SER O NO SER MERCANCÍA. HE AHÍ LA CUESTIÓN
El
debate sobre la “descomoditización” es antiguo. Comenzó bien
antes de la fundación del Movimiento Vía Campesina (1992) y del
mote creado por el activista campesino José Bové – “El mundo no
es una mercancía” (1999).
Esa
discusión se ha desarrollado en fines de la década de 1980 e inicio
de la de 1990 entre algunos operadores de commodities y de futuros
desde la adopción por banqueros y políticos de la teoría
neoliberal de Milton Friedman, de la escuela de Chicago.
El
origen de los mercados futuros es también anterior al capitalismo.
Su historia está registrada hace milenios en China y en India entre
los pueblos nómades que llevaban mercancías de un lado a otro
cruzando los desiertos de Asia, África y del Este Europeo y
combinaban el precio futuro (canje) cuando regresaran a la puerta de
la casa del comprador portando sus encargos. Los chinos son los
mayores, en volumen de negocios, y los más agresivos operadores de
commodities y de futuros del mundo.
Mercados
siempre existieron con o sin capitalismo, pero con el capitalismo los
trueques se han tornado monetarios, es decir, en lugar de cambiar las
cosas por otras cosas, por ejemplo, un pedazo de carne por un pan,
una gallina por un kilo de harina, se pasó a cambiar las cosas por
moneda (dinero). De ahí lo que se hacía de forma limitada y por
subsistencia (para atender a las necesidades básicas) pasó a tener
otra connotación relación de valores.
Se
puede discutir los canjes de seres humanos por comida, de niños por
animales, entre tantas otras que también existían antes del
capitalismo y aún persisten con todas las duras conquistas por los
derechos humanos y ambientales. El fenómeno de mercantilizar cosas y
personas o lo que debe o no ser mercancía, la ética y que tipo de
valores pautan esas actitudes, independientemente de ideologías y
religiones, se debe estudiar a la luz de la ciencia económica,
social, política, jurídica y, sobretodo, a la luz de la
psiquiatría.
Solamente
el ser humano mata por placer. Las demás especies no actúan de esa
manera.
Volviendo a los
mercados futuros y tomando como ejemplo el caso de matemático chino
David X. Li, cuya fórmula elegante, la Cópula de Gaussian, ha sido
reproducida por los operadores de Wall Street. El método de David X.
Li fue adoptado por todos, desde los inversionistas en títulos, los
bancos de Wall Street, agencias de calificación de riesgo (rating) y
regladores. Y se tornó tan profundamente enraizado en el “modus
operandi” del sistema financiero que muchos hacen dinero con ese
modelo matemático, pero ignoran las advertencias sobre las
limitaciones del uso de esa metodología y sus potenciales riesgos.
No
existe probabilidad cero en los mercados futuros. Siempre habrá
riesgos proporcionales al tamaño de las ganancias. Y eso,
dependiendo del volumen financiero de la aplicación, los riesgos
pueden ser también correspondientes a la capacidad de impulsar
(velocidad y volumen entre alta y baja) de esos mercados. Así, se
estima que para cada gramo de oro, se multiplica en torno de 100
veces la posibilidad de que se realice con pérdidas.
El
modelo de David X. Li se deshizo, produciendo fallas que aparecieron
desde el inicio de la crisis de 2008 con la quiebra del Banco Lehman
Brothers, tragando billones de dólares y colocando en riesgo la
sobrevivencia del sistema financiero internacional, que como una
cotorra, repite las mismas prácticas sin cualquier fundamento
técnico cuando se trata de ganar dinero rápido con el mantra:
“tenemos que aprovechar las oportunidades que las crisis nos
proporciona”.
Modelos matemáticos
¿Sería
la fórmula matemática y su autor responsables por el rombo de Wall
Street?
La
tragedia se encuentra en el subprime, el sistema multimillonario que
permitió que los fondos de previdencia, compañías de seguro y los
fondos de hedge (cobertura) prestaran billones de dólares para las
empresas, países y compradores de casas.
La
responsabilidad, en verdad, es de quien utiliza la fórmula
inadvertidamente, hasta porque, en un mercado desreglado, nadie esta
obligado a utilizar una metodología, a no ser que sea impuesta por
fuerza de ley o por un lobby poderosísimo como esta ocurriendo con
la adopción de la TEEB (The Economics of Ecosystems and Biodiversity
– La Economía de los Ecosistemas y de la Biodiversidad), informe
que fue coordinado por el físico y economista indiano Pavan Sukhdev.
Cómo utilizar la TEEB e interpretarla también debe ser de
responsabilidad de los que de ella se utilizan. Pero no significa que
a partir del momento en que la ONU adopta esa metodología no se la
debe cuestionar para lo que y con qué objetivo la TEEB fue
concebida.
Como
economista brasileña, de origen beduina-palestina, me recuso aceptar
fórmulas matemáticas y modelos económicos impuestos de arriba para
abajo y de fuera hacia dentro, probando teorías financistas con
seres humanos y el ambiente. Soy autora de una fórmula matemática
que por cuestiones de seguridad, noción de riesgo y por no
subestimar la inteligencia ajena, aún no he revelado y no pretendo
revelar tan pronto.
Diferentemente
de David X. Li, no la hice para que ganen dinero con ella y también,
a ejemplo del ejecutivo indiano egreso del Deutsche Bank, Pavan
Sukhdev, no la hice por encomienda de los banqueros, no de las
corporaciones ni de la ONU.
Fue
por convicción de que era necesario introducir una célula benigna
en el cuerpo de la economía cancerígena que produce metástasis,
como la de la crisis de 2008, que la he desarrollado. Inicié el
diseño de esa fórmula en 1990 motivada por la guerra Irán-Irak,
con mi experiencia práctica como operadora en los mercados de
commodities minerales, oro, petróleo y derivativos (derivado de
activos o futuros). Como lo dije anteriormente, la discusión sobre
descomoditización ocurrió mucho antes de la fundación de la Vía
Campesina y de la notoriedad alcanzada por José Bové con su lucha
antiglobalización y anti industrialización inspirando los Fóruns
Sociales Mundiales.
Sobre
la fórmula que he creado, se trata de secuencia numérica que
decodifica las matrices de las commodities ambientales. Es la
descomoditización del patrón convencional que determinó el sistema
que promueve la comoditización. Como la palabra descomoditización
es más complicada y de difícil explicación, tornándose una
expresión tanto cuanto la palabra commodity, cuñé la expresión
commodities ambientales. Sobre ese tema esclarezco en el artículo
Pos-Rio+20 – Reflexiones conceptuales sobre la comoditización de
los bienes comunes.
Comprendo
la historia de los activistas indianos contra la comoditización, ya
que ellos han sido las principales víctimas de esos modelos
irresponsables y utilitaristas por los alumnos de la escuela
neoliberal de Milton Friedman. Curiosamente, el ejecutivo coordinador
del controvertido y cuestionable informe TEEB es un indiano.
Pero,
no será porque la palabra commodities está demonizada con toda
razón se la debamos omitir, ignorarla o mismo sustituirla por otra
que intente minimizar sus consecuencias sin que se discuta la esencia
de su significado o cómo podemos combatir el sistema que se tornó
un gran problema socio ambiental. ¿Quién dijo que commodity tiene
que ser lo que es? Aquí en Brasil se la utilizan hace 517 años sin
traducirla y, principalmente sin contestación. Fueron los europeos y
estadounidenses los que nos hicieron tragarla con su manera
tecnológica de hacer con que las produzcamos, pagando por ellas una
miseria, mientras los productores rurales, los agricultores y
campesinos, corren todos los riesgos de clima, zafra, financiero,
además del riesgo de precificación.
Así,
como la receta de un médico prescribe “diclofenaco de sodio”
nombre tecno-científico, se habla de biodiversidad, ecosistemas,
biomas en el “biologués”, me sirvo de los nombres técnicos y
científicos en economía y finanzas para prescribir un remedio, pero
no me atrevo a aplicarlo sin antes analizar con la sociedad si tendrá
efecto positivo o negativo. Tampoco tengo la pretensión de
producirlo sola, pues considero esa alquimia un conjunto de muchos
factores, siendo necesario el envolvimiento de diversos actores
socio-ambientales en esa larga operación. Cuanto a conceptuar, aún
es algo que, para que tenga el resultado deseado, debe ser asimilado
por un considerable grupo de mentes pensantes. De lo contrario, no
será concepto, puede ser apenas un amontonado de ideas interesantes
o no.
Estoy
de acuerdo con la ecofeminista y científica Vandana Shiva cuando
afirma: “alimento no es commodity”. De hecho, alimento no puede
ser resumido a algunos productos de exportación, por ejemplo, soya,
caña, vacuno, pinos y eucaliptos. La palabra commodity no encuentra
traducción literal en portugués, por eso aparece en la literatura
financiera en inglés, por tratarse de una expresión mundial en
finanzas y comercio exterior.
Derecho a alimentación
Como
seres humanos nos alimentamos con muchos productos, y mejor y más
saludable sería si producidos sin venenos, como los agro-tóxicos.
Infelizmente, esa manera de producir aún es parte de nuestra
alimentación urbana (fast food). Son esos dichos “alimentos” que
se compra en supermercado y en las ferias, con pocas excepciones, con
la agroecología a disputar espacios restringidos en los
supermercados y a precios inaccesibles para la mayoría de los
mortales.
La
científica Vandana Shiva dice algo que se debe considerar a la luz
de la ciencia económica, ya que la producción de commodities ni nos
alimenta y ni nos mantiene financieramente. Hace mucho tiempo dejó
de ser alternativa económica, generando empleo y renta en el campo
para ser concentración del capital en manos de los que han
capitalizado con la “oportuna “ falta de política agropecuaria,
de soberanía y seguridad alimentaria que actualmente hacen parte de
las más urgentes reivindicaciones de campesinos, sin tierra,
comunidades tradicionales y pueblos de la floresta: la reforma
agraria y el derecho a la tierra.
Sin
embargo, no se puede afirmar que “alimento no es mercancía”
utilizando la palabra en portugués sin explicarla. La afirmación
“alimento no es mercancía” no encuentra respaldo en la realidad
y en el imaginario de las personas comunes (no politizadas). Puede
ser palabra de orden, expresión derivada del habla justa y necesaria
de José Bové, que encontró apoyo en Vía Campesina. Esa si
encuentra respaldo en la realidad en que vivimos en esa economía de
mercado, al afirmar que “el mundo no es una mercancía”- sea en
que idioma sea – “el mundo no es una commodity”.
A
ver: alimento es mercancía si, porque aún lo tenemos que comprar en
el supermercado, en la panadería, en los mercados y otros sitios.
También el Estado nos suministrará alimento gratuito. Mera ilusión
creer que el Estado dará comida gratis para todo el contingente de
más de 7.5 mil millones de seres humanos en este planeta, sin
contar, claro, los demás seres vivos.
Seguramente,
como defiende Vandana Shiva, “alimento no es commodity” porque,
al fin, el monocultivo intensivo (un único cultivo), que el uno de
los cinco principales productos de exportación, no nos alimenta y ni
podemos dejar de alimentar con otras variedades que son más
importantes y garantizan la seguridad alimentaria y nutricional, como
raíces, verduras, legumbres, frutas, cereales, hojas verdes,
cáscaras, miel de abeja, especias leche, huevos, harinas, carnes
diversas (vacuno, ovino, porcino, aves) pescados, frutos del mar, sin
contar las plantas que curan. Medicamentos pueden ser tradicionales o
alternativos. ¿Por qué nos matamos con la medicina convencional,
con drogas que vician y provocan daños colaterales?
Así,
propongo adoptar otra frase que me parece más adecuada a lo
que se pretende comunicar: “alimento es derecho humano y de los
demás seres vivos”. No se puede dejar los demás seres vivos fuera
de esa cuestión considerando lo aprendido con el eco-historiador y
ambientalista Arthur Saffioti, que presenta el desafío del nuevo
paradigma naturalista organicista contemporáneo.
El
paradigma mecanicista sigue impregnado en el ser humano
occidentalizado, ahora de forma práctica. Por otro lado, emerge un
nuevo paradigma, que se podría llamar de naturalista organicista
contemporáneo. En lugar del “pienso, luego existo”, plantearse
ahora el “computo, luego existo”. Computar es procesar las
informaciones y transformarlas en conocimiento para la vida. Todos
los seres vivos –unicelulares o pluricelulares- computan. Luego,
todos pueden ser considerados sujetos y objetos.
Si
entendemos que “alimento es derecho humano y de los demás seres
vivos”, enarbolamos una bandera que encontrará respaldo en el
imaginario de las personas y levantará un cuestionamiento
fundamental: ¿por qué tengo que comprar alimentos caros y malos en
los supermercados? ¿si es que se puede considerar alimento lo que
esta en el supermercado. ¿Si le da una papilla industrializada para
su bebé lo estará alimentando?
Con
esas indagaciones entre otras, provocamos inquietudes y, de esa
forma, promovemos una discusión filosófica y más eficiente en las
mentes, en los corazones y en los estómagos, concienciando a las
personas sobre qué es lo que finalmente estamos produciendo y
consumiendo.
Podemos
comenzar filosofando como el poeta y dramaturgo inglés William
Shakespeare: “Ser o no ser mercancía: he ahí la cuestión”.
Notas
Descomoditización – acción de no producir mercancías con patrón industrial, manteniendo criterios diferenciados como las producciones artesanas y tradicionales de dulces, quesos, harinas entre otros alimentos y productos.
Milton Friedman fue uno de los más destacados economistas del siglo XX y uno de los más influyentes teóricos del liberalismo económico. Principal apóstol de la Escuela Monetarista y miembro de la Escuela de Chicago, además de defensor del laissez faire y del libre mercado. Friedman fue consejero del gobierno chileno de Augusto Pinochet y muchas de sus ideas han sido aplicadas en la primera fase del gobierno Nixon y en buena parte del gobierno de Ronald Reagan. Era el padre del teórico David Friedman. Disponible en
TEEB: La iniciativa The Economics of Ecosystems and Biodiversity nació en 2007 durante el encuentro de ministros del Medio Ambiente del G8+5 en Potsdam, Alemania, y comenzó a funcionar en 2008 bajo coordinación del ejecutivo Pavan Sukhdev, del Deutsche Bank El objetivo era abarcar el valor económico de los servicios de los ecosistemas y de la biodiversidad a fin de protegerlo de más destrucción y acciones predatorias. El informe final del estudio fue lanzada en 2010 durante la 10ª Conferencia de las Partes (COP 10) de la Convención sobre Diversidad Biológica en Nagoya, Japón.
Referencias
EL KHALILI, Amyra. Pós RIO+20: Reflexões conceituais sobre a “comoditização” dos bens comuns. Disponível em portugués: <http://operamundi.uol.com.br/dialogosdosul/pos-rio20-reflexoes-sobre-a-commoditizacao-dos-bens-comuns/04042017/> e español <http://operamundi.uol.com.br/dialogosdelsur/pos-rio20-reflexiones-sobre-la-comoditizacion-de-los-bienes-comunes/04042017/>
EL KHALILI, Amyra. Ser ou não ser mercadoria: eis a questão!. Fórum de Direito Urbano e Ambiental – FDUA, Belo Horizonte, ano 13, n. 74, p.77 -80, mar./abr. 2014.
SALMON, Felix. Recipe for Disaster: The Formula That Killed Wall Street. Disponível em: <http://www.wired.com/techbiz/it/magazine/17-03/wp_quant?currentPage=all>.
UNMÜßIG, Barbara. Ninguém pretende colocar etiquetas com preços na natureza. Entrevista concedida a Pavan Sukhdev. Disponível em: <http://br.boell.org/web/50-1433.html>.
OLIVEIRA, Péricles de. Agronegócio, um modelo esgotado. Entrevista concedida a Vandana Shiva. Brasil de fato. Disponível em: <http://www.brasildefato.com.br/node/15564>.
Por
Amyra El KhaliliColaboradora
de Diálogos del Sur. Profesora de economía socio-ambiental y
editora de las redes Movimiento Mujeres por la P@z y Alianza RECOs –
Redes de Cooperación Comunitario Sin Fronteras.
Ecoportal.net
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