HUXLEY Y LA MESCALINA
¿Quién fue el
novelista, parapsicólogo y buscador místico Aldous Huxley? ¿Desde dónde
desarrolló una crítica tan viva hacia el statu quo, un interés tan entusiasta
por el alcaloide conocido como "mescalina" y una búsqueda tan
profunda de ese "Eso" divino?
La disposición mental, artística y moral de Aldous Huxley
puede ser considerada, o sintomática de su época, o muy adelantada incluso para
los tiempos que corren y las ideologías vigentes.
Nacido en Godalming en 1894 y muerto en Los Ángeles en 1963, Huxley renació y murió en vida mil veces a ambos lados del charco. Entre esas inflexiones, reposaría ideas y experiencias que lo ayudarían a escribir cerca de cincuenta libros y a desarrollar un pensamiento sobre la trasformación constante de la filosofía, las religiones y la consciencia, nuevamente acelerada a mediados del siglo XX.
Es sin embargo mejor conocido como maestro de la narrativa
distópica y por su exitosa novela de 1932 Un mundo feliz, la otra
cara de la moneda de 1984 de George Orwell, según algunos
entendidos. Se trata de una obra que resume la reacción de toda una vida a lo
que Huxley denominó como la “Era del Ruido”, la idolatría de la modernidad a
las revoluciones de masas, los Estados nación, la tecnología y otras
“religiones del tiempo” destinadas al fracaso, como posiblemente lo están la
globalización, el fundamentalismo y lo políticamente correcto de la post o la
hiper modernidad. Denuncia sobre todo el desencuentro violento entre seres
culturales que deberían ser cosmopolitas o hijos de un “máximo factor común”:
Comodidad no es lo que quiero. Quiero a Dios, quiero
poesía, quiero peligro real, quiero libertad, quiero bondad y quiero pecado
contra la comodidad.
Esta búsqueda más allá del bien y del mal a la medida de las
grandes sociedades fue la de ejercitar y proponer la “filosofía perenne”
o la reserva de las potencialidades de la consciencia humana.
Reserva común entre los pueblos indígenas, entre los aspectos esotéricos de las
grandes religiones y entre los poetas. Una filosofía basada en superar el ego y
despertar a la realidad, a través de la meditación diaria y de entrenar
el desinteresarse por el yo limitado.
Huxley, sin embargo, no proponía un camino ascético, de
mortificación o de retiro, sino adoptar una actitud eufórica, un
tipo de disolución de la identidad con el “Quién”, el yo del malestar cultural
freudiano. Existirían múltiples caminos convergentes para la identificación con
“Eso”, acercarse al infinito e infinitamente abarcarlo.
Aunque ya había oído hablar del cactus peyote y de las
propiedades psicodélicas de la mescalina, gracias a un amigo, así como a la
Iglesia Nativa de Nuevo México, emigrado a los Estados Unidos, en su
novela de 1952 Los demonios de Loudun Huxley demostraba desagrado
hacia las drogas, las cuales definió como engaños sobre la “autotrascendencia”.
Esta opinión cambió ciento ochenta grados, tan solo un año
después, al enterarse de que la mescalina no causa efectos secundarios mentales
ni es adictiva, y motivado a probar nuevos métodos distintos a la hipnosis y la
meditación natural en las que estaba fracasando. En 1953 tendría la que consideró
una verdadera experiencia mística gracias al peyote.
Si las puertas de la percepción se limpiaran, todo
aparecería tal como es: Infinito.
Tomada del poema El matrimonio del cielo y el
infierno, escrito por William Blake, esta frase inspiraría el título y el
contenido de un libro de 1954 sobre aquella experiencia genuina, Las
fuerzas de la percepción. En esta obra, Huxley aseguraba que existen
alucinaciones y trucos mentales que no son “distorsiones” o “trastornos”, sino
representaciones más verdaderas de lo real, asequibles para cualquier persona
por medio de la mescalina como recurso curativo y útil para la reincorporar la
contemplación a la filosofía.
Huxley experimentaría interiormente la unidad del horizonte
y de una visión sutil, más allá de las sensaciones humanas. También el cese de
toda noción del paso del tiempo, de toda sensación de “ser” y de toda
objetivación de los de objetos como entes que “son”:
Vivimos juntos, actuamos y reaccionamos unos a otros,
pero siempre y en todas las circunstancias estamos solos. Los mártires van de
la mano a la arena, son crucificados solos. Abrazados, los amantes intentan
desesperadamente fusionar sus éxtasis aislados en una única autotrascendencia.
Todo espíritu encarnado está condenado a sufrir y disfrutar en soledad.
Sensaciones, sentimientos, intuiciones, fantasías: todo esto es privado y,
excepto a través de símbolos de segunda mano, incomunicable. Podemos reunir
información sobre las experiencias, pero nunca las experiencias en sí mismas.
Cada grupo humano es, de hecho, una sociedad de universos insulares.
Huxley entendía esto como una mística, es
decir, entrar supuestamente a lo que solo es esta realidad y es secretamente
toda realidad. No se trata, sin embargo, de un significado privado, sino de una
experiencia del propio universo, cesada temporalmente la identificación de la
persona, bajo los efectos de la mescalina, con su ser redundante o animal
animado. En su ensayo filosófico de 1956 El cielo y el infierno,
utilizó la palabra “antípodas” para referirse a estas regiones místicas a las
que se tiene acceso meditando, con privación del sueño o gracias a sustancias
químicas, las cuales, en su opinión, son más eficaces.
En este ensayo Huxley comparó a los esquizofrénicos con los
consumidores de drogas, siendo los primeros seres torturados que no pueden
abandonar las experiencias psicodélicas, a las que los segundos se adentran
solo temporalmente. También habría una diferencia entre nuestros sueños
ordinarios, carentes de luz, y los experimentos psicodélicos saturados de colores
brillantes y distintas formas geométricas iluminadas. Todo un testimonio de
primera mano que habla por el cerebro humano como un pasaje más o menos
trasparente por el cosmos:
Cada persona es capaz, en cada momento, de recordar todo
lo que le ha sucedido y de percibir todo lo que está sucediendo en todas partes
en el universo. La función del cerebro y del sistema nervioso es protegernos de
ser abrumados y confundidos por esta masa de conocimiento en gran parte inútil
e irrelevante, excluyendo la mayor parte de lo que de otro modo percibiríamos o
recordaríamos en cualquier momento, y dejando solo esa selección muy pequeña y
especial que es probable que sea prácticamente útil.
https://pijamasurf.com/2024/09/huxley_y_las_antipodas_misticas_de_la_mescalina/
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