2/5/11

Hi ha alternativa al capitalisme: Clar que sí


¿Hay alternativa al sistema capitalista?

  
Claro que sí, para la población que vaya perdiendo los miedos a uno mismo y por lo tanto le encuentre el placer en compartir, en explicar sentimientos, en preguntar sentimientos, de ejercer la libertad colectiva. 

Nuestras costumbres y modo de vida van a cambiar, en lugar de salir de compras o pagar vacaciones u otras actividades que produzcan márgenes de beneficio, probablemente saldremos a abrazarnos con los amigos, a charlar sobre cosas íntimas, abrir nuestros corazones, hacer el amor sin esperar nada a cambio y sin tratar de controlar a la pareja, explorar el entorno a muy bajo coste, piernas y mochila, construir lugares y formas de vida en los que compartir la creatividad. 

Compartir sin esperar nada a cambio, salvo el festival de los sentidos al haber creado algo conjuntamente con otros creadores, otros exploradores, en esa excitante terapia de olvidar los miedos inculcados y disfrutar de la realidad que sentimos y creamos a cada momento. 

Me da la sensación que la dentellada de los 4 millones de parados no produjo más que mediática mella en la comprensión del problema por parte de la gente, porque solo en los primeros meses de la crisis se notó un dramático descenso de la clientela en los restaurantes, luego, y antes de la bendita invasión de los turistas, se fue recuperando. Y creo que al llegar a los 5 millones tampoco se va a anotar mucho por aquello de que “a mí no me tocará” o más interesante aún “forma parte de la economía sumergida”. Sin embargo, puede empezar a cundir un saludable pánico en la gente al notar en sus propias carnes los recortes en Sanidad. 

En efecto, podemos por fin estar  viendo el declive del Estado del Bienestar, cuando nos vayamos encontrando con lo que era ley en mis épocas de niño, en las que ni remotamente a nadie se le pasaba por la cabeza pensar en los servicios de urgencias de los hospitales a menos que se estuviera literalmente muriendo, o que simplemente ir al médico era una última opción.  

Pretendo abordar la naturaleza y origen del Estado del Bienestar en este pedazo de análisis tangencial del Sistema Capitalista, y para ello empezaré con una anécdota.
He escrito en alguna parte de este foro un episodio que me impactó, como una lección magistral, de ese Gurú eterno que es el Mundo. Ocurrió allá por los años 80, en Líbano, en plena guerra civil. Me la regaló dijo un amigo mío libanés, al cual no volví a ver más: “Ustedes los europeos están sentados en el borde del mundo, pero mirando hacia atrás”. Le pregunté qué quería decir, y me lo aclaró: “Lo que vosotros consideráis mundo es solo el borde estrecho de una pared muy alta, privilegiada, donde se respira aire fresco y la vista es magnífica, pero mirando hacia el otro lado del mundo, hacia ese mundo de lujo y bienestar que no existe y que os habéis creado vosotros con la publicidad, los medios, el glamour, la moda, etc. Pero el verdadero mundo, el que cubre el 95% restante del planeta, es este, ¿lo ves?”. Atravesábamos el Boulevard de Bir Hassan,  de Beirut, a todo correr para evitar la codicia de algún francotirador, y yo estaba dramáticamente poseído por mis primeros años de profesión en los países que en aquella época se llamaron “subdesarrollados”. Empezaba a conocer en Siria, Irán, Egipto, Marruecos, Yemen, etc., es decir una pequeña parte lo que mi amigo llamaba “el mundo real”.

No sé hasta cuándo podremos seguir mirando hacia otro lado, como hacíamos en los 90 ante las incómodas campañas que denunciaban que niños esclavos eran los productores de los balones de futbol de la Champions, de las Nike, las Adidas, etc. Aunque eso siempre seguirá existiendo al alguna parte del “mundo”, y el consuelo es que por lo menos esos niños, a pesar de esclavos, pueden comer.

Pero centrémonos en el tema: Norte América y Europa se han desarrollado hasta la opulencia que todos conocemos – por lo menos hasta ahora - a costa del expolio del resto del mundo. Tenemos el Estado del Bienestar gracias a que el resto de mundo no tiene ni remota idea de lo que puede ser. Para ellos forma parte de esa grotesca farsa escenificada por nuestras inexpresiones al contemplar como los gobiernos de ese “mundo real” firmaban en Naciones Unidas la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

¿Por qué dicen los políticos que después de esta crisis las cosas ya no volverán a ser como antes, o que “lo normal” va a ser precisamente vivir en esta estado de “crisis”? Pues simplemente porque va a globalizarse el Estado del Bienestar... o de cómo quieran llamarle en ese “mundo real”.

Y en ese fenómeno de globalización está el puro funcionamiento del Sistema Capitalista, regido por el principio que el dinero es un fin y no un medio. Norte América y Europa han generado desde la Segunda Guerra Mundial unos márgenes de beneficio tan exagerados como para que vivamos en el lujo de poder ir cubriendo y exigiendo cada vez mayores cotas de bienestar, que es lo que hemos conocido hasta ahora. Pero como el segundo principio es el de la competitividad, en lugar de la cooperación, esos países llamados ahora emergentes, se han convertido en la fábrica del mundo, porque no podemos competir con los precios de sus productos y han creado sus propias élites capitalistas. En otras palabras, producen márgenes de beneficio cada vez más altos que nosotros, provocando el cierre y deslocación de nuestras empresas, con la consiguiente caída en la recaudación de impuestos, con los que pagar las políticas sociales.

Si no somos capaces de trabajar tres veces más cobrando tres veces menos, y con una décima parte de fiestas y vacaciones, en el caso de que las haya, como hacen ellos, no podremos mantener este lujo llamado Estado del Bienestar. Ya le estamos viendo las orejas a la bestia, que solo se alimenta de márgenes de beneficio.

Mientras corregía estas notas estaba viendo por Al-Jazira un debate entre políticos y economistas bajo el lema: “¿Podrá sobrevivir el Euro? No tengo ni idea, ni me importa, cuando pienso que se está acabando felizmente la mentalidad de parvulario reivindicando y exigiendo constantemente lujos al “Papa Estado”. Lo cual me resulta tan excitante como buscarse la vida día a día. Solo quería poner de manifiesto la extrema perversión del Sistema. Niños ricos disfrutando de todos los lujos en un colegio de élite cuyas altas vallas les protegen de ver cómo viven los otros niños, hasta que, como le ocurrió al príncipe Siddharta, antes de llegar a ser Buda, un accidente fortuito, ocurrido durante sus juegos, los haga salir a la calle y ver la realidad. El príncipe no se asustó por lo que había en el exterior, sino que se metió en el mundo. 

Nuestras costumbres y modo de vida van a cambiar, en lugar de salir de compras o pagar vacaciones u otras actividades que produzcan márgenes de beneficio, probablemente saldremos a abrazarnos con los amigos, a charlar sobre cosas íntimas, abrir nuestros corazones, hacer el amor sin esperar nada a cambio y sin tratar de controlar a la pareja, explorar el entorno a muy bajo coste, piernas y mochila, construir lugares y formas de vida en los que compartir la creatividad. Compartir sin esperar nada a cambio, salvo el festival de los sentidos al haber creado algo conjuntamente con otros creadores, otros exploradores, en esa excitante terapia de olvidar los miedos inculcados y disfrutar de la realidad que sentimos y creamos a cada momento 
¿Hay alguna alternativa al capitalismo? Claro que sí, para la población que vaya perdiendo los miedos a uno mismo y por lo tanto le encuentre el placer en compartir, en explicar sentimientos, en preguntar sentimientos, de ejercer la libertad colectiva. 

 Juan Trigo 2.05.2011 Crisis Econòmica 2010


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