EL TIEMPO Y EL DINERO
En un mundo agobiado por la servidumbre del trabajo asalariado, por
las deudas, el consumismo y el frenesí de la sociedad contemporánea,
disponer de dinero es disponer de tiempo para hacer lo que yo quiero
con él.
¿Cuál es el atractivo del dinero? ¿En qué consiste su poder? ¿Por
qué tantos lo buscan, lo desean, dan su vida por él y están
dispuestos a sacrificar sus sueños y su dignidad por obtener más
dinero?
La
respuesta más obvia es que necesitamos dinero
para vivir.
Para comer, vestirnos, educarnos, tener una vivienda y salud. En fin,
existen necesidades reales, concretas que sólo se pueden satisfacer
con el dinero. Esta respuesta, además de obvia, es cierta aunque
cierta sólo en la superficie. Es decir, aunque es verdad que
necesitamos el dinero para satisfacer necesidades vitales, el poder
trascendental del dinero reside en otro aspecto. En otro aspecto
oculto pero que siempre aflora cada vez que usamos el dinero para
adquirir algún servicio o bien.
Tiempo
El
poder del
dinero reside
en su capacidad de representar el tiempo. Para ser más específico,
su poder reside en que, para nosotros, el dinero es
tiempo
(lo que no tiene nada que ver con el lugar común que afirma que el
tiempo es dinero).
¿Qué significa esto que el dinero es tiempo? Para responder esta
pregunta y entender la relación entre ambos, es necesario primero
hacer unos muy breves comentarios acerca del tiempo y después acerca
del dinero.