4/10/11

Preferimos a los que nos mienten y volvemos la espalda a los que dicen la verdad que no nos gusta


Elogio del silencio y del ayuno. Hacia un despertar de conciencia planetario.

Demasiado ruido:  Hay demasiado ruido. Demasiado 15M, 7J, 27J, 17O, 11N... Demasiadas voces. Demasiadas opiniones. Demasiados egos todos juntos. Demasiado caos...

Hemos dado a este cuerpo, a este sistema social, de todo. Cada cual aportó su propia opinión. Cada uno aconsejó un remedio distinto. Empezamos por lo más suave, y como no surtía efecto, lo hemos seguido intentando de cualquier modo. Al principio fueron sencillos cambios de alimentación, vitaminas e infusiones relajantes. Es decir, cartas al director en la sección correspondiente de algún periódico, llamadas por teléfono con una queja a un programa de radio, caceroladas, pataletas compartidas en el foro de algún blog... Seguimos, más tarde, con analgésicos, antibióticos, antidepresivos y ansiolíticos. O su equivalente a nivel social: apagones de luz sincronizados, muchas e ineficaces recogidas de firmas de apoyo a una causa (infinitas causas necesitaban apoyo), pequeños intentos infructuosos de coagular algunas manifestaciones, flash mobs, simpáticas manifas con batucada incluida... Después pasamos a los antipsicóticos, electroshocks, lobotomías, radioterapias y quimioterapias. Todo esto podría ser lo llevado a cabo por Democracia Real Ya, 15 M o Indignados: romper la inercia de la pasividad, terminar con el monopolio de la activación social -que parecía pertenecer a los partidos o a los sindicatos-, deshacerse de símbolos viejos en forma de banderas, inundar de gente las calles y plazas, acampar sin moverse al ser aporreados, aguantar lo que cayera sin contestar, largas marchas de muchos kilómetros a pie... y sobre todo, y especialmente, que las personas empezaran a hablar unas con otras y a manifestar su indignación en voz alta de una vez. Hasta el 15 de mayo, la indignación que desde entonces se evidenció, sólo se suponía.
Durante un corto pero intenso período de tiempo aquello pareció funcionar. Había, al fin, una imagen lo suficientemente poderosa que hacía pensar en una respuesta definitiva de aquel organismo social aparentemente agonizante...

Al parecer, ha sido una falsa alarma. A pesar de los tratamientos, la infección sigue adelante. Arrasándolo todo a su paso. En el ínterin, han hecho de nuestra capa su sayo: a nivel nacional, de nuestra Constitución un algo con lo que atarnos más corto y mejor, a nivel de Parlamento Europeo, reglamentando cada aspecto de nuestras vidas a su antojo, y a nivel mundial, prosiguiendo, de manera inexorable, con la demolición controlada que es esta crisis económica.

Han dejado claro, para el que no lo hubiera comprendido antes, que van a por todas. Hasta el más recalcitrante empieza a comprender que están dispuestos a pasar con su apisonadora por encima de nuestros cadáveres.

La situación: Nosotros, Ellos y el Monstruo
Poco a poco, vamos entendiendo que a nuestros gobiernos les importa un bledo lo que digamos o hagamos. Vamos comprendiendo también que reunida, toda junta, nuestra máxima capacidad de movilización no supone, al final, más que un montón de innumerables pequeños dardos, agujitas de acupuntura, que se clavan en la gruesa piel del monstruo. Empezamos a percibirnos como liliputienses ante un monstruoso Gulliver, tan grande que, desde nuestro enanismo, somos incapaces de vislumbrar en su totalidad, pero que logra horrorizar a nuestros gobernantes y los convierte en sumisos esclavos sin alma; como si lo único que les importara en este mundo es servir a los intereses del monstruo, al que han puesto un nombre exótico: Losmercados.

Hace un tiempo empezamos a observar algo curioso: que nuestros gobernantes eran como más amigos entre sí... que se pasaban el día corriendo como locos, de aquí para allá, a entrevistarse los unos con los otros. Que las chicas Obama venían de vacaciones algunos diítas a nuestras costas. Que las góticas niñas Zapateras devolvían (no sé quién devolvió a quién, pero no es importante) la visita, con las mamás incluidas; todo muy familiar. Hasta el Club Bilderberg -cuyas reuniones eran otrora ocultadas y secretas- anunciaba a bombo y platillo, en todas las televisiones, su encuentro en Sitges a primeros de junio de 2010. Empezábamos a prestar atención al hecho de que a ELLOS les encantaba reunirse y charlotear sobre nosotros y sobre lo que NOS iban a hacer...
Y en definitiva, empezamos a comprender que parecía que el mundo entero se estaba convirtiendo en un gran salón donde algunos de ELLOS podían decidir (o, al menos, actuar como portavoces de quien en verdad decidiera) sobre la política fiscal que debería aplicársenos a todos los demás. Aquellos eran encuentros entre los amigos, en los que NOSOTROS éramos su tema preferido de conversación. Así que, en esencia, la situación venía a ser como un menage à trois, entre Ellos, Nosotros y Losmercados, el monstruo, que era quien les dictaba a Ellos, lo que Nosotros teníamos que hacer (pero en todos los sentidos... -no se olvide esto- no sólo en el económico).

Por nuestra parte, cuando Nosotros nos reunimos en nuestros salones (plazas o espacios públicos) – siempre y cuando Ellos nos lo permitan, claro está- nuestro tema de conversación favorito es lo que ELLOS nos hacen. Y nos centramos en la crisis económica y nos centramos en España. Como si no pasase nada  más, y como si no estuviera pasando lo mismo en todas partes. Nos cuesta muchísimo más, levantar la mirada a la globalidad urbi et orbi de la avalancha, y dar la importancia que merece a otros aspectos esenciales de lo que está sucediendo (y todo en nombre del terrorismo... o del cambio climático). A saber:
• La presencia policial cada vez más notoria en las calles, en las playas, en los autobuses interurbanos o en los trenes, cuando suben en medio del trayecto y piden documentación a alguien sin que medie la menor explicación.
• Los escaneos en los aeropuertos, los controles en  aeropuertos y estaciones.
• Los escáneres corporales a punto de su entrada en vigor.
• La invasión de las videocámaras. Los chips de seguridad.
• Las prohibiciones de todo lo que no es obligatorio: en alimentación, salud, educación, etc. etc.
• La demolición de todos los servicios públicos.
• La estandarización, por medio de interminables protocolos de actuación, exigida a cada puesto de trabajo en todas las áreas.
• La “erradicación” de todo pensador independiente: de la investigación, de la educación, de los medios de comunicación, de la sanidad, de la Iglesia, etc. etc. Los heterodoxos, los inconformistas, los originales, los críticos, los rebeldes. Todos, uno por uno. De ahí, que cada vez sea más incómodo diferir o, tan siquiera, hablar de cualquier tema que incomode. “Pensamiento positivo”, por favor... entendiendo, desde luego, que pensamiento positivo no es el que trata de encontrar soluciones a los problemas, sino el que prefiere ocultar los problemas, negarlos, hablar de otra cosa... (de fútbol, por ejemplo, o de la más inmunda telebasura)
• La implantación del pensamiento único por control remoto, teledirigido desde el Sagrado Televisor Pantalla Plana entronizado en el altar mayor del salón de cada una de nuestras casas, y desde el inocente periódico mañanero... perfectas orejeras para fomentar en los ciudadanos una visión en tubo de la realidad, que impida la mirada panorámica, que nos permitiría comprender el alcance real de la situación.
• Etcétera, etcétera, etcétera
Además, continuamos sin querer aceptar que los tratamientos que seguimos aplicando al organismo no terminan de funcionar, y que no funcionan en ningún lado... “a lo mejor es poca cantidad” – es lo único que se nos ocurre pensar-. Y seguimos añadiendo más y más de los mismos remedios ineficaces. Creemos que no nos han oído lo suficiente, que tenemos que gritar más alto lo que ya hemos dicho un montón de veces. Nos comportamos como locos... en el sentido muy exacto que Einstein da al término “locura”, cuando afirma que locura es pensar que haciendo siempre lo mismo vamos a obtener resultados diferentes.

Las células
Como humanidad parecía que ya estábamos a punto de saberlo todo. Que nos esperaban pocas sorpresas. Gracias a la Sagrada Ciencia casi éramos como Dios... Si no fuera por un pequeño detalle: aquellos cuyo poder sobre nosotros deriva de nuestras propias divisiones internas, lograron confundirnos las lenguas, gracias a la técnica, tan antigua como eficaz, del “divide y vencerás”. Así que, en el camino, hemos perdido la facultad de comunicarnos. Por eso ahora vivimos una situación de Torre de Babel. Cada uno cree tener un matiz diferencial fundamental. Nos encanta debatir, discutir entre nosotros, repitiendo una y otra vez los mismos argumentos, los mismos –eficaz y artificialmente polarizados- puntos de vista. Cada uno en su propio idioma. Por eso, no nos entendemos. Por eso, no podemos construir juntos. Ni un tejido, ni una torre, ni una solución. Nada. Para empezar, no sabemos adonde vamos, qué es lo que pretendemos conseguir. Sabemos que estamos mal, pero no sabemos por qué.
La especialización ha producido un engendro: aquel del que, a fuerza de saber cada vez más sobre menos, ha terminado sabiendo todo sobre nada. Esa es exactamente nuestra situación. Tantos análisis y tanta racionalidad nos han invalidado para comprender lo que tenemos ante los ojos, y diseñar una estrategia de acción válida. Como individuos somos células de un cuerpo social intoxicado por la prisa, la velocidad, las palabras no dichas, la incomprensión de los propios procesos. Una sociedad hipnotizada, que se encamina hacia su propia destrucción. Una sociedad en movimiento acelerado, que no tiene tiempo para interrogarse hacia dónde se dirige, quién verdaderamente la dirige y en qué dirección lo hace...

Durante tiempo nos hemos encargado de poner a parir a esos pocos que se han atrevido a decir con claridad lo que se avecinaba. Todavía les seguimos llamando agoreros, pesimistas y conspiranoicos. Era demasiado oscuro lo que estaban anunciando. No nos gustaba. Pero la ausencia total de silencio en nuestras vidas nos impide diferenciar entre lo que no nos gusta, y lo que es, aunque no nos guste. Así que preferíamos mirar para otro lado. Ahora, cuando, uno tras otro, se van cumpliendo sus vaticinios, la mayoría prefiere seguir negando la evidencia. Y seguir jugando: a centrarse sólo en el aspecto económico de la crisis, a rezar, a discutir los mismos argumentos inerciales, o a aportar más y más cantidad de las antiguas soluciones.

Tomar distancia
A estas alturas de la película, parece que todavía no hemos reparado en que no tenemos un diagnóstico global. Y a lo peor, ni se nos ha ocurrido que lo necesitáramos. Hasta el momento, todo lo que hemos hecho ha estado dirigido a atajar los síntomas. Sin embargo, para la cura definitiva de una enfermedad se hace imprescindible detectar y tratar la causa. Pero para conocer la causa, necesitaremos algo que sea capaz de desfragmentar la realidad... es decir, que nos permita reunir, en un conjunto, todos los fragmentos en que dividimos la realidad para tratar de entenderla. Es posible que, de esa forma, seamos capaces de vislumbrar qué demonios es lo que de verdad está pasando en todas partes a la vez.
Necesitamos parar. Dejar de hacer. Necesitamos silencio. Distancia. Perspectiva. Ayuno de palabras. Silencio de alimentos. No acción.
Dejar de introducir falsas creencias inducidas en un sistema saturado.
Dejar de introducir alimentos rancios en un cuerpo intoxicado.
Dejar de repetir palabras sin sentido, desconectadas.
Dejar de ir a algún lado sin haber decidido antes adonde queremos llegar.
En el sentido taoísta del término, una no acción no es igual que no hacer nada. Es una acción de otro tipo. Al igual que lo son el ayuno para el cuerpo y el silencio para la mente. El ayuno y el silencio también son acciones, pero van en una dirección diferente, opuesta. Todas ellas tienen algo en común. Se basan en la comprensión intuitiva de que hay una inteligencia más allá del yo pequeño. Una inteligencia global, que se hará cargo del proceso en el momento en que a este no se lo obstaculice con pequeñas acciones insensatas de los múltiples yoes celulares.
Una inteligencia que, en el caso del cuerpo, se va a hacer cargo de la salud, si no se impide a la naturaleza hacer lo que sabe. De ahí que el ayuno prolongado es capaz de revertir, muchas veces, estados considerados terminales por la medicina, cuando se permite a un organismo colapsado por las toxinas y los fármacos, empezar a depurarse. No se trata de que más cosas entren. Se trata de que los venenos salgan.
Una inteligencia que, a nivel social, debería emerger del conjunto de las células (todos nosotros) cuando ellas lograran una cierta coherencia para resonar conjuntamente. Una resonancia al unísono que debería derivarse de una comprensión de lo que está sucediendo a nivel global; es decir, de un diagnóstico único. No una coherencia para resonar conjuntamente al ritmo que ELLOS quieren imponer... – y ese es el verdadero riesgo de la operación: confundir la coherencia que conviene a sus planes (una elite mínima), con la que conviene a los Nuestros (la humanidad como conjunto)-. De ahí la importancia de conseguir la suficiente masa crítica de personas independientes que tomen conciencia de la dirección que está tomando el conjunto. Sólo ese tipo de resonancia coherente podría sobreponerse a la cohorte de opiniones individuales de cada una de las células, y a la consecuente aplicación simultánea de millones de tratamientos incompatibles, que es, exactamente, lo que estamos haciendo ahora. Y lo podemos describir con una sola palabra: caos.

Salir del juego
Aunque pudiera dar la impresión, no estoy promoviendo el no hacer nada. Lo que pretendo impulsar es una acción de otro tipo. Mucho más difícil, por cierto.
Lo que promuevo es una inacción en las mismas acciones de siempre, las que no sirven. Lo que yo estoy proponiendo ahora es hacer un ayuno. Un ayuno de ideas preconcebidas. Una revisión en profundidad de nuestras creencias. Un frenazo en la convicción de que sabemos lo que está pasando porque leemos a diario la prensa o escuchamos las noticias en la radio o en la televisión.
Las toxinas que abotargan nuestro organismo social, impidiéndole sanar, son las creencias derivadas de la visión en tubo promovida por esas armas de destrucción masiva que son la televisión y los grandes medios de comunicación. Lo que propongo es tomar distancia... para poder mirar, de manera panorámica, lo que está sucediendo en todas partes a la vez.
Cada día que pasa se demuestra más que aquellos llamados pesimistas, “agoreros” o defensores de “teorías de la conspiración” tenían razón. Que, por el contrario, los que, desde sus plataformas en las cámaras parlamentarias o en los grandes medios de comunicación, negaban la gravedad de las/s crisis, y que ridiculizaban y denigraban a los que decían lo contrario, no han sido más que hipnotizadores de serpientes, mentirosos e interesados.
Si queremos sanar de nuestra ceguera, bueno será que empecemos a practicar reconociendo nuestros sesgos cognitivos. Uno de los más notorios es que preferimos mil veces a los que nos mienten y volvemos la espalda, encerramos o ridiculizamos, a los que dicen la verdad que no nos gusta. Un comportamiento estúpido donde los haya, que, entre otras muchas cosas, explica  la razón de que sigamos participando en la farsa de votar.
Todavía, la ceguera nos impide percibir que “democracia” –el gobierno del pueblo- es una palabra de bonito sonido e intención, vacía de contenido. La situación, cuando se mira de frente, es demasiado obvia: una pirámide en la que abajo estamos NOSOTROS, en medio están ELLOS, y arriba del todo está el MONSTRUO. Nuestros votos, nuestras pataletas, todas nuestras manifestaciones multitudinarias -aunque estemos llenando las plazas y calles del mundo entero-: no consiguen modificar absolutamente nada. El MONSTRUO ES SORDO. Una situación esperpéntica, en las que unos pocos, poquísimos, están dirigiendo hacia el abismo el destino de toda la humanidad.
Y ese control de los poquísimos sobre una masa de 7000 millones de personas es posible, única y exclusivamente, por la dejación y pasividad de esa mayoría de la que todos y cada uno formamos parte, conseguida gracias al control total de las mentes mediante la propaganda y la manipulación, y por la utilización magistral de la técnica del “divide y vencerás”, creando frentismo y polarización hasta en los temas más absurdos e inverosímiles (el Monstruo es sordo pero sabe muy bien lo que se hace). La apisonadora sigue adelante con su plan. Eso es lo único claro por ahora.

El despertar de conciencia
Dentro de toda esta apariencia de caos, posiblemente lo más esperanzador que está sucediendo en estos momentos a nivel planetario es que está creciendo el número de personas inmersas en un poderoso despertar de conciencia. El cuestionamiento profundo sobre la naturaleza de lo que llamamos “realidad” es, a mi entender, la revolución con más potencial de triunfo de todo lo que está ocurriendo en el planeta. Crece, de día en día, el número de personas que comprenden que la realidad no es, ni por asomo, la deformidad monstruosa que nos cuentan nuestros medios de comunicación para inducirnos a seguir en la dirección única (como si fuera la única posible) que las elites llevan mucho tiempo diseñando con precisión para nosotros.
La clave del poder real de la revolución de conciencia a la que me refiero, se sitúa en dos ejes básicos. Cuando los individuos se permiten a sí mismos mirar de frente la realidad sin subterfugios, crecen. Hacer consciente lo inconsciente es una vía de sanación, de la cual emerge la comprensión fundamental de que nuestra supuesta indefensión como personas, frente a una realidad que no podemos cambiar, no es algo real. Comenzar a prestar atención a la innumerable cantidad de artimañas que las elites detrás de los gobiernos emplean para mantenernos en un bajísimo y vulnerable nivel de conciencia, suele ser un gran descubrimiento para la persona que decide abrir su mente a la posibilidad de que determinadas informaciones -que había desechado porque no encajaban con su sistema de creencias - sean ciertas.
Toda ampliación del nivel de conciencia supone una aquiescencia de la persona. Despertará sólo quien lo desee de verdad, quien opte por mirar de frente las argucias con las que el sistema nos embauca y nos envuelve. El despertar de conciencia es, por tanto, un ejercicio de libertad en el más genuino significado del término. Es una elección: se elige querer saber. Se elige dejar de ser una víctima de las circunstancias, y dejar de participar –por dejación de la propia responsabilidad-  en la cocreación de un juego peligroso que nos está llevando al desastre.
Y eso es exactamente la belleza de lo que está pasando. Justo en medio del caos, en medio de la opresión de unas sociedades cada vez más deshumanizadas, donde lo seres humanos somos tratados como mercancía, desprovistos de toda dignidad, controlados, teledirigidos a nivel mental, etiquetados, explotados, expoliados y normativizados hasta la humillación, muchas personas, una por una, desde su quietud y desde el silencio que se precisa para poder ver lo que está ocurriendo, están recordando quiénes son y para qué han venido a este planeta. Empiezan a recordar que no son esclavos de nadie, y que no están dispuestos a ejercer de ello por miedo o por apatía.

Mi propuesta
Termino esta larga presentación, invitando a aquellos en quienes se haya despertado un cierto interés o curiosidad tras la lectura del artículo, a contemplar una serie de vídeos. El hecho de presentarlos juntos, tiene el objetivo de promover una iniciación al tipo de conocimiento de lo que se ha popularizado por su nombre en inglés: Big Picture. Este nombre alude a una contemplación panorámica de la realidad, una suerte de desfragmentación del disco duro del ordenador, para reunir todos los archivos que andan dispersos...
La presentación relacionada de distintos aspectos de los que conforman lo que llamamos “realidad”, suele producir en las personas, como resultado, una integración de contenidos extraordinariamente reveladora. Conviene tener en cuenta que la manera de presentar la información que realizan los grandes medios de comunicación está específicamente diseñada, precisamente, para  tratar de impedir la comprensión de esas relaciones, ya que cuando ellas se ponen de manifiesto, se produce en las personas  una especie de revelación acerca del grado de desinformación, control y mentira al que están siendo sometidas por sus  gobiernos. Tal descubrimiento suele producir como reacción un deseo de buscar la información por sí mismas, de  rastrear fuentes alternativas, y de hacer su propia labor de investigación y contraste. Precisamente, lo que trata de impedir, por todos los medios, el sistema, al que lo último que le interesa es que los ciudadanos piensen y actúen por su cuenta.
Como he dicho en la presentación, con esta propuesta, pretendo provocar, de alguna manera, una cierto tipo de inquietud en las personas por querer mirar donde no han querido mirar. El despertar de conciencia planetario al que me he referido, conlleva un aspecto fundamental de sacudida de inercias mentales sobre lo que damos por seguro. Hay todo un mundo de seguridades que se derrumba cuando uno empieza a prestar atención a determinados enfoques que había descartado, y empieza a comprender que hay una evidencia que no puede descartar tan fácilmente.
De eso hablo, a lo largo del artículo, cuando me refiero a emprender un tipo de acciones que van en dirección opuesta a las habituales. Es decir, dejamos la seguridad de lo conocido para adentrarnos en la inseguridad que nos produce lo que desconocemos... Pero precisamente en este territorio no explorado es cuando dejamos de repetir las mismas acciones que no habían dado resultado. A partir de ahí empieza lo nuevo Y por tanto, ese ahí donde pueden emerger las soluciones que estamos buscando...

Algunos vídeos
Un tema clave, por sus profundísimas implicaciones, para entender el grado de desinformación y mentira de los que estamos siendo objeto, es el de los atentados del 11S de 2001 en Nueva York. Los dos primeros videos son cortos, y pertenecen al documental “9/11 Explosive Evidence”, que se ha estrenado en septiembre de 2011 simultáneamente en todo el mundo, con motivo del X aniversario de los atentados del 11-S. Su mensaje: “Presta atención a la evidencia, y decide por ti mismo”

Trailer del documental “9/11 Explosive Evidence”
Arquitectos e Ingenieros por el 9/11: Resolviendo el misterio del WTC 7

Video, en dos partes, que recoge la conferencia que el piloto Mitoa Edjang Campos, integrante de la Asociación Pilots For 9/11 Truth, impartió en Vitoria-Gasteiz el  día 1 de abril de 2011, titulada “11-S De la Globalización al Nuevo Orden Mundial”, y que es un documento muy interesante para entender lo que se esconde detrás de aquel atentado y lo que estamos viviendo en el momento presente a nivel mundial.
Del 11-S a la Globalización Parte 1 de 2
Del 11-S a la Globalización Parte 2 de 2

Los dos últimos vídeos son para dar a conocer a alguien que recomiendo vivamente a aquellas personas de mente amplia, que quieran contemplar la realidad desde otro punto de vista distinto del “oficial”. Hablo de David Icke, alguien que lleva 20 años a mostrar la Big Picture¸ es decir, a investigar y mostrar la interconexión entre aspectos de la realidad que habitualmente no aparecen conectados. Actualmente, él da largas conferencias multitudinarias en países de todo el mundo. A la conferencia  de 8 horas que impartió en Barcelona, a primeros de noviembre de 2010, asistieron 1500 personas.
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Sagrario Arana 03.10.2011 Crisis Económica 2010
http://www.crisiseconomica2010.com/Inicio/tabid/36/articleType/ArticleView/articleId/744/Elogio-del-silencio-y-del-ayuno-Hacia-un-despertar-de-conciencia-planetario.aspx  

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