11/1/12

Ser agua libre o un inútil pedrusco que entorpece el camino.


Y sin embargo la superficie se mueve…

¿Cómo era —y es— posible que la acumulación de agravios sobre la sociedad no suscite en una decisiva mayoría otra reacción que el miedo o la apatía? La superficie social no se mueve porque tapa sus ruidos. Y por algunos factores que la condicionan.

ATADOS POR LA REALIDAD
El primer factor paralizante está sin duda en los propios hechos. En las facturas que se acumulan, en la cadena cuasi perpetua de la hipoteca, en el sueldo que se adelgaza y no da para vivir, en el temor a perder el empleo o la zozobra de no tenerlo ya, en ver los problemas que aquejan al de al lado y al de más allá, mucho más allá. Mejor no hacer ruido, no vayamos a perder lo poco que tenemos. Sólo cuando la angustia se hace irresistible, cuando las puertas del futuro se cierran o se han abierto mucho los ojos para deducir que las cuentas que hacen desde arriba no cuadran y aún pueden ser mucho peores la consecuencias se pierde el miedo a tomar una postura y a actuar.

POLÍTICOS Y SINDICATOS
Un país que sale de una dictadura ama la política con pasión, pero muchos políticos nos han fallado, son –aseguran las encuestas- el tercer problema de los españoles. Los sindicatos también. Como causa podría hallarse la escasísima afiliación que les resta fuerza. El 15%, una de las cifras más bajas de la UE, frente a la asociación de los empresarios que reúne al 72% de ellos, entre las mayores de la UE. Pero tanto políticos como sindicatos (sobre todo en los mayoritarios) sufren un anquilosamiento que les hace alejarse de la realidad. Eran los cauces tradiciones de reivindicación… y no podemos contar con ellos.


SIMPLIFICAR EL PROBLEMA HASTA ABARCARLO CON LAS MANOS
Todos los datos que se pongan ante los ojos de los afectos —y los hay en abundancia— chocan con una barrera. Física incluso, se palpa en la mirada que se torna opaca —como un muro— de quien se siente desbordado. Podrían, en ese momento, ser despojados de su cartera, sus zapatos y sus gafas, que permanecerían en su refugio: el reduccionismo. Se excluye la situación global, financiera, política, social, y se aísla a dos partidos, incluso sólo a dos líderes. Llega más adelante inexorable la realidad y, con la sorpresa de la memoria corta, se vuelve a buscar culpable y solución. Sin matices. Ha de ser una materia pequeña que quepa entre los bordes de lo que controlamos.

LA BURBUJA DEL ENTRETENIMIENTO
Acude solícita a quitarnos penas y responsabilidades. Por un momento siquiera. O uno, tras otro, que termina llenando la vida y el cerebro. Hasta la información se plantea hoy como un espectáculo.
El narcótico borra, por encima de todos los ingredientes, la visibilidad de soluciones. Y se consumen de muchas clases, incluso en fármacos, en drogas —en ese consumo masivo de cocaína que nos sitúa a la cabeza de Europa y del que apenas se habla— o en el creciente negocio de las apuestas de todo tipo.

EL MIEDO
Es el supremo instrumento de control. Tras infantilizar a la sociedad se la atemoriza con los males que pueden sucederle si no sigue los cauces establecidos, si siquiera se mueve. Medios, autoridades e, igualmente, ciudadanos se apuntan a la tarea. ¡Antisistema!, etiquetan, como si estar a favor de la degenerada civilización que han creado, no fuera algo de lo que avergonzarse —de analizar racionalmente todos sus extremos—. Y deducciones inducidas: Si protestamos por los recortes, nos veremos como los griegos. ¡Cuidado!, que los mercados se intranquilizan.
Controlados como en un ghetto – es asombrosa la afición del sistema por enarbolar la libertad con la boca y regularlo todo en la práctica-, mucho más solos de lo que creemos, inducidos intensamente al consumo, cada día se nos brindan….

ATAJOS PARA CONSEGUIR EL BIENESTAR
España, por ejemplo, gasta más de 2.000 millones de euros al año en productos milagro que no sirven para nada. Tampoco así nuestra felicidad es plena: la ignorancia no es garantía de su disfrute.

O LA ESTÉTICA
Nos están abocando a una sociedad plástica y plana, como la superficie que vemos, aunque ésta también posea matices. Fuente de fomento del consumismo y de control, nuestra sociedad ha cambiado incluso sus modelos estéticos. A la eterna consigna de la juventud (primordialmente en las mujeres) se une la delgadez extrema. Lo plano, una vez más. Las dietas de adelgazamiento para conseguirlos. Algunas de las cuales podrían ser letales o causar graves problemas de salud tras una práctica continuada, como las que se basan en comer en abundancia… para adelgazar. De nuevo, además, se propugna caminos fáciles para llegar a metas.

LA ROJA
O la blaugrana, blanca, colchonera, o del color que quieran. Como todas las aficiones y las pasiones, el fútbol se plantea como problema cuando se convierte en lo más importante de la vida de una persona fuera de sus necesidades elementales. Muchos vehementes aficionados comparten conmigo una actitud crítica hacia cómo se ha desvirtuado el deporte, primando el negocio.
Si lo pensamos bien, es obsceno volcarse de esa manera por un triunfo deportivo cuando no se mueve un dedo por solucionar asuntos vitales. Aquí no hay riesgo alguno, es verdad. Solo alegría efímera, necesitada de continuas dosis. Y una esperanza: ¿podría España acometer —como lo hace la propia Selección— un proyecto colectivo más útil a nuestro futuro como país? Para edificar desde una opinión consistente labrada con un cierto mayor esfuerzo intelectual del que exige el fútbol. La pasión invita a creer en entelequias. Luego la realidad vuelve a poner los pies en el suelo. El fútbol no es argamasa, sino diversión.

Y MÁS…
Una deficiente educación, un poso de franquismo sociológico que pervive, la tolerancia a la corrupción que nos degrada como sociedad, el machismo, el racismo y el fomento de las desigualdades… éstas son algunas de las características que, ampliadas, cito en La energía liberada como explicación a la inmovilidad de la sociedad (mayoritariamente) frente a los atropellos. Y, sin embargo, la superficie se mueve. Por eso se crearon montañas, cordilleras, ríos y mares. En general, sí, en la superficie se siente vértigo en buscar salidas fuera de los canales prefabricados —con riguroso esmero, bien es cierto, para aportar una presunta seguridad—, pero cada día la propia Naturaleza se desparrama en arroyos y ríos que buscan su propio cauce; algunos, muchos, incluso llegan a alcanzar el mar. Y en libertad.
Una interesantísima tendencia de la fotografía creativa -Timelapses- capta momentos y los acelera. Así se han elaborado hermosos trabajos. Y, en el caso que tratamos, muy instructivos. La superficie se mueve, claro que se mueve -querámoslo o no- , y cada uno puede ser raíz, agua libre o un inútil pedrusco que entorpece los caminos.   


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