24/3/15

De lo que se trata es de colaborar, no de competir

LA RED SOCIAL DE LOS 'COWORKING'

Por qué trabajar cada uno por su lado si haciéndolo juntos la experiencia de los otros puede enriquecer un proyecto y hacer que surjan otros muchos nuevos. Lo que es la base de los espacios de trabajo compartido, más conocidos como coworkings, se ha convertido también en el principio motor de  Coworking Malasaña, una suerte de red social que impulsaron cuatro espacios situados en el céntrico barrio madrileño para precisamente “explorar nuevas vías de colaboración y trabajo en red”, como señalan en su manifiesto fundacional. Un año después ya son ocho los espacio que comparten saberes, experiencias y proyectos.
Quisimos trasladar el espíritu de los coworking al trabajo conjunto de todos”, explica Laura Cañete, fundadora del espacio  Espíritu 23, uno de los impulsores junto a  El Patio Dcollab y La Manual. Los gestores de cada uno de los espacios comenzaron a hablar de por qué no se conocían entre todos un poco más, qué era lo qué hacían los otros, quiénes trabajaban y cómo eran los que estaban a la vuelta de la esquina y cómo eran las experiencias de los veteranos, de las que los más nuevos podían aprender.
Así comenzaron sus visitas guiadas para conocer a sus vecinos de barrio y de trabajo. “Cada gestor hacía de anfitrión de su espacio y nos iba contando quiénes eran los coworkers, las actividades que mejor les habían funcionado o cuáles les fallaban”, señala Cañete, quien subraya que es una forma de recorrer un camino nuevo de otra manera. “Si te dicen antes de empezar que ya han probado algo y que no ha resultado, pues ese tiempo y esfuerzo que empleas en otro proyecto”, indica. Los últimos coworking en incorporarse a esta especie de unión de espacios han sido  La Fábrica de Cajas Cool Inquieto,  La Industrial Espacio 44, y entre todos suman más de 100 coworkers.

Denominación de Origen Malasaña

El objetivo no solo consistía en impulsar la colaboración y las sinergias sino que también comenzaron a darle vueltas de qué manera podían ofrecer una visibilidad a todos los proyectos que forman parte de estos espacios compartidos. Así es como nació Denominación de Origen (D.O.) Malasaña, un encuentro que celebran cada dos meses en el que varios de los proyectos que trabajan en los coworkings explican en no más de tres minutos qué es lo que hacen. Después, entre todos los participantes eligen su favorito y el que más votos saca recibe por parte de todos los espacios un esfuerzo de visibilidad extra para dar a conocer ese proyecto elegido de manera colectiva en medios, en el barrio u otros espacios. “Se trata de una forma de que todos nos conozcamos y sepamos que están haciendo los vecinos porque creemos que es la forma de que surjan nuevos proyectos y colaboraciones”, explica Cañete.
Por el momento, ya han realizado tres D.O. Malasaña y la cuarta se celebrará el jueves 19 de febrero en un nuevo espacio de eventos que acaba de abrir La Industrial. Los proyectos que se darán a conocer son de lo más variado y se pueden encontrar desde agencias de comunicación, una página web de compraventa de ropa de segunda mano para niños y bebés, hasta un “recomendador” de libros para editores. De lo que se trata es de colaborar no de competir, como subrayan los impulsores.

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