15/6/18

Los deslumbrantes colores de las banderas esconden un mugriento olor a dinero

EL CAMPEONATO DEL MUNDO DE FÚTBOL
¿Cómo explicaría usted a un niño lo que es la felicidad?
No se lo explicaría -respondió-. Le tiraría una pelota para que jugara. 
Eduardo Galeano

A pesar de que la RAE define el fútbol como “un juego entre dos equipos de once jugadores cada uno, cuya finalidad es hacer entrar un balón por una portería conforme a reglas determinadas, de las que la más característica es que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos”, el próximo 12 de junio tendrá lugar en Rusia el Campeonato del Mundo de Fútbol; y lo que es un simple juego se transforma es un espectáculo deportivo, en una exhibición mundial al servicio de un mercado financiero y mediático.

El Campeonato del Mundo de Fútbol recrea un escenario que sirve de estrategia a los Centros de Poder (empresas multinacionales, centros financieros, conglomerados mediáticos…) para asentar unas relaciones de jerarquía y dominación que representan y reactivan prácticas por las cuales se genera un imaginario colectivo que cimenta las bases de una identidad individual y colectiva que da salida a una lógica sociocultural que permite inscribirse en la mitología diseñada por la élite capitalista.

COMPETICIÓN

Los Equipos Nacionales son los grandes protagonistas del acontecimiento. Selección de los mejores jugadores que compiten entre sí, y que representan a los 32 países que superaron las fases previas. A lo largo de la cita irán superando eliminatorias los ‘vencedores’ hasta quedar únicamente el campeón. Cada equipo representa a un Estado.



Los gobiernos utilizan el campeonato para hacer propaganda nacionalista de sus respectivos países identificando al equipo del país con su propio proyecto político nacional.

Fiel a la tautología darwinista el mejor equipo es el que ‘gana’, y ¿quién gana?: el mejor equipo. El campeonato es una metáfora del discurso socialdarwinista donde sólo los mejores, los superiores, los dominantes, los aventajados, los mejor adaptados sobreviven.

Cada selección tiene un cuerpo técnico formado por hombres que le dan una dimensión experta al grupo; diseñan la táctica a seguir y gestionan el vestuario. Tienen como misión buscar la eficacia del grupo mediante la especialización de cada uno de los miembros del equipo.

El árbitro es un hombre que representa la justicia en la sociedad, un elemento más al servicio del juego. Antes vestían de luto (negro), ahora también se iluminan con brillantes colores. Si el equipo (tú equipo) es derrotado, quizás entonces ‘roba’ el partido, y se puede protestar y también insultar de manera libre y catártica.

En el ‘Mundial’ se busca siempre un Dios (un jugador de prestigio que reúne los valores que se pretenden transmitir), anteriormente Pelé, Maradona o Zidane.

Los hombres-masa en su fervor necesitan de líderes carismáticos que admirar encarnados en unos determinados futbolistas (con los ingresos más elevados) para proyectar sobre ellos sus vacíos existenciales o espirituales; mitos que se materializan en torno a imágenes en las cuales todos puedan reconocerse, figuras emblemáticas efímeras que cristalizan toda una serie de sueños, deseos y placeres presentes en el inconsciente moderno.

Estos ídolos encarnan valores que son necesarios proyectar para el buen funcionamiento del engranaje de la sociedad; se redefinen a la luz del acontecimiento palabras como compromiso (con el país), fidelidad (con los colores de la bandera nacional), lealtad (con la camiseta), la humildad (origen sencillo, del barrio, del pueblo…), honradez (con sus sentimientos), valentía (en el juego), solidaridad (para los compañeros del equipo).

Los valores se reinventan en cada momento según las circunstancias (victoria, derrota…), son fórmulas que se idean para dirimir y concretar valores que rigen y recrean las propias sociedades que son representadas en el terreno de juego.

Estos mitos deben cumplir una primera condición, su origen humilde o popular, para simbolizar un triunfo al que pueda aspirar cualquiera; porque este ‘buen muchacho’, escupe, puede dar un cabezazo a un adversario, conducir un vehículo a una velocidad que ponga en peligro vidas humanas o flirtear con la cocaína; siempre puede entregar su imagen de una manera desinteresada para luchar contra alguna enfermedad, el hambre, o cualquier causa humanitaria, aunque gana dinero a raudales y rinda culto al becerro de oro postrándose ante los amos.

EXHIBICIÓN

Se trata de una reunión en un mismo escenario de miles de personas (el campo de juego), y millones a través de los medios multimedia (televisión, internet, prensa, radio…) -la inmensa mayoría hombres- para presenciar sobre la hierba el ‘enfrentamiento’ de unos ‘hombres’ que ponen a prueba su capacidad de trabajo y entrega, su habilidad en el manejo del juego y su inteligencia.

A partir de un juego se fabrica un acontecimiento consumible. Al juego se le elimina su propia esencia como actividad lúdica y se transforma en un objeto fabricado, una herramienta para representar una realidad artificial creada e inventada por periodistas y publicistas, una elaboración mítica con apariencia natural.

Los Medios de Comunicación de Masas disponen de dispositivos técnico-organizativos que transmiten mensajes significativos planificados mediante elementos técnicos y personales, están en manos de sus dueños que forman parte de los grupos de poder capitalistas y aseguran una intención comunicativa adecuada a los fines que persiguen.

El transmisor del mensaje selecciona, codifica, interpreta las diferentes informaciones en función de patrones determinados cuyos instrumentos forman parte de un aparato de regulación social. Al espectador sólo le queda la ilusión comunicacional cuando envía un mensaje sms o participa en algún sorteo o encuesta.

La producción de imágenes y comentarios para la televisión, la prensa, la radio o internet orientan su trabajo para la construcción de la representación del evento, seleccionando determinadas imágenes, utilizando diferentes montajes y encuadres, elaborando las narraciones; facturando la explotación simbólica y económica de las victorias y las derrotas.

El ‘Mundial’ es en sí mismo un objeto publicitario, que transmite una forma de vida; un objeto de consumo emocional; una experiencia efímera en busca del siguiente acontecimiento. Cada espectador puede tener la ilusión de ver el espectáculo en su ‘verdad’, pero cada medio de comunicación otorga diferentes espacios de la representación en función de sus intereses políticos, sociales, económicos…

Miles de periodistas de todo el mundo llegan a un fastuoso centro de prensa y muestran un país a ritmo de samba, alegre y feliz, ocultando una realidad desoladora de pobreza y miseria víctima de una colonización europea. Sólo una huelga de metro incomoda la libre circulación de personas del evento y unos "disturbios violentos" trastornan el acontecimiento universal.

Mediante una hábil variante táctica de la estrategia prevista, nuestra escuadra se lanzó a la carga sorprendiendo al rival desprevenido. Fue un ataque demoledor. Cuando las huestes locales invadieron el territorio enemigo, nuestro ariete abrió una brecha en el flanco más vulnerable de la muralla defensiva y se infiltró hacia la zona de peligro. El artillero recibió el proyectil, con la diestra maniobra se colocó en posición de tiro, preparó el remate y culminó la ofensiva disparando el cañonazo que aniquiló al cancerbero. Entonces el vencido guardián, custodio del bastión que parecía inexpugnable, cayó de rodillas con la cara entre las manos, mientras el verdugo que lo había fusilado alzaba los brazos ante la multitud que le ovacionaba.”
Eduardo Galeano

ESPECTÁCULO

El ‘Campeonato del Mundo’ es un suceso global que afecta a todo el planeta, en el cual las selecciones nacionales se enfrentan entre sí para dar sentido a un destino común de la humanidad. Cada territorio recrea y adquiere entidad gracias a las interrelaciones que se elaboran entre los diferentes equipos de hombres.

Retransmitido a todo el planeta, no hay lugar, por recóndito que sea, donde hombres ataviados con los colores de los vencedores miren, lean u escuchen la voz que propaga el aparato tecnológico, una voz que transmite la ideología del deseo, la exaltación de occidente.

El espectáculo entendido en su totalidad es a la vez el proyecto y el resultado del modo de producción existente. No es un suplemento del mundo real, una decoración sobreañadida. Es el núcleo del irrealismo de la sociedad real. Bajo todas sus formas particulares –información o propaganda, publicidad o consumo directo de diversiones- el espectáculo constituye el modelo actual de vida socialmente dominante. Es la omnipresente afirmación de una opción ya efectuada en la producción, es su consumación consecuente. La forma y el contenido del espectáculo son, del mismo modo, la justificación total de las condiciones y de los fines del sistema existente.” 
Guy Debord

Se trata de un hecho cultural perteneciente al mundo simbólico, que une ideas y pulsiones al servicio de una fusión de la estructura económica y la estructura política. No existe posibilidad de réplica ante una realidad implacable. Se puede criticar algunos hechos aisladamente, pero el ‘Mundial’ en sí mismo no puede ser cuestionado.

Cada Mundial es el principio y el fin de sí mismo, se trata de una realidad omnipresente, una banalidad que pretende ocultar una realidad compleja, de difícil acceso e insatisfactoria. El espectáculo organiza la ignorancia de lo que sucede en la realidad, e inmediatamente después, deviene saber estéril (anécdotas, estadísticas, incidentes…)

Se fabrica una realidad que pretende eliminar la memoria histórica – entendiendo ésta como el conocimiento duradero capaz de ayudar a comprender, al menos, parcialmente lo que va a suceder y nos ayuda a comprender la realidad -.

Una diversión, una válvula de salvaguarda de los sistemas represivos, una cana al aire compatible con una sumisión reverenda.

MERCADO

Yo he venido a vender un producto llamado fútbol”
Joao Havelange. Ex-Presidente de la FIFA

La actividad directamente visible del ‘Campeonato del Mundo’ oculta la acción de los otros agentes del evento, el espectáculo sirve de soporte a la actividad comercial. El acontecimiento es un utensilio de una empresa comercial FIFA, dominado por una camarilla de tecnócratas que controlan los derechos de retransmisión y patrocinio; las grandes empresas multinacionales (Adidas, Coca-cola, MacDonals, Sony…) compiten por los derechos de asociación en exclusiva de sus productos con el ‘Campeonato del Mundo’ como proveedores oficiales.

Miles de millones de dólares son las magnitudes económicas en los que se mueve esta actividad. Un espectáculo de luz y color que esconde tras las bambalinas un negocio multimillonario.

Los deslumbrantes colores de las banderas esconden tras de sí un mugriento olor a dinero”

El Palco en los estadios es el lugar de los elegidos – dirigentes deportivos, políticos, famosos, nuevos ricos, patrocinadores… Se confronta a la élite con la masa y de esta manera se visualiza la jerarquía. Los que juegan, los que controlan, los que dominan y al otro lado, la muchedumbre, espectadores pasivos con derecho a berrear que ejercen la servidumbre voluntaria.

ELABORACIÓN DE UN DISCURSO PATRIARCAL

El ‘campeonato’ elabora un discurso universal que se define como masculino, en el cual los jugadores son hombres, los espectadores son hombres, los dirigentes son hombres, los árbitros son hombres, los técnicos son hombres; desprendiéndose de tal hecho la incapacidad de la mujer para representar un lugar relevante en el contexto del fútbol; y por ello se asume su incapacidad para recrear y decidir sobre los asuntos colectivos que allí se dirimen.

De una manera u otra los hombres tienen su espacio en este espectáculo, pueden gestionar su vivir a través del fútbol; la mujer aparece de vez en cuando con la imagen de alguna aficionada con los colores de su país para goce de la mirada masculina; el sexo se utiliza de esta manera como herramienta de jerarquía y dominio, ya que las cuestiones que se recrean en el campo son de alta importancia para el vivir cotidiano de la colectividad.

Así una elaboración cultural como el ‘Campeonato del Mundo de Fútbol’ define relaciones de jerarquía y dominio sobre las mujeres que se presentan como naturales.

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En el año 1982 en un Instituto de Bachillerato se exponen los trabajos sobre el Mundial de Fútbol de España. Un grupo de chicas elabora una cartulina a la que pega unos cromos con los jugadores más famosos. A la hora de presentar el trabajo le prenden fuego a la cartulina.
“A ellas”

Bibliografía:
Baudrillard, Jean. La sociedad de consumo
Bordieu, Pierre. Sobre la televisión
Debord Guy. La sociedad del espectáculo
Fernández Martorell, Mercedes. La semejanza del mundo
Galeano, Eduardo. El fútbol a sol y sombra
Maffesoli, Michel. Iconologías
Marina, José Antonio. Las arquitecturas del deseo
Vázquez Montalbán. Una religión en busca de un dios


decresita

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