CUANDO LA ECONOMÍA SE ENCUENTRA CON LAS PERSONAS, CAMBIAMOS EL MUNDO
¿De qué hablamos cuando
hablamos de economía social y solidaria?
(1) De un conjunto de prácticas basadas en principios y valores que prefiguran los contornos de una práctica
económica alternativa al capitalismo.
(2) De un movimiento –económico, social y político–, que
aspira, junto con otras redes y movimientos, a transformar de raíz y desde abajo, nuestra sociedad local y nuestro
mundo global.
Tres consideraciones
previas
(a) La constatación de
que hay que transformar profundamente el actual sistema económico
capitalista, que es injusto, violento, insolidario, patriarcal,
antidemocrático e insostenible.
(b) El convencimiento
de que ese cambio es deseable (los deseos tienen que ver con
impulsos éticos e ideológicos que persiguen la mejora de la vida); es necesario (la sostenibilidad medioambiental,
social… en definitiva de la vida está por primera vez en cuestión); y es posible (las personas, las organizaciones y
las comunidades podemos, a través de nuestra acción cultural, social y política,
ser sujetos transformadores).
(c) La existencia de
diferentes aportes teóricos y prácticos desde las llamadas
economías críticas; tanto de las corrientes clásicas
socialistas y libertarias, de los enfoques más modernos y eclécticos como los
de la democracia económica y la economía participativa, el paradigma del buen
vivir, así como de las más recientes de las economías feminista, ecológica y
social y solidaria… Aportes que pueden contribuir a orientar esa transformación
hacia una economía que, de momento, sólo podemos denominarla como
postcapitalista.
Principios y valores
Desde el propio
nacimiento del capitalismo, han existido diversas formas que han ensayado otras
formas de entender y hacer economía desde criterios relacionados con la
justicia social, así como en contraposición a las desigualdades y el conjunto
de consecuencias nocivas producidas por el funcionamiento del sistema
capitalista. A una parte de esas prácticas se le ha reconocido desde finales
del siglo XIX, con el nacimiento del cooperativismo y el mutualismo, con el
concepto de Economía Social, basado en valores como la primacía de la persona
sobre el capital, la participación y la subsidiariedad, la función social de la
actividad económica, o el destino de sus excedentes para el interés general,
etc.
Precisamente en este
desarrollo histórico de la Economía Social, cabe situar el nacimiento e
impulso, ya en el siglo XX, de la Economía Solidaria como un sub-espacio que
cuenta con perfiles propios como concepto y práctica diferenciada, así como
movimiento social que, con desigual relevancia geográfica, y aun reuniendo
prácticas heterogéneas, ha ido adquiriendo un mayor protagonismo académico,
social y económico.
Se trata de una visión
y una práctica que reivindica la economía como medio –y no como fin– al
servicio de la mejora de la calidad de vida de las personas, la comunidad y su
medioambiente. Una economía que coloca en el centro de su actividad el buen
vivir personal y colectivo, así como la sostenibilidad de la vida, que resitúa
por tanto la verdadera función de la economía y la conecta, sin preponderancia,
con el resto de esferas social, política o cultural.
Esta perspectiva
convierte a la Economía Solidaria en una práctica fundamentalmente
transformadora, dado que choca frontalmente con el modelo capitalista,
concediendo a las personas, sus necesidades, capacidades y trabajo un valor por
encima del capital y de su acumulación, a la vez que reivindica un modelo
socioeconómico más redistributivo y equitativo. Huye, además de una concepción
exclusivamente ligada a la maximización de beneficios y al modelo
productivista-crecentista que prima la acumulación del capital por encima del
desarrollo de las personas y es ajeno a los daños sociales y ambientales
producidos en la consecución de sus objetivos.
Esta definición
abierta, desde REAS la traducimos en seis principios:
(1) Equidad.
Reconocimiento de la igualdad, en dignidad, derechos y posibilidades de todas
las personas, asumiendo y respetando a la vez sus diferencias.
(2) Trabajo.
Considerado en todas sus dimensiones: productivo, reproductivo y voluntario.
Fomentando el empleo para la producción de bienes útiles y necesarios y desde
el desarrollo de las capacidades de las personas.
(3) Sostenibilidad
ambiental. Como límite a las acciones económicas, como defensa
del equilibrio de la vida y como compromiso de futuro.
(4) Cooperación.
Una práctica participativa y democrática que fomenta el aprendizaje y la
construcción colaborativa y el trabajo cooperativo.
(5) Ausencia
de lucro. Balances que tienen en cuenta, además de los
resultados económicos, el impacto de nuestra actividad, así como la promoción
de la redistribución y reinversión de la riqueza frente a su concentración o
uso especulativo.
(6) Compromiso
con el entrono. Cooperación con otras organizaciones y redes
como camino para que estas experiencias concretas puedan generar un modelo
socioeconómico alternativo.
Es desde esta
perspectiva desde donde se plantean algunas claves fundamentales para el
desarrollo de iniciativas económicas alternativas, entre otras:
- La apuesta por una economía desinteresada, no basada exclusivamente
en el ánimo lucrativo (P. Bourdieu).
- El reconocimiento del “factor C” (Luis
Razeto) como clave de eficiencia económica (compañerismo, cooperación,
colaboración, comunes, comunidad, comunión, coordinación, comunicación,
compartir…).
- El derecho y la práctica de la participación, la autogestión y la soberanía, tanto
a nivel personal como colectivo en el ámbito de las decisiones y prácticas
económicas (organizaciones, comunidades y pueblos/naciones con o sin
estado).
- Una apuesta por una actividad económica democrática y, por lo tanto, inclusiva: no
exclusiva ni que genere exclusión.
- El desarrollo de una práctica instrumental de la actividad económica, que se
convierte en un medio al servicio de la transformación social y el bien
común.
- Todo ello, desde el mantenimiento y
priorización de los procesos relacionados con la sostenibilidad de la vida.
Prácticas en movimiento
Y, como decíamos, más
allá de estos principios y valores, la economía solidaria es una realidad en
movimiento y en crecimiento. Una realidad de iniciativas concretas, presentes
en todos los ámbitos del ciclo económico (producción, financiación,
comercialización y consumo), interconectadas en diferentes redes.
Se trata de miles de
organizaciones y actividades que, a lo largo de todo el planeta, están
generando un pensamiento y una práctica alternativa de la economía. Un
movimiento que va adquiriendo estructuras de trabajo en red a nivel local,
regional y global que tiene como principal reto el lograr que experiencias, a
menudo consideradas como testimoniales, logren contribuir a la transformación
social y al surgimiento de un nuevo modelo socioeconómico.
En el caso del Estado
español, este movimiento viene organizándose fundamentalmente a través de
REAS-Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria. Se trata de una red que
nació en 1995 y agrupa, actualmente a 13 redes territoriales y 2 sectoriales (pronto una territorial y dos
sectoriales más) que agrupan en su conjunto a alrededor de 350 empresas y
organizaciones.
Iniciativas en las que
participan profesionalmente más de 7.200 personas y que generan también militancia y
compromiso:alrededor de 19.000 personas
voluntarias que
contribuyen a la extensión de estos valores alternativos en la sociedad (64% de
mujeres). A estas cifras hay que añadir miles de personas y organizaciones asociadas a
proyectos cooperativos, entre otros, de finanzas éticas (cerca
de 10.000), de energías renovables (más de 20.000) o de consumo de productos
agrícolas locales (incontables los grupos extendidos por todos los
territorios).
Todas estas
organizaciones y personas sostienen una realidad económica que en 2013 han generado unos ingresos
totales de más de 256 millones € (mayormente facturación), a los que
hay que sumar más de 63 millones de capital social y ahorro en instrumentos financieros con un
saldo de crédito vigente de más de 31 millones de €.
Datos de apariencia modesta, pero nada desdeñables: estamos en la economía
real; generamos y redistribuimos riqueza social y económica.
Retos para el
movimiento de la Economía Social y Solidaria (ESS)
Algunos retos que
tenemos por delante para lograr que la economía se encuentre con las personas y realmente podamos cambiar el mundo:
1. Fortalecer el movimiento de la ESS como
sujeto político
- Politizar los agentes y prácticas de la
ESS. Más allá de las iniciativas concretas, éstas deben traslucir un
carácter políticamente transformador.
- Fortalecer el trabajo en red a todos los
niveles (local, nacional, estatal e internacional) y, especialmente,
reforzar REAS, en esos espacios, como referente político de la ESS.
- Visibilizar, comunicar y sensibilizar…Los
mensajes y las experiencias de la ESS encuentran todavía un eco limitado
en nuestra sociedad. Debemos dedicar mayores e innovadores recursos a la
sensibilización social.
- Desarrollar como movimiento propuestas de
políticas públicas que transformen la economía. Para ello hay que reforzar
el papel de interlocución de REAS con otras redes de la ES, otros agentes
económicos, sociales y políticos, generando estrategias, agendas políticas
propias y alianzas efectivas.
2. Crecer en agregación ciudadana
Crecer no sólo como red
de organizaciones, sino especialmente en agregación de ciudadanos y ciudadanas
que quieren apoyar activa y conscientemente la construcción de espacios
alternativos de producción, financiación, comercio y consumo; bien con sus
recursos, con su militancia o con su trabajo.
Especialmente cabe
destacar aquí tres elementos fundamentales hoy:
- La agregación ciudadana a través de
propuestas de consumo crítico, consciente y transformador.
- La construcción de mercados sociales de
carácter alternativo.
- El desarrollo de formas asociativas
alternativas de intercambio y relación comercial (bancos del tiempo,
monedas sociales, trueque…).
3. Reforzar y aumentar los instrumentos
financieros al servicio de la ESS
La financiación es uno
de los elementos de debilidad de muchas iniciativas alternativas. Por otro
lado, las finanzas constituyen uno de los elementos claves de sostenimiento de
un sistema capitalista hiper-financiarizado y especulador. Ambos elementos
constituyen el fundamento de la construcción de útiles financieros
alternativos, éticos, cooperativos y solidarios:
- Impulsar el crecimiento y la interconexión
entre nuestros proyectos (Fiare Banca Ética, Coop57, Red de finanzas
alternativas locales, Oikocredit…).
- Identificar y desarrollar instrumentos
financieros adaptados a las diferentes realidades del movimiento.
- Promover fórmulas alternativas de
financiación como el crowdfunding.
4. Construir discurso y conocimiento, al servicio
de las prácticas alternativas de la ESS
- Promover espacios alternativos para la
investigación y el desarrollo de conocimiento compartido, junto con redes
de investigación, universidades, etc.
- Incorporar al pensamiento y la práctica de
la ESS las perspectivas de la Economía Feminista y Ecológica,
desarrollando el paradigma de la sostenibilidad de la vida como eje de la
construcción alternativa de la economía (la economía será solidaria si es feminista).
- Impulsar y desarrollar formas de
producción y difusión de conocimiento basadas en la cultura libre y la
promoción de los comunes.
5. Crecer y sostener el tejido de la ESS
A pesar de acertar en
la crítica a un modelo económico que no garantiza las condiciones vitales, que
precariza las condiciones laborales, que genera fuertes desigualdades y
exclusiones… no siempre desde la ESS logramos sostener iniciativas alternativas
y, a menudo, reproducimos en ellas valores capitalistas.
- Colocar la sostenibilidad de la vida en el
centro de la economía, significa también hacerlo en nuestras prácticas, y
ese es uno de los retos principales: hacer de nuestras organizaciones y
experiencias lugares más vivibles, respetuosos con el desarrollo tanto
personal como colectivo, preocupados por los cuidados, más democráticos y
cooperativos, etc.
- Desarrollar herramientas alternativas de
gestión empresarial. Inventar y ensayar nuevas formas de gestión
empresarial (auditoria social, por ejemplo).
- Promover la intercooperación como la
herramienta más eficaz para el crecimiento y sostenimiento: mercado
social, finanzas éticas, barrios cooperativos, cooperativas de consumo…
6. Promover la soberanía alimentaria y la
recuperación del medio rural desde la ESS
- Desarrollar proyectos emprendedores en el
ámbito rural desde parámetros alternativos y transformadores que busquen
la recuperación del medio rural.
- Promoción de nuevas relaciones entre el
campo y la ciudad, a través de sistemas agroalimentarios basados en
circuitos cortos de comercialización, recuperación de los saberes
campesinos tradicionales, defensa de los bienes comunes (semillas,
comunales, etc.).
- Profundizar en las alianzas con las
organizaciones vinculadas a la Vía Campesina (sindicatos agrarios,
plataforma rural, etc.).
Ciertamente son retos
ambiciosos. Pero tenemos que ser capaces de ampliar nuestros horizontes
políticos y confiar en el poder del trabajo compartido.
David Graebber, en la
introducción de su libro Somos el 99%, caracteriza al pueblo
estadounidense de una forma que creo es extensible a todo el mundo capitalista:
“Lo cierto es que a muchos estadounidenses se les ha enseñado desde una edad
muy temprana a tener unos horizontes políticos increíblemente limitados y una
idea increíblemente limitada del potencial humano”.
Que este Congreso sirva
para proyectar horizontes de cambio económico y social sin limitación alguna y
que para afrontar estos y muchos más retos, pongamos a trabajar en cooperación,
todo el potencial que albergamos como personas y como movimiento comprometido
con una economía más justa y solidaria que, en definitiva, ponga en su centro
la sostenibilidad de una vida digna y feliz para todas las personas en
cualquier parte del mundo.
Ponencia de Carlos Askunze Elizaga (Coordinador de REAS Euskadi) en el primer plenario del Congreso Internacional de Economía Social y Solidaria (27.11.2014, Zaragoza)
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