lo desobedecemos de forma integral en nuestras
prácticas.
Desde febrero del 2013 vivo en
la clandestinidad, aunque tengo planes de volver cuando estemos preparados para
asumir los riesgos que pueda conllevar. Actualmente sigo volcado en el
desarrollo de la CIC y en tratar de extender las ideas y prácticas de
revolución integral alrededor del mundo.”
En lo que estamos centrados es en llevar a la práctica
nuestra decisión consciente y abierta de organizarnos al margen del Estado y en
hacer valer nuestro derecho soberano a hacerlo sin que ningún poder estatal o
económico tenga derecho a impedirlo.
Entendemos que generar nuestro ejemplo de
autoorganización es lo mejor que podemos hacer para que mucha más gente, ya sea
con este modelo de organización o con otros que sean creados, pueda llegar a
sentir y vivir que el Estado no es necesario en su vida.
JR:
¿Cómo interpreta la CIC su rol político? ¿Está plenamente enfocado sobre la
construcción y la puesta en práctica de una economía alternativa o incluye
también un plan para cambiar la política pública? ¿Creéis que los procesos
políticos tradicionales tienen algún valor o los rechazáis por completo?
La CIC tiene un rol político fundamental en la
construcción de una alternativa de sociedad y en hacer de ese tipo de práctica
una corriente política a extender a nivel planetario, la cual llamamos
revolución integral y entendemos como un cambio transversal en todos los
niveles de la vida, como son político, social, económico, cultural y personal,
entre otros.
Creemos que ésa es la principal responsabilidad de la
CIC a nivel político y en ese sentido nuestra acción en relación a movimientos
sociales afines está encaminada a apoyarles en su empoderamiento para generar
prácticas de emancipación, autogestión, empoderamiento, y así ir más allá de
únicamente reivindicar ante el Estado.
Si nos implicamos en alguna acción encaminada a presionar
al Estado será de forma táctica, principalmente para proteger proyectos de
construcción y a las personas que participamos en ellos o en algún momento
dado, como fue con el 15-M, para concienciar y generar visión de construcción a
personas y grupos implicados en procesos de movilización.
En este sentido nosotros no aceptamos que por la palabra
“público” se entienda lo que proviene del Estado, así que nos hemos reapropiado
de esa palabra para usarla en relación a todo lo que tiene que ver con el bien
común y el cubrimiento de las necesidades básicas de las personas.
En cuanto al uso de medios de comunicación, tratamos
sobre todo de potenciar los medios propios y afines, así como las redes
sociales, pero también tácticamente no renunciamos a difundir en medios de
comunicación masivos siempre y cuando veamos, según el caso, que el mensaje va
a ser útil para llegar a más gente.
JR:
¿Cómo evitáis el oportunismo? ¿Habéis tenido problemas con esto a nivel
territorial o dentro de la economía comunitaria?
Como punto de partida vamos aprendiendo a tratar a los
seres humanos en todas sus dimensiones, y escuchándonos y tratándonos de
comprender unos a otros en nuestros diversos comportamientos. Es decir, que
entendemos que las personas que aparentan un comportamiento aprovechado también
son seres humanos a respetar y que pueden necesitar apoyo.
A partir de ahí el oportunismo quizá estuvo más presente
al inicio, cuando nos conocíamos menos unos a otros y la desconfianza tenía más
capacidad de extenderse, pero a medida que ha ido pasando el tiempo, esta
cuestión ha quedado en el espacio que le corresponde que es el de los
conflictos entre las personas tanto a nivel de espacios de vida como en
espacios de trabajo.
A medida que la CIC genera más recursos a redistribuir,
podemos ir dedicando una parte de ellos a apoyar a las personas en sus
necesidades y relaciones humanas. Por ello actualmente tenemos en marcha tres
niveles de apoyo: uno destinado a personas individuales que tengan problemas en
cualquier dimensión de la vida, otro de mediación dentro de espacios de trabajo
y un tercero de mediación y apoyo en comunidades.
MB:
¿Veis una posible convergencia entre el modelo de la CIC y la orientación
P2P/Procomún de otros movimientos? ¿En qué se relaciona la CIC con el concepto
de producción entre iguales orientada al procomún?
Nosotros vemos con más que simpatía los movimientos p2p,
de hecho estos valores están incorporados a nuestro modelo organizativo, quizá
a veces bajo otros nombres y de forma entremezclada con otras prácticas
organizativas.
El concepto de producción p2p basada en el procomún se
ha demostrado impresionante en iniciativas como la de Linux, la Wikipedia y
muchas más.
Es algo de los que nos sentimos parte y que ha inspirado
muchos de nuestros planteamientos.
Está claro que para la producción de información y
conocimiento colectivo es el método que mejor combina la funcionalidad y la
participación sin jerarquías, incluso muchas veces sin centro. Lo que es más
complejo de asumir es hasta qué punto es posible una descentralización
absoluta, no ya para intercambiar datos y crear contenidos, sino para organizar
toda nuestra sociedad y modelo de gobernanza.
Algunos de los debates con mis compañeros de hace más de
10 años ya giraban en torno a cómo trasladar los métodos organizativos por los
que se creó Linux a otros ámbitos de organización social y, de alguna forma,
fue también uno de los elementos que al final llevó a crear la CIC.
De hecho, por ejemplo, en el artículo de referencia sobre gobernanza P2P se cita a Mayo Fuster, que era una de
las compañeras y amigas con las que teníamos estos debates en aquel entonces.
Hay que situar y poder diferenciar cuando la escala de
la colaboración p2p es global y, por tanto, no tiene relación con las formas de
organización de la vida cotidiana, de cuando la escala de la colaboración es
local y, por tanto, la forma de manejo de la vida en todas sus vertientes es
una parte central del debate.
Creo que la experiencia de la CIC puede aportar mucho a
esta cultura de la colaboración entre pares a escala local.
A ese nivel creo que cualquier perspectiva de comercio y
producción entre pares se podrá dar cuenta de que entre las opciones libres
está la de asociarse con otros humanos y construir comunidad, ya que, si no, a
lo que nos llevaría el p2p es a un individualismo totalitarista, en el sentido
de que se crearían formas de organización social en las que solo se sentirían
bien las personas que priorizan la creación a partir de decisiones
individuales, pero no así las que necesitan al colectivo para encontrar su
función y sentirse realizadas.
Desde antes de los inicios de la
CIC, la cuestión de los intercambios locales y las monedas sociales ha sido uno
de los motores del movimiento de economía alternativa que se ha ido generando,
con unas 20 monedas sociales en funcionamiento vinculadas a las ecoxarxas, que
son contrapartes bioregionales de la CIC.Los mecanismos no monetarios los
ensayamos en los ámbitos comunitarios y de afinidad.”
Siempre, por tanto, una perspectiva ideológica que
defienda la libertad entre iguales tiene que prever que, como parte de esta
libertad individual, está la posibilidad de generar asociaciones voluntarias
para cualquier cosa por la que los humanos nos podamos asociar, la libertad de
organizarse en comunidad y la de hacerlo al margen del Estado, etc.
Creo que un movimiento social que tiene al bien común como
uno de sus objetivos primordiales tiene la responsabilidad de generar formas de
autoorganización que puedan incorporar a todas las personas de una comunidad,
entre ellas las más desfavorecidas y las más débiles (niños, ancianos,
enfermos, etc.)
Por tanto, la orientación p2p de los más proactivos
tiene que ser complementaria con espacios comunes desde los que se puedan
redistribuir recursos que lleguen a todas las personas.
Quizá, hasta ahora, buena parte de este movimiento p2p
se lo ha planteado a nivel teórico pero no ha llegado a profundizar por la
falta de ejemplos prácticos que estén trabajando a todos los niveles para no
necesitar al Estado.
Por ello, lo que estamos tratando de generar con el
modelo de cooperativa integral puede ser un marco práctico muy interesante para
los debates en relación a la gobernanza p2p basada en el bien común.
PROYECCION
DE FUTURO DE LA CIC
NG:
¿Hasta qué punto documentáis el diseño y desarrollo de la CIC? ¿Dónde podemos
averiguar más?
Tenemos muchos materiales que documentan nuestra
experiencia.
Hemos hecho diversos cursos de capacitación en el marco
de nuestra cooperativa integral y también para ayudar a desarrollar otras
cooperativas integrales y eso ha servido para generar una amplia documentación
y materiales que se han ido actualizando por cada evento.
Quizá el déficit es que muchos de ellos están solo en
catalán y castellano, aunque actualmente estamos trabajando en traducir cada
vez más materiales a diversas lenguas y desde hace unos meses nuestra web está,
por ejemplo, también en inglés e italiano.
También varios documentales están en camino con
subtítulos a varias lenguas.
En cualquier caso, la herramienta más permanente para
estar al día de la CIC es la página web, primero la versión en castellano,
y luego la versión en inglés que
actualiza parte de los contenidos.
CRIPTOMONEDAS,
CAPITALISMO Y LOS PRÓXIMOS 20 AÑOS
MB:
¿Qué opinas de Bitcoin?
La tecnología que está detrás del blockchain y de la cadena de bloques, además del
concepto de moneda p2p descentralizada, son grandes avances en el camino de
descentralización del poder y vemos que tienen potencial para hacer obsoleto el
sistema bancario y financiero actual.
En cambio, la implementación concreta del Bitcoin y de
la mayoría de criptomonedas genera diferencias sociales importantes en función
de la capacidad adquisitiva y el control de medios de producción. Por lo tanto,
siendo innovadora a nivel de libertad, no lo es a nivel social, sino que por sí
sola da continuidad al status quo, quizá incorporando a los más hábiles
tecnológicamente entre los más ricos.
Aun así, estas criptomonedas como el Bitcoin tienen un
lugar en nuestro modelo de transición porque son muy útiles para liberarnos de
los bancos y del control del Estado.
Entendemos también que nos pueden servir para hacernos
más rápidamente menos dependientes del euro, con lo cual pueden contribuir a
acelerar nuestro proceso de transición hacia la soberanía económica. Por
ello el bitcoin, el Litecoin y el Freicoin son monedas aceptadas ya en la CIC
para diversos pagos de los servicios comunes y quizá a la larga podamos conocer
mejor las posibilidades que nos da la tecnología para generar nuestra propia
criptomoneda que sí reúna los requisitos que entendemos debe tener una moneda
social.
De momento, volviendo al presente y al futuro cercano,
algunas personas de la CIC participan en proyectos de desarrollo de Bitcoin,
como Dark Wallet, y
como avanzaba, tenemos previsto generar una red, entre otras herramientas, para
que nuestros miembros puedan aceptarlas y convertirlas a euro si lo desean, sin
pasar por los bancos
MB:
¿Cómo interpretas categorías como “capitalismo”, “mercado” o “Estado” y qué te
gustaría que pasara con ellas?
Entiendo el capitalismo como un sistema de dominación
basado en una minoría que ostenta el poder económico y, con ello, controla el
acceso a los recursos y a los medios de producción.
El Estado es un sistema de dominación y control de la
población que, tras diversas fases imperialistas, ha generado en la época reciente
la democracia como apariencia de traspase de la soberanía a los ciudadanos para
facilitar la convivencia. Pero, tal y como comenté anteriormente y es
comúnmente sabido y analizado, no es así. El Estado actualmente está al
servicio del capitalismo, que es un sistema de dominación mayor. Sigue
existiendo una casta de privilegiados que, a través de la acumulación de
recursos, tiene un poder mucho mayor que el voto. Esto además se ha acrecentado
tras la globalización que hace mucho más complicado para cualquier país salir
de la corriente dominante.
Mercado es una forma de comercio basada en la libertad y
la igualdad de oportunidades que a lo largo de la historia se ha ido
manipulando en función de los sistemas de dominación que lo han utilizado.
De aqui a 20 años, creo que vamos a vivir la pérdida de la exclusividad
del Estado en la gobernanza y la desvinculación del concepto de Estado con la
de dominio exclusivo de un territorio. La soberanía individual va a recuperar
su significado real de libertad completa en positivo y va a llevar a que
múltiples soberanías se junten en grandes procesos colectivos autónomos y
totalmente legítimos.”
En la actualidad el sistema capitalista genera unas
situaciones que hacen que el mercado contribuya a generar mayores desigualdades
y se generen grandes ventajas competitivas de los más grandes en relación a los
pequeños, lo que a muchos de ellos les impide sostenerse y seguir comerciando
de forma libre.
El mercado, en el contexto del Estado y capitalismo, se
ha convertido en una excusa para promover y extender las desigualdades.
En cambio, en el caso de la cooperativa integral, lo que
estamos haciendo es generar un proceso de construcción de otra sociedad de base
comunal. Tras un proceso asambleario y abierto establecemos unos criterios
políticos según los cuales determinadas actividades económicas pueden ser parte
o no de la cooperativa integral.
En base a ese proceso podemos decir que la cooperativa
integral promueve una economía “con” mercado, pero no una economía “de” mercado.
En nuestro movimiento la actividad económica está supeditada al proceso
político o, dicho de otra forma, la asamblea está por encima del mercado.
Esto no quiere decir que haya una intervención habitual
de la asamblea en relación a las actividades comerciales de los socios. Hasta
ahora la intervención política en el mercado sobre todo ha estado centrada en
los criterios de aceptación de nuevos proyectos productivos y en el incentivo a
los proyectos más alineados con la revolución integral, pero no tanto en el
desarrollo diario de las actividades.
Aun así, el principio lo que implica es que cuando sea
oportuno o necesario podemos intervenir.
MB:
¿Dónde estaremos de aquí a 20 años?
No sé dónde estaremos, pero confío en que seremos más
libres y más diversos, pudiendo elegir entre un gran ramillete de opciones de
vida.
Estoy convencido de que vamos a vivir una transformación
del Estado y del capitalismo tal y como los conocemos, consolidándose otras
formas de vivir en sociedad y de establecer relaciones económicas más
solidarias y cooperativas.
Creo que vamos a vivir la pérdida de la exclusividad del
Estado en la gobernanza y la desvinculación del concepto de Estado con la de
dominio exclusivo de un territorio. La soberanía individual va a recuperar su
significado real de libertad completa en positivo y va a llevar a que múltiples
soberanías se junten en grandes procesos colectivos autónomos y totalmente
legítimos.
Esa significativa frase de los zapatistas, “por un mundo
donde quepan muchos mundos” va a ir haciéndose realidad en las próximas décadas
y para ello es para lo que estamos construyendo con tanta energía en la
actualidad.
Fuente: guerrilla
translation!
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