12/6/12

El movimiento que quiere revolucionar Europa


LA ECONOMÍA DEL BIEN COMÚN

Christian Felber, creador de esta teoría, asegura que el sistema actual, «basado en el afán de lucro y la competencia» puede dar paso a otro cuya base sean los beneficios sociales. Cientos de empresas ya han incorporado sus tesis

Que la economía esté al servicio del ciudadano y no del beneficio puramente monetario es una premisa que suena mucho más a utopía que a opción real. Empresas que pagan menos impuestos a cambio de favorecer al empleado, un descenso considerable del desempleo o pensiones garantizadas podrían ser el fruto de un sistema ideal en el que la economía dejaría de basarse en la competencia para recoger los frutos de la cooperación. 
Dicho sistema existe, y ha sido desarrollado por el economista y politólogo austriaco Christian Felber  quien se encuentra estos días en España para presentar su libro, «La Economía del bien común» e intentar que su proyecto cale en la sociedad y en las grandes empresas.
No es, la de Felber, una simple idea en el aire. Más de 600 empresas en 15 países han optado ya por aplicar sus criterios y en nuestro país son varios los grupos locales y compañías que ya trabajan con estas claves. Más que una tesis, o un libro como el que ahora publica, la economía de del bien común es todo un movimiento social en ciernes que en escasos cinco años aspira a convertirse en el principal eje del sistema económico mundial. ABC ha entrevistado a Christian Felber para conocer de primera mano en qué consisten sus propuestas económicas y si, como dice, podrían cambiar para siempre nuestro actual modelo.
«Un sistema distinto es posible -afirma Felber-. La economía basada en el bien común consiste en primar la cooperación, en lugar de la competencia». Para Felber, en la actual economía de mercado los principios imperantes no son otros que el egoísmo y la irresponsabilidad. «Puede parecer un disparate, pero lo que pretendemos es desmontar por completo el modelo imperante y conseguir que sean las relaciones humanas, como la honestidad, la confianza, el respeto... las que conformen la base de toda actividad económica». Para el experto, el actual modelo ha construído a lo largo del tiempo una «gigantesca brecha entre los valores correctos y los erróneos, como el egoísmo, consiguiendo que en nuestro marco económico predominen dos premisas principales: el afán de lucro y la competencia».

«Las empresas irresponsables triunfan»

Leyendo las esperanzadoras propuestas de Felber podemos llegar a pensar que sus teorías difícilmente podrían ser aceptadas en el actual entorno económico. ¿Cómo lograr que las empresas no compitan? ¿Pueden premiarse los valores en lugar del beneficio económico? «La gente que piensa que este sistema es ilógico está equivocada y por eso he venido a demostrarlo. Lo que pretende el movimiento del bien común es resolver las contradicciones presentes en el panorama actual, modificando los comportamientos erróneos por conductas acertadas para maximizar el beneficio».
Para el economista, «una horrible consecuencia de nuestro modelo es que empresas irresponsables compiten en igualdad de condiciones con empresas éticas y comprometidas». La solución, dice, no es otra que modificar nuestro concepto de éxito empresarial. «Hoy el éxito se mide en relación al beneficio financiero, mientras que el económico se mide con el PIB. Son indicadores obsoletos, pues lo que debe determinar si la economía avanza es el grado de satisfacción de las necesidades humanas». Y explica cómo «con este nuevo sistema, las empresas harán un balance de resultados de su bien común, de si han logrado satisfacer necesidades y han primado la cooperación. Cuanto más se ayuden entre ellas y más éticas sean, pagarán menos impuestos y el Gobierno les dará prioridad frente a las que no aplican estos principios, que serán gravadas y tendrán dificultades para sobrevivir en el mercado».

«Las empresas que no cooperen no podrán sobrevivir en el mercado»

En España no son pocas las empresas que han decidido unirse a este modelo aplicando sus teorías. Además, numerosos grupos en todo el mundo han comenzado a realizar acciones coordinadas para amplificar la voz de Felber y explicar sus tesis en diversos foros. Por ello, el teórico es optimista respecto al movimiento y asegura que en pocos años ya podrían palparse los cambios: «La estrategia que estamos siguiendo es que, durante esta primera fase, las empresas participarán voluntariamente en la economía del bien común para generar conciencia pública. Estimamos que, en cuatro o cinco años, algunas de las mayores compañías hayan implementado su balance del bien común y logremos que el sistema se regule por ley. De este modo -prosigue- la dinámica del mercado se invertirá 180º y la responsabilidad, la cooperación y la democracia conducirán al éxito empresarial, a diferencia de lo que ocurre hoy, donde la base son los comportamientos irresponsables».

Un sistema idóneo para España

Felber se refiere a España como un caldo de cultivo perfecto para que el sistema cuaje, ya que «hay una gran voluntad de cambio y los ciudadanos quieren que valores como la confianza y la cohesión social penetren en el ámbito político, del mismo modo en que los valores capitalistas lo hicieron en su día».

Una de las rotundas afirmaciones que el economista hace en su libro es que, en el actual sistema, «la desigualdad genera crecimiento», por lo que «debemos dejar de medir el éxito con indicadores irrelevantes como los actuales. En este nuevo sistema, una empresa tendrá éxito si contribuye a reducir el paro y sus objetivos estarán en consonancia con las necesidades reales, a diferencia de hoy, donde las compañías pueden tener éxito contribuyendo a agravar la crisis social y económica existente». «La realidad de todo esto es que vivimos inmersos en un orden económico absurdo», asegura.

Modificar la Constitución

Con estas premisas, apunta Felber, «cualquier compañía tendría derecho a salir del mercado cuando lo creyera oportuno, los bancos podrían quebrar libremente y no habría que aportar dinero público para su supervivencia. Lo que ha ocurrido en España con Bankia indica que el cambio de modelo es más que urgente».

«Lo que ha ocurrido con Bankia muestra el cambio es urgente»

Que en la economía del bien común el objetivo es la satisfacción de las necesidades en lugar de la obtención del dinero es, quizás, una de las afirmaciones que han hecho que se tache a este modelo de irreal. «El dinero puede mantenerse siempre como medio para satisfacer las necesidades, pero no debe ser el objetivo básico. Por ejemplo, una compañía será exitosa si sus empleados ganan el suficiente dinero como para cubrir sus necesidades básicas con sus sueldos». Felber se refiere a a política de salarios como uno de los mayores errores del sistema actual: «las desigualdades salariales son abismales. En Alemania los altos ejecutivos ganan 5.000 veces más que el salario mínimo legal. Creo que esto es inconstitucional y debemos conseguir que lo prohíban por ley».
En España, es la llamada banca ética la que mejor cumple las premisas de este modelo económico. Triodos Bank es una de las entidades más importantes de este tipo en nuestro país, una «institución independiente que solo financia empresas e iniciativas que, además de ser rentables, mejoran la calidad de vida de las personas y respetan la naturaleza». «A esto es a lo que aspiramos», señala Felber.

Año sabático y pensiones aseguradas

Otra de las llamativas propuestas que recoge el análisis de Felber es la de instaurar un año sabático por cada década trabajada, con el fin de «reducir matemáticamente el paro en un 10%».
Además, asegura que con su modelo las pensiones estarían siempre garantizadas: «Emparejar las pensiones a los mercados financieros ha sido un error descomunal. Hay una minoría que acapara la mayor parte del dinero, mientras que la mayor parte de la población, que paradójicamente ha generado beneficios con su trabajo, obtiene menos ingresos». Y apostilla: «La economía del bien común no es el mejor de los modelos económicos, sino un paso más hacia el futuro que requiere el compromiso de personas valientes y decididas».

http://solucionesjoanfliz.blogspot.com.es/2012/06/mejores-salarios-son-posibles-con-la.html


ECONOMIA DEL BIEN COMÚN

La base del contenido para todo el proceso de la Economía del Bien Común aparece resumido en 17 puntos: :

1. La economía del bien común se basa en los mismos valores que hacen florecer nuestras relaciones: Confianza, Cooperación, Aprecio, Democracia, Solidaridad. Según recientes investigaciones científicas conseguir buenas relaciones son la mayor fuente de motivación y felicidad de los seres humanos.  
2. El marco legal económico experimenta un giro radical, cambiando las coordenadas ‘afán de lucro-competencia’ por ‘cooperación-deseo de bienestar público’: Empresarios con espíritu de cooperación serán recompensados. La actitud competitiva conlleva desventajas.  
3. El éxito económico no será medido primando la cantidad de dinero obtenido, sino con el balance del bien común (a nivel de empresas) y el producto del bien común (a nivel de sistema). El balance del bien común se convierte en el balance principal de todas las empresas. Cuanto más social, ecológica, democrática y solidaria sea la actividad, mejores serán los resultados del balance del bien común alcanzados. Mejorando los resultados del balance del bien común de las empresas en una economía nacional, mejorará el producto del bien común.  
4. Las empresas con buenos balances del bien común disfrutarán de ventajas legales: tasas de impuestos reducidas, aranceles ventajosos, créditos baratos, privilegios en compra pública y a la hora de reparto de programas de investigación, etc. La entrada en el mercado se verá, por tanto, más favorecida para actores éticos y sus productos y servicios, que los de los no-éticos, indecentes y no ecológicos.  
5. El balance financiero será el balance secundario. El beneficio financiero pasa de ser fin a ser medio. Éste sirve sólo para aumentar el ‘nuevo’ fin empresarial: Aportación al bien común. Los excedentes del balance financiero deberán utilizarse para: inversiones con plusvalía social y ecológica, devolución de créditos, depósitos en reservas limitadas, bonificación a los empleados de forma restringida, así como créditos sin intereses a empresas cooperadoras. No se utilizarán los excedentes para bonificar a personas que no trabajan en la empresa, adquisición hostil de otras empresas, inversión en mercados financieros (éstos dejarán de existir), o  aportaciones a partidos políticos.  
6. Como el beneficio financiero es ahora un medio, y deja de ser un fin, las empresas pueden esforzarse hacia su tamaño óptimo. No tienen que temer ser adquiridas, o sentirse obligadas a crecer para ser más grandes, más fuertes o con mayores beneficios. Todas las empresas están liberadas de la presión del crecimiento o anexión.  
7. Las diferencias de ingresos y patrimonios serán limitadas: Ingresos máximos de 20 veces el salario mínimo. Propiedades que no excederán los 10 millones de euros, el derecho de cesión y herencia, 500.000 euros por persona, en empresas familiares a 10 millones de euros por hijo. El excedente sobre estos límites serán repartidos como “Dote democrático” para las siguientes generaciones: igualdad de capital inicial significa mayor igualdad de oportunidades (Los márgenes exactos deberán ser definidos democráticamente en una asamblea económica).  
8. En grandes empresas a partir de un elevado numero de empleados (por ejemplo, más de 250) los derechos de decisión y propiedad pasan parcial y progresivamente a los empleados y ciudadanos. La población podrá ser representada directamente a través de “parlamentos económicos regionales”. El gobierno no posee derecho decisorio o de intervención en empresas publicas.  
9. Esto es igualmente válido para los bienes democráticos, la tercera categoría de propiedad, junto a una mayoría de pequeños y medianos empresarios y grandes empresas de propiedad mixta. Por bienes democráticos entendemos instituciones económicas públicas en campos de enseñanza, salud, acción social, movilidad, energía, o comunicación: la infraestructura básica.  
10. Un bien democrático importante es el banco democrático. Éste sirve, como todas las empresas, al bien común y, como todos ellos, controlado por la ciudadanía soberana y no por el gobierno. Sus servicios consisten en depósitos de ahorro garantizados, cuentas corrientes gratuitas, créditos de interés reducido y créditos de riesgo social. Los mercados financieros en la forma actual ya no existirán.  
11. El horario de trabajo retribuido se verá reducido escalonadamente hacia la marca, deseada por mayoría de 25-30 horas semanales. De este modo queda tiempo libre para otros tres campos de trabajo de gran importancia: trabajo de relaciones y cuidados (niños, enfermos, ancianos), trabajo de crecimiento personal (desarrollo de la personalidad, arte, jardín, ocio), trabajo en la política y actividades públicas.  
12. Cada décimo año en la profesión es un “año sabático” que será financiado a través de un salario mínimo sin compromisos. Las personas pueden hacer en este tiempo lo que quieran. Esta medida descarga el mercado de trabajo en un diez por ciento de la tasa de desempleo en la comunidad europea.  
13. La democracia representativa será completada por la democracia directa y la democracia participativa. La ciudadanía soberana debería poder controlar y corregir su representación, decretar leyes por si misma, modificar la constitución y poder controlar las infraestructuras de abastecimiento – ferrocarril, correos, bancos -. En una democracia real son idénticos los intereses de los representantes y los de la ciudadanía soberana. Requisitos para ello son un Derecho General de colaboración y control por parte de la ciudadanía soberana.  
14. Todos los puntos angulares deberán madurarse a través de discusiones intensas en un amplio proceso de bases, antes de que se conviertan en leyes elaboradas por una asamblea económica directamente elegida; su resultado se votará democráticamente por la ciudadanía soberana. Lo que sea aceptado, se introducirá en la constitución y sólo podrá volverse a cambiar con el respaldo de la ciudadanía soberana.  
15. Aparte de la asamblea económica del bien común habrá otras convenciones para profundizar la democracia: convención para la educación, convención para los medios de comunicación y una convención para la creación de bienes democráticos.  
16. Para afianzar en los niños los valores de la economía del bien común y poderlos practicar serán introducidas las siguientes materias en los programas educativos: emocionología, ética, comunicación, educación democrática y experiencia de la naturaleza.  
17. Debido a que en la economía del bien común, el éxito empresarial posee un significado muy diferente al que actualmente recibe, deberán ser establecidas otras competencias de gestión, los más responsables y competentes, los más empáticos y sensibles, serán los elegidos, los que se capaciten, por encima de si mismo, como personas que piensan y sienten de forma ecológica y social, convirtiéndose en solicitados modelos.


 

No hay comentarios: