27/6/18

Generar una economía de lo suficiente eliminando la economía de lo superfluo

EL CAPITALISMO NO PUEDE SALIR DE SU CRISIS

¿ Estamos viviendo el fin de la globalización neoliberal?

La actual crisis mundial del capital y del capitalismo plantea redefinir la geopolítica mundial, redefinir la forma del Estado y por lo tanto la del capital dominante. El cuadro geopolítico hoy es complejo con muchas contradicciones y alianzas posibles. El futuro del mundo dependerá en buena medida de la correlación de fuerzas existente entre las diferentes fracciones del capital y, también de las luchas sociales que sin duda emergerán en una batalla que hasta nos puede poner en peligro de una guerra mundial.

No hay salida a la crisis con la racionalidad económica capitalista

En medio de la Gran Depresión del Siglo XXI, cualquier salida dentro de la racionalidad económica capitalista parece agotarse. Es el momento preciso de toma de conciencia de que no hay expectativa de un mayor bienestar económico y social dentro de este sistema que no para de acortar la vida media de todos sus productos.

Alargar la vida media de todo lo que producimos conllevará, al debilitamiento de una economía monetizada y justamente así y solo así será posible lograr un mayor bienestar genuino. Lo mismo sucede si primero se satisfacen las necesidades colectivas por encima de las individuales: habrá menos creación de riqueza en términos de valor de cambio ( capitalista) pero más riqueza en términos de satisfacción de necesidades reales de las personas.

En medio de esta crisis sistémica están dadas las condiciones para crear consciencia que las necesidades deberán formularse más desde el “sujeto comunitario” por encima de las necesidades particulares e individuales. El uso duradero de los bienes y la priorización de la satisfacciones colectivas debería permitir que la naturaleza pueda reproducirse otra vez a sí misma, acabando así con la lógica de destrucción del medio ambiente y de los recursos naturales. Igualmente si las innovaciones tecnológicas no tiene como fin la competencia y el lucro estos avances podrán ser declaradas patrimonio común de la humanidad, con acceso libre para todos.

Al darle mayor vida media de los productos en general y al sustituir el consumo individualizado por el consumo más colectivo de bienes y servicios, se liberarán sobre todo recursos naturales en el Norte, región en la que estos precisamente escasean.
Hoy se destina para el consumo individual del 20% de la población mundial concentrada en el Norte, el 80% de los recursos naturales, existentes principalmente en los países del Sur. Si la vida media de los productos en el Norte se multiplicara por dos, se liberaría más del 40% de los recursos naturales explotados en el planeta. Otro tanto sucedería si los productos y servicios fuesen dos veces más colectivos. El gran efecto positivo de una “formula económica combinada” de este tipo habla por sí misma.

Así como en el Norte es preciso generar una “economía de lo suficiente” eliminando la economía de lo superfluo (hacia lo que los movimientos ecologistas apuntan), es preciso fomentar en el Sur una “economía de lo necesario” (hacia lo que los movimientos sociales en el Sur también deben apuntar). Estos dos tipos de economías, de lo suficiente y lo necesario en combinación, mejorarán la calidad de vida de las grandes mayorías y ampliaran las fronteras ecológicas planetarias.

En lo político, se requiere la instauración de una democracia participativa que implica una política de la mayor descentralización posible de la producción y, sobre todo, una mayor democratización en el proceso de toma de decisiones sobre qué, cómo, dónde y para quién se produce. Si en tiempos del socialismo real semejante planificación padecía de errores y hasta horrores operacionales, en la actual era digital ya no parece una Utopía y en un futuro no lejano bien podrá ser realidad.

Wim Dierckxsens, Walter Formento y Andrés Piqueras

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