Cuando lo lógico parece revolucionario
No es un secreto que para los jóvenes vascos es difícil emanciparse, hacerse con una vivienda. En función de sus ingresos, la zona en que busque instalarse, si quiere comprar o prefiere el alquiler… las posibilidades discurren entre complicado y casi imposible. Cada vez son más las iniciativas alternativas locales para buscar soluciones al problema, caso de los proyectos Txirikorda (Usurbil), Abaraska (Donostia), Urbia (Errenteria), o Bizikoopon (Gasteiz).
La
casuística es amplia, pero su común denominador es que el chico o
la chica se encuentra con que ha terminados sus estudios, no trabaja
o ha empezado hace poco, y sus ingresos hacen inviable que abandone
el hogar familiar. Ocupación, alquiler entre amigos, compra y
rehabilitación de una casa abandonada… se ensayan todo tipo de
salidas, algunas con más éxito que otras. En los últimos tiempos
ha tomado auge una fórmula que viene del centro y norte de Europa,
la vivienda comunitaria.