30/10/19

Productos locales, soberanía alimentaria y lucha contra el consumismo

LIBRO “RESIDUO CERO”
Llamamos basura a lo que ya no nos sirve. En cambio, la naturaleza no produce basura. Un estilo de vida sostenible requiere dejar de usar la palabra basura. En este libro, Yve Ramírez, nos resume su proceso para acercarse a una vida sin basura: Residuo cero (zero waste).

El libro nos alerta de los problemas del plástico y de los microplásticos, y de cómo llegan por la cadena alimentaria a nuestro cuerpo. Además, provocan la muerte de animales (como el caso de miles de tortugas como esta). El plástico tiene dos características que podrían ser grandes ventajas pero que se convierten en graves inconvenientes: es un material muy barato y además muy persistente. A pesar de ello, seguimos usando plástico sabiendo que no lo estamos usando bien. Ni siquiera el reciclaje es una buena solución: no se consigue reciclar todo y es un proceso costoso (si fuera muy rentable no habría cientos de incendios en plantas de reciclaje y puntos limpios).

Por si fuera poco, algunos microplásticos están insertados dentro de los ingredientes de productos de cosmética o pastas de dientes. Vienen identificados como polietileno o polipropileno y van directamente al mar  porque las depuradoras no están preparadas para filtrar elementos plásticos tan diminutos.

Yve Ramírez está presente en Instagram y Twitter, y en este libro nos muestra datos para que reflexionemos. Por ejemplo, es inquietante saber que solo se ha reciclado el 9% de todo el plástico producido. El 12% ha sido incinerado. El restante 79% está en vertederos, rellenos sanitarios o en la naturaleza. Gran parte de ese plástico seguirá estando donde no debe cuando hayamos muerto nosotros y nuestros hijos.

El movimiento Residuo Cero no es solo para generar menos basura, sino que implica otras bondades: ventajas para la biodiversidad, reducción de la huella ecológica, lucha contra la crisis climática, mejoras en la alimentación, etc. Hay muchos productos ecológicos que no son sanos (alimentos multiprocesados),  ni buenos para el planeta (por ejemplo, si vienen desde lejos). El Residuo Cero fomenta los productos locales, la soberanía alimentaria y también la lucha contra el consumismo y contra los abusos de las multinacionales.

Soluciones con diez erres
Lo bueno del libro es que está lleno de ideas y soluciones para todo el mundo. A los políticos, la autora les recuerda que la regla es simple: premiar a quien lo haga bien y penalizar a quien lo haga mal. Por su parte, la gente corriente no puede esperar a que le resuelvan todos los problemas. Hay que actuar y no basta con ir a una manifestación por el clima.

Las tres erres clásicas son Reducir, Reutilizar y Reciclar, en ese orden. Reciclar debe ser lo último y debemos evitarlo siempre que sea posible: primero, porque funciona mal y segundo, porque el plástico solo se puede reciclar 4 ó 5 veces. Pero además, la autora nos ofrece otras erres muy inspiradoras: Reflexionar, Respetar, Rechazar, Reemplazar Reparar, Regalar y Reclamar.

¿Para qué sirven las 10 erres?
  1. Reducir el consumo: el lema es comprar menos y mejor.
    • ¿Te has preguntado por qué la ropa es tan barata? Se produce de mala calidad y sin respetar los derechos laborales más básicos (principalmente a mujeres, pero también a animales). Para ahorrar es mejor dejar de comprar que comprar en rebajas.
    • ¿Podemos reducir los productos de limpieza? (detergentes, suavizantes, quitamanchas, fregasuelos, lejía…). Por supuesto que sí: hay unos limpiadores básicos y ecológicos: agua, jabón casero, vinagre y bicarbonato de sodio. El vinagre mezclado con agua da un limpiador desinfectante estupendo y cuyo olor a vinagre se va rápido. El libro explica cómo usar bicarbonato de sodio en nuestra higiene personal y cómo la industria intenta vendernos muchos productos (gel, champú, acondicionador…) de los que podemos prescindir teniendo uno para todo. Evitemos que nuestras casas se llenen de botes de plástico, cuando con una pastilla de jabón lo tenemos todo resuelto de forma más ecológica.
    • A la hora de hacer la compra, hay tiendas que te rellenan el envase que tú lleves y pagas por lo que te llevas, no por el envase.
  1. Reutilizar es una de las erres favoritas de la autora. Es la erre que evita tener que reciclar. Hay que conseguir reutilizar una y otra vez todo lo que usemos cotidianamente, desde envases, hasta maquinillas de afeitar, pañales o compresas. Para evitar esto último lo mejor es usar la copa menstrual. Otras ideas son, por ejemplo, usar servilletas y pañuelos de tela, y discos desmaquillantes que se puedan lavar.
  1. Reciclar: Para los envases, reciclar no es muy ecológico, pero para basura orgánica es lo más recomendable. Se llama compostar y puedes hacerlo en huertos urbanos o en tu propia casa (en el balcón, o en interiores con vermicompostaje).
  1. Reflexionar, antes de comprar cualquier cosa: ¿Es necesario comprar? ¿Puede ser de segunda mano? ¿De dónde viene? Nos encanta el consejo para salir de una tienda en la que ya hemos entrado: mirar el reloj y salir corriendo. Pero hay más preguntas para reflexionar: ¿Qué condiciones laborales se usan en la empresa a la que compramos? (por ejemplo, el caso del abuso laboral en las compañías aéreas low cost) ¿De qué está hecho? ¿Es de usar y tirar?
  1. Rechazar las cosas gratis, negativas para la salud o el medioambiente 
    • Salvo que vayas a usarlo, los regalos pueden llenarte la casa de cosas inútiles (especialmente los regalos de empresas: bolígrafos malos, camisetas que no nos pondremos…). Tal vez decidas avisar a tu gente de que no quieres regalos por tu cumpleaños o por Navidad (exención de regalo).
    • Rechaza también fumar y tirar colillas al suelo, pues acaban contaminando mucho y son la causa de muerte de miles de animales, por intoxicación o atragantamiento.
    • Los platos, cubiertos y pajitas de plástico ya han sido prohibidos a partir de 2021, pero mientras llega ese día rechaza todos los objetos de usar y tirar, incluyendo vasos, botellas y bolsas de plástico.
    • Rechaza también los productos con bioplástico, que se usan para mantener un sistema insostenible de usar y tirar. Recuerda que algunos no son realmente compostables y, aunque lo sean, pueden contaminar y matar mientras se biodegradan.
  1. Regalar sosteniblemente: Un regalo sostenible es más una experiencia que algo material (entradas de teatro, cine o concierto, viajes cortos en tren, suscripciones a ONG…). En caso de ser cosas materiales, opta por una manualidad con material reciclado o una comida hecha con cariño (y  vegetariana, por supuesto). Para envolver, usa papel reutilizado (periódicos), o bien un pañuelo que luego pueda reutilizarse (furoshiki, en japonés). ¿Qué mejor destino para lo que no usamos que regalarlo? Las cosas que no usamos se pueden ofrecer a familiares y amigos. ¿Y si donamos libros o revistas a bibliotecas y ropa a alguna ONG?
  1. Reemplazar los productos que usan elementos tóxicos por otros más sanos y ecológicos. En la lista de productos analizados encontramos, por ejemplo el hilo dental, el cepillo de dientes, los bastoncillos para los oídos (aunque estos últimos tal vez deberían estar en el apartado de rechazar, pues los médicos aconsejan no usarlos o usarlos con mucho cuidado), trapos, esponjas, cosas para excursiones…
  1. Reparar todo lo que se rompa, desde calcetines a teléfonos, muebles, electrodomésticos… con el objetivo de alargar la vida de lo que ya tenemos.
    • También hay que acabar con la obsolescencia programada (que las empresas fabriquen algo para que se rompa pronto o para que no se pueda reparar) y con la obsolescencia percibida (que compremos cosas nuevas porque no nos gustan las que ya tenemos, aunque sigan sirviendo).
    • Se calcula que cada persona genera casi 7 kilos de basura electrónica al año y apenas se recicla el 20%. Esa cantidad no es igual en todos los países.
    • Los residuos que no sabemos dónde depositar hay que llevarlos a un punto limpio (aunque demasiados también se incendian misteriosamente).
  1. Respetar todo. Para la autora, respeto es una palabra clave. En este apartado habla del desperdicio alimentario, a pesar de los millones de hambrientos que hay en el mundo. Se desperdicia entre el 20 y el 45% de lo que producimos: cereales, lácteoshuevos, frutas, verduras,  carnes  y  pescados… Cada año se desperdicia la carne equivalente a 75 millones de vacas. Millones de vidas sufren para nada. En la UE, el 42% del desperdicio de alimentos se produce en nuestras casas y el 39% durante la fase de producción. Quitar la corteza al pan o dejar el borde de la pizza es desperdiciar alimentos. El desperdicio de alimentos genera tantas emisiones de carbono que, si fuera un país, estaría en tercer lugar, tras las emisiones de China y EE.UU.
  2. Reclamar. Además de las acciones particulares, también está bien exigir cambios en las leyes y en las empresas. También se puede actuar desde las redes sociales, como Twitter y sus ecologistas, o pegando  pegatinas en el supermercado que inviten a reflexionar para comprar menos. Unirse a grupos de consumo o activistas es la mejor manera de reclamar cambios.
Todo depende de nosotros
La electrónica genera muchos daños colaterales: el coltán ha ocasionado 6 millones de muertes en 20 años, por no hablar de los niños esclavizados, de las violaciones a los derechos humanos o de los animales en peligro de extinción. Al comprar un teléfono asegúrate, por lo menos, de que usa minerales sin conflictos y de que es fácil cambiar la pantalla y la batería (dos averías frecuentes).

Son muchas las personas que solo compran en tiendas sin envases de usar y tirar. Para comprar fruta o verduras no tiene sentido gastar plástico. Por otra parte, la economía colaborativa ahorra costes económicos y ambientales

No te dejes engañar por la publicidad. La publicidad suele esconder algo que no quiere que veas. Hay palabras que sirven para convencer al cliente. Si ves estas palabras, lo que te venden seguramente no es lo que tú esperas:  NaturalCaseroSin aditivosSin azúcarLight… La acción en este caso es simple: Piensa por ti mismo y no olvides las dos columnas del consumo responsable.

Información que te va a encantar:

Yve Ramírez @laecocosmopolita

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