2/11/11

Procura que tus palabras sean mejor que tu silencio...

LA IMPORTANCIA DEL SILENCIO
"procura que tus palabras sean mejor que tu silencio, 
y si no tienes nada bueno que decir quédate callado

Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras. Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros.

Observa, escucha, y luego actúa, nos decían. Esa es la manera de vivir despiertos. Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con el corazón y la mente quietos y entonces, aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar sin temor.

Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman “resolver un problema”. Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.

A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir.
Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca. La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.

Ve plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que puede haber en el silencio. Tanto como sea posible, sin rendirte, permanece en buenos términos con todas las personas. Habla tu verdad tranquila y claramente; y escucha a otros, incluso a los torpes e ignorantes; ellos tienen también su historia. Evita a las personas chillonas y agresivas, son vejaciones al espíritu.

Si te comparas a ti mismo con otros, puedes llegar a ser vano y amargado, porque siempre habrá personas mejores y peores que tú. Disfruta tus logros así como tus planes. Permanece interesado en tu propia carrera, aunque sea humilde; es una auténtica posesión en las cambiantes fortunas del tiempo. Ejercita la precaución en tus asuntos de negocios, porque el mundo está lleno de engaños. Pero no dejes que esto te ciegue a la virtud que existe; muchas personas se esfuerzan por altos ideales, y en todas partes la vida está llena de heroísmo.

Sé tú mismo. Especialmente no finjas afecto. Ni seas cínico acerca del amor, porque frente a toda la aridez y desencanto esta perenne como la hierba. Toma amablemente el consejo de los años, abandonando con elegancia las cosas de la juventud. Alimenta la fuerza del espíritu para escudarte de súbitas desgracias. Pero no te angusties con oscuras imaginaciones. Muchos miedos nacen de la fatiga y de la soledad.

Más allá de una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Eres un hijo del universo no menos que los árboles y las estrellas; tienes derecho a estar ahí. E independientemente de que sea claro para ti o no, sin duda el universo se está desarrollando como debe. Por tanto estate en paz con Dios, sea cual sea la forma en que LO concibes. Y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, en la ruidosa confusión de la vida, mantén la paz con tu alma. Con todos sus fraudes, monotonía y sueños rotos, éste es aún un mundo maravilloso.

Ten cuidado. Lucha para ser feliz.

Desiderata - Max Ehrman (1872-1945)

1 comentario:

Unknown dijo...

Excelente...