8/10/19

Si las iniciativas en transición ofrecen experiencias prácticas, crearán masa crítica

MECANISMOS PARA UN DECRECIMIENTO POSIBLE
Tres ejemplos prácticos de decrecimiento.

En ocasiones, el decrecimiento es observado como un marco teórico alejado de la realidad cotidiana y con poca aplicación práctica. Sin embargo, son muchas las personas que a título individual o colectivo han optado por caminos diferentes a los trazados tradicionalmente por la sociedad de consumo; promueven con sus actos otras formas de relacionarse con el entorno para conseguir un menor impacto en el mismo y un mayor grado de satisfacción personal.

Como teoría, el decrecimiento se sustenta en unas bases definidas. No obstante, sus manifestaciones prácticas y concretas son muy variadas. Personas muy diferentes y con inquietudes diversas han decidido cambiar su forma de actuar en beneficio propio y del planeta. Debido a la situación de colapso actual en la que vivimos, han aplicado medidas decrecentistas por una cuestión de sentido común. Lo que demuestra que no es necesario tener un conocimiento profundo de las teorías del decrecimiento para llegar a la misma conclusión a través de la práctica.

Dado que el decrecimiento es una teoría integradora de carácter general, las realidades en las que se pueden aplicar procesos decrecentistas son muy diversas. En este sentido, se pueden observar experiencias en ámbitos muy alejados entre sí, como la actividad empresarial, el activismo o la búsqueda de un cambio personal.
Una alternativa de producción

La producción de alimentos no está reñida con el respeto al medioambiente. Un ejemplo es El Cantero de Letur, una quesería ecológica de Albacete que basa su proceso de producción en criterios de sostenibilidad y no agresión a la naturaleza. Antonio Lucena, trabajador en la finca, tiene claras sus intenciones: “lo hacemos por ahorro de energía y ecologismo”. Todos los procesos de la finca se sustentan bajo parámetros de ahorro energético y reciclaje.

Desde hace cinco años han ido introduciendo placas solares para obtener energía fotovoltaica y térmica para los procesos de producción. Lucena destaca el ahorro que supone la energía solar térmica a la hora de calentar el agua para esterilizar las herramientas. “En una quesería ecológica parece coherente instalar este tipo de mecanismos” señala. De esta manera, al tiempo que reducen las emisiones de CO2, ahorran en la factura de la luz.

Otra de las líneas de actuación en esta finca pasa por el reciclaje de agua y de residuos. A través de una balsa de lluvia recogen toda el agua que necesitan para la limpieza de materiales. Una vez utilizada, la mezclan con restos de estiércol para regar los pastos. “Hacer queso y hacer yogur representa obtener mucho suero que puede provocar la eutrofización de la zona” señala Lucena y añade: “lo hemos reciclado para darlo como alimento al ganado y no tirarlo libremente como se hacía en un principio”. Así mismo, el estiércol sobrante lo utilizan para abonar los campos o regalarlo y evitar así procesos de eutrofización.

Antonio Lucena no duda acerca del escenario ideal para la agricultura y la ganadería: “se debe ir hacia esto necesariamente: reducimos el consumo de agroquímicos y el impacto sobre el medioambiente”. Para Lucena, otras granjas deben tener cuidado con los residuos que producen y encaminarse a modos de producción que respeten el entorno. Así mismo, destaca la importancia de una producción y un consumo local que permitan reducir la huella ecológica.
Movimiento de transición: hacia un decrecimiento colectivo

El movimiento de transición constituye una corriente que va calando cada vez más en personas que entienden que es necesaria otra forma de relacionarse en comunidad. Aunque con principios y objetivos similares, las formas que adoptan estos grupos son muy variadas, dadas las diferentes realidades en las que se mueven. Una de estas iniciativas de transición, se está llevando a cabo desde hace más de un año en Vilanova i la Geltrú, Transición VNG, y bebe de las experiencias de otros lugares como Totnes (Gran Bretaña).

“Tras un primer encuentro, empezamos a barruntar si podíamos hacer algún trabajo práctico de transición hacia nuevos modelos de sociedad, de comunidad o de barrio dentro de nuestra ciudad” señala Alfons Pérez, miembro de Transición VNG. En este sentido, es muy importante el trabajo de psicología del cambio personal para adaptar la mirada hacia nuevas posibilidades y permitir así el cambio colectivo.

El aprendizaje de lo ya realizado en Gran Bretaña es muy importante para fijar caminos, aunque con las adaptaciones necesarias a cada realidad concreta. De esta manera, el grupo Transición VNG ha omitido una parte del proceso que consiste en un periodo de reflexión de un año de duración para adaptar la transición al pueblo. “Nosotros teníamos una cierta impaciencia por hacer cosas prácticas y empezamos a montar grupos de trabajo” afirma Alfons. Como primer paso se formó un grupo impulsor, que se centra en una labor de reflexión y coordinación para el resto de grupos. Otro grupo es el de rumiadores y rumiadoras, que analizan iniciativas de otros lugares y su adaptación a la realidad de Vilanova i la Geltrú.

El grupo de Transición VNG entiende que una labor fundamental es la de servir de red para que diferentes experiencias se puedan poner en común y complementarse. Por ello, tratan de acercar a personas que se puedan unir para compatibilizar esfuerzos, como por ejemplo presentar a agricultores ecológicos a personas de las cooperativas de consumo. “Una persona tiene un huerto que no está utilizando y otra persona quiere trabajarlo ¿por qué no unirlos?” se pregunta Alfons y añade: “aunque parezca mentira, en una ciudad de 50.000 habitantes la gente no se relaciona: es importante que la gente se conozca y se vincule en proyectos comunes”. Uno de los trabajos prácticos que ya se está desarrollando consiste en el uso compartido de un huerto de 1.000 m² para su mantenimiento y explotación según los parámetros de la permacultura y con el compromiso de compartir gastos, experiencias y habilidades.

Aunque el movimiento de transición está en una fase inicial en España, puede llegar a tener un impacto real debido al interés de las personas en crear nuevas formas de relacionarse en comunidad y con el entorno. “Si las iniciativas en transición consiguen ofrecer experiencias prácticas para la gente, pueden crear masa crítica; sin embargo, existe el peligro de que se quede en un marco teórico que no consiga implicar a nadie” afirma Alfons y continúa: “este movimiento se perfila como una experiencia práctica dentro del decrecimiento”. La implicación personal y la cooperación entre los miembros son fundamentales para lograr el éxito de estas iniciativas. De forma que el movimiento de transición se consolide como una alternativa real.
Vivir el cambio

Antonio Conejos y Marisol Vázquez eran dos economistas; ella trabajaba de directora en una sucursal de una entidad financiera y él era operador de un broker de mercados monetarios. “Había algo que no encajaba: encontraba un ambiente hostil, muy agresivo y a veces humillante por parte de los jefes pero también de algunos compañeros” cuenta Antonio y añade: “la situación para mí era cada vez más límite y tenía claro que esto tenía poco que ver conmigo”. El acontecimiento que desencadenó el cambio fue el nacimiento de su primer hijo, ya que le hizo plantearse las cosas desde otra perspectiva. Pidió una excedencia paternal, lo que le supuso el descontento de sus jefes que llegaron a amenazarle con despedirle. En ese momento decidió que no quería seguir trabajando en esa empresa: “era una contradicción con lo que estaba pasando en mi vida”.

Tras acordar el despido, Antonio se decanta por la idea de trabajar con las manos. Así comenzó su andadura como carpintero, aprendió el oficio y sus amigos le empezaron a ofrecer encargos. “En un momento determinado empecé a buscar un toque diferente, de respeto por la naturaleza y a aplicar tratamientos ecológicos a la madera” señala Antonio. Fue el nacimiento de su segundo hijo lo que hizo que Antonio y Marisol empezaran a contemplar otros aspectos menos visibles de la realidad. Actualmente, Antonio ha derivado su actividad profesional hacia las terapias energéticas y la sanación.

Paralelamente, Marisol dejó su trabajo como directora de una sucursal bancaria para recuperar su vocación perdida en el ámbito de la psicología y dedicarse por entero a la psicoterapia. “En casa nos hemos apoyado mutuamente, no podíamos vendernos a una idea económica: ir a un sitio sólo por dinero a costa de tu salud no tiene sentido” señala Antonio sobre su relación. En un principio, algunas de las personas cercanas mostraron su discordancia aunque la mayoría les han apoyado y comprendido. En este sentido, el cambio de mentalidad también vino acompañado por un cambio de lugar de residencia: “nos mudamos de Alcobendas a Villanueva del Pardillo y más adelante a Zarzalejo”. Es en este último pueblo de la sierra donde han encontrado un hogar para desarrollar su proyecto de vida. Y allí han encontrado vecinos que comparten visiones similares, lo que permite que se haya creado una red de apoyo mutuo de manera natural.

No obstante, Antonio valora su etapa como broker ya que le permitió “darse cuenta de sus debilidades y en la que se despertaban los miedos de no poder afrontar la realidad como él quería”. Antonio ha comprendido que el hecho de que su empresa fuera tan agresiva ha sido lo que le ha impulsado a llevar a cabo este cambio. “Si te centras en lo que realmente sientes, conectas con tu corazón, la vida se te abre, te lo muestra, te lo ofrece y es realmente satisfactorio”.
Transformar desde la acción

Mediante los actos individuales y colectivos las personas definen lo que son y lo que quieren llegar a ser. A través de la experiencia práctica, se puede observar que el decrecimiento tiene una aplicación más concreta de la que en ocasiones se cree. Por eso, el nexo entre la teoría y la práctica es lo que hace que esta corriente posea la suficiente fuerza como para conseguir transformaciones reales. Es en el carácter integrador del decrecimiento donde experiencias que parecen aisladas cobran una nueva dimensión. Se interrelacionan para crear una base común desde la que inventar nuevos horizontes de convivencia en armonía con el planeta.

David Peña y Carlos Corominas. Periodistas en Acción. El Ecologista nº 65



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