LA ANARQUÍA EXPLICADA A LOS NIÑOS
EL LIBRO QUE ENSEÑA A SOÑAR Y A CONSTRUIR SIN CADENASExplora la obra de
José Antonio Emmanuel, primo de Picasso, y deja que su mensaje de libertad,
justicia y cuidado despierte tus fibras más profundas, sin importar la edad
Leer La anarquía explicada a los niños es como abrir una ventana hacia un mundo que nunca nos enseñaron a imaginar. José Ruiz Rodríguez, más conocido como José Antonio Emmanuel, primo de Pablo Picasso, nos invita a contemplar la vida desde la ternura y la conciencia, a reconocernos en la necesidad de liberarnos no solo de cadenas externas, sino de aquellas que la sociedad, el poder y la costumbre han depositado en nuestros corazones. Este texto, aunque dirigido “a los hijos del proletariado español”, se abre a todas las edades, a cualquier lector que quiera entender cómo la libertad puede ser enseñada y vivida.
Desde las primeras líneas, Emmanuel nos habla con claridad y convicción: “Anarquía, queridos niños, es la doctrina que no conformándose con la organización que se ha impreso a la humanidad intenta dar una constitución a la vida basada en los principios sacrosantos del amor universal y de la solidaridad humana”.
No es un discurso teórico al que uno se acerca con distancia,
sino una guía que palpita, que invita a sentir y a actuar, a recorrer la vida
con ojos despiertos. La anarquía no se propone como un sueño lejano: es una
herramienta, un mapa de rutas posibles hacia la emancipación individual y
colectiva.
El libro despliega una pedagogía que es revolución en sí
misma. Emmanuel no se limita a criticar; propone caminos concretos. La escuela,
el sindicato y el ateneo cultural aparecen como pilares de un aprendizaje que
es a la vez intelectual y moral. La escuela racionalista, inspirada en Ferrer
Guardia, es presentada como “la escuela que os ofrecemos, no es la cimentada a
base de necias y estultas enseñanzas, sino la escuela racionalista”. Ferrer se
convierte en guía y ejemplo: educa en libertad, destierra el miedo impuesto por
el militarismo, el clericalismo y el capitalismo, y abre las puertas de la
curiosidad, de la ciencia, de la razón.
Emmanuel no oculta la crudeza de la sociedad que nos toca
habitar, pero lo hace con un tono que seduce a la acción: hay urgencia en
aprender, en comprender y en compartir. Por eso los postulados ácratas, que
funcionan casi como mandamientos de la vida libre, se despliegan con claridad:
Apoya, Copia lo bello, Labora, Estudia, Ama, Protege, Cultiva, No tengas
esclavos, Trabaja. Cada uno es un faro que ilumina tanto la acción cotidiana
como la construcción de un mundo distinto. La ayuda mutua, el amor universal y
la libertad de todos se convierten en brújulas de un proyecto ético que no deja
lugar a la resignación.
Hay en este texto una invitación constante a leer y
cuestionar. Emmanuel lo dice con delicadeza y fuerza: “Que el libro sea tu
mejor amigo, tu consejero, tu guía. Nunca sabremos bastante. Quien añade
Ciencia, añade Anarquía. Investiga por ti mismo”. La lectura se vuelve acto de
libertad, y el conocimiento, un arma pacífica contra la opresión.
El contexto en el que este libro surge lo vuelve aún más
relevante. Publicado en 1931, durante la II República, forma parte de un
esfuerzo mayor por emancipar la infancia de la ignorancia y del poder
oscurantista de la Iglesia, y por abrir puertas hacia la igualdad, la justicia
y la solidaridad. La anarquía explicada a los niños no es solo un folleto; es
un puente hacia la imaginación de otra sociedad, un recordatorio de que educar
es un acto de liberación.
Leerlo hoy es un ejercicio de memoria y de esperanza. Entre
sus páginas, la libertad no es un concepto abstracto ni un ideal inalcanzable:
es un hilo tangible, que se construye en el trabajo, en la cultura, en la
solidaridad y en el amor. Es un llamado a no conformarnos con la desigualdad,
con la injusticia, con la obediencia ciega. Es, en palabras del autor, un
recordatorio de que “la vida es belleza; la vida es la justicia; la vida es la
paz y el bienestar”. Y que esa vida solo se alcanzará si nos atrevernos a
imaginarla y vivirla.
Este libro sigue siendo hoy un texto sumamente sensible. No
importa la edad en que lo leas, será capaz de conmover esas fibras que en el
día a día se duermen, aquellas con las que has soñado y que se esconden entre
los deberes diarios. Aunque su nombre resuene en muchos oídos como simple
invitación a la insolencia, es en realidad un texto que invita a la integridad
de ser y habitar; no importa cuándo o a qué edad; es un manual que hace
recordar que en los detalles está aquello que se busca, que no necesitas
ultrajar para generar un cambio. Su voz es clara y urgente, pero a la vez suave
y seductora: una caricia que despierta conciencia, que nos recuerda que la
educación no solo debe transmitir conocimiento, sino también formar corazones
rebeldes, capaces de soñar, de cuidar y de construir.
TEXTO COMPLETO
El Grupo Editor (1931)
Este folleto está escrito para contestar a la pregunta que
nos han formulado varios camaradas: ¿Cómo educaré a mis hijos? Pregunta que ya
esperábamos y a la que respondemos ateniéndonos a los dictados de la Razón y de
la Ciencia.
Dedicado a los hijos del proletariado español, esperamos
que, estas páginas —modestamente escritas— orientarán la educación de nuestra
infancia en un sentido verdaderamente renovador.
A los padres y a los maestros nos dirigimos para que —en el
hogar y en la escuela— propaguen las sanas doctrinas de una educación donde se
destierre todo fanatismo y se aspire a libertar a la infancia de la nefanda
opresión que sobre ella se ejerce.
Por culpas de unos y otros, la educación ha quedado
estancada en un marasmo de servidumbre, de la que debe salir redimida y
reconfortada.
Sean estas breves páginas estímulo para todos.
LA ANARQUÍA EXPLICADA A LOS NIÑOS
1.- Qué es la anarquía
ANARQUÍA, queridos niños, es la doctrina que no
conformándose con la organización que se ha impreso a la humanidad, desde los
tiempos en que empezaron a crear la Sociedad, intenta dar una constitución a la
vida basada en los principios sacrosantos del amor universal y de la
solidaridad humana.
Su misión es hacer cesar la desigualdad reinante entre los
seres que los divide en pobres y ricos, explotados y explotadores, esclavos y
dominadores. Que la Vida sea tal cual debe ser: la libre manifestación de las
facultades, la espontaneidad de los actos, la liberación final destruyendo las
causas que se oponen a que la sociedad se base en la más plena libertad y en la
más absoluta independencia.
Entre las causas que la Anarquía quiere destruir por
considerarlas nocivas y perjudiciales al desarrollo libre del individuo y de la
colectividad puedo enumerar las siguientes para que no olvidéis nunca que, al
combatirlas, laboramos por el bienestar de todos.
EL MILITARISMO es la fuerza armada de que se valen los que
se han apoderado de la vida, para imponer sus injusticas y cimentar sus
maldades. Esta fuerza no retrocede ni ante el crimen; arma a los seres entre
sí, los lanza contra los que, como vosotros, como vuestros padres, vuestros
hermanos, han hecho del trabajo una virtud. Cuando nos rebelamos a este modo de
proceder, cuando nos alzamos contra la injusticia que con nosotros se comete,
caen sobre nosotros. No contentos con querernos destruir, suscitan guerras,
diezman la humanidad, y los crímenes se amontonan en el camino que recorremos.
La anarquía opone a esta fuerza bruta, la Paz. El anarquista
no quiere la guerra, se opone a la guerra, ansía la paz, porque es el punto
fundamental de su doctrina salvadora. Considera a todos los seres hermanos; no
quiere fronteras que nos separen, sino corazones que se fundan en un solo amor:
la emancipación total y absoluta de los seres humanos. Las armas del anarquismo
es el libro, es el trabajo, es la palabra. Con éstas combate la fuerza
organizada del militarismo y con ellas triunfará sobre los carniceros y
devoradores de hombres. Con el libro, con el trabajo, con la palabra llama a
todos, haciéndoles ver que sobre la fuerza bruta se alza la fuerza de la idea
cuyo triunfo final no puede discutirse.
EL CLERICALISMO es la farsa de que se han rodeado los
usurpadores de la vida para demostrar que sus imposiciones, sus tiranías, sus
opresiones son justas y agradables a un “dios” que se han forjado para revestir
de bondad sus actos. Con este “dios” se dirigen al corazón de los creyentes, y
rodeándoles de un fausto y un lujo inusitados en los templos que le han
erigido, diríjanle oraciones y preces para hacer creer a todos que son los
directores de la vida, los organizadores de la vida, y que la sociedad
constituida cae en pecado de no seguir a este dios, los mandatos de este dios,
las tiránicas órdenes de este dios. Sobre todo, se apodera de vosotros,
queridos niños, para atemorizaros con los fabulosos tormentos de un infierno y
los goces de un cielo que habéis de ganar supeditándoos a los que representan a
este dios en el mundo. A los que no lo siguen, a los que se apartan de ellos
asqueados y rebelándoseles, los declaran “enemigos” y frente al poder de su
dios, a la omnipotencia de su dios, crean el demonio que tienta al hombre, a la
mujer, a vosotros mismos condenándonos a penas eternas de un fuego infinito.
Para afianzarse, para asegurar su dominio en el mundo y
sobre todos los seres, llama en su auxilio al militarismo que tiene organizada
la vida en ejércitos dispuestos a hacer triunfar el principio divino. La
Anarquía opone a este poder omnímodo, a este poder absoluto, a esta potestad
terrorífica, la cultura por la Ciencia. La ciencia, que es el ordenado
conocimiento de la vida, descubre las leyes porque se rigen los mundos y la
sociedad; investiga que todo lo atribuido a dios, lo innato a dios, es falso y
erróneo; que sólo existe una ley que derroca la ley divina, que destruye la
omnipotencia divina: la ley natural del progreso humano. En virtud de este
progreso se llega fácilmente a contemplar la vida en toda su pureza; que la
tierra no es la morada de dios, ni el templo de dios; que el ser humano no
tiene origen divino, sino que aparecimos en el mundo en virtud de hondas e
incesantes transformaciones evolutivas en el organismo animal hasta llegar a
nuestra especie; que el fin del mundo tampoco está sujeto a los providenciales
destinos de dios, sino que la ciencia fija su fin de un modo racional y de
acuerdo con las leyes naturales.
La Anarquía destruye las religiones porque son absolutistas,
despóticas, crueles y sanguinarias. Y contra ellas quiere preservaros, queridos
niños, para que os rebeléis al temor de ser condenados, al miedo de ser
castigados, al placer de ser premiados. El castigo y el premio sólo pueden
existir en la sociedad burguesa creada por los religiosos y los militarizantes.
Sólo existe una recompensa: la del deber cumplido en la Vida, de ser útiles a
los semejantes y de coadyuvar a implantar la nueva sociedad donde no existen
odios, ni rencores, ni clases, ni vanidades ni tiranías.
EL CAPITALISMO es la sociedad organizada en el egoísmo
brutal y antihumano, detentando el poder absoluto sobre la humanidad que
produce y trabaja, aprovechándose del esfuerzo común para crear riquezas y
privilegios sin los cuales no podría vivir. Erige un poder para sostenerse,
funda los estados, divide a los hombres en naciones; sus tentáculos se clavan
en las entrañas de la tierra para sacar el dinero que monopoliza y distribuye
inicuamente; penetra en todos los ámbitos, desde el taller y la fábrica hasta
el acaparamiento absoluto de vida y haciendas, dicta leyes y las impone para
robustecerse y consolidarse; señor absoluto de las existencias, no repara en
medios para desnaturalizar el trabajo, atribuirse la producción, regularizar la
vida a base de la usurpación y la violencia. Amo y señor del organismo social,
tiene al “clericalismo” porque le ayuda en sus nefandos designios y cuenta con
el “militarismo” porque le sostiene y le sirve de apoyo. Quiere que su “ley”
sea acatada y obedecida por todos: cuenta para ellos con los sicarios y
escribas para hacerla cumplir. A esto llama su mandato: a esto da el nombre de
poder.
Pero la Anarquía, queridos niños, se levanta contra este
modo de concebir la vida y se rebela a esta manera de organizar la existencia.
La Anarquía aspira a suprimir todas estas causas que sumen a la humanidad en el
letargo del opio. No quiere estados que, por el solo hecho de existir, llevan
en sí desigualdades irritantes e injusticias cruentas. Al dinero opone el libre
cambio de productos; al trabajo remunerador para los privilegiados, opone el
trabajo distribuido a cada cual según sus fuerzas; al egoísmo insano de los
poderosos, opone que las necesidades de cada uno sean cubiertas con arreglo a
las necesidades de todos. A la ley opresora, opone la ley del amor. Al egoísmo,
opone la tesis de que la tierra pertenece al que la trabaja y produce.
Esto es la Anarquía, amados niños. Esto, y mucho más que no
puedo explicaros en estas breves páginas, pero el tiempo os irá enseñando y la
vida os irá descubriendo.
La Anarquía quiere que investiguéis el origen de todas estas
desigualdades, el porqué de todas estas injusticias; que os capacitéis para que
comprendáis que la vida que vivís, reflejo de la vida amarga de vuestros
padres, no es así, ni puede ser así. La vida es belleza; la vida es la
justicia; la vida es la paz y el bienestar.
La Anarquía os pone en el camino de conseguirlo y obtenerlo;
y, pues sois los más débiles, los más inocentes de esta malhadada organización,
que sepáis rebelaros a cuanto os oprime y aprisiona. No estáis solos. Hay quien
lucha por sacaros de la amargura que os rodea, de las zarzas que hieren
vuestras carnes, de los venenos que se filtran en vuestros corazones puros y
sagrados.
Estos no os ofrecerán templos, ni os harán adorar
divinidades, ni pondrán el temor en vuestros espíritus, ni corromperán vuestras
conciencias encenagándolas con el dolo y el engaño.
Alzad los ojos, mirad a vuestro entorno. La hora de las
alegrías sanas, de la felicidad y de la paz llega para vosotros.
La Anarquía acelera esta hora, esta alegría, esta felicidad,
esta paz que aún no tenéis.
2.- ¿Cómo llegar a la
Anarquía?
La anarquía, queridos niños, os facilita el camino para
llegar a ella. Cuenta con la escuela, el sindicato y el ateneo cultural. Vamos
a explicaros estas tres poderosas fuerzas a las que tendréis que acudir
siempre.
LA ESCUELA
Comprenderéis, fácilmente, que no podemos referirnos a la escuela burguesa y
reaccionaria en donde hasta ahora os han hecho asistir. Nuestra escuela, la
escuela que os ofrecemos, no es la cimentada a base de necias y estultas
enseñanzas, sino la escuela racionalista.
Es preciso que sepáis que nuestra escuela tiene un
fundamento científico que es el que ha de orientar vuestras vidas. Vuestro
maestro, el único tal vez a quien debéis agradecer sus esfuerzos por educaros,
definía esta escuela diciendo, que secundaba el desarrollo espontáneo de
vuestras facultades buscando libremente la satisfacción de vuestras necesidades
físicas, intelectuales y morales.
He nombrado a Ferrer. Estudiad su vida, seguid su labor, y
erigidle en vuestro apóstol y guía. A él se debe la escuela racionalista que,
para honra de la humanidad, creó en esta España. Desterró de la escuela las
tres farsas de que antes os hablaba: el militarismo, el clericalismo y el
capitalismo. Hizo penetrar la ciencia en el cerebro de los otros niños que con
él se educaban e infiltró la razón en los corazones. Él hizo sagrado vuestro
derecho a instruiros y educaros fuera del antro de las viejas escuelas y de los
maestros apergaminados. Él desterró de vuestras mentes la idea de la divinidad
y la reemplazó por el culto a la justicia y la bondad. Él abrió la cárcel de
las ideas para convertirla en lugar agradable y deleitable. Él vio en vosotros
lo que la humanidad debe ver en vosotros: el germen de la humanidad nueva.
Honrad a Ferrer siguiendo sus doctrinas redentoras. Era
anarquista Ferrer; es decir, luchaba contra las potentes fuerzas clericales,
militaristas y capitalistas que convierten la sociedad en un caos informe de
ignominia. Así debéis aprender a luchar. Iniciaos en esta doctrina salvadora y
de vosotros mismos surgirá el mundo nuevo que estamos construyendo.
Es hora que sepáis que si no os redimís, si no os libertáis
en la escuela costará trabajo redimiros y libertaros cuando seáis grandes. La
redención debe empezar en vosotros. Por eso, la Anarquía os da la Escuela. Que
vuestros maestros se compenetren también de esta altísima verdad. De no ser
así, quedaríais abandonados a vuestras escasas fuerzas y, por culpa vuestra,
caeríais en brazos de los que esclavizan la vida.
La escuela os ha de enseñar a ser rebeldes, rebeldes de esta
sociedad corrompida y desgraciada. Los enemigos de vuestros padres, de vuestros
hermanos son y serán los enemigos vuestros. La causa de vuestro malestar y
vuestra amargura también pesa sobre los que os dieron el ser y viven con
vosotros. Debéis uniros a nosotros en esta lucha santa de la que depende cese,
en absoluto, nuestro dolor y nuestra infelicidad.
No os queremos resignados; quede la resignación para los
maestros burgueses y las cárceles escolares que rigen.
La escuela que os dará la Anarquía es la de la libertad.
Hay tres libros que os ayudarán a conseguirla. Tres libros
que han educado a tres generaciones. Tres libros que deben quedar en vuestras
escuelas como guiadores y conductores de vuestras vidas: El dolor universal, La conquista del pan y La montaña. Sus autores
son tres luces que aún brillan: Sebastian Faure, Piotr Kropotkin y Eliseo
Reclus. Estos tres nombres no los olvidéis. Al llegar a los doce años no pueden
faltar en la biblioteca que iréis engrandeciendo. Ellos os darán a conocer las
causas de vuestros sufrimientos, el origen de vuestra esclavitud en el trabajo,
los gérmenes de la vida y de la existencia, la historia de la tierra. En ellos
aprenderéis a vencer las dificultades que se os presenten en la lucha, la
fortaleza para resistirla y la esperanza en el porvenir. Que sean vuestros
primeros pasos en la vida: báculo preciado para vuestro progreso.
EL SINDICATO
La Anarquía, una vez salidos de la Escuela, no os podrá dejar abandonados. A
medida que crecéis, a medida que avanzáis —ya jóvenes—, os hace continuar la
lucha acrecentando vuestra rebeldía. Os dio una escuela para que supieseis y
conocieseis el mundo en que vuestros ojos se abren; os hizo ver la desigualdad,
os mostró dónde radica el egoísmo, dónde está la maldad, dónde se oculta
nuestro eterno enemigo. Os lo mostró, os lo hizo ver para que os preparaseis a
combatirle y derrotarle.
Conseguido esto, abre las puertas de otra organización: el
Sindicato. Si en la infancia tuvisteis una escuela, en la juventud no os
faltará otra: la escuela del proletario.
Los mismos enemigos que os cercaron de niños, los mismos
enemigos os cercan ahora. Precisa un organismo de lucha, un hogar a donde
acudáis a refugiaros para recobrar la fe, para robustecer el ideal y
centuplicar las fuerzas que debéis acumular para la batalla decisiva y final.
Las mismas angustias, las mismas amarguras que os asediaban de niños, os
asedian de hombres. Entrad en él; cobijaos en él. Unidos todos, identificados
todos, resistiremos mejor. Sed fieles y solidarizaros con el compañero, hermano
vuestro en lucha y en rebeldía.
Esta nueva escuela —escuela de la vida—, no la abandonéis.
Junto a vuestros padres, seguid luchando por un mundo mejor.
EL ATENEO
Para que en esta lucha titánica no perdáis ni la fe, ni el entusiasmo, la
Anarquía brinda una tercera escuela donde se practica la lucha por la cultura.
Son los Ateneos libertarios, complemento de los Sindicatos, guiadores de los
Sindicatos, conductores de los militantes.
No sólo es la lucha por el mejoramiento material la que debe
unirnos, es también la lucha por la cultura la que debe solidarizarnos.
Aquellas ansias que sentíais en la escuela por adquirir conocimientos, aquí las
debeís continuar, ensanchándolas, aumentándolas, intensificándolas.
Ya veis, pues, como la Anarquía vela por vosotros,
queridísimos niños.
3.- ¿Cómo hacernos
dignos de la Anarquía?
Para que os identifiquéis con la anarquía, para que
dignifiquéis vuestra vida, debéis cumplir estos postulados ácratas.
1. Ayuda
No te desentiendas jamás de los que luchan como tú, de los que sufren como tú.
Son hermanos tuyos. En la escuela los tuviste a tu lado. Ahora, los tienes en
el taller, en la fábrica, en las minas, aún sedientos de justicia. Dondequiera
que veas un hermano tuyo, ayúdalo. Por encima de las fronteras alzadas por los
privilegios, tiende tu mano a todo el que es víctima de la sociedad actual
burguesa.
2. Apoya
Al que vacile, infúndele alientos; al que se desespere por ver lejano el
triunfo, dale ánimos. La ayuda mutua es un deber sagrado y universal.
3. Copia lo bello
No imites lo perecedero, lo efímero. Todos los males, ahuyéntalos y aléjalos de
ti: son aún la herencia de la imperfección humana a que estamos encadenados.
Por encima de este caos de ignominia, levanta tus ojos a la belleza de la Vida.
4. Labora
Todo es trabajo en la naturaleza y tu misión es contribuir, en la medida de tus
fuerzas, a la perfección de este trabajo. No te resignes a ser siervo de la
máquina, ni esclavo del músculo. Dignifica el trabajo, embellécelo, purifícalo.
5. Estudia
Que el libro sea tu mejor amigo, tu consejero, tu guía. Nunca sabremos
bastante. Quien añade ciencia, añade anarquía. Investiga por ti mismo, aclara
los misterios que te rodean. instrúyete, edúcate. Esta es la única herencia que
debes dejar en la Vida.
6. Ama
La ciencia no pone piedras en el corazón. Un amor puro y humano hace penetrar
en nosotros. Por alejados que estén, por distanciados que se hallen, cada ser
es un amado nuestro.
7. Protege
Quien mucho ama, mucho ayuda. Al ser débil, protégelo. Al anciano, al inválido,
al enfermo, nos une mucho más amor porque son débiles. Ese pobre anciano que
ves, fue fuerte como tú, valeroso como tú; ese doliente inválido también fue
como tú. Piensa que puedes ser como ellos; piensa que el trabajo burgués te
envejecerá y te enfermará. ¡Protégelos!
Piensa en los que no están con nosotros: en los presos. Por
luchar, por defendernos, no tienen libertad. ¡Acuérdate de ellos!
8. Cultiva
La tierra es tu madre; el campo es tu sustento. Sazonados frutos y óptimas
cosechas recogeremos si los cultivamos. No dejes ninguna tierra estéril. Da a
la tierra el cuidado que necesita para que te alimente y te haga vivir. En el
mundo ideal, siembra ideas, esparce pensamientos, escribe y acciona. En el
mundo real, que la semilla caiga en toda la tierra que, bien abonada y
preparada, fecundará la semilla y la convertirá en flor y en fruto.
9. No tengas esclavos
Aspira a ser libre y que las ansias de tu libertad abrase a todos. No esclavices
a nadie. Ni pájaros, ni ningún ser viviente puedes encerrarlos impunemente.
Abre las puertas de todas las jaulas, lima las rejas de todas las cárceles,
donde —como el pájaro enjaulado— seres humanos sufren y padecen. Sé libre y haz
libres, contigo, a los demás. Abre las puertas de tu corazón para que salgan de
él todos los vicios, todos los defectos que lograron filtrarse. Sé libre y sé
puro: ni tengas esclavos, ni te conviertas en esclavo.
10. Trabaja
Trabaja y lucha la Anarquía te dice. Antes te dijeron: Trabaja y reza. Deja los
rezos, deja las oraciones. Sólo hay una oración que no debes olvidar nunca: la
del trabajo. Trabaja por el bien de la Humanidad, para que cesen los dolores,
para que terminen los sufrimientos, para que la amargura se aleje para siempre.
Sé feliz en una humanidad feliz. Sé libre en una humanidad libre.
Esto es la Anarquía, queridos niños. ¡Bienaventurados,
vosotros, si la comprendéis y la practicáis!
Empiece, pues, para vosotros la visión de una vida nueva de
purezas y bondades.
Nota a esta edición
Poco —muy poco— sabemos sobre José Antonio Emmanuel: su
verdadero nombre era José Ruiz Rodríguez y junto a su hermano Diego impulsó en
el Ateneo Barcelonés una escuela para los niños que vivían en total pobreza. La
situación política de España al arrancar el siglo XX le obligó a usar
seudónimos para divulgar su trabajo; al principio firmó sus textos como Max
Bembo. Bajo ese sobrenombre escribió en La Vanguardia una serie de artículos de
crítica social y moral.
Se dedicó también a la escritura de libros. De 1907 a 1918,
escribiría algunos títulos como Miseria y
filantropía a favor de los desamparados, La mala vida en Barcelona y
Doctrina pestalozziana. Llegado el año de 1923, Bembo desaparece,
seguramente por causas políticas debido a la dictadura de Primo de Rivera. No
es hasta 1931, con la proclamación de la II República, que regresa Ruiz
Rodríguez, ahora con el seudónimo de José Antonio Emmanuel. Fundó, así, la
Biblioteca Anarquista Internacional (BAI), donde se dedicaría a la publicación
de panfletos anarquistas: Francisco Ferrer el mártir ¡Obrera anarquízate! El
sindicalimo y la acción anárquica en los sindicatos; La anarquía explicada a
las mujeres (sí, el colmo del mansplaining anarquista); La anarquía explicada a
los niños; Lo que debe saber todo anarquista. A la confederación regional del
trabajo de la Andalucía y Extremadura; Organización anárquica del mundo. Se
declaraba seguidor de Ferrer Guardia, y a estas alturas era ya muy conocido en
los sectores anarquistas de Cataluña. Después es imposible seguirle la pista.
Con toda certeza, debió ocultarse o salir del país, debido a la guerra civil
española y la posterior dictadura de Franco.
La anarquía explicada a los niños es un texto donde el autor propone una explicación simple sobre la anarquía, a través del cumplimiento de los Postulados Ácratas. En realidad no es un panfleto para niños; es un texto para cualquier edad. Fue publicado en 1931. Recientemente ha tenido algunas reediciones y reinterpretaciones en Chile, Argentina y Brasil.
En ‘Grieta, papeles insurrectos’ hemos decidido dejar el texto tal cual lo pudimos recuperar, agregando una traducción al inglés en la segunda parte del libro. Pese al transcurso de los años y a su postura anarquista laxa y moralina, resulta un documento importante para seguir leyendo y divulgando.
Su propuesta
nos permite abrir un pequeño horizonte a través del cual podemos imaginar otra
forma de hacer comunidad y de organizarnos, más allá de las estructuras
verticales en las que actualmente vivimos: un texto esperanzador.
https://pijamasurf.com/2025/08/libro_anarquia_explicada_a_los_ninos_resena/
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