¿VERDADES O MITOS?
LA CIENCIA DETRÁS
DE LOS REFRANES
Hasta el 40 de mayo,
no te quites el sayo
¿Y si las abuelas fueran las primeras científicas
ciudadanas? Algunos refranes y dichos populares han llegado hasta nosotros a
través de generaciones. Pero, ¿sostiene la evidencia científica esta sabiduría
popular?
Cuando el grajo vuela
bajo, hace un frío del carajo
Lo sabías antes de que lo dijera el parte meteorológico.
Es posible que Camilo José Cela fuese uno de los primeros
autores en recoger este refrán que nos invita a sacar la bufanda; años después,
la meteorología confirmaría la lógica detrás de este barómetro aviar.
Volar en las capas de aire frío (que son más densas y están
más altas), es como intentar nadar en gelatina: requiere el doble de esfuerzo.
Por eso, en los días más
fríos, el grajo desciende de las grandes alturas a las que vuela habitualmente, a
tan solo unos cientos de metros del suelo.
Y no solo es el grajo: muchas aves, como los
cuervos, vuelan más bajo cuando desciende la temperatura. De hecho, hay también
una versión de este comportamiento “Si el cuervo vuela bajo, soplará el viento”
¿Por qué, entonces, citamos concretamente el grajo?
Quizás porque rima, o porque su vuelo inconfundible sobre campos y pueblos
hacía fácil observar este cambio de altura.
Tener dos dedos de
frente
La medida de la
inteligencia. El origen de esta expresión nos lleva a un viaje un tanto
peculiar por la historia de la pseudociencia.
En el siglo XIX, anatomistas como Franz Joseph Gall
propusieron la
teoría de la frenología – hoy completamente desacreditada – que
intentaba vincular el tamaño
y la forma del cráneo con el carácter y la inteligencia.
Al igual que se pensaba que había protuberancias que
indicaban si se te daban bien las matemáticas o si eras una buena madre,
también se creía que una frente amplia era sinónimo de lucidez. «Tener dos dedos de frente» era entonces la
medida mínima de esa supuesta inteligencia visible.
Hoy sabemos que no hay cinta métrica capaz de medir la
inteligencia humana, pero el dicho ha resistido al paso del tiempo mejor
que su origen científico.
En otoño y en
invierno, tiembla el enfermo
¿Cuántas veces hemos escuchado a nuestras madres y abuelas
decir eso de “¡abrígate, que vas a coger frío!” justo antes de salir de
casa? El frío no causa directamente resfriados ni gripes, pero sí crea un entorno más favorable para ponernos
malos.
Cuando bajan las temperaturas, pasamos más tiempo en
interiores con escasa ventilación, aumentando el contacto cercano con personas
enfermas.
Además, la calefacción reseca nuestra mucosa nasal, que
es la primera barrera del cuerpo contra las infecciones, y algunos estudios
sugieren que el frío debilita
nuestra respuesta inmune.
En otras palabras: no es el frío en sí, pero sí cómo vivimos
cuando lo hace.
Por San Blas, la cigüeña verás
El 3 de febrero, día de San Blas, marca según el refrán la
vuelta de las cigüeñas desde África. Durante años, este patrón era
cierto: las cigüeñas migraban para buscar comida y regresaban más o menos
por esas fechas. Hoy, las cigüeñas encuentran alimento durante todo el año en
vertederos o zonas urbanas
¿Para qué arriesgarse entonces a una migración agotadora y
peligrosa, si ya tienen la despensa llena? Cada vez es más común verlas ya
instaladas mucho antes de San Blas, o incluso no haberse ido; aunque, según la
Sociedad Española de Ornitología, al menos los ejemplares jóvenes continúan migrando a África.
Una golondrina no
hace verano
Las golondrinas son aves migratorias que anuncian la llegada
del calor, pero la aparición
solitaria de una no garantiza el fin del invierno.
Este refrán, que ya usó Aristóteles en su Ética a
Nicómaco y que existe en 49 lenguas europeas, nos recuerda que una señal
aislada, por muy prometedora que sea, no es suficiente para confirmar una
tendencia general. En otras palabras, no podemos generalizar a partir de
un solo dato – una idea que conecta directamente con el pensamiento
crítico y la estadística. Una golondrina es solo un punto: necesitamos muchas más para dibujar la
tendencia del verano.
En abril, aguas mil
Uno de los refranes más conocidos en el acervo popular,
evoca las lluvias abundantes de la primavera… solo que la primavera, al
menos en la historia reciente, no es especialmente lluviosa.
Si consultamos los datos de la AEMET 2024, veremos que los meses
con más precipitación media acumulada en la Península fueron enero, febrero,
septiembre y octubre. ¿Y si abril ha dejado de ser sinónimo
de paraguas? Quizás ya no sea el mes más lluvioso, por mucho que lo diga el
refranero.
El que mucho abarca
poco aprieta
¿La multitarea? Mala idea. Pensamos que somos capaces de
hacer varias cosas al mismo tiempo (y todas bien, por supuesto), pero
nuestro cerebro no está diseñado para eso. Aunque Sempronio, el personaje que
emplea este refrán en La Celestina, es muy anterior al famoso multitasking,
el mensaje se mantiene vigente.
Lo que entendemos por multitasking es, en
realidad, un cambio de foco rápido
entre tareas. Cada cambio consume tiempo y energía, reduce la eficiencia (paradójicamente) y
aumenta la probabilidad de cometer errores. Además, intentar
abarcarlo todo genera estrés y fatiga mental. En este caso, el refranero
y la neurociencia coinciden en otro refrán distinto: Mejor una cosa bien hecha, que diez a medio hacer.
Quizá tu abuela no hablaba de productividad, pero sabía lo
que decía.
Así, la ciencia avanza y los refranes, también. Entenderlos
(y usarlos) sigue siendo activar una forma de sabiduría compartida que nos
ayuda a entender el mundo.
https://igluu.es/verdades-o-mitos-la-ciencia-detras-de-los-refranes/
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